DOS AÑOS DESPUÉS...
La gran ciudad había caído. Entre los escombros cientos de soldados vestidos en oscuros atuendos se movían de un rincón a otro de la nueva colonia. Ejecutando a los rebeldes, enviando a refugios improvisados a las mujeres y niños. Había sangre, gritos, cadáveres por doquier aún. El rey se asomo al balcón de su nueva colonia y contemplo el resultado de su decisión con amargura. Al menos su bello reino estaba a salvo, eso era lo importante se repitió mientras acomodaba su corona sobre su oscura cabellera.
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-Mi cabeza- gimió al despertar. Trato de moverse pero le dolía hasta el nombre de cada uno de sus músculos.
-Tranquilo, si te mueves no podré retirar el vidrio de tu...-
-Porque no dejas que se muera y ya- lo interrumpió una fría voz proveniente de un rincón.
El rubio giro su rostro hacia él. Pese a la escasa luz del calabozo logro reconocerlo. Sentado en un rincón, con la mirada altiva y su cabello de fuego estaba Camus de Acuario.
-Tu... ¿Qué haces aquí?... ¿Dónde estoy?- articulo débilmente el príncipe Milo mientras se sobaba la cabeza
-Tu me pusiste aquí ¿no lo recuerdas?- pronuncio con sarcasmo Camus a la vez que desviaba su enfadada mirada de las orbes turquesas
-Vamos Camus, no es momento de discutir, ayúdame con él- pidió Afrodita sentado en el suelo junto al herido y solo obteniendo un áspero gruñido por parte del pelirrojo - por favor- agrego con dulzura el peliceleste logrando que Camus se incorporara y acercara a ellos- Gracias- articulo antes de volver a su tarea con Milo- sostenlo fuerte-
-¡Déjame!- ordeno el rubio con arrogancia, sin embargo, no tenía fuerzas físicas para negarse
Camus se arrodillo delante de su cabeza y aprisiono sus muñecas a la vez que bajaba su rostro hacia el del rubio. Un dolor insoportable invadió su carne cuando un gran trozo de cristal fue retirado de su estomago sin previo aviso del peliceleste. Su grito de dolor se hubiera oído en todo el reino de no ser por la ejecución del único recurso que se le ocurrió al pelirrojo. Con fastidio Camus aprisiono su boca y sello su voz.
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De lo que un día fue apenas quedaba rastro, apenas una tenue sombra bajo la barba, las heridas, la sangre vieja, las cicatrices, la delgadez, la palidez, la tristeza acumulada. Todos los que lo vieron traspasar el umbral del reino pensaron que era un mendigo, nadie se arrodillo ni lo reverencio, nadie noto que baja las marcas de dos años de sufrimiento y crueldad del destino estaba el hombre cuyas proezas aun encandilaban los oídos de los niños. Tras varias calles llego al lugar que buscaba. Una pequeña y modesta casa de madera que pronto ubico. Vacilo antes de tocar la puerta, temió que no pudiera reconocerlo o peor aun que lo reconociera y aún lo odiara demasiado para recibirlo.
-Hola ¿necesita algo?- inquirió amablemente el joven que abrió la puerta
-Busco a alguien- respondió mirándolo fijamente. No había cambiado nada descubrió mientras lo contemplaba
-Como vera esto es una posada, hay muchas personas, dígame a quien busca en particular así lo llamo ¿si?- pidió el joven con dulzura
-A ti- contesto el peliazul. El pelilila frunció el seño extrañado antes de descubrir en el fondo de esa mirada esmeralda su pasado, lo más oscuro de su pasado.
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El cielo lucia tan azul como sus ojos. Aunque se suponía que meditaba el nunca conseguía cerrar sus ojos en su presencia. Le gustaba tanto el verlo.
