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SOMBRA por Angel del Diablo

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Notas del capitulo: para compensar la tardanza... el capi es más largo... y creo que les gustará... gomen por el retraso!!

Sasuke ya había recogido el regalo del rubio y se dirigía hacia la fiesta. El único problema era que la casa donde se celebraba estaba en la otra punta y estaba cansado de tanto andar. “Esto será una perdida de tiempo” pensó con amargura, al imaginarse que él allí solo haría el tonto. Pero ya no podía echarse atrás. Continuó con su camino hasta que reconoció la dirección que su hermano le había dejado anotada en un papel.

Entró en el salón, adornado con motivos navideños, y en seguida vio a su hermano, que se había puesto cerca de la puerta para seguro verlo en cuánto llegara:

 

-Llegas tarde.

 

-Lo se. Me retrasé un poco, demo ya he llegado ¿no?

 

-si… supongo que más vale tarde que nunca. –el moreno apenas le prestaba atención, miraba al rubio, que estaba rodeado de gente de su clase, y de otros chicos a los que no recordaba. Ni siquiera se había percatado de que había llegado. Y eso que era él el que había insistido en que fuera.

 

-yo no pinto nada aquí…

 

-pero Sasuke –no pudo evitar que su hermano se fuera, pero si tuvo tiempo de hacerle señas a Naruto para que lo siguiera. Este corrió y lo interceptó antes de que cruzara la calle:

 

-¡Sasuke! ¿A dónde vas?

 

-¿No es obvio? Me voy.

 

-¿Por qué? Si apenas acabas de llegar.

 

-pues no parece que te haya importado mucho –el rubio sintió que tras aquella frase había algo más… quizás… ¿celos?

 

-¿Estas celoso?

 

-¿Por qué debería estarlo? -yo…

 

-¿quizás por el hecho de que coquetees con chicos que acabas de conocer? -¡Yo no coqueteaba! Además… me los presentó tu hermano… y fueron muy amables

 

-¿Quizás porque ya los conocías?

 

-¿Qué?

 

-¿Es con ellos con quién has estado pasando estos días?

 

-Eso es ridículo –ambos sabían que era ridículo pero el moreno moría de celos y de las ganas de saber qué le pasaba a su rubio.

 

-No es eso… no es lo que piensas… yo he estado…

 

-no necesitas darme explicaciones. –cortó el moreno.

 

-¡espera! No lo entiendes –el rubio comenzaba a darse cuenta de que había sido un error no decirle nada.

 

-no tienes que decir nada… eres libre de ir y venir a tu antojo. –el rubio no quiso creer lo que le decía ¿libre? ¿Que quería decir con libre? Buscó sus ojos en un intento de hacerle entender que no debía sacar conclusiones precipitadas. Cuándo se encontraron sus miradas a Naruto le dieron ganas de echarse a llorar, porque veía que el moreno no confiaba en él. Se acercó un poco a él, decidido, y extendió una bolsa de papel oscuro, cerrada por arriba con una cinta.

 

-En esto… fue en lo que estuve ocupado todos estos días, feliz Navidad, Sasuke –sin más se dio la vuelta y echó a correr. Sasuke se quedó estático, incapaz de abrir el regalo. Porque sabía que había metido la pata, hasta el fondo. Itachi apareció por detrás, buscando al rubio. En su lugar encontró a su ototo con cara de idiota.

 

-¿Sasuke? ¿Dónde esta Naruto? –se fijó en la bolsa que el moreno apretaba con fuerza: -¿ya te lo dio? Demo… ¿no vas a abrirlo? –con dedos hábiles abrió la bolsa y metió la mano, tocando algo suave. Resultó ser una bufanda echa a mano, de rayas negras y rojas, con pequeños flecos en los dos extremos.

 

-¿Lo hizo él?

 

-si. Se empeñó en hacerte algo. Estuvo trabajando muy duro… Deidara y yo le echamos una mano… pero casi todo lo hizo él, ¿verdad que quedó linda? –miró hacia los lados buscando al rubio:

 

-¿Dónde esta? –esperó respuesta por parte de su ototo, pero solo lo vio ponerse la bufanda, tirar la bolsa a una papelera y salir corriendo.

