Horas después, Mu sentía todos sus músculos agarrotados.
Soltó un gemido de dolor e intentó levantarse, pero no pudo.
No le había echo gracia dormir en esa postura, y menos en aquél sillón tan duro.
Saga apartó la mirada la mirada del TV.
En un principio, Mu lo notó inexpresivo, pero cuando se miraron fijamente, notó que una oleada de preocupación le cruzó por el rostro.
Se acercó con cuidado y silencio, pues Kanon aún roncaba.
Si eso no había despertado a Mu...qué fué lo que logró que abriera sus ojos?
Cuando el gemelo mayor quedó frente al ariano completamente miró disimuladamente su cuerpo.
Una corriente del aire frío de la noche pasó por el santuario, haciendo castañear a Mu, quien al poco tiempo comenzó a gimotear a modo de protesta.
Cerró los ojos y los apretó con fuerza para que el frío se vaya, pero los abrió al sentir que ya no estaba apoyado.
Se sintió flotar.
Miró a su costado y se encontró con la mirada fría pero ansiosa de Saga, quien se aseguraba de que esté bien.
Supo el porqué de la sensación de vuelo..¡Saga lo estaba alzando!
Dando grandes zancadas el geminiano lo llevó a su habitación.
Lo recostó y lo cubrió con todas las frazadas y sábanas que le fueron posibles.
-Gracias Saga...-susurró Mu con voz débil.
Se puso a pensar como demonios había pasado todo aquello.
Cuando entró al santuario y Kanon lo hizo prácticamente suyo.
Entonces, se golpeó la frente bajo la mirada confusa de Saga.
¡Tenía que darle un mensaje y se había olvidado!
-Erhm..Saga..yo...vine hoy a la tarde porque...verás..Shion me dijo que tenía una misión para ti y me pidió que te dijera...y..verás vine pero me encontré con Kanon y el...
Saga lo interrumpió.
Ninguno de los dos sabía porque Mu se estaba explicando.
Después de todo, Saga no era su pareja.
-Mu, no tienes que explicar lo que haces o dejas de hacer con mi hermano.-Le tranquilizó.
El ariano suspiró aliviado, pero inquieto.
Desde cuando Saga era tan simpático con una persona?
Siempre era frío y contestaba como se le daba la gana. No llegaba a ser maleducado, pero si distante, y parecía que cada vez que alguien intentaba acercarse, ponía un muro de defensa.
Cuando notó que Mu se hubo tranquilizado y recuperó el aliento, volvió a hablar.
-Mu, para qué misión me quería Shion?
-No lo sé.-admitió el menor, mordiendose el labio inferior.
Quizás si hubiera hablado antes con el, Saga ya estaría cumpliendo la misión.
-Mañana temprano hablaré con el-decidió el mayor.
Mu no le oyó.
Se había quedado profundamente dormido, y ya suspiraba entre sueños.
El mayor no pudo evitar sonreír al verle tan tierno.
Lo cubrió nuevamente con otra sabana y se alejó.
Al poco tiempo, todas las luces en Géminis se habían apagado.
Cuando Mu despertó al día siguiente, la intensa luz de Geminis le cegó los ojos.
Rodó y se cayó de la cama, pues se había olvidado completamente de donde estaba.
Se vistió y con el permiso de Saga se duchó, por lo cual salió como nuevo del baño.
Kanon aún dormia, acurrucado en un extremo del sillón.
-No entiendo como hace para dormir con lo incomodo que es.-susurró Mu para si, opinando del sillón.
-Así es el.-Le respondió Saga, quien habia pasado a su lado en aquel momento y le había escuchado.- Bien, iré a con Shion para que me diga la bendita misión.
-Te acompaño.-pidió Mu, quizás muy rapido.
El Géminis asintió, casi dandole muy poca importancia.
Cuando llegaron al Santuario del patriarca, Shion se encontraba en su trono con la típica máscara.
Tenía una mano apoyada en el apoya brazos, y la cabeza descansaba sobre esta.
No se movió ni un milimetro, por lo cual Mu y Saga carraspearon un poco.
Al no obtener respuesta, Saga soltó una atragantada tos.
Shion dió un respingo, como si hubiera despertado de un largo sueño.
-Se durmió.-pensaba Mu en su fuero interno.
-Ah...Saga, Mu.-dijo somnolientamente Shion.
Luego de sobarse los ojos, se quitó la mascara para mirarles mejor.
-Tengo una misión para ustedes.
Mu se estremeció de los pies hacia la cabeza.
¿Ustedes?
Saga ignoró casi de forma sobrehumana a Mu, avanzando sobre sus pasos, hasta quedar más cerca de Shion.
-Qué debemos hacer, patriarca?-preguntó.
-Es una cosa de nada.-dijo Shion, aunque luego de decirlo dudó un poco.- Saori se va de vacaciones y los caballeros de bronce se quedan solos en la mansión. Quiere que ustedes vayan y cuiden de ellos.
-Ya veo..Pero porqué nosotros?
-Son los más responsables y aptos.
Saga maldijo internamente a Saori.
Que ella tuviera vacaciones, no significaba que los dorados tampoco las tenían.
Tendría que pasarse 3 meses en la mansión de los Kido, un lugar completamente aburrido y caluroso.
-Está bien señor Shion...cuando partimos?
-Ahora, no quiero verte la cara.-pensó Shion.
Comenzó a reirse debido a su audaz pensamiento, ganándose la odiosa mirada de Mu, quien había urgado en su mente.
-Maestro! No sea irrespetuoso con Saga!-le reprendió.
-Vamos Mu, disimula un poco que te gusta.-le reprochó el patriarca, sorprendiendo a Saga y arrancandole un sonrojo al ariano.- Pero bueno, mientras antes vayan mejor.
Ambos suspiraron con resignación.
Ni modo, tendrían que pasar las vacaciones fuera.
-Vamos vamos.-Comenzó Shion, en un intento de alegrarlos.- Van a estar solitos en la mansión con los bronceados, además en la noche son muy divertidos y..las hormonas salen disparadas.
No hacía falta mirarlo para saber que Mu estaba completamente rojo.
Saga, por su parte, mostraba su habitual y frío rostro, pero algo dentro de el saltaba de alegría al pensar que podría estar solo con Mu.
-La venganza es un plato que se sirve frío.- pensó, pues no dejaría que Kanon se quedara con el carnerito.
Después de vueltas y vueltas que le dieron al asunto, Shion le dió un mapa a Mu y algunas indicaciones, ya que ir a Japón no significaba "estar todo el tiempo encerrado en la mansión de la bruja".
Al terminar, Mu y Saga se fueron cada uno a su templo respectivo.
Cada uno por su lado comenzó a trazar planes de viaje y a mirar los lugares para pasear, aunque Saga más bien estaba trazando planes de "como cazar un carnerito".
Mu esta vez estaba metido en un problema más dificil.
Kanon era excitante, ardiente, y Saga era un misterio, una máscara, pero en la noche había dado a relucir su parte dulce.
Era como comparar un demonio con un ángel.
Y es que ahora no sabía para donde moverse.
También le gustaba Saga.