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Hanamichi Tiene Problemas por mihll

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Notas del fanfic:

Los personajes de éste fanfic no me pertenecen y sólo los utilizo a modo de diversión.

Notas del capitulo:

ADVERTENCIA: Esta historia es "Mpreg", (embarazo masculino), si no te gusta, no leas.

Mis agradecimientos a Mai_Maxwell y Elepa, dos personas que ayudaron con sus ánimos, a que esta historia fuera posible

 

"Hanamichi tiene problemas"

Historia basada en "Slam Dunk"

Por

mihll

 

+++ Capítulo Único+++

 

Cada dos fines de semana, Hanamichi vivía un calvario.

Hoy era un día lunes, el día de la semana más detestado para todos los estudiantes, no obstante, para él, era el día en que podía respirar con tranquilidad. Las aburridas clases habían concluido para dar paso a los entrenamientos. El joven muchacho pelirrojo sabía, que siempre el tiempo de práctica era una gran ayuda para descargarse, para dejar de pensar en lo sucio que se sentía, para dejar atrás los recuerdos horrorosos de estos dos días y tres noches que formaban un fin de semana cualquiera.

Llegó riendo al gimnasio, acompañado de sus entrañables amigos, saludó a todo el mundo y luego de despedirse de su Gundam se internó en los vestuarios. Extrañamente en éste día, Rukawa había llegado retrasado, siendo que de todo el equipo, él se caracterizaba como el que llegaba siempre con mucha anticipación. Lo ignoró por completo y se cambió la tenida lo más rápido que pudo para salir rumbo a la duela.

Cuando el capitán Ryota dio un pitazo, todos se reunieron en torno a él, la manager Ayako, y la asistente en este año, que no era otra que la hermana del ex capitán Akagi.

-Muchachos, hemos estado jugando muy bien-dijo Ryota-sin embargo, se nos acercan los partidos verdaderos. Éste año Ryonan ha prometido que no nos permitirá avanzar al campeonato nacional, pero saben que pienso...¡que nosotros somos fuertes!.

Desde la  distancia, sentado al borde de la duela, el longevo profesor Ansai sonrió ante la energía que demostraba el nuevo capitán de equipo; a su parecer, Ryota Miyagi nada tenía que envidiar a su antecesor. Se sentía conforme con su desempeño y forma de animar a un equipo.

Por su parte, todos los miembros de Shohoku, alzaron unos de sus brazos con los puños cerrados, repitiendo las misma frase que el año anterior, fuera aquella que hacía emerger desde lo profundo de sus seres, la fuerza que necesitaban para enfrentarse a cualquiera, por muy imponente que estos demostraran ser.

-Así me gusta-asintió Ryota en conformidad.

-Es alabable que tengan muchas energías-aportó Ayako-por eso darán diez vueltas a la cancha con el mismo entusiasmo y después, se repartirán en dos equipos para jugar un partido.

Los chicos asintieron y al sonar del silbato, comenzaron a correr alrededor de la duela.

Nadie advertía que Hanamichi andaba diferente, nadie, excepto una persona cuya percepción iba mucho más allá de lo que cualquier ojo humano iba. Ésa persona era Rukawa. Hanamichi podía engañar a todo el mundo, pero no a él, nunca a él.

Ni él  mismo Rukawa entendía los por qué de su fijación en el mono pelirrojo, pero lo cierto era, que su subconsciente de una u otra forma siempre estaba escrutándolo, a través del fuego que demostraba su mirada, que hoy, más que cualquier otro día, carecía de brillo y se mostraba opacada por una sombra de desasosiego.

Al iniciar el partido, a ambos rivales les tocó pertenecer al mismo equipo, por orden expresas del profesor Ansai, que seguía empeñado en que esos dos buscapleitos, limaran sus asperezas en el juego y pudieran actuar como uno solo en una dupla letal que los rivales debería de temer.

Rukawa jugó como siempre; limpió y certero, pero Hanamichi, falló mucho más ("de") lo que antes fallaba, recordando de ésa forma, su juego de la temporada pasada en que aún era un principiante que necesitaba entrenamiento. De todas formas su equipo logró la victoria, aunque Miyagi no les hiciera fácil la tarea, demostrando con hechos que él se perfilaba como el mejor defensa de ésta temporada en el distrito de Kanagawa.

Al finalizar la práctica, tanto Miyagi como Ayako, preguntaron a Hanamichi que le estaba pasando; éste se defendió argumentando que todo era culpa de Rukawa en su osadía de querer seguir insistiendo en opacar a un jugador de su talento. La conversación quedó hasta allí. Ryota no hizo más que darle unas palmaditas en el hombro diciéndole que por su distracción estaba sentenciado a guardar los balones, asear el gimnasio y encargarse de cerrarlo tras la salida de todos.