-Haces trampa- lo increpo abriendo repentinamente los ojos el peliazul
-El que debe meditar horas extras para recuperar la memoria eres tu- pronuncio burlón el rubio mientras se ponía de pie- el viernes habrá un baile en la aldea por el cumpleaños de la señorita Kido
-Si, algo había oído-
-¿Iras con alguien?-
-A decir verdad la misma Saori me invito-
-ahhhh ya veo- suspiro desilusionado Shaka
-Pero le dije que ya tenia con quien ir- agrego dedicándole una amplia sonrisa Saga que lo sonrojo mas de lo usual
-¿Con quien si se puede saber?- interrogo celoso el siempre distraído Shaka
-Con el chico mas lindo del pueblo- explico con naturalidad el peliazul sentándose a su lado con las esmeraldas fijas en las azules
-¿Con Mime?-
-Contigo tonto- le explico el peliazul revolviendo su rubia cabellera antes de incorporarse
-No me digas tonto- advirtió el rubio colgándose de su cuello hasta que en el movimiento terminaron cayendo al suelo
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-Por un momento pensé que me correrías de aquí, no que me hospedarías- articulo mientras seguía a Mu a un cuarto
-Pensé en hacerlo en realidad pero...Kanon necesito saber como fue... como mu... murió- pronuncio apenas debido al nudo que se formo en su garganta
-Pensando en ti por supuesto-
-Es... no puedo, duele demasiado aun- se excuso Mu antes de retirarse con el corazón quebrado de la habitación
Kanon clavo el rostro en el suelo. Cada día la idea de que el debió ser quien perdía la vida y no su hermano lo torturaba mas.
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Vendado Milo iba y venia de una punta a la otra por el calabozo. Estaba rabioso como una fiera enjaulada. Camus lo observaba divertido Y afro tratara inútilmente de llamar la atención de su rey para evitar una desgracia. No lo logro.
-Así que el gran conquistador fue derrotado en su propio juego- con un tono descaradamente burlón hablo Camus
-¡Cállate! Tu no sabes nada!-
-Ahhhhhh parece que la gran Antares cayó en manos de un reino mucho mas pequeño en el mapa-
-me estas buscando pelirrojo y me encontraras- advirtió con histeria el rubio
-Ahhhhhhh que pena, aquí ni siquiera tendrás alguien que te lime las uñas o te ventile. Soportara tu cuerpo tanta incomodidad jajaj-
-Al menos tendré quien me caliente la cama- soltó Milo acorralando al pelirrojo contra la reja de la prisión
-Ya paren ustedes, alguien viene- intervino Afrodita antes de que esos dos se agarraran a golpes. Sin embargo, el peliceleste estaba en los cierto, en el silencio se podía oír claramente las espuelas de la vestidura de un guerrero chocas contra los escalones que descendían al calabozo
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La madre del pelilila seguía siendo una mujer muy amable. Aunque Kanon estaba seguro de que si conociera la mitad de las cosas que le había echo a su hijo no se hubiera comportado así con él por más buen corazón que tuviera. Al bajar a cenar le agradeció especialmente la ropa limpia que le consiguió y los elementos para arreglar su cabello y afeitar su rostro.
-Ahhhhhhh siempre fueron como dos gotas de agua- suspiro la mujer incapaz de apartar su mirada de él- ¿verdad que si hijo?- interrogo al pelilila mas ocupado en preparar el pedido para una mesa que en mirarlo
Comió como nunca había comido, la comida del calabozo, los bichos del desierto y los animales de las aldeas en las que se había tratado de ocultar nunca se compararían al sabor de un guiso de la señora Aries.
Una vez satisfecho busco al pelilila pero este lo evadió excusándose en que debía ayudar a su madre con la limpieza del lugar para el día siguiente. Excusa que repitió en el desayuno y en el almuerzo y en la siguiente cena y en los siguientes días. Tanta evasión lo comenzaba a exasperarlo, no sabia cuando pero si que seria pronto el regreso de Death con novedades y que cuando lo hiciera debería partir de nuevo. Meditaba ya en la cama sobre como conseguir un momento a solas para hablar con Mu cuando oyó unos ligeros golpes llamar a su puerta.
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Tras rodar un par de metros el peliazul logro aprisionar bajo su peso al menor
-¿Besaste a alguien alguna vez?- interrogo desinhibido Saga. Como respuesta las pálidas mejillas del rubio se sonrojaron de inmediato- yo tampoco, o al menos no que recuerde- articulo mientras con lentitud se acercaba a los delicados labios.
Pese a que ese tipo de afecto entre hombres estaba prohibido en su aldea el no dudo un instante en corresponder al beso. Sentía fascinación por ese hombre, el tipo de fascinación que lleva a cometer una falta tras otra. No importaba la culpa siempre y cuando sus labios supieran a cielo.
