¿Por qué me ignoras senpai? A veces me da por creer que no soy lo suficientemente cercano a ti para ser digno de tu confianza. No es que este siendo algo paranoico, quizás es como dice Nioh senpai, que eres una persona que gusta solo de sacar datos y tu forma amable que demuestras a veces es tan solo por tu propia conveniencia.
Pero me niego a creer en eso y sigo esperanzado en una lucha infinita contra esa muralla tuya, aquella que ni siquiera tus más cercanos han logrado sobrepasar. Soy positivo y creo en que me dejaras en algun momento extraordinario poder acercarme a ti y conocer al verdadero Yanagi senpai, ese amigo del cual el gafotas de la Seigaku se jacta de conocer, aquel que me provoca una envidia furiosa y hasta peligrosa.
He trabajado duro, me eh acercado a ti, me revele ante uno de mis mayores temores por ti, porque no tenía un miedo más grande al saber que ese monstruo te dañaría. Me arrepentí, el castigo fue duro, pero no más duro que tu fría indiferencia, me hubiera conformado con tan solo un “Gracias” o una mirada cautivadora, de aquellas que muestras a veces cuando juegas en la cancha, una como la que me mostraste aquel día.
Pero nada de eso ha pasado todavía ¿Acaso te gusta verme sufrir? No sabes cuando eh esperado nuevamente alguna señal tuya haciéndome el difícil para que me busques, pero yo no puedo contra alguien que se hace el doble de rogar que yo. Apenas si resisto las horas de la noche en las que se que no estas conmigo. Me haces sentirme tan profundamente maravillado con tan solo darme un poco de tu atención, creí que jugando dobles a tu lado sería la gota que derramaría el vaso para hacerte entender cuanta falta me haces. Pero nada, continuaste con tu ritmo sin detenerte ante nada. Te di pruebas concretas, te deje ver mi lado más severo y controlador, pero eras más fuerte y incluso te permití burlarte un poco de mí. Pero nada, nada te hacia entender todo lo que reprimía.
Te haces llamar a ti mismo un hombre que basa su vida diaria en los datos, en las probabilidades, entonces te pongo a prueba senpai ¿Cuál es la probabilidad de que este absolutamente enamorado de ti? ¿Cuál es el porcentaje de que me este muriendo entre las sombras porque te percates de mi existencia? ¿Cuánto más crees que aguantare? Y por último ¿Cuál es el equivalente de las noches que eh pensando en ti?
Malgastando mi tiempo en volverme vulnerable a tus ojos, caerme en pedacitos de solo pensar en tus susurros a mi oído, incluso llegando tan lejos de auto complacerme soñando que sean tus manos las que tocan mi cuerpo. Hasta llegar a este punto en el tener que escribirte una carta avergonzándome a mi mismo por tener una respuesta, la cual incluso puedo adivinar.
Será doloroso, pero la resistiré, seguiré siendo positivo como hasta ahora y creeré que si existe una posibilidad, te aseguro que no la desperdiciare.
* * *
El castaño suspiro profundamente dejando la carta sobre la mesa analizando la situación de la forma más lógica posible.
Era impensable que alguien como el pudiera aceptar una barbaridad como esa. No se le cruzo ni por un segundo que el menor tuviera esa clase de sentimientos tan profundos. Quiso comprenderlo, pero le fue casi imposible, el era correcto, razonable un joven con mucho talento y una mente abierta lista para cualquier cosa, pero nada lo preparo para esto, para el cabeza hueca de su kouhai, ingenuo, hiperactivo y con una personalidad sensible a la alteración.
Sin embargo, aunque su compañía a veces le resultaba irritante, le gustaba estar a su lado, que le viera como una fuente de sabiduría con el cual siempre saciaba su inocente curiosidad. Un chico noble a pesar de todo, que se enfrento ante todos por su superior, por aquel que tanto admiraba, en el fondo si no le veía de la misma forma de vez en cuando no resistía aquella tentación de caer hipnotizado por esos ojos verdes llenos de ilusiones. Esa sonrisa calida y esa risa contagiosa al momento de decir alguna clase de nueva idiotez.