Hanamichi sin mucha protesta accedió a cumplir su labor, que intentó terminar rápidamente. Luego se fue a dar una refrescante ducha que en verdad necesitaba para acto seguido, comenzar a vestirse con toda calma.

Terminaba de ajustarse las agujetas de sus zapatos cuando el rezagado de siempre, hizo presencia en el lugar. Rukawa nunca lo hacía, pero esta vez, sólo por esta vez, se desnudó y metió a las duchas.

Hanamichi lo vio esto con enojo. Rukawa siempre se las arreglaba para fastidiarlo, sobre todo ahora cuando pretendía irse a casa lo más pronto posible.

-¿Qué se supone que estás haciendo?-gruñó

-Qué Do´aho eres, ¿acaso no lo ves?, me estoy bañando-dijo, continuando con su labor de enjabonarse, siempre dándole la espalda al mono pelirrojo, que tampoco deseaba mirar su cuerpo, ni nada en él.

-Agh! ¡Kitsune estúpido!, ¡¿por qué precisamente hoy tienes que hacerlo?!.

-Porque se me da la gana.

-Porque se me da la gana, porque se me da la gana-repitió Hanamichi molesto. Se levantó de la banca donde estaba sentado y terminó de ordenar las cosas en su bolso. Entonces advirtió:-Tienes dos minutos para salir de aquí o prometo que te dejaré encerrado.

Rukawa se volvió hacia él, sin importar mostrar la plenitud de su cuerpo desnudo.

-Salgo cuando se me dé la gana.

-Te lo advertí-Hanamichi se volvió bruscamente, viendo la figura de Kaede. Por inercia dio varios pasos hacia atrás chocando contra la pared. Parecía bastante asustando ante los ojos del moreno de ojos azules.

-¿Qué?, ¿Nunca has visto un hombre desnudo?-se mofó

 No hubo ninguna reacción de parte de Hanamichi más que cerrar sus ojos y apoyarse contra la pared, como si temiera que todo se derrumbara.

Kaede lo observó por un instante antes de decidirse a salir de la ducha, por supuesto en un lapso de tiempo había pensado en seguir en lo suyo, pero ante la rareza del pelirrojo demostrada en todo el entrenamiento, optó por negarse a esa opción.

-Oye Do´aho-llamó con cautela-¿te pasa algo?.

-No te acerques-emitió Hanamichi, tras sentir los pasos y la cercanía de la voz.

Rukawa se detuvo, continuando con su análisis de la expresión casi aterrorizada de su compañero.

-Do´aho-repitió, sin saber que más decir.

-¡Que no te acerques!, estás desnudo-emitió el pelirrojo, cerrando sus ojos con más fuerza.

-Le temes a mi desnudez...¿Por qué?, si tenemos lo mismo.

-Tú...yo-balbuceo Hanamichi trancando saliva

-Ah, ya sé-emitió Kaede. Sonrió sin querer.

Hanamichi estaba rezando para que el chico no se acercara, pero antes de lo que pudiera pensar, ya lo tenía a un paso suyo y susurrándole al oído:

-Acaso me vas a decir que ahora cambiaste de gustos y te gustan los hombres...porque aparte de aterrorizado-se alejó un poco viendo las mejillas de Hanamichi-...estás rojo.

-No-balbuceó con voz muy débil.

-No te gustan, porque de estar rojo, si lo estás.

-Aléjate-esta vez su voz fui audible sólo para él

-No hasta que me digas qué te pasa.

-Aléjate...no me toques.

-Que no te toque-una de sus manos viajó hasta una de las mejillas de Hana que tembló ante el contacto-¿así?.

El pelirrojo abrió sus ojos de a poco, con miedo, y se encontró con el rostro del moreno muy cercano al suyo. Sin embargo, ya no podía hablar.

Kaede entonces lo besó, por supuesto, esperando la reacción normal de su rival. Nada sucedió. El contacto, más pronto que tarde, comenzó a ser más profundo, cuando Hanamichi abrió su boca con total sumisión. Kaede, gozó de esto sin esperárselo. Su otra mano llegó a la otra mejilla del chico, y de ésa forma se sintió en total libertad de introducir su lengua y degustar a totalidad de una boca dulce e inexperta en el acto de besar.

Bajo el terror que se apoderaba de todo su ser, Hanamichi estaba completamente paralizado. No podía responder, defenderse de aquello que consideraba un ataque contra su persona. Por más que su mente le gritaba que hiciera algo, que esto no debería estar pasando, sus nulas fuerzas, detenían cualquier intento de deshacerse de Kaede.