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-¿Podemos hablar?- inquirió Mu asomando su rostro en la habitación
-Claro que si Mu, eso es lo que...-
-Sígueme- lo interrumpió con frialdad el pelilila
Salieron a la fría noche abrigados en lo que mas a mano consiguieron. Caminaron en silencio y sin rumbo un buen rato hasta que Mu repentinamente se detuvo en medio del ahora devastado jardín principal del reino y le hablo con la mirada fija en el cielo
-Una noche antes de que partiera hacia el paso me dijo que rompería con Camus y huiríamos juntos hacia otras tierras ¿lo sabias?-
-No, a decir verdad lo de la invasión fue tan repentino, apenas si podíamos hablar- le explico Kanon a la vez que lo observaba con detenimiento, tan encandilado como siempre
-Yo no le respondí, tuve miedo... Camus era un rey y yo... solo su amante-
-Mu, tu eras la persona a la que el amaba- afirmo Kanon sacando de un bolsillo una cadenita. La luz de la luna ilumino la bella perla lila- él dijo...
FLASH BACK
Los antarienses eran miles y ellos tan solo cientos. Debían conseguir la avalancha como sea. Los generales gemelos y Death subieron velozmente la ladera por el peligroso sendero de Yomotsu, sin embargo, su enemigo lo aguardaba en la cima. Alguien los había traicionado. Pelearon como fieras ante decenas de ellos pero la avalancha llego antes de que la provocaran, antes de que fuera necesaria, debido al estruendo del choque de las espadas. Todos trataron de resguardarse en cualquier grieta, tras cualquier roca pero él no podía.
Cuando Saga vio a su hermano rodeado no dudo en abandonar su refugio. La nieve los arrastro a ambos hacia abajo, pero el único que logro sujetarse de una saliente fue Kanon mientras de su otro brazo pendía su gemelo.
-Aguanten- La voz de uno de sus hombres sonó fuerte y clara, sin embargo, por mas que lo intentaba el no podía evitar comenzar a resbalar
-Creo que hasta aquí llegue- dijo Saga tratando de sonar divertido
-Sujétate-
-Sabes que no puedes-
-Claro que si-
-Solo hazme un favor- dijo mientras con su mano libre retiraba una cadenita de su cuello- dile cuanto lo amo... dile que sea... feliz- articulo antes dejarse caer
Luego todo fue confusión, soldados que lo ponían bajo arresto y una densa capa de niebla que cubría el abismo del que no conseguía aun turbado apartar la vista
FIN DE FLASH BACK
-Me hubiera gustado que las cosas fueran distintas ese día, me hubiera gustado que tantas cosas fueran distintas desde mucho antes- confeso Kanon acortando la distancia hacia el pelilila que conmovido por el relato dejaba brotar sus lagrimas
-No se puede cambiar el pasado Kanon- le contesto fríamente mientras fregaba su rostro
-Lo se. También que no merezco tu perdón. Pero al menos aun puedo hacer algo por nuestro pueblo-
-Nuestro pueblo ya no existe. No somos más que la colonia de otro reino, ya no queda nada que valga la pena- pronuncio desesperanzado
-No Mu, eso lo cambiare, eso te lo juro- afirmo lleno de convicción mientras acariciaba con recelo la húmeda mejilla y apoyaba su frente con la otra
-Hablas como el... y te pareces tanto que me duele verte- articulo casi como un reclamo mientras con temor y suavidad deslizaba ambas manos sobre el perfil del peliazul
-Mu, te amo tanto aun- artículo sin pensar antes de obedecer al impulso de besarlo. Por un breve instante el pelilila correspondió al gesto y se entrego al sabor de los húmedos y demandantes labios, pero luego solo lo aparto con calma
-Te pareces mucho, pero no eres él Kanon, nunca lo serás... Tú siempre serás la persona que me destruyo, la persona equivocada- expreso con naturalidad conforme se empezaba a retirar
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-¿Quién eres?- inquirió molesto Milo
-Quien hace las preguntas aquí soy yo- respondió el pelinegro examinando a los tres ocupantes de la celda- ¿Cuál de ustedes es Milo?-
-Soy yo ¿algún problema?- lo increpo con arrogancia el antariense
-Si. Tu eres el invecil que pretendió invadir mi reino-
-No comprendo ¿Quién demonios eres?-
-Soy Shura de Capricornio, rey de Ashura-
-Así que tu eres el desgraciado que...-
-¿Por qué esta aquí?- inquirió esperanzado con su libertad Camus
-Necesito alguien con quien pasar la noche y que mejor que alguien con sangre real-
-Pues si crees idiota que yo...- comenzó Milo echo una furia
-¿Quién de ustedes dos es Camus de Acuario?- lo interrumpió finalmente el pelinegro
Los tres prisioneros se miraron sorprendidos. Camus trato de reunir coraje para responder pero antes de ello...
-Yo soy el rey Camus de Acuario- afirmo Afrodita con tanta convicción que Milo y hasta el mismísimo Camus dudo sobre si esa no seria la verdad.