 

-ototo-baka –susurró antes de volver dentro, a buscar a Deidara.

 

Sasuke corría en la dirección que había tomado el rubio, aunque no tenía ni idea de a donde podía haberse ido. ¿Cómo había sido tan idiota? Sus celos habían arruinado un momento mágico. Él, solo pensando en sí mismo y Naruto mientras trabajando para hacerle una bufanda. ¿Cómo podía ser tan egoísta? Corrió por multitud de calles, hasta que no pudo más y se sentó en un banco, cerca de un parque, a tomar aliento. Miró alrededor y notó que se había alejado un poco de casa. Era imposible que el rubio andara por allí, puesto que no conocía casi ningún lugar. Desanimado, se levantó y caminó de vuelta a casa. No estaba de ánimo para fiestas, y sin el rubio, pues como que le daba un poco igual. Llegó a casa más tarde de lo que había calculado, ya que había dado un rodeo por si veía a su rubio. Caminó en silencio, sin dar las luces, porque no quería volver a oír la horrible voz de Sakura. Cerró el cuarto de Itachi y se quitó el abrigo, colgándolo en el perchero de la puerta, sin percatarse de que había otro colgado también. Caminó sin hacer ruido, pasando por delante del cuarto de Naruto. Su corazón dio un vuelco al darse cuenta de que quizás estaba allí. Tocó con suavidad y esperó una respuesta.

 

-Adelante –oyó la voz del rubio. -Naruto –llamó tras entrar y cerrar la puerta. Pero el otro ni siquiera se giró a mirarlo. Estaba sentado en el escritorio, escribiendo algo en un cuaderno.

 

-Naruto… yo…

 

-cogí unos lápices de tu cuarto sin permiso, te los devolveré luego.

 

-ah… vale. –aquello le había pillado por sorpresa, puesto que ni se había dado cuenta. Se acercó un poco más y lo miró, aunque no pudo encontrarse con sus ojos. Apenas veía el rostro del rubio, que se inclinaba sobre el papel. Dio un tirón de la bufanda que llevaba puesta y dijo:

 

-Gracias, es muy linda. –el otro solo asintió, continuando con lo que hacía. Sasuke suspiró, y se fijó un poco más en el cuerpo del rubio: temblaba. Lo agarró por el hombro e hizo girar sobre sí misma la silla giratoria, para verle la cara: sus ojos estaban algo rojos, y aunque había tratado de disimularlo, por su rostro se podían ver aun algunas lágrimas. Aquello fue como una puñalada para el moreno: hacer llorar al rubio era lo que más odiaba.

 

-¿Naruto?

 

-Si no tienes que decirme nada más… puedes irte -¡no! No me iré hasta que me escuches. –como veía que los ojos del otro no lo mirarían, comenzó a hablar, para que al menos lo escuchase:

 

-lo siento. He sido muy egoísta… te he hecho llorar. Soy lo peor. Perdóname. Dame solo otra oportunidad… te juro nunca volver a desconfiar de ti. Mis celos me hicieron pensar cosas que no eran… y ni te escuché… y tú solo me querías regalar algo… lo siento… perdóname –pero no obtuvo respuesta. Ni tampoco pudo perderse en los ojos de Naruto. Quizás… era demasiado tarde. Se levantó y rebuscó en sus bolsillos. Sacó una cajita y la dejó en la mesa:

 

-este es mi regalo, feliz Navidad. –sin despedirse, se encerró en su cuarto. Tiró las botas a un rincón y golpeó la pared con el puño, con rabia. Maldito orgullo de Uchiha. Apretó los puños y se acercó al balcón, para ver la nieve caer. Sus ojos amenazaron con llorar, pero se concentró en no hacerlo. Él mismo se lo había buscado. Sin previo aviso, sintió unos brazos rodearlo y unos labios besar su cabello, mientras le susurraban:

 

-gomen… gomen, mi neko. –el moreno buscó sus manos y sintió que llevaba puesto su regalo (un anillo, de plata, en su mano derecha) y se giró para buscar sus ojos, y esta vez si pudo reflejarse en ellos. Se abrazó a él para no volver a sentir que lo perdía y el rubio correspondió al abrazo:

 

-te amo, mi rubio –quería que nunca lo olvidara.

 

-Te amo… y lo siento… siento mucho lo que…

 

-ya no importa. También siento todo esto… demo… ya no importa –tras la interrupción, Naruto buscó sus labios y los besó con pasión. Sasuke lo apretó más, pero no quiso precipitarse, sin embargo, el menor se separó de él para morder el lóbulo de su oreja y susurrar:

 

-Hazme el amor… Sasuke –el moreno comenzaba a respirar con dificultad, y aquella frase le hizo perder totalmente la cabeza. Coló las manos dentro de la ropa del rubio y le sacó el jersey, rompiendo el beso que controlaba el menor. Este aprovechó para quitarle la bufanda y la camisa, dejando su pecho por fin desnudo. Bajó por el cuello humedeciendo la piel pálida de Sasuke, dejando pequeñas marcas.

El otro lo rodeó con los brazos para alzarlo y llevarlo hasta la cama. Allí le quitó lo que le quedaba de ropa, quitándose también la suya para dejarla tirada por el suelo. El rubio invirtió las posiciones para quedar arriba y atrapó el miembro despierto con sus manos. Sasuke no tuvo tiempo de decir nada, porque cuando el rubio lo lamió y besó, despacio, no pudo hacer otra cosa que intentar no gemir. Naruto aumentó la velocidad, usando la lengua de forma sensual, hasta que Sasuke dijo:

 

-me… me voy a… –hay fue cuando el rubio se detuvo y se colocó sobre él. Sasuke lo miró feo, mientras el rubio sonreía y lo besaba. Con un movimiento rápido, se puso encima y, agarrándolo por las caderas, lamió su entrada, para lubricarla. Esto pilló al kitsune por sorpresa, aunque esta no duró mucho. Al poco su entrada ya estaba dilatada y húmeda. Sasuke metió uno de sus dedos y preguntó, con voz grave por el deseo:

 

-¿Por qué no me dejaste correrme?

 

-si te dejaba terminar… no habría sido divertido –sonrió al saber que su miembro debía dolerle un poco por no haber podido llegar al final. Sasuke hubiera querido torturar al rubio, pero lo necesitaba tanto, que se movió un poco para quedar entre las piernas del otro. El rubio asintió y arañó las sabanas cuando entró en él de una sola estocada. El moreno lo abrazó, obligándolo a que pasara sus brazos alrededor del cuello. Esperaron un poco, pero Naruto le pidió pronto que se moviera. Sasuke empezó a embestirlo con fuerza, haciendo temblar el cuerpo del rubio:

 

-Sasu… ke… ahh… –un beso cortó lo que intentaba decirle, por lo que solo se pegó a él y buscó su lengua mientras el moreno lo embestía y masturbaba, excitándose con la tan añorada estrechez de su rubio. Aunque antes casi se había corrido, juntos sintieron cerca el final:

 

-Naru… ya…

 

-Tambi… én… mi neko… –con un último y húmedo beso, se corrieron juntos. Sasuke se dejó caer sobre el rubio respirando con dificultad, mientras Naruto lo rodeaba con las piernas.

 

-¿Ya estas cansado, mi neko? –a Sasuke no le convencía lo de “neko” pero sonaba muy dulce de labios de su rubito, por lo que no dijo nada.

 

-¿En qué estas pensando, mi kitsune? –el rubio miró el semen que había sobre su estómago y ronroneó:

 

-¿quieres bañarte conmigo? –al moreno se le cayó la baba, al imaginárselo mojado y a su merced. Asintió y se dejó llevar hasta el baño del otro lado del pasillo. Allí el rubio le dio al agua caliente y se metió en la ducha, poniéndose bajo el agua. Esta limpió su cuerpo, escurriéndose y haciendo sentir celos a Sasuke, que lo siguió y se abrazó a él por la espalda:

 

-te amo. –comenzó a besarlo, a acariciar su sedoso cuerpo, pellizcando sus pezones.

 

-Ahh… Sasuke…

 

-¿si, mi kitsune?

 

-Sasuke… yo… te amo –el moreno sonrió y llevó un dedo a su entrada, para avisar al otro. Después volvió a entrar en el cuerpo del menor, haciéndolos gemir. El agua se escurría por ellos mientras empezaba a penetrarlo. Naruto giró el cuello y besó al moreno mientras este lo arrinconaba contra la fría pared de la ducha. No tardaron en correrse, mientras el agua volvía a limpiarlos. Sasuke se sentía feliz… y cansado. Se abrazó al otro para intentar recuperar el aliento tras salir de su interior.

El rubio sonrió y buscó con la vista el jabón. Tras enjabonarse ampliamente las manos, lavó al moreno con caricias suaves y lentas, haciendo que se abandonara a él. Después el moreno hizo lo mismo con el cuerpo de su rubio, haciendo que gimiera para él. Tras enjuagarse, salieron cubriéndose con unas toallas. Sasuke cogió al otro en brazos y lo llevó a la cama, donde se secaron en poco tiempo. Después se abrazó a él, ya en la cama, y los tapó.

 

-¿Sasuke?

 

-Te he echado de menos. No sabes cuánta falta me hacían tus besos… tus caricias –alzó la cabeza para atrapar sus labios y su lengua. Buscó sus manos para entrelazarlas y Naruto sonrió de forma tierna:

 

-gomen. Demo quería terminar la bufanda.

 

-Gracias –un beso fue la respuesta, tras el que Sasuke bostezó.

 

-¿Tienes sueño? -No quiero dormir.

 

-¿Por qué no? -Porque no quiero volver a despertar solo. –Naruto se acomodó abrazado a su pecho y bostezó también:

 

-¿dormirás si me quedo contigo? –ante su mirada de “kitsune abandonado” no pudo hacer nada, por lo que asintió. Cerró los ojos y se dejó llevar por el calor del rubio.

 

-Te amo –murmuró. Solo pudo escuchar un suave “también te amo, Sasuke” antes de caer dormido del todo. Aquella noche sus sueños estuvieron conectados, fueron apacibles y tranquilos.

 

Por otro lado, Deidara traía a Itachi casi sobre su espalda, ya que no se encontraba bien. Cuándo lograron entrar, lo encontraron todo en silencio. El rubio dejó al mayor en el sofa, sentado, mientras buscaba a su hermano. Su cuarto estaba vacío, por lo que se le ocurrió mirar en el de Sasuke. Y la imagen que vio le pareció tierna: la luz de la calle a través de las cortinas iluminaba a ambos chicos, que estaban acostados juntos, Naruto abrazado al moreno y viceversa, durmiendo profundamente. Se alejó del cuarto sin hacer ruido.

 

-¿y Sasuke? –preguntó Itachi al rubio cuando entró:

 

-con Naruto. Parece que hicieron las paces –sonrió e Itachi se emocionó. Levantandose, lo acorraló contra uno de los sillones:

 

-Es tarde, Dei-chan. Será mejor que te quedes aquí esta noche.

-yo… no es necesario –pero se calló al notar una de las manos calidas del moreno bajo su barbilla

 

-Por favor, insisto –se inclinó sobre él y lo besó, apenas un roce. Después se separaron. Itachi dejó dormir en su cuarto al rubio y él se fue al sofá. Deidara hizo casi sin protestar, demasiado aturdido para hilar dos frases.

 

El sol entró por el balcón de cortinas echadas. Sasuke cerró los ojos y se giró, para no despertar. Pero no pudo apenas moverse porque había alguien sobre él, que lo mantenía quieto. Abrió los ojos y vio los del rubio.

 

-Buenos días –el moreno sonrió y miró la hora. Tenía que levantarse ya. Con desanimo, se separó del otro y se acercó al armario para coger algo de ropa. Naruto quiso imitarlo, pero sintió como si algo tirara de él, de su consciencia, para que volviera a dormir. Meneó la cabeza, pero esa sensación se hizo más fuerte y se dejó caer en la cama de nuevo, bajo la mirada de Sasuke, que notó extraño aquél comportamiento.

 

-¿Naruto?

 

Continuará…   

Notas finales: bueno... me tardaré lo menos posible... si mi salud me deja... gracias a todos los que estan leyendo esta segunda parte^^ espero sus rr!!

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