El chico de ojos azules, no podía creer lo que estaba pasando; en su mente no podía concebir perder la cordura de esa forma, que de un momento a otro, le llevó a dejar a Hanamichi recostado de espalda contra un la misma banca donde éste estaba sentado.

Hanamichi en todo momento mantuvo los ojos cerrados; no lloraba porque tampoco podía. Sólo esperaba como siempre, que esto pasara rápido, ya que bien sabía, qué venía ahora.

Kaede, el mismo frío y antisocial Kaede, en un momento dado, penetró a quien decía ser su peor enemigo. Para él, la sensación era muy distinta a la sentida por el pelirrojo;  era un total gozo, la plenitud en lo que de placer se trataba. Era su primera vez. No obstante, para Hanamichi era una aberración, una de las tantas veces en que sufría lo mismo, si, sufrir, porque él nunca había deseado esto, con un hombre. Pero lo distinto ésta vez, era que quien lo dominaba, era amable, precavido en no dañarlo excesivamente...podría decirse que era tierno, en cuanto a acariciarlo, besar sus labios con pasión y sutileza cada vez que podía. Y esto, significo que al menos, por una vez, sintiera un poco de placer cuando se vino casi al mismo tiempo que el Kitsune.

###

Había llegado el día viernes de ésa semana, el entrenamiento había concluido. Hanamichi se iba a casa en compañía de su Gundam, sabiendo que éste fin de semana era de libertad. Desde el martes hasta hoy, lo sucedido con Kaede había llenado sus pensamientos, porque fue distinto. Pero no por ello se había tratado de forma diferente; ése día Lunes se habían ido cada quien para su casa y al día siguiente, volvieron a ser dos persona que al verse, despuntaban odio con la mirada, el mismo odio demostrado desde que se conocían. No dejaban de ser el Do´aho y el Kitsune, y aquí, nada había pasado.

-¿Qué harás ésta noche, Hanamichi?-preguntó de pronto Yohei, al ver a su amigo perdido en la lejanía mientras caminaban.

-No sé, tal vez mirar una película junto a mi madre, ¿o han pensado en algo mejor?-contestó, pareciendo el mismo de siempre.

-Por supuesto que sí-dijo Takamilla-hay una banda de miserables que se han dedicado a asaltar a las chicas, pensamos que sería buena idea darles una lección.

-Entonces, los apoyo.

-¡Ése es nuestro líder!-alabó Ookus, pasándole el brazo por el cuello a Hanamichi.

-Es que esos desgraciados se lo merecen, hay que darles una buena...-

Detuvo sus palabras al ver que Kaede los adelantó en su bicicleta.

-Va dormido, como siempre-murmuró un sonriente Yohei.

-Tal vez y algún día se mate andando así-emitió Ookus, ejerciendo más fuerza en su abrazo-ése día ya no tendrás a ése idiota que no te deja sobresalir.

Hanamichi se quitó el brazo de su amigo.

-Si se mata, ¿entonces con quien voy a pelear?-dijo, para sorpresa de su grupo-me voy a mi casa...¿a qué hora nos vemos?.

-A las nueve, en el callejón Toko-respondió Yohei.

Hanamichi adelantó el paso. Los chicos se miraron entre sí y miraron luego a Hanamichi, preguntándose:- ¿y a éste, qué le pasa?-.

Al llegar a casa, Hana se encontró con su madre, que andaba sonriente por la vida.

-Hola cariño, tengo buenas noticias-saludó

-¿De qué se trata?.

La mujer le robó el beso en la mejilla que él le negara.

-Nakahiro me dijo...-

-Nakahiro-repitió Hanamichi cambiando de inmediato su escaso buen humor-no me importa que noticia sea, no me interesa nada que venga de él.

Dejó atrás a su madre yendo directo a su habitación.

-¡Hasta cuando vas a aceptarlo-le gritó su madre, también molesta.

-¡Nunca!

Tras su respuesta, se encerró en su cuarto dejándose caer recostado en su cama, evitando pensar en cualquier cosa que pudiera alterarlo, y esforzándose en dormir un poco, antes de ir con sus amigos. Ésta noche, se desquitaría contra alguien, no sería precisamente con quien desearía, sin embargo, algo era algo.

###

Los días pasaron sin mayores emociones, y conforme se acercaba el día viernes, Hanamichi comenzó a sentir de nuevo el terror de los últimos meses de su vida.

Cuando el momento llegó, no sabía qué hacer. Tras los entrenamientos debía volver a su casa y él realmente no quería ir a ése sitio. Aunque no le correspondía, se dedicó a ordenar el gimnasio. Él pensaba que mientras más tarde se iba, menos sufriría.

 Hanamichi no se daba cuenta, que Kaede, bajo la máscara de indiferencia que le demostraba, estaba muy preocupado por él y su comportamiento. Una vez más se las había arreglado para ser el último, y el verle tan agobiado limpiando el piso, decidió acercarse.

-¿Tienes algún problema, Do´aho?-preguntó

-Nada que te importe-fue la respuesta sin siquiera mirarle.

Kaede entonces, le quitó el trapeador de sus manos y le enfrentó.

-Tú no andas bien, desde hace tiempo que andas distinto. Podrás engañar a todos, incluso a tus mejores amigos, sin embargo, a mí no-Hanamichi no le miró-qué te pasa, dímelo de una vez.

-¿Crees que por haber tenido sexo conmigo te da el derecho de querer saber todo de mí?-contraatacó el pelirrojo.

-No, pero me preocupas y quiero ayudarte si tienes problemas.

Hanamichi al fin enfrentó la mirada del moreno.

-¿En verdad quieres ayudarme?-preguntó.

-Sí.

-Entonces no preguntes y búscame un lugar dónde quedarme  por éste fin de semana.

-Por qué, ¿pasa algo que no quieres ir a tu casa?

El pelirrojo recuperó el elemento de aseo con brusquedad.

-Si vas a ayudarme, no preguntes, ya te lo dije-continuó trapeando.

Kaede meditó un poco y al rato dijo:

-Está bien, no preguntaré, pero sólo espero que el ayudarte no me cause problemas por no saber.

-Te aseguro que no lo tendrás, y si quieres que nos vayamos pronto, ayúdame a guardar los balones.

Kaede accedió a ayudar. Muy pronto se encontraron camino a su casa dónde él fue recoger las llaves del departamento de su tío, lugar, donde finalmente llevó al pelirrojo. Dicho departamento se encontraba en un edificio céntrico, era bastante lujoso.

-Es bastante bonito-dijo el pelirrojo tras barrer todo con la mirada.

-Es de mí tío, por estos días está de vacaciones y ha viajado a New York...podrás usar su cuarto que es el único que está arreglado, comida no hay, tendrás que comprarle, ¿supongo tendrás dinero?-lo miró a la cara.

Hanamichi se rascó la cabeza y negó.

-Lo suponía-dijo Kaede.

-Es que no tenía planeado salir de casa.

-No importa, yo te presto.

-¿Enserio?-preguntó Hanamichi. Realmente le había parecido buena idea pedirle ayuda a él, pero claro, seguro se la arreglaría para hacerle pagar toda la vida.

-Sí, pero tendrás que devolverlo cuando puedas.

Kaede entonces, sin perder más tiempo, le mostró el departamento. Iba a marcharse a su casa cuando oyó el estruendo del estómago de Hanamichi.

-Yo también tengo hambre, ¿te gusta la pizza?-preguntó

-Si-

-Entonces pediré una, comemos juntos y me voy.

Mientras Kaede hacía el pedido Hanamichi fue al baño; allí miró su rostro reflejado en el espejo. Suspiró, pensando que al menos por un fin de semana se libraría de ése idiota que lo martirizaba. Se lavó las manos y la cara, luego se volvió a mirar.

Hanamichi se preguntó, qué diablos estaba pasándole. En otras circunstancias nunca hubiera recurrido precisamente al Kitsune, pero claro, él era a la única persona a quién podría limitar  de conocer lo que verdad le pasaba; sus amigos, eran las últimas personas a quien debía preocupar. Por él, ellos nunca conocerían su verdad.

-Ya llegó la pizza-Kaede le dijo de pronto, tras la puerta-¿Todo está bien allí adentro?

-Sí, ya voy- respondió

En poco rato, los dos rivales se encontraron comiendo una comida en forma tranquila. Al terminar, Kaede quiso insistir un poco más, tanteando el terreno.

-Imagino que no vas a contarme, pero tengo que decirte que supongo que ha de ser un problema con tus padres, de otra forma...-

-La pizza estaba muy rica, gracias-interrumpió Hanamichi.

Kaede se resignó, curvando una ligera y casi imperceptible sonrisa al verse derrotado.

Hanamichi por su parte, levantó los utensilios utilizados, los llevó al lavadero y se dispuso a fregar. Sin embargo, en el momento menos esperado, sintió que Kaede apegaba su cuerpo contra el suyo.

-Deja eso-le dijo, susurrando contra su oído.

Hanamichi se tensó.

-No...tengo que lavarlos.

-Yo lo haré antes de irme.

El pelirrojo se volvió hacia Kaede, quería preguntar qué estaba pasando allí; se encontró con una expresión en él, nunca antes vista. Kaede se veía distinto. Abrió la boca para decir algo, pero ningún sonido salió de su boca.

-Aunque no lo creas, me preocupas mucho, Do´aho-dijo el moreno

-¿Por...por qué?-

-No sé-dijo sincero, acercándose a su vez a la boca del pelirrojo-lo único qué ahora sé, es que...-

Lo besó una vez más. No podía resistirse contra el impulso que estaba dominándolo. En estas casi dos semanas no hacía más que pensar en él, en lo que pasó. Hanamichi, con su sola presencia y cercanía, hacía que se sintiera como un tonto.

Al separarse del tierno y a la vez profundo contacto, Hanamichi preguntó:

-¿Por qué lo haces?... ¿Por qué me besas?

Le acarició los cabellos, enfrentando su mirada con insistencia, luego le acarició la mejilla. Entonces dijo:

-Tal vez...me gustas.-

-Tal vez te estás equivocando de persona-dijo Hanamichi, sin darse cuenta, que ya no había miedo al tenerlo tan cerca.

Kaede sonrió.

-Sólo contigo me pasa esto...querer besarte, querer tocarte...-

-¿Te quedarías conmigo esta noche?.

-¿Qué?-preguntó realmente sorprendido por la petición.

-Dices querer tocarme y quiero que me toques...no pienses Kitsune, si quieres hacerlo, hazlo, como la última vez.

Hanamichi, ni siquiera sabía qué estaba pidiendo, pero había algo dentro de sí, que le decía que Kaede podría, borrar las huellas de maltrato en su piel, con su ternura y pasión, con su sutileza...porque Kaede había dicho, a diferencia del otro tipo, que le gustaba. No sería a fuerzas, no lo usarían como un medio con el que se intentaba conseguir algo...esta vez, no sería doloroso.

###

La propuesta hecha por Hanamichi a Kaede había sido por una noche, sin embargo, se pasaron todo el fin de semana juntos.

Al volver a su casa, Hanamichi se esperaba una reprimenda de primera clase por parte de su madre. Se había escapado sin explicaciones, sin decir dónde estaría, sin siquiera llamar para decir que estaba bien. Pero iba feliz, sonriendo porque a esas alturas, la mayor molestia para su existencia, ya se había marchado.

Grande fue su sorpresa cuando al pisar dentro de su casa, Nakahiro fue quien lo recibió en vez de su madre.

-¿Qué...qué haces tú aquí?-Preguntó aterrorizado, retrocediendo en sus pasos ante la presencia de ése hombre.

-Ya veo, tu madre no te dijo que hoy comenzaban mis vacaciones.

-Ve...vete-dijo Hanamichi.  Su espalda en ése entonces, chocó contra la puerta cerrada. No podía seguir retrocediendo.

-No-Nakahiro sonrió, acercándose amenazador-¿Y sabes qué?...convencí a mami para que fuera a casa de una amiga que no visitaba hace mucho tiempo, llegará muy tarde así es que tenemos mucho tiempo para nosotros.

Hanamichi cerró los ojos cuando sitió como una mano se cerró en torno a su antebrazo, como siempre el hombre lo llevó a rastras hasta uno de los cuartos, y él, sin poder resistirse, porque simplemente, perdía todas las fuerzas.

Aquel lunes, fue el primer día del resto del fin de semana, en que sufriría las vejaciones de un hombre, un desgraciado que era su padrastro.

Como siempre, no dijo nada a nadie. Ni siquiera a Kaede, aunque éste, cada vez estaba más entendido que algo grave le sucedía al Do´a ho, su Do´aho.

###

Un mes había transcurrido desde las vacaciones de Nakahiro. Hanamichi estaba destrozado por algo que había descubierto el día anterior, algo que temía desde los inicios de sus ultrajes, y que sabía, que tarde o temprano ocurriría. Ya no podía ocultar su desasosiego, y para evitar ser visto, ése día viernes, y durante las horas de clases, se mantuvo en la terraza.

Kaede iba a ir a ése sitio a dormir, cuando se encontró con Hanamichi, que estaba hecho un ovillo que sufría sin poder contenerse. Se acercó y le puso la mano en el hombro. Hanamichi reaccionó con sobresalto, dando a relucir un rostro demacrado y con señales de haber estado llorando mucho.

-Do´aho-murmuró Kaede. le dolía el corazón verlo así, porque había aprendido a quererlo mucho. Demasiado tal vez. Se agachó y lo abrazó con todas las fuerzas que pudo.

-¿Qué pasa Do´aho?...por favor dímelo-dijo en una voz de súplica doliente

-Ayer descubrí...-tragó saliva- descubrí...que...estoy embarazado.

Kaede abrió los ojos a más no poder. Incrédulo ante lo que estaba oyendo, le empujó levemente, separándose

-No bromees conmigo, no soy tan idiota.

Hanamichi comenzó a llorar, y él, se compadeció. Con ambas manos le tomó el rostro, obligándole a mirarle.

-Es cierto- gimió Hanamichi- estoy embarazado.

-No puede ser...es imposible.

-No-dijo Hana.

-Entonces...¿cómo?...no puedo creer lo que me dices.

El pelirrojo se deshizo del agarre de Kaede y amuró su espalda; su vista quedó fija en el cielo

-Cuando niña, mi madre y todos sus compañeros de escuela, fueron alcanzados por la radiación que escapó de un centro hospitalario mal construido, el área tecnológica médica, que estaba apegado a la escuela donde ella estaba...se supone que no tuvo mucha consecuencia, mi madre dijo, que en primera instancia, cuando los examinaron, los especialistas señalaron que no habría secuelas-sonrió con ironía-pero cuando esos niños, fueron adultos, y tuvieron hijos...estos pagaron las consecuencias....como yo.

-¿Qué?-pronunció Kaede. Hanamichi lo miró

-Los hijos nacimos con defectos...algunos sin manos, sin brazos, sin piernas, o con más que lo normal...ya sabes, partes más o partes menos.

-Imposible...-

-Créelo...de no ser así, no estaría preñado-regresó su vista al cielo.

Kaede se echó para atrás quedando sentado. Había perdido toda fuerza en su cuerpo

-Dices...que... ¿es cierto?-balbuceó el moreno.

-Sí.

-Pero...pero-

-No es tuyo.

-Eh?-emitió el moreno con más sorpresa.

-Que no es tuyo...no tienes por qué preocuparte.

Kaede se tomó su tiempo para asimilar todo lo que había escuchado. Incluso se pellizcó para descartar una pesadilla. Al ver a Hanamichi, tan destrozado, se dio cuenta que era verdad.

-Hanamichi-llamó cuando al fin pudo hablar. Éste lo miró.

-Antes me dijiste que querías saber cuál era mi problema...ya no tiene caso ocultarlo, te lo diré-dijo. Su rostro estaba completamente bañado en lágrimas

-No Hana, no-susurró Kaede.

-Es mi padrastro-dijo sin hacer caso omiso al chico frente a él-desde hace meses que ha estado abusando de mí...porque mi madre-bajó la vista-...mi madre parece que ya no puede darle hijos y él supo, que yo tenía la capacidad...por ella.-se limpió las lágrimas con el dorso de la mano antes de continuar-quiere nuestro dinero, quiere un hijo suyo para quedarse con la fortuna de mi abuelo...el mismo me lo ha dicho cada vez que me ultraja...él...yo nunca fui capaz de defenderme...-

Kaede lo abrazó intempestivamente, con fuerza, compartiendo el dolor de su ser amado; sentía una rabia profunda, como nunca lo sintiera antes. Sabía que lo último que él dijo, era verdad, por la primera vez que lo hizo suyo; Hanamichi tenía miedo y era como simple muñeco con quien cualquiera podía hacer y deshacer. Lloró con él y por él.

Cuando una ligera calma llegó, se distanciaron un poco. Kaede preguntó:

-¿Estás seguro que no es mío?

El pelirrojo desvió la mirada.

-En realidad no sé...lo cierto es que estuve contigo ése fin de semana, pero en la semana ése...estuvo de vacaciones...-

Kaede lo abrazó de nuevo.

-No digas más Hana, ya no más...no puedo saber que sientes, pero me duele mucho, no sabes cuánto...porque y-yo...-

-¡El mundo terminará hoy!-

Aquella frase detuvo las palabras del moreno. Cuando ambos se volvieron a ver quien habló, se encontraron con Yohei.

-Y dicen odiarse- murmuró el chico

-Yohei-Hanamichi se puso en pié. Kaede le imitó

-¿Qué está pasando aquí?, ¿por qué estás llorando?-

Hanamichi no hizo más que salir corriendo del lugar. Kaede quiso salir tras él, pero el agarre de Yohei Mito, con una mirada que daba miedo, le detuvo.

-Hanamichi, ¿qué pasa con él?. Dime.

-Si así lo decide, él te lo dirá-le contestó secamente.

Yohei, presionó su brazo, hasta el punto de que a Kaede le dolió.

-Hanamichi no es de aquellos que preocupa a sus amigos. No dirá nada aunque el mundo se le venga abajo, por eso tú me dirás, porque sé que sabes qué ocurre con él.

Kaede respiró hondo, tomando una decisión.

-Tal vez no me perdone-dijo-pero es necesario hacer algo al respecto.

###

Hanamichi no salió de la escuela, se había ido a esconder en el gimnasio, específicamente en los vestidores donde tuvo que romper la cerradura para entrar. Kaede le halló allí después de buscarle en todas partes.

-Te quiero-le dijo, acercándose hasta donde él estaba-te quiero Hanamichi y es en verdad.

Le cogió de un brazo y lo a obligó a levantarse del suelo donde estaba sentado. Lo abrazó.

-Te quiero, y no voy a dejarte. Jamás.

-Pero...-

-Nada de pero, ahora mismo nos vamos de la escuela. Te vas conmigo al departamento de mi tío.

Ajeno a ésa conversación, Yohei se reunió con sus amigos, diciéndoles que tenía algo importante de que hablar, todos estaban expectantes a lo que dirían. Advertían por su expresión que esto era verdaderamente serio.

-Hanamichi tiene problemas-anunció el moreno.

Los chicos del Gundam se tensaron.

-Dinos Yohei, ¿qué pasa?-inquirió Noma.

-Es algo grande, y lo que les propondré, quizás nos traiga problemas, pero todo es por Hanamichi. ¿Están dispuestos a apoyarme?-Todos asintieron-entonces les diré lo que haremos.

####

Kaede y Hanamichi habían llegado al departamento. El moreno, muy preocupado por el otro, le sirvió una tasa de té. Luego se sentó a su lado.

-Hanamichi-dijo-es sobre tu embarazo-

El aludido no hizo más que fijar su vista en el líquido contenido en su tasa.

-He de pensar que no has ido al médico, ¿o sí?

-No...lo supe por un test casero.

-Está bien...mi tío llega en dos días, su novia es ginecóloga y estoy seguro que podrá revisarte.

Una lágrima rebelde cayó en el té. Kaede entonces, le tomó el rostro, girándolo hacia él.

-Todo estará bien Hanamichi, no voy a abandonarte.

-No es tuyo-dijo con verdadera amargura-y me gustaría que lo fuera.

-No lo sabemos aún...confiemos en que lo es, y si no es así, no importa, no voy a dejarte, porque te amo.

Hanamichi vio  sinceridad en los ojos de Kaede que nunca antes se había mostrado tan cálidos. No se lo esperó nunca. Siempre había sentido atracción por los hombres antes de que su padrastro apareciera en su vida, pero ahora, todo lo conocido había dado un giro en trescientos sesenta grados. Lo quería, en lo profundo de su corazón y de la nada, había surgido ése sentimiento.

Al darse cuenta de ello, y ante todo lo que pasaba, supo que todo estaría bien.

###

El día lunes por la tarde, Yohei se presentó en el departamento de Kaede, quien en ése entonces, estaba encerrado con su tío y la novia de éste, en el estudio

El muchacho pelinegro, antes de dar siquiera un saludo a su amigo, le lanzón en manos, el periódico que llevaba consigo.

-¿Qué es esto?-preguntó Hanamichi. Yohei cerró la puerta tras de si.

-Página 8-dijo-y será mejor que te sientes.

Hanamichi hizo lo que su amigo le pidió. Al comenzar a leer abrió mucho los ojos; en uno de los artículos de la página citada, leyó que la policía había encontrado a un hombre identificado como Nakahiro Namura, cuyos testículos habían sido arrancados de su sitio. También decía, que había recibido una paliza que le dejó más de un hueso roto.

Levantó la vista, hacia su amigo.

-Se lo merecía, un desgraciado como ése no merecía tener eso-explicó Yohei. Hanamichi no dijo nada- aunque pudimos matarlo, no era la idea. Tenía que sufrir por todo lo que te hizo.

-Yohei-musitó. Éste se puso en pie.

-Iré a ver como están las cosas en tu casa, llamaré cuando tenga algo. Sé que estás en buenas manos.

Dicho esto, Yohei simplemente se marchó.

Al poco rato, tres personas aparecieron en la sala de estar. La novia del tío de Kaede, se sentó al lado del pelirrojo.

-Necesitaré que vengas a mi consulta para revisarte, si estás dispuesto, lo haremos lo antes posible porque es necesario-Hanamichi asintió, ella agregó:-lo otro; existen métodos para determinar la paternidad antes  de término del embarazo, a través de la muestra de Vello Coriónico, o bien, Amniocentésis , pero debido a que los procedimientos son invasivos, existe un ligero riesgo de infección y un aún más pequeño riesgo de pérdida del bebé. Tenemos que efectuarte unos exámenes y si es viable, podemos efectuar uno de los dos procedimientos. ¿Estarías dispuesto a ponerte en mis manos, y las de mis colegas especialistas?-Hanamichi volvió a asentir-de acuerdo, te espero mañana en mi consulta. Kaede sabe dónde queda.

Al retirarse la mujer, acompañada por su novio.

Kaede se inclinó ante Hanamichi, tomándole ambas manos.

-Cuando el momento llegue, estaré contigo.

-Lo sé-dijo Hanamichi, conmovido por todo el apoyo de Kaede.

-Te amo pelirrojo, ya no puedo evitarlo y ya no puedo estar sin ti.

-Yo-bajó la vista-...creo que te quiero.

Kaede sonrió con ligereza.

-Es un buen comienzo y me alegra-dijo, y se sentó junto a él, abrazándolo.

###

Había pasado diez semanas desde entonces. Hanamichi se había sometido a un procedimiento en el cual, también se descartó posibles defectos en su feto; el embarazo iba perfectamente.

Kaede había hablado con sus padres  acerca de todo; ellos lo entendieron pero no lo comprendieron. Le dieron más de un sermón a su hijo. Por su parte Hanamichi, ya no volvió a su casa tras haber contado con lujo de detalles todo lo que el desgraciado le hizo, más su madre no le creyó una palabra y prefirió a su esposo antes que él.

Había llegado el momento, toda la familia de Kaede se encontraba reunida, expectante al resultado que gineco-obstetra, tenía que dar. Hanamichi muy nervioso, se aferraba a Kaede. Nadie hablaba, el silencio era total mientras todos esperaban a que la mujer, muy seria, emitiera palabra.

Miyuki, la novia del tío de Kaede sólo sonrió.

-Entonces...-Kaede fue quien habló-seré...-

-Sí, los resultados son concluyentes. Serás padre Kaede, felicidades.

Hanamichi al fin respiró. Todo el tiempo había estado al borde de un ataque cardiaco. Recibió entonces, el abrazo de su ahora novio, Kaede Rukawa.

-Es nuestro Hana, lo sabía-emitió Kaede-porque siempre pensé que si no había ocurrido antes, era por algo. Tal vez era problema de ése tipo la razón por la cual tu madre no podía quedar en estado, más nunca podremos tener la certeza de eso. Pero en fin, lo que cuenta ahora es que es mi hijo  y no de ése maldito. Dios sabe por qué hace las cosas.

-Sí -asintió Hanamichi, que aún no lo creía del todo.

-Mi corazón es tremendamente feliz.

-Tenías corazón al final de todo, siempre pensé que no-Hanamichi se permitió bromear

-Do´aho.

Como respuesta, Hanamichi besó a Kaede, y tras ellos se oyó el carraspeó de un hombre serio; el padre del moreno.

-Felicidades a mi-dijo-seré abuelo.

Todos, bastante sorprendidos, volvieron la vista hacia él.

-Felicítenme-pidió con los brazos abiertos.

-Olvídalo-dijo su mujer. Yendo directo a felicitar a los chicos.

Cuando todo el momento emotivo  de felicitaciones pasó, Kaede y Hanamichi quedaron solos.

-Tengo que avisar a los chicos-dijo Hanamichi con ansiedad.

-No-detuvo Kaede-primero tengo que decirte que dejará de vivir en éste departamento, es de mi tío y...bueno, te quedarás conmigo en mi casa. Mi madre te ayudará con los cuidados que necesitas.

-Gracias-emitió Hanamichi.

-No es todo-aclaró Kaede-quiero decirte que soy celoso y por eso, te quiero sólo para mí-hizo una pausa ante la expectación del pelirrojo, tiempo en que buscó en su bolsillo en una caja de fino terciopelo negro, que dio a Hanamichi-mi hijo, necesita a una familia cuando nazca-lo miró a los ojos-sé que somos jóvenes, pero...¿te casarías conmigo?.

Hanamichi pareció dudar mientras miraba la argolla dorada que Kaede le entregó, pero en verdad estaba muy emocionado. Kaede, el mismo Kaede que un día odió, era una gran persona, era el hombre ideal que todos querían, que nadie podía tener, excepto él. Por eso no dudó y con una gran sonrisa en sus labios dijo "sí".

 

 

+++ Fin+++

 

 

Notas finales: Hasta pronto. mihll

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