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SOMBRA por Angel del Diablo

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Notas del capitulo: hola... me dejaron una pc y pude actualizar.... gomen... me tardaré con la conti... gomen... se quedó corto... demo al menos... aquí esta el capi:

Meneó la cabeza, pero esa sensación se hizo más fuerte y se dejó caer en la cama de nuevo, bajo la mirada de Sasuke, que notó extraño aquél comportamiento.

 

-¿Naruto? –el rubio ya dormía profundamente, respirando con normalidad. Sasuke se acercó a él y lo tomó en sus brazos para susurrarle al oído, con suavidad:

 

-¿Naruto? ¿Estás bien? –aunque siguió llamándolo, no sabía que su rubio se encontraba lejos, donde su voz no le llegaba…

 

 

Naruto abrió los ojos pero no vio nada. A su alrededor no había nada, salvo un blanco inmaculado hasta donde alcanzaba la vista. Y hacía frío. Pero no un frío como el causado por el viento en invierno o la nieve que cae fuerte por la noche. Sino un frío que conocía muy bien: era el que había sentido dentro del espejo, un frío que te calaba hasta el alma, dejándola congelada. Subía desde el suelo de mármol por sus pies descalzos, a través de los pantalones negros y la camisa grande. Se miró y era la ropa con la que había sido encerrado. Empezó a respirar de forma agitada: no podía ser cierto. Comenzó a caminar, solo para no quedarse en aquél lugar, para no quedarse quieto, pero no había ni principio ni fin. Quiso gritar, llamar a alguien, pero su voz se perdió antes de salir. Se giró cuando escuchó algo susurrar tras él, de forma muy suave: una figura, vestida con una túnica negra con capucha, se acercaba con paso lento pero a la vez decidido. No podía ver nada de aquella persona, pero le asustó. Comenzó a retroceder, pero la figura no se acercó a más de 10 pasos. El rubio volvió a retroceder, pero siempre se quedaba a la misma distancia.

 

-¿Quién eres? ¿Qué quieres? –al fin había conseguido encontrar su voz. Pero en lugar de una respuesta, la persona encapuchada alzó una mano enguantada y señaló a sus pies. Cuando miró en esa dirección, no vio nada.

 

-¿Qué? ¿Qué pasa? –pero solo se limitaba a señalar algo a sus pies.

 

-No lo entiendo –y justo en ese momento creyó ver algo. Entre la niebla blanca como todo el lugar parecía verse algo, algo pequeño y de aspecto antiguo, aunque no podía asegurarlo sin acercarse más.  

 

 

-¡Naru! –esa era la voz de Sasuke. Abrió los ojos y lo vio junto a él.

 

-¿Sasuke? –el mayor respiró aliviado y lo apretó fuerte:

 

-por favor, no vuelvas a hacer eso... me asustaste –lo tenía sentado en su regazo, apoyado en su pecho. Lo había llamado durante un rato hasta que había despertado.

 

-¿Qué te pasó?

 

-no… nada importante –evitó sus ojos y se apretó contra él. ¿Qué había sido aquello? ¿Un sueño? Parecía tan real…

 

-vamos, vístete, mi rubio –alzó el rostro para besar al moreno. En aquel extraño sueño, por un momento, se había sentido lejos de él. Muy lejos. Fue correspondido como si no hubiera nada más que ellos dos. Al separarse, ambos se pusieron de pie. Sasuke se acercó al armario y se puso los pantalones, pero detuvo al rubio agarrándolo de la muñeca cuando salía del cuarto casi desnudo:

 

-¿A dónde vas así?

 

-me muero de hambre. Primero necesito desayunar. –negando, le puso encima una de sus camisas negras más largas. Después lo cogió en brazos y salieron del cuarto.

 

-¿Sasuke?

 

-¿crees que voy a dejar que vayas así? Te puedes enfriar… además, nadie salvo yo puede ver tu hermoso cuerpo. –sonrojado, se dejó llevar hasta su cuarto. Allí se vistió mientras el moreno se lo comía con los ojos. Se puso unos pantalones oscuros y un jersey grueso de color azul claro. Unas zapatillas negras y se peinó un poco el pelo.

 

-Grrr… dobe…

 

-teme ¡sal de aquí! –riendo, salió del cuarto. Por el pasillo se encontró a su hermano, ya vestido, que salía del baño y a Deidara, con solo una camisa del mayor, que salía del cuarto de este. Miró a Itachi y alzó las cejas en actitud insinuante:

 

-¿Qué hiciste anoche? –Deidara se metió en el baño para que no viera su rostro, todo rojo. Itachi lo miró con picardía y susurró:

 

-no lo que tú, eso seguro. –Sasuke sonrió con su mirada fría y le dijo:

 

-admite que tienes envidia –en ese momento Naruto caminaba hacia la cocina, pero quedó atrapado entre los brazos de Itachi

 

-si… es tan lindo…

 

-no lo toques –lo había dicho sin alzar la voz, pero Itachi lo soltó y corrió a la cocina. Sasuke se acercó al rubio y acarició su rostro:

 

-¿seguro que estas bien?

 

-tranquilo, no fue nada. De verdad. –le sonrió con ternura y colocó su mano sobre la de Sasuke. Deidara se paró en el pasillo, hasta que Naruto se fue a la cocina y Sasuke a su cuarto.

 

-¿Ha pasado algo? –preguntó al moreno cuando salió ya vestido con su habitual ropa negra, descalzo:

 

-bueno, no. Creo que no. Solo que de golpe le dio sueño… pero nada más. –continuó su camino, seguido del rubio. Este último se había quedado un poco desconcertado, pero no había querido preguntar más.

En la cocina estaban Itachi y Naruto, desayunando cereales. Sasuke se sentó junto al rubio, frente a su hermano. Deidara se sentó, algo avergonzado, junto al mayor de los morenos. Naruto notó que su hermano estaba nervioso, y miró también a Itachi.

 

-Deidara, ¿Dónde dormiste? –el aludido estaba ya como tomate, no sabía a donde mirar. Pero Itachi, con toda la naturalidad del mundo dijo:

 

-en mi cuarto. –Sasuke rió por lo bajo, pero sospechaba que no habían dormido juntos.

 

-¡pero no pasó nada! –Naruto le sonrió, intentando que no se sintiera mal.

 

-Esta bien. –siguieron comiendo en silencio, hasta que ha Itachi le asaltó una duda:

 

-¿no has pensado en ir al instituto Naruto? –esto le pilló desprevenido porque la verdad era que no se lo había planteado.

 

-Estaría bien, Naru –Deidara lo había pensado, pero no había dicho nada. No contestó. No sabía lo que decir. La pregunta quedó flotando incluso después de un ratito. Tras el desayuno, Deidara se fue a casa. Itachi se empeñó en acompañarlo, y el rubio no pudo convencerlo de lo contrario. Naruto se despidió de su hermano con entusiasmo, pero en cuanto se fue caminó en silencio al cuarto de Sasuke. Este había estado callado y se había encerrado sin decir gran cosa. Tocó despacio y abrió la puerta. Entró y se sentó junto a él, en el suelo, sobre la alfombra, y preguntó, al ver que hacía deberes:

 

-¿es la tarea para Navidad? –un asentimiento fue la respuesta. Y nada más. El rubio respiró hondo y volvió a hablar:

 

-¿estas molesto?

 

-¿Por qué lo dices?

 

-Porque parece que no te agradó la idea de que vaya a clase. –el moreno sonrió, dejando el lápiz sobre el cuaderno y girándose hacia él:

 

-me parece una gran idea. Ya te dije que eres libre de hacer lo que quieras. Es solo que… bueno, eres menor que yo, así que no podremos ir a la misma clase…

 

-Sasuke… quizás soy libre… pero quiero estar contigo…

 

-y yo contigo, mi kitsune. Porque después de todo lo que nos ha costado poder estar así, juntos… no voy a dejar que nos separen… es solo que…

 

-tranquilo… vivimos juntos ¿no? Nos vemos todos los días…

 

-si… y no sabes lo feliz que me hace –se acercó a su rostro, para acariciar sus labios, despacio. Rozaron sus bocas durante un poco, hasta que Naruto sintió la necesidad de besarlo. Y mientras lo hacía, enredó los dedos en su cabello negro. Pero se separó al cabo de un rato:

 

-gomen… así no vas a terminar tu tarea nunca. –el moreno volvió a lo que antes estaba haciendo, pero no dejó que Naruto se fuera.

 

En un cuarto grande, de paredes claras y cortinas de terciopelo negro, donde se podían ver velas de retorcida cera negra y roja aquí y allá, había un chico, sentado en el suelo, con las piernas cruzadas en trance. Sus ojos estaban cerrados pero no le hizo falta mirar para saber que no estaba solo en aquél cuarto. Sabía a la perfección que no iba a hablar, así que solo siguió concentrado en lo que estaba haciendo.

El tiempo pasó, pero no fue capaz de volver a concentrarse como lo había hecho antes.

 

-¿lo conseguiste? –el otro negó, mirándolo por primera vez desde que lo había sentido entrar.

 

-Tranquilo. Al menos, ya sabemos dónde está. Solo es cuestión de tiempo que lleguemos hasta él. ¿Cuánto lo pudiste mantener dormido?

 

-Muy poco. Había algo que lo mantenía consciente. Algo muy fuerte tiraba de él.

 

-¿Qué era?

 

-Aun no lo se. Pero tranquilo, porque podré con lo que sea eso.

 

-Esta bien. Demo…

 

-tranquilo. Sé lo que hago.

 

-Eso no lo dudo. Pero no te olvides que puedes quedar atrapado… –se arrodilló junto a él y le quitó la capucha negra, para poder tomar sus rostro entre las manos y besarlo, jugando con sus lenguas.

 

-Te quiero, que no se te olvide…

 

-y yo a ti –le echó los brazos al cuello y se pegó a él. Después de todo… una de aquellas veces… quizás ya no despertaría.

 

Continuará…

Notas finales: gracias por sus rr.... espero que me sigan leyendo^^ trataré de actualizar pronto... demo no abandonaré mis fics!!

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