REFUGIO
Mi nombre es Ichigo Kurosaki, tengo 16 años y desde que tengo memoria he podido ver espíritus, al principio me daban miedo, pero luego comprendí que ellos sólo buscaban a alguien que los ayudara a pasar al otro lado y al ser el único que podía hacerlo he dedicado gran parte de mi vida a ayudarlos. Mi madre murió protegiéndome de un coche que salió a toda velocidad, desde entonces vivo sólo con mi papá y mis dos hermanas, la vida fue muy difícil después de ese accidente, pero hemos podido salir a delante sin dificultad.
Por otro lado la escuela es aburrida, pero nada se compara con el trato que recibo de mi padre, cada que tiene oportunidad me ataca, según él cree que lo hace por mi bien, para que sepa defenderme, yo, lo único que creo es que sólo le gusta molestar, mis hermanas por otro lado son dos polos completamente opuestos, una es linda y tierna mientras la otra es gruñona, a todos los quiero mucho y me agrada saber que ayudo a los demás, aun que sean sólo almas que vagan en pena.
Pese a todos mis esfuerzos por ser una persona normal, creo que no pertenezco a este mundo, veo a mi familia y a veces siento que les soy indispensable, claro pueden ser sólo figuraciones mías ya que todos ellos saben que puedo ver espíritus y se sienten muy orgullos por que pueda ayudarlas a cruzar, pero siento un gran vacío dentro de mi corazón, he conocido a varias personas que han sido de mi agrado y ninguna de ellas es la adecuada para hacerme creer que este es el lugar al que pertenezco, sólo tengo la esperanza de encontrar algún día a esa persona.
Últimamente han acudido a mi más almas de las que yo quisiera recibir, me siguen a todos lados y si he de ser sincero ya me canse, no es que no los quiera ayudar, pero quisiera tener tiempo suficiente para hacer alguna otra cosa, como jugar algún juego de mesa, leer o simplemente tirarme boca arriba y relajarme.
-Ichigo, qué es lo que estas pensando?
-Nada, porque lo dices Iusu.
-Es que últimamente te ves muy distraído y preocupado.
-No te preocupes por mi yo estoy mejor que nunca!
-Ya has encontrado ese lugar en el que puedas estar tranquilo?
-Porqué, tú sabes de algún lugar así?
-No, sólo preguntaba!
Esa charla la sosteníamos todos los días. Al salir de la escuela lo primero que hacía era llegar a la casa, sino había alguna alma que necesitara de mi ayuda claro, después de eso iba directamente a mi habitación. Una mañana al salir rumbo a la escuela algo me decía que encontraría ese lugar, estuve distraído durante todas las clases y al salir de la escuela en lugar ir a mi casa como todos los días decidí dar una vuelta por la ciudad, encontré una calle algo escondida, pero algo en ella me decía que tenía que entrar en ese lugar.
La calle era algo estrecha, sólo podía caber una persona por ese lugar, después de un tramo se tornaba completamente oscuro, era como caminar a ciegas, disfrute un momento esa sensación, me sentía libre, hasta que vislumbre una luz muy extraña, seguí caminando hacia ella y al atravesarla me sentía algo aturdido, cuando salí de ese pequeño trance me encontraba en una pequeña sala de piso de madera y las puertas eran corredizas, todo en la habitación tenía un estilo antiguo y acogedor al mismo tiempo.
Pase toda la tarde en ese lugar tan tranquilo, me gusto tanto que decidí que ese sería mi lugar secreto para estar a solas, mis hermanas se alegraron por la noticia y parecía que todos los pesares que tenía se hubiesen esfumado, durante un mes me sentía cómodo, luego empezaron a surgir preguntas que debía solucionar, porqué se encontraba escondido un lugar cómo ese?, alguien lo estaba habitando? Y si es así, porqué nadie hasta este momento me ha sacado a patadas de aquí?
Una tarde decidí investigar el lugar con la esperanza de encontrar alguna respuesta, descubrí que alguien vivía en esa casa, todo parecía indicar que era un señor, que posiblemente estuviera loco o le fascinara mucho la era Edo, porque todo en esa casa tenía el aspecto de esa era, de repente escuche pasos y lo primero que se me ocurrió fue esconderme en el armario.
-Que alegría volver a casa ya estaba arto de que el capitán me tratara como a un perro, y más siendo que soy el teniente, en mi opinión debería de respetarme. Que lastima que por ser capitán se crea demasiado...
Continúo diciendo incoherencias, en el momento en el que sentí lejos su presencia salí a toda prisa del armario y en mi carrera me tropecé con ese tipo, como estaba mojado ambos resbalamos y quedamos uno frente del otro, como yo tenía los ojos cerrados no pude ver su rostro, pero no pude evitar sentirme nervioso e incluso sentir el rubor crecer en mis mejillas.
