El hospital “Santa Cecilia” se encuentra a las afueras de la ciudad, es el limite de la ciudad con el campo, a primera vista parecieran tres grandes y elegantes casas antiguas, pero como se dice no hay que dejarse guiar por las apariencias, ya que Santa Cecilia es el mejor hospital del país, y de los tres mejores en el mundo, es un hospital especializado en problemas cardiacos y neurocirugía, hospital al que solo pueden acceder las personas mas ricas e influyentes.
Como se dijo Santa Cecilia tiene tres edificios: el más grande y que esta en la parte de enfrente es propiamente el hospital allí se encuentran los pacientes, algunos en tratamiento, algunos en espera de que puedan encontrar la cura para su enfermedad. El segundo en tamaño es el Centro de Investigación y se encuentra a la derecha donde los mas famosos médicos e investigadores trabajan en nuevas curas. Por ultimo el edificio mas alejado de la entrada que funge como casa de todo el personal que trabaja en el hospital, ya que la política del mismo solo les permite salir del lugar una sola vez a la semana, por esa situación, muchos renuncian apenas unas semanas después, otros convierten del lugar un hogar…
-Señor, aquí es el Hospital Santa Cecilia- Dijo el taxista por el retrovisor a su pasajero, un joven alto, delgado, de ojos verdes, cabello castaño y con un peinado que cubre uno de sus ojos, al chofer le parece raro el estilo pero no es de su incumbencia.
-Si, muchas gracias, aquí tiene- Dijo el joven dándole el importe del viaje, para después bajar del vehículo, este se alejo por el camino, el joven observo por algunos segundos aquel lugar –Sorprendente
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-Señor le recuerdo que hoy llega el nuevo medico que se hara cargo de los pacientes del doctor Puigros. –Dice una joven secretaria al director del hospital, que esta revisando algunos expedientes, mientras le entrega los documentos del nuevo residente.
-A gracias lo había olvidado- Comienza a revisar los papeles- Realmente es joven, pero debemos obedecer la política del hospital de generar oportunidades a las jóvenes mentes ¿No?- Sonrió con cierta ironía- Solo espero que haga bien su trabajo ¿Cuáles son los pacientes que se le asignaran?
-El Doctor Puigros solo tenia un solo caso- Le extendió el expediente al director, este lo leyó algunos segundos.
-Solo uno… pero con este bastará es un caso sumamente complicado, es una lastima que se lo dejemos a un principiante, pero no se puede hacer nada
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Despues de que el taxi lo dejara en la entrada, el joven entro al hospital, a un jardín para ser precisos, parecía que estuviera en la plaza de algún pueblito, simplemente aun no podía creer que estuviera en el mejor hospital de su país, aun hace algunos años estudiaba y hacia lo posible por trabajar algunos días para comprar algunos libros de la carrera, se quedaba noches y días en su cuarto estudiando, hacia terribles guardias en los hospitales, y ahora estaba a punto de ser parte de este lugar.
-Buenas tarde soy Trowa Barton y vengo…- El joven se presento con la secretaria
-Ah doctor Barton, lo estábamos esperando, permítame un momento- Levanta el auricular del teléfono y habla unos segundos- Por favor pase, el director lo espera
-Muchas gracias- Trowa se dirige hacia aquella oficina.
-Doctor Barton tome asiento por favor
-Muchas gracias
-Doctor es un placer tenerlo aquí- Una minúscula sonrisa apareció en el rostro de Trowa al escuchar estas palabras- Pero para serle sincero no esperaba que fuera tan joven
-Mi edad no interfiere con mi capacidad como medico, se lo puedo asegurar-Trowa se molesto un poco.
-Lo entiendo perfectamente de lo contrario no hubiera sido contratado-Levanto el teléfono y le dio algunas instrucciones a su secretaria- En unos instantes vendrá alguien para mostrarle las instalaciones y lo que será su habitación- Revisa algunos papeles- Su día libre será el lunes ¿Esta de acuerdo?- Trowa asintió con la cabeza- Perfecto, entonces sea bienvenido a Santa Cecilia. -Extendió su mano en forma de saludo
-¿Puedo pedirle un favor?- Sujetando la mano del director, quien espero la petición- ¿Puedo ver a los que serán mis pacientes, estoy aquí para atenderlos, y me parece justo verlos antes de instalarme, ellos son mi prioridad.
-Muy bien- El director sonrió, le agradaba la responsabilidad de Barton- Tomo el expediente del único paciente- El anterior doctor solo tenia un paciente- Le entrega el documento- Es un caso delicado, el joven necesita una complicada cirugía del corazón…
-¿Pero?
-Su cuerpo es demasiado frágil para realizarla, ha estado aquí los últimos dos años, sus padres no quieren la cirugía hasta estar completamente seguros de que sobrevivirá, el ultimo año ha empeorado poco a poco por lo que la intervención parece cada día mas lejana.
-Entiendo…- Murmuro Trowa observando la foto del expediente
En ese instante llaman a la puerta, es una enfermera que se encargara de llevar a Trowa con su nuevo y único, por ahora, paciente.
En el camino
-Debo advertirle, que su paciente es alguien muy problemático, no se deja hacer nada, y las ultimas semanas ha tenido que ser alimentado vía intravenosa, porque no quiere alimentarse por si mismo.
-¿Aun puede moverse?
-Si, aunque nunca quiere salir de su habitación, su debilidad aun no es tanta y puede caminar y realizar casi cualquier actividad- La enfermera se detuvo en una habitación, de adentro se escuchaba varios gritos como: “No lo quiero” “Lárgate de aquí” “Déjame en paz”
-Nuevamente causando problemas- Murmuro la enfermera antes de entrar
Al abrir la puerta, Trowa se encontró con un joven de cabellera rubio y hermosos ojos azules, ahora llenos de lagrimas, que estaba siendo sometido por una enfermera, en una pequeña mesa se encontraba un plato de comida, en ese momento la enfermera le introdujo una cuchara a la fuerza pero de inmediato el joven lo escupió.
-Voy por sedante- Grito la enfermera molesta
-Siempre es lo mismo con el joven Winner- Murmuro la enfermera que estaba a su lado sin algún signo de compasión.
Trowa observo a aquel muchacho, se veía tan asustado, tan indefenso,en sus ojos podia ver una suplica silenciosa de que no lo lastimaran mas, había visto tantos casos pero ninguno le removió tanto su alma como ese chiquillo.
La enfermera se adelanto para ayudarle a la otra a sedarlo pero la mano de Trowa la detuvo.
-Ya no mas sedantes- Dijo Trowa de forma enérgica.
-Pero…- Dijo la enfermera que traía la jeringa
-¿No escucharon? No más sedantes, salgan de aquí
Las dos enfermeras no se movieron de su lugar asombradas por la actitud del nuevo doctor
-Dije ahora- Trowa levanto la voz, haciendo reaccionar a las enfermeras quienes salieron de inmediato. El medico busco con la mirada al joven, que se encontraba en un rincón de la cama, con su cabeza entre sus rodillas, lentamente a el y puso una mano en su hombro apenas tocándolo y sintiendo el calor del cuerpo del otro a traves de la bata que era lo unico que traia puesto el rubio- Tranquilo, las enfermeras no te harán nada
El rubio levanto su mirada encontrándose con los ojos verdes del doctor, quien sonreía cálidamente, como nadie lo había hecho en aquel lugar…
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