¿Qué hacer Yanagi, que hacer? Se preguntaba a cada segundo que pasaba sentado en el escritorio de su cuarto. Para empezar aquella carta no debió llegar nunca a sus manos, fue tan solo una casualidad tomar algo que no debía en un cuarto ajeno. Su amistoso compañero la había escrito hacia unas semanas, pero con la cero intención de entregársela. Era obvio, que clase de bobo se arriesgaría de esa forma además de un deficiente mental. Recalco en voz baja.
Para empezar tenía una pésima caligrafía, pero aplaudía su buena ortografía, pero le daba un cinco por la presentación, toda arrugada y hasta destrozada, por suerte nada que su audaz vista no lograra descifrar. En eso tocaron la puerta…
-Lamento si te interrumpo Renji…-Dijo una voz suave y segura como la suya propia.
-No hay problema madre, solo organizaba unos asuntos sin mucha importancia-¿Sin mucha importancia?
-Tienes visitas, pasa Aka chan-Apodo cariñoso con el cual siempre le llamaba, estaba tan acostumbrada a sus visitas de estudio que casi le consideraba un hijo adoptivo.
-Buenas Yanagi senpai-Sonrió apenado-Me quede dormido, gracias por el té estaba muy bueno.
-Les traeré un poco más, enseguida vuelvo-La madre de Renji salio por la puerta y bajo las escaleras con toda la paciencia del mundo.
-Supuse que te habrías quedado dormido ¿Video juegos no? O películas tal vez-Soltó en tono de sabelotodo
-Si, soy bastante predecible jejejeje-Se sentó sobre la cama-Que flojera tener que estudiar en mi día libre-Lloriqueo
-Ya deja de quejarte, comenzaremos de inmediato -Leyó el libro de ingles. Su superior comenzó a leer el capitulo cuatro del libro, pero fue bruscamente interrumpido.
-¿Te pasa algo senpai?-Pregunto sin mucho interés
-¿Por qué lo dices?-Levanto la mirada
-Porque hoy veríamos matemáticas, capitulo seis, pagina 236-Recalco
-Un simple error, nada de que preocuparse-Yanagi se puso al día, pero incluso para pasar tan evidente para Akaya quería decir que su subconsciente seguía trabajando. Estaba casi seguro de tener su cabeza dominada, pero verlo en aquella pose de niño travieso sobre la cama lo desconcertaba de algun modo.
-Les traje pastelillos, los acabo de hornear-La madre de Renji lo distrajo por unos segundos-Y algo de té, si tienes más hambre Aka chan no dudes en llamarme-Le sonrió
-Muchas gracias-Feliz se sentó en la mesa del suelo a comer, las cosas que preparaba la madre de su senpai eran realmente deliciosas.
-Los dejare solos-Con esto dicho se retiro del cuarto son ninguna intención de volver a molestar.
-Tu mamá cocina como los dioses-Tragando la crema batida
-Solo prepara cosas cuando sabe que vendrás, creo que te conciente como el crío travieso que nunca tubo-Rió levemente Sin decir más palabras el demonio de la Rikkaidai mostraba su otra faceta, la infantil y despreocupada. A vista de cualquiera hubiera sido una escena bastante ridícula, pero a ojos de cierto data la imagen de su Kouhai repleto de crema batida era sencillamente encantadora. ¿Cómo un demonio como ese podía llegar a ser tan jodidamente adorable? ¿Es que ya no quedaba lugar en esta sociedad para la gente integra y común?
-Akaya, me gustaría hablarte de algo-Soltó de sopetón
-Claro ¿De que se trata?-
-Pues…estas manchando la cubierta de mi cama-
-¡Ah! Perdóneme senpai-Limpio con lo que pillo la mancha. Pero el castaño casi se volvió de piedra ¿En que momento dejo de ser un hombre para volverse un infante nervioso? Jamás le había ocurrido algo como eso, siempre tan directo y ahora esto…