-Muchacho, te encuentras bien?
Cuando abrí los ojos me encontraba en un extraño callejón tirado boca abajo en el piso, con la ropa mojada y con esa extraña sensación de embriagadora calidez recorriendo todo mi cuerpo, no se que aspecto tenía en ese momento pero ha de haber sido de lo más embarazoso, porque el señor que estaba ahí tuvo que echarme agua para que reaccionara.
-Vaya!! menos mal que has reaccionado.
-PORQUÉ HIZO ESO? QUÉ DEMONIOS SE CREE? maldición y ahora que les voy a decir en mi casa!!
-Ese es tú problema Ichigo, no es mi culpa que hallas estado estorbando en frente de la librería y menos cuando estoy lavando!!!
Llegue a casa muy irritado, subí de inmediato a mi habitación no quería que me molestaran por lo de mi ropa, pero mi padre me atacó al atravesar la puerta de entrada de mi cuarto, como no quería pelear con él lo saque de una patada, cerré la ventana y la puerta con llave, mis hermanas se extrañaron pero ya nadie más me molesto, intente recordar que había pasado ese día, entre más recordaba más furioso me ponía, pero luego recordé esa sensación tan calida que se me olvido todo lo demás...
Al siguiente día regrese a mi escondite quería saber quien era esa persona que había provocado todo un caos en mi ser el día anterior, busque en toda la casa y no lo encontré, así que solo supuse que había sido mi imaginación. Los días pasaron y pareciera que todo se encontraba bien.
-Sabía que si esperaba, encontraría a la sabandija que se refugiaba en mi casa.
Me sobresalte al oír su voz, no imaginé que saldría de lanada y me pillara por la espalda, me di la vuelta lentamente y...
-Se puede saber quién eres tú y que haces en MI CASA?
-Tú casa?, yo más bien diría que es un museo, ja, ja, ja!!
-QUÉ DIJISTE?
-Lo que oíste!!
-Con que quieres pelear eh!!!
-Quién es el que esta buscando pelito?
-YA colmaste mi paciencia maldito imprudente, cómo te atreves a insultarme en mi propia casa!!!!
-Discúlpame, pero el que esta insultando a la gente eres tú!!!
Seguimos discutiendo un rato más hasta que llegamos a los golpes, afortunadamente no se le ocurrió utilizar la espada que traía colgando de la cintura, de lo contrario hubiera terminado peor de lo que estaba. Era un sujeto demasiado raro a decir verdad, tenía extraños tatuajes surcando su frente, su cabello rojizo lo tenía sujetado en una coleta y su atuendo, en definitiva parecía sacado de un museo y para colmo de color negro.
-Soy Renji Abarai y como ya te deje muy claro que esta es MI casa, me gustaría saber quien DEMONIOS eres tú, cabeza de calabaza?
-Mi nombre es Ichigo Kurosaki, y no me hace NADA de gracia que me llames cabeza de calabaza!!!!
-Muy bien Kurosaki, ahora dime qué estas haciendo en mi casa y cómo entraste en ella?
Le conté a Renji que veía espíritus, pensé que me tiraría de loco, pero no fue así lo tomo como una cosa muy normal, le dije que me había aburrido de tener que verlos a todas horas y que decidí encontrar un lugar en el que pudiera estar solo.
-Fue entonces cuando encontré tu casa y para serte sincero he encontrado paz y tranquilidad en este lugar.
-Eso quiere decir que no eres de este lugar, con razón vistes de manera tan ridícula!!
-Mi ropa no es ridícula!!! y que quieres decir con que no soy de por aquí si te acabo de decir que encontré la entrada en un callejón cerca de mi casa.
-Esto, mi querido Ichigo es el Seireitei, no es tu casa, es el mundo en donde los shinigamis, como yo, vivimos.
-Y se puede saber qué es lo que hacen en este lugar?
-Nosotros, vamos a tu mundo, el mundo de los vivos y ayudamos a pasar a las almas que se encuentran atrapadas a nuestro mundo, y todas esas almas se encuentran en el Distrito Rukongai.
-Qué quieres decir con eso del mundo de los vivos, acaso estas muerto?
-Técnicamente si, así es, lo que no me explico es cómo una persona como tú es capas de hacer lo mismo que nosotros y ha podido entrar aquí sin ser detectado.
-Es raro, tienes razón, sobretodo si no estoy muerto.
-A de ser por tu reiatsu, debes ser un humano especial para haber podido llegar aquí.
En ese momento apareció una mariposa negra, se poso en los dedos de Abarai y este desapareció dejándome solo otra vez y en lugar de quedarme en su casa aparecí en el mismo lugar en el que ese viejo chiflado me aventó la cubeta de agua, en realidad fue extraño, cómo es que aparecí en ese lugar nuevamente si ni siquiera había salido de aquella casa?