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BA: Bajo el Yugo de una Promesa. por SoTtoMarU

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Notas del fanfic:

well, ya lo dije, el epilogo para quienes no entendieorn pero... igual puede ser un regalo para lso ke le entendieorn y kerían ver más XD

Notas del capitulo: yeah! I'm Back!

 El viento revoloteaba los pétalos de las flores con una extraña delicadeza. El pasto verde y febril se doblaba suavemente, inclinándose hacía la misma dirección que el viento, acariciando el suelo con ternura y bondad. Las nubes blancas se disipaban a lo lejos, despejando al azul celeste que coloreaba el cielo, exponiendo al hermosura a la vista humana.

 

El blanco cabello se arremolinó rebelde en su cabeza, picándole la cara y obligándole a cerrar un ojo con inocente coquetería. Los crisantemos blancos se deshojaban pro el viento sobre la tumba de concreto frío, cubriendo con su follaje blanco el nombre inscrito en la lapida  que estaba velando.

 

- hay gente para la que el amor no fue hecho, no?- sonrió.

 

Dio vuelta por el pequeño camino de piedra en el cementerio, dejando atrás al pasado. El kanji ‘KA’ apenas y se distinguía entre las flores blancas de la muerte.

 

- púdrete en el infierno… puta…

 

- Burdel Akatsuki -

By SoTtoMarU

Epilogo. Bajo el Yugo de una Promesa.

 

Una silueta, menuda y atrayente, caminaba con paso firme pro el pasillo de aquél pulcro lugar.

 

Pasos.  Sus lánguidas y finas piernas de deslizaban sensualmente, la una sobre la otra, al caminar por ese triste y enfermo lugar, llamando la atención de todos por igual; su sensual cuerpo, bien delineado y proporcionado, se mecía con una encantadora marcha sensual. Su piel tersa y blanca, su esbeltez atrayente y lo fino de sus facciones, eran algo que no podía pasar desapercibido ante las miradas de quienes trabajaban en el edifico.

 

Miradas. Las prendas entalladas a su cuerpo. La falda, de un color rosa claro, llegaba un poco más arriba de sus muslos, un travieso ligero se dejaba ver bajo esta sujetando las medias blancas; la blusa ceñida a su cuerpo, su cabello bien arreglado como era su costumbre y una sonrisa enigmática bastaba para que toda la atención se centrase en su presencia. Una papeleta se escondía entre sus manso. Toda una delicia visual.

 

- jah…

 

Susurros. Todo era un caos a su paso, las suaves voces que incrementaban su volumen y lo bajaban en un compás arrítmico; las miradas insolentes que lo recorrían de manera lasciva y vulgar, las palabras llenas de envidia y coraje. Era el centro y todo lo demás son tenía lugar.

 

Satisfacción. Sonreía, burlón y creído, en su andar, despreciando a los demás con tan solo mirarlos. Todos los días recorría el mismo camino, desde la puerta hasta el mismo lugar. Los doctores le deseaban, las enfermeras le envidiaban; los pacientes se alegraban al verle y los visitantes se asombraban ante su belleza. Era toda una celebridad en el Hospital Central.

 

Caminaba a paso firme y seguro hasta el elevador, pasando por las puertas abiertas donde algunos enfermos y moribundos le veían como un ángel inmortal. Una mirada carmín le miró aprensivamente, sonriendo de forma enferma y salida tras su paso, sabiéndose vista desde las sombras en las que solía aguardar. El cabello negro brillante, la boca infantil amoratada, su infantil cuerpo de niña y las vendas en éste le hacían recordar viejos momentos de la infancia. Su mano ascendió a su cuello, tocando el dije de plata que tanto amaba.

 

Llegó hasta el ascensor, pulsó el botón y al abrirse las puertas entró junto a la multitud de hombres que miraron deseosos su cuerpo. Subió hasta el tercer piso, descendió intacto y siguió su camino hasta la habitación 306. Se detuvo frente a la puerta blanca de madera pintada; el sonido estremecedor del silencio lo frustró. Nunca iba a poder tener un pequeño momento de feliz paz? Nunca iba a poder despreocuparse de todo lo que pasaba a su alrededor? O es que acaso Dios realmente se divierte escribiendo dolor y sufrimiento? Mordió su labio, esa perra se las pagaría.

 

Sonrió con una fina tristeza.

 

- por favor….

 

Tomó la perilla, y abrió. Decepción. Todo seguí tan callado y solo en esa fría sala de hospital, imperturbable al acto humano, tan silencioso que aterraba. Cerró la puerta tras su paso, y con cuidado. Aún seguía ahí, tirado e inmóvil sobre las sabanas blancas de la cama.

 

- Kakuzu…

 

Sonrió con una triste ternura. Ahí estaba, postrado en una cama, atado a maquinas que lo monitoreaban todos los días desde el incidente con su madre muerta. Dejó la tableta sobre el mueble de la habitación y se acercó hasta su cama, le miró feliz de verle, deseando con ganas que abriese los ojos y le volviese hablar como siempre.

 

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- y….- Deidara miraba desconcertado, y aburrido, al moreno frente a él- puedo saber que demonios es todo esto?

- quiero una segunda oportunidad…sempai!- exclamó ‘Tobi’ con alegría.

- esto… yo…- Deidara se sonrojó suavemente al escuchar ese ‘sempai’ exclamado por el moreno- Ma…Tobi…argh…uhn…

- ahora que Itachi-san se ha ido de misión por un mes, Tobi quiere que su sempai lo vuelva a querer…- explicó con voz dulce que, estaba seguro, a Deidara le gustaba.

- uhm…- bufó más sonrojado- eres un aprovechado, uhm…

- pero así me quieres…m?- pasó una mano por su hombro, Deidara al instante se alejó.

- pongamos en claro las cosas, uhn! Lo que me hiciste..!!!

- lo que te hice…- repitió Madara con tranquilidad, algo sonriente y burlón.

- si, uhn!  Te acostaste con el líder!!!- gritó-

- me acosté con el líder…

- si! y yo…yo…sabes qué sentí…demonios! Uhn! Eres un…un…!- Madara se levantó y caminó hasta él- idiota!!

- soy un idiota…- repitió.

- si!!!- se exasperó- no repitas lo que digo, uhn!!

- no repetiré lo que dices… no lo haré…

- ahh!!!- gritó cansado- yo..

- aún así, te desquitaste y te acostaste con Itachi… hiciste lo que quisiste….- la voz suave de Madara le torturaba, era tan retórico….- no me recrimines…

- uhn…- Deidara se sentó en una silla y siguió escuchando.

- disfrutaste cada noche en sus brazos, le abriste las piernas y me ignoraste por completo… sabes lo que yo sentí?- susurró a su oído.

- uhm…- Deidara giró al cabeza para no escucharlo sabiendo que eso era imposible.

- sabes cuántas ganas tuve de matarlo?- Deidara se alarmó.

- ya! Lo sé! Lo sé! Uhn! Soy estúpido…

- nunca he dicho eso…- se quitó la mascara naranja que llevaba y le sonrió con cariño, haciéndolo sonrojar más- te he extrañado demasiado estos días- lo levantó de su lugar, sentándose él y sentando al menor sobre sus piernas al hacerlo- y tu manera de castigar es muy sádica…

- uhn~

- soy masoquista…pero te pasas conmigo…- ronroneó en su cuello- vuelve conmigo, si?

- yo… - Deidara dudó.

- hazlo…por favor…- Deidara asintió- así Itachi no correrá peligro…

- uhn…- Deidara frunció el ceño- sé que también te gusta Itachi…uhn!

- diablos…

 

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 Suspiró cansado, lleno de resignación y pesadez. Le miró durmiendo, es que acaso no se podía ser más imbécil? Porqué alguien como él habría de salvar a alguien como él mismo? Salvara a alguien que no valía la pena…. Entrecerró los ojos con dolor. Estúpido, realmente estúpido.

 

- uhm… realmente eres estúpido- se quejo frente a su cuerpo- por que me defendiste…? Por que… no…dejaste que me matase? por qué….?

 

+ FLASH BACK +

 

Ambos amantes se disponían a volver al burdel muy temprano aquél día para ajustar algunas últimas cuentas con aquél viejo que los mangoneaba a diario. El Santei brillaba en el dedo medio izquierdo de su dueño, altanero y sonriente por las cosas que había logrado en una sola noche. Tan feliz y despreocupado, que no vio el peligro venir.

 

… no, mientes… no es cierto…

 

Los pasos resonaban encantadoramente, con su eco característico, al bajar por las escaleras de madera en el viejo edificio donde una vez vivió Hidan. Hablaban de cosas estúpidas, cosas que harían en cuanto llegasen a ese lugar y volviese todo a ser como antes: sin errores ni malentendidos, sin mujeres ni negocios de paso, solo ellos dos.

 

… dime que no es cierto… no me dejes…

 

Tomó el pomo de la puerta, lo giró lentamente y volteó a verle con una sonrisa. Se sentía feliz, demasiado como para ser verdad. Kakuzu le sonrió, era feliz al verlo feliz y sobre todo, por tenerlo ahí con él. La puerta principal del edificio se abrió, dando paso a la blanca luz de la mañana y a una silueta, que no debería estar ahí.

 

… por favor, Kakuzu… no…no…

 

Giró la mirada. Un fantasma se apreciaba dignamente frente a sus ojos, borrando la alegre sonrisa que hasta ese momento adornó su rostro. Un estremecimiento. Los ojos lilas se enfocaron en los morenos que yacían frente a él. Tan hermosos, tan brillantes, tan malditos. Miedo. La pistola de plata resplandeció por los plateados rayos del sol muy temprano en la mañana. Indoloro. Apuntó. Ella, solamente sonrió.

 

… no te mueras, Kakuzu…

 

Sintió miedo cómo nunca antes lo había experimentado. Ella apuntaba directamente a él, ¿qué estaba pasando? No comprendía nada. La pistola brilló, dispuso del gatillo con toda seguridad ante lo que iba a hacer. Pánico. Metió el dedo, lista para disparar en cuanto se le diese su gana. Lo tomó del hombro, y sucedió.

 

… adiós, Hidan…

 

Su delgado cuerpo calló al suelo con estrépito, un quejido expiró de sus labios. Sus ojos lilas miraron con terror las dos figuras que se levantaban imponentes frente a su vista. Alcanzó a percibir como su mano empuñaba nuevamente el arma, cómo jalaba el gatillo y lo dirigía hacía su cabeza; cerró los ojos con fuerza, escuchó el tronido una vez más y el golpe seco del cuerpo inerte de ella.

 

… no, no, no….

 

Se levantó, escuchó el golpe de la caída nuevamente. Kakuzu, Kakuzu había caído. Lo abrazó con fuerza, y las lágrimas comenzaron a salir; era mentira lo que pasaba, quería despertar se una buena vez, no podía ser verdad. Sintió la temblorosa mano del mayor acariciarle su mejilla y mancharla de sangre, de su propia sangre. Tenía miedo, mucho miedo y al final, todo terminó.

 

KAKUZUUUUUUUUUU!!!!!!!!!

 

+ FLASH BACK END +

 

-m~- acarició los dedos de su inmóvil mano- te odio….te odio!

- … *no digas mentiras…Hidan*

- siempre has sido un estúpido idiota…. Por qué….?- la voz, esa voz, su voz.  Comenzaba a quebrarse de dolor, de impotencia y rabia. Quería revivirla y golpearla hasta morir, matarla y disfrutar su muerte entre sus manos. Romperle el cuello, escuchar cada hueso crujir al romperse, escuchar sus sollozos al no poder respirar… quería sentirlo, quería sentir su muerte. Esa voz, le partía el alma.

- por que eres un lento, que no se mueve con nada…- musitó tranquilo al despertar.

- eh..?- Hidan abrió los ojos desmesuradamente, sintió como su cuerpo era jalado contra el mayor- Ka…- abrió sus ojos sorprendido.

 

Sintió sus brazos al rededor de su cintura, uno tomándole con fuerza de los hombros para que no cayera, sintió sus labios contra los suyos propios, estremeciéndose con el contacto. Realmente era ello y no un sueño, verdad? Una lagrima rebelde escapó de sus ojos.  Pasado un tiempo le miró a la cara, realmente era verdad.

 

- kakuzu….

- Hidan…

- tú…- golpeó su pecho con fuerza justa para no dañarle, comenzando a llorar sin control- eres un idiota!!! Me espantaste!!!

-…- Kakuzu le miró tranquilo, tratando de acomodarse en la cama- Hidan…

- ERES UN ESTÚPIDO!!! CREÍ QUE ESTABAS MUERTO!!!....Kakuzu….- le miró a los ojos con indignación- por qué…. Por qué me defendiste?!!!- preguntó lloroso.

- ju…- Kakuzu sonrió y volvió a abrazar al menor- idiota…

- dímelo!!! – trató de separarse- dímelo!!! Eres….eres un estúpido…Kakuzu… dímelo…- lloró limpiamente en su pecho.

- por que tenía miedo de volverte a perder…- Hidan abrió los ojos, sorprendido, sin dejar de llorar continuó escuchando- acababa de volver a tenerte…. No te iba a volver a dejar ir….

- Kakuzu….- Hidan se sonrojó.

-  te amo…

 

Un tranquilo silencio se fue abriendo paso. Los sollozos se fueron desvaneciendo hasta quedar en silencio ambos; podía escuchar claramente el latir del corazón viejo de Kakuzu, rítmico y tranquilo, sonrió con tristeza: era un estúpido en verdad. Poco a poco fue subiendo los brazos hasta poder rodear su cuerpo, correspondiéndole el abrazo.

 

- yo también…. Kakuzu….- levantó su rostro, mirándole fijamente a los ojos- te…quiero…

- je…

 

Le tomó del cuello, atrayendo su rostro contra el suyo para besarlo nuevamente. Sonrió complacido. Ese era el mejor pago que pudo haber recibido en toda su miserable vida. Le miró de arriba abajo un momento y, enarcó una ceja.

 

- y… que se supone que significa esto?- preguntó intrigado.

- eh…eh?- se miró el cuerpo- ah! – sonrió alegre para Kakuzu- de alguna manera tenía que entrar sin ser notado, no?- preguntó ingenuo.

- uhm…- tosió al observar sus piernas- ah…- trató de recostarse en la cama nuevamente- hace frío…. Dame una manta…

- eh?- Kakuzu señaló la puertezuela baja del buró de al lado- una manta- Kakuzu asintió- si…

 

El ojilila se dio vuelta, agachándose para sacar la manta que el administrador le pedía. La diminuta prenda que portaba se recorrió hasta dejar ver visiblemente las bragas negras y el ligero, Kakuzu miró descaradamente sus piernas blancas. Se incorporó nuevamente hasta bajara de la cama y acercarse al menor. Bajó una mano, tocando suavemente el redondo trasero que se le exponía n frente.

 

- ah~- Hidan gimió pro la sorpresa- que demo…Kakuzu?

- eres el único que me pone…

 

Deslizó su mano por la suave piel de los glúteos y las piernas, introduciendo un par de dedos bajo la tela negra. Hidan se enderezó, sonrojado pro el acto. Kakuzu se sentó en el filo de la cama, atrayendo contra si al menor y besando su cuello con suavidad. Lo haría ahí, en ese instante, quisiera o no Hidan. Necesitaba ello.

 

- Kakuzu….- subió la falda, exponiendo por completo su trasero- Kakuzu…- una vuelta, y Hidan quedó bajo su cuerpo- si te mueres por hacerlo no me haré responsable, idiota….

- tengo las suficientes fuerzas como para hacerte pedir más…

- jum! Sueña bastardo! Kakuzu…- suspiró sorprendido- qué?- de un instante a otro tenía al administrador sobre él, besando sus cuello y amagando los brazos con sus propias manos.- q-qué haces? Espera! Ahh!

- tú tienes la culpa…ah… estúpido…

- mmm~

 

Levantó sus piernas, subiéndolas por sus brazos hasta llegar casi a sus hombros, haciéndolo suspirar y gemir por lo bajo al sentir como la erección del mayor crecía entre sus piernas. Sus besos y sus caricias lo volvían loco, y el tacto de sus dedos con su piel le quemaba. Había esperado tanto tiempo para poder volver a tenerlo, días enteros sintiendo su presencia a su lado, escuchándolo gemir de dolor  y tristeza; noches sintiendo el frío de aquélla enorme cama. Era demasiado.

 

- mmm!- gimió al sentir sus manos en su trasero, apretándolo de manera lujuriosa y tratando de quitar las bragas.- Kakuzu~!-se aferró a su cuello- te quiero..

- lo sé…

 

Una nueva vuelta, descolocando a Hidan de lo que tenía en mente como siempre. Kakuzu había dejado de tocarlo, besarlo con cariño, para darle nuevamente la vuelta y sentir como las anchas manos del ojiverde levantaban su cadera y colocaban las almohadas bajo él, entre sus piernas, dejándolo expuesto a cualquier cosa.

 

- qu-qué demonios haces imbécil? Eh?!- indago alarmado.

- jujuju- río con malicia.

 

Abrió ambas nalgas, dispuesto a hacerse del tesoro que estas aguardaban éstas celosamente. Delineó con su dedo y procedió.

 

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- ah~

 

Deidara se estremeció. Algo andaba mal, algo extraño. Volteó a ver sobre su hombro lo que sucedía. Algunos hilos dorados se pegaron a su frente por el sudor que emanaba de su cuerpo en ese momento, sonrojado por el calor y húmedo pro la excitación.

 

- q-qué haces…ah~?

 

La lengua de madara delineó un fino camino de saliva desde la espalda baja de Deidara hasta llegar a su entrada. El pequeño cuerpo de retorció por le placer de esa sensación, estremeciéndose y apretando su trasero por el mismo acto. Madara abrió con más fuerza ambos pedazos de carne, le excitaba que Deidara ‘apretase’ justo cuando el trataba de entrar, su lengua se sintió complacida al forcejear con las paredes rosadas que toqueteaba.

 

- ahhh~ n-no…. Uhm…~ To-Tobi~

 

Un dedo oprimió para abrir lentamente y ayudar a su lengua a penetrar. Deidara se retorció aún más todavía, ese hombre sabía como manejarlo a su antojo con tan solo tocarlo. Pasado un tiempo, y seguro que podía hacerlo, acercó su erecto miembro a la entrada, abriéndose paso en la estrecha cavidad que tanto anhelaba.

 

- ahhh~…ahhh~….

 

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- Ka…kuzu~ -Las piernas de Hidan se encontraban sobre los hombros del aludido, que metía y sacaba con una velocidad impresionante - ah… eres un bastardo… la tienes gorda…. Muy grande…. ahhh~!-

- cá…llate - amaba esa sensación de estrecha calidez rodearlo y apretarlo - mph!!!- Kakuzu dio una fuerte embestida al cuerpo de Hidan, quién se retorció de placer al sentir que había dado en un punto muy sensible.

 - ahh~!!!- la cama rechinaba de vez en cuando por los bruscos movimientos que en ella se ejercían.. No faltaba mucho para que ambos terminaran.

- uhn!!!- esa estrechez lo mataba de placer, era indescriptible la sensación de estar dentro de él.

- ya…ya no, ah~!!! ….Puedo… Ka…AAAHHH~!!!

- MPH!!!

 

Un par de embestidas más, dando todas en aquél mismo punto, los hicieron terminar. Hidan dejó caer por completo su peso sobre la cama, con Kakuzu encima, jadeante y cansado, agotado por todo el trabajo realizado. Kakuzu salió de su cuerpo tratando de no lastimarlo.

 

- mm~- gimió con delicia. Volteó a verlo, acomodándose en la cama para dormir.

 

Una agotada sonrisa se dibujó en sus labios, estaba contento y extrañado por el acto aunque, no le daba mucha importancia a lo último. Extendió sus brazos y recibió a Kakuzu entre estos, cerró los ojos con cansancio y suspiró.

 

- jah…. Vaya… si que estás bien, m?....

- te lo dije… no me tientes otra vez….

- je….jah…- sonrió cansado. Apretó el ceño, tratando de apagar las ganas indescriptibles de llorar que tenía en ese momento otra vez- Kakuzu…- se echó a su cuello- Kakuzu!!!- y soltó a llorar.

- hora qué?

- eres un tarado…. Creí que te perdería…. Ya no…ya no quiero estar solo…!!- lloriqueó.

- jum..- sonrió tranquilo, abrazó el pequeño cuerpo bajo él y lo acurrucó- no digas estupideces…

- pero…

- lo prometí, no?- Hidan se sorprendió y asintió- no te preocupes…. No lo podría hacer….- en los ojos verdes se reflejó le cansancio.

- kakuzu?

- nunca te dejaré….

 

… mentiroso…

 

- eso espero… o te mataré….esta vez…jum…- Hidan se acurrucó en los brazos que lo rodeaban.

- tonto…- Kakuzu sonrió, cerrando los ojos dispuesto a dormir.

- Kakuzu….- llamó.

- m?- preugntó adormilado.

- quiero un bebé…. -Kakuzu abrió los ojos de golpe, asimilando las palabras.

 

- qué?

 

FIN.

 

Notas finales:

Well, un extra/bonus pa kien lo desé XD

Etto, aviso ke lo más seguro del nuevo titulo dle otro fanfics sea Insanity Game y no Broken Doll xD thanks!

REVAS PLEASE *0*


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