Profundamente, profundamente dentro de la niebla, una voz fascinante.
Ven, ven a las profundidades mas profundas de este bosque.
Mas rápido, mas rápido. Si no tomas un poco de prisa ,se cerraran.
Ven, ven con la diversión. Vamos a empezar la diversión.
Ya estamos en el día que todos conocen como haloween. Un par de jóvenes se pasean por las calles entre todos los niños que piden dulces, ellos van vestidos de negro, y su presencia no era una especialmente agradable ya que producían algo de miedo a pesar de que ambos poseían una belleza sorprendente.
Uno era alto, de cabello negro y tomado en una coleta dejándose dos mechones de cabello sueltos, tenia los ojos rojos y unas grandes ojeras que en realidad no le opacaban para nada el aspecto, hasta parecía que estos le ayudaban a hacerle ver mas bello.
El otro era un pelirrojo mas bajo, de tez pálida y ojos color miel. Ambos se veían muy serios y al parecer buscaban algo, mejor dicho, buscaban a alguien.
-posiblemente nos tardemos- dijo el pelirrojo sin mirar al pelinegro que estaba a su lado.
-tenemos toda la noche, no pierdas la paciencia-respondió este.
El mas bajo solo izo un sonido de disgusto mientras miraba hacia otro lado habiendo notado que la mirada del pelirrojo estaba sobre el, mientras buscaba distracción encontró lo que buscaban.
-ahí esta...-dijo el pelirrojo mientras dejada de caminar y el pelinegro se detenía unos dos pasos mas adelante mientras miraba hacia donde este observaba.
-¿estas seguro? No creo que sirva, debiste buscar a otro- dijo el ojirojo mientras observaba al otro chico.
-yo pensaba que este año necesitábamos algo especial-
-claro, lo mismo pensé yo, pero este no nos sirve si es así tendremos que salir de nuevo a buscar otro- se quejo el pelinegro sin cambiar mucho la tonalidad de voz pero si un poco las facciones de sur rostro, tenia el ceño fruncido.
El palo de canela es un palo mágico.
El fingir de estar, solo hace que el jarabe aumente.
Olvida la amargura en un sueño dulce.
Protegido por este edificio, duerme.
Ambos chicos anteriormente mencionados se llevaban lo que buscaban sin ningún problema, este era un joven de ojos azules y larga cabellera dorada, lo estaba cargando una marioneta mas grande de cabello negro que era manejada por el pelirrojo, no había ningún problema, el rubio no se resistía, no se movía, ni hablaba, era ideal.
-gracias Itachi...-dijo el pelirrojo sin mirar ni su marioneta ni el cuerpo que esta cargaba ya que sabia a donde se dirigían, si dejaba de manejar la marioneta no se movería.
-no hay de que...- respondió el pelinegro, mutuamente se miraron, no hacia falta sonrisas ni nada por el estilo, ambos se comprendían y emitir mas palabras era innecesario, siguieron con su camino hasta llegar a una gran y algo vieja mansión.
Esta bien ahogarse en la ilusión hipnótica.
Esto no es divertido si no permaneces con los ojos vendados.
Cuidado por donde pasar, por que pondré aