Déjame llorar
La lluvia azotaba impetuosamente sobre el gran ventanal de la habitación… eran pasadas las tres de la tarde y pareciese que fuera de noche, el cielo estaba oscuro y las nubes amenazaban con no marcharse…
No podía hacer nada… simplemente no se concentraba, solo quería desaparecer… quería fundirse entre los lujosos muebles de su departamento… al menos de ese modo se podría impregnar de ese singular y exquisito aroma, que aún permanecía en ellos.
Cuánto vacío hay en esta habitación
tanta pasión colgada en la pared…
Un fuerte dolor se alojó en su pecho… ya no lo soportaba más… su cuerpo se estremeció y los espasmos ocasionados por un intenso y doloroso llanto lo sacudieron violentamente.
Jamás en su vida se sintió tan solo… quería desaparecer… no, desaparecer no era una opción… quizás sería mejor morir… nunca pensó que lo perdería y mucho menos que ya nunca más tendría la oportunidad de observar esos hermosos ojos violetas… esa contagiosa y bella sonrisa que lo hacía sentirse vivo… Dios… ¿por que nunca le dijo lo mucho que lo amaba?
Cuánta dulzura diluyéndose en el tiempo,
tantos otoños contigo y sin ti…
Llevaba un par de días sin dormir, sin comer y sin intención alguna de asearse o distraerse en algo más… no contestaba llamadas… a decir verdad ya ni teléfono tenía, lo había azotado contra la pared al desesperarse de que no dejara de sonar el bendito aparato.
Como pudo se levanto del suelo y fue hasta el cuarto de baño, dejo correr el agua y luego se lavo el rostro… se observo por algunos instantes en el espejo que tenía frente a él… sus ojos estaban inflamados y enrojecidos de tanto llorar… además de las llamativas ojeras que se habían alojado debajo de estos, se notaba claramente que no se había rasurado en varios días y lucía un poco más delgado que de costumbre…
Millones de hojas
cayendo en tu cuerpo…
En conclusión, estaba patético… sonrió con ironía, si él lo viera en ese estado de seguro lo regañaría, pero aún así le diría que es el más guapo de todos… le diría lo mucho que lo ama y que jamás dejaría de hacerlo…
Dios… cuanto dolía…
¿Acaso ese era el castigo por su soberbia? ¿Acaso se merecía tal castigo por no haberle dicho lo mucho que lo quería?
Otoños de llanto
goteando en tu piel…
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Estaba a punto de salir a dar un concierto… pero su amado rubio le había ido a buscar con un costoso y enorme arreglo de rosas… hacía mucho que no discutían y aunque el escritor no era muy afecto a darle ese tipo de regalos, ese día era especial… ese día cumplirían cuatro años de vivir juntos…
La realidad es que tuvo que recordárselo desde un mes antes, pero eso era lo de menos… ahora estaba ahí, mirándolo con deseo… y con amor… él lo sabía… sabía perfectamente que “su” escritor lo amaba.
Iluminado y eterno
enfurecido y tranquilo
Su cuerpo se estremecía con cada caricia que recibía, de sus labios escapaban frases inconclusas, pero entendibles… jadeaba con demencia… su esbelto cuerpo bronceado y perlado por el sudor… su respiración agitada y su hermoso rostro sonrojado a causa de la vergüenza que sentía cada vez que su amante lo recorría con la mirada… cada vez que sentía su lengua delinear cada centímetro de su piel… cada vez que sentía aquellos labios besar y marcar todo a su paso…
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Era increíble como podía hacer reaccionar de esa manera al pequeño… siempre que estaba con él, era como si fuese su primera vez… besaba y acariciaba todo a su paso… era la experiencia más sublime que hubo sentido en toda su vida… le hizo el amor hasta saciarse… se hundió en ese pequeño y hermoso cuerpo hasta fundirse en el… en ese momento fueron uno…
Solo de esa manera podía expresarle lo mucho que le amaba… solo de esa forma podía entregarse por completo y decirle sin palabras, lo importante que era para él…
¿Quién se iba a imaginar que ese día, después de plasmar en su cuerpo lo que sentía… lo perdería para siempre?
Sobre una alfombra de hierba
ibas volando dormido.
Enjabono el delicado cuerpo de su amante, hasta desaparecer el delicioso fruto de su pasión… el cual degusto y bebió momentos antes, pero que tuvo que limpiar para no dejar rastro de aquel instante de debilidad…
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Lo observo vestirse y arreglar su sedoso y rosado cabello… se veía tan sensual… que no deseaba dejarlo subir al escenario… quería llevárselo y repetir nuevamente lo de hace algunos minutos…
¿Por qué carajos tenía que compartirlo con millones de fans? ¿Por qué permitía que las adolecentes le lanzaran desde flores hasta biquinis en el escenario? ¿Por qué tenía que escuchar las frases morbosas que gritaban los chicos a su pequeña bola rosada? ¿Por qué diablos no hizo caso de esas malditas cartas que amenazaban con separarlo de su cantante?
No… nadie le iba a decir lo que tenía que hacer… nadie lo iba a amenazar diciéndole que si no se alejaba del vocalista lo iba a pagar muy caro… jamás imagino que alguien se pudiera obsesionar tanto con su amante, al punto de tratar de separarlos… al grado de preferir ver muerto al causante de sus desvelos, a verlo feliz a lado de otro hombre…
*Si Shuichi no es para mí, no será para nadie…*
No había comprendido la magnitud de esas palabras, hasta que fue demasiado tarde…
Un imposible silencio enmudeciendo mi vida
con una lágrima tuya y una lágrima mía.
El concierto fue todo un éxito… la multitud gritaba enardecida y suplicaba por una ultima canción…
Los integrantes de Bad Luck, no pudieron negarse a su preciado público… y en instantes la dulce voz de su vocalista inundo nuevamente el lugar…
In the Moonlight… fue la última canción que se escucho salir de sus labios… Al final había confusión… un sonido sordo resonó por todo el lugar… la gente gritaba y lloraba desesperada…
Iluminado y eterno, enfurecido y tranquilo
sobre una alfombra de hierba ibas volando dormido…
El pelirrojo sostenía el pequeño cuerpo bañado en sangre… de sus ojos caían inagotables lagrimas… su mejor amigo se estaba muriendo…
Como le fue posible llego hasta él, lo tomo entre sus brazos y aspiro el dulce aroma que despedía su cuerpo… ese cuerpo frágil, ese cuerpo del cual escurría demasiada sangre…
Pudo apreciar sus hermosos ojos violetas que lo miraban con amor… hasta el ultimo momento sus ojos reflejaban amor…
* - Yu… Yuki… - *
Fue la ultima palabra que escucharon salir de su boca… después solo quedaban los rastro de sangre resbalando por la comisura de sus labios…
Los pálidos labios que besó con amor y angustia… esa fue la última vez que beso esos labios…
Un imposible silencio enmudeciendo mi vida
con una lágrima tuya y una lágrima mía…
La seguridad había sido burlada, pero no impidió que se atrapara al culpable…
Aunque ya nada importaba… no le importaba tener al causante de su desgracia… podría torturarlo lentamente hasta hacerlo llorar de dolor y suplicar por su vida… o quizás estrangularlo con sus propias manos… podría matarlo a golpes, hasta desquitar su furia… pero eso no bastaría… no, eso jamás le devolvería la vida a su pequeño amante…
Iluminado y eterno, enfurecido y tranquilo
sobre una alfombra de hierba ibas volando dormido…
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El tiempo paso, pero no por eso había dejado de sentir dolor…
Había aprendido a vivir con la tristeza… con la soledad que lo envolvía a cada instante…
Lo visitaba en aquel sitio… le llevaba flores y le contaba sobre sus gustos, sus amigos y familia…
Por las noches caminaba por aquel parque en donde se conocieron y se sentaba las horas en aquella misma banca en la que lo encontró tantas veces… solo se sentaba a contemplar el cielo…
Con una estrella fugaz
te confundí la otra noche
y te pedí tres deseos
mientras duraba tu luz…
Déjame llorar…
En las largas noches observaba su habitación… tan vacía… tan sombría… abrazaba la almohada de su pequeño mientras dejaba salir toda su frustración…
Cuántas caricias perdidas en mi diván
cuánto reclamo a Dios mismo que ya no estás…
Hago canciones de amor en tu memoria
y en todas vuelvo como siempre a la misma historia.
Recordando siempre los bellos momentos que paso a su lado… desahogando sus penas plasmándolas en una hoja…
Millones de hojas
cayendo en tu cuerpo
otoños de llanto
goteando en tu piel..
Iluminado y eterno
enfurecido y tranquilo,
sobre una alfombra de hierba
ibas volando dormido.
Un imposible silencio
enmudeciendo mi vida
con una lágrima tuya
y una lágrima mía.
Iluminado y eterno
enfurecido y tranquilo,
sobre una alfombra de hierba
ibas volando dormido.
Con una estrella fugaz
te confundí la otra noche
y te pedí tres deseos
mientras duraba tu luz…
Déjame llorar…
Déjame llorar…
La canción resonaba en aquel auditorio… la hermosa voz del vocalista de Nittle Grasper, con la compañía de sus compañeros de grupo y de los demás integrantes de Bad Luck… un homenaje a la memoria de Shindou Shuichi… con la letra de las canciones escritas por su amante… el famoso escritor Yuki Eiri… el cual observaba en la distancia… para luego salir de aquel sitio y regresar a casa… la misma que compartió por cuatro años con su pequeño cantante…
Déjame llorar…
Déjame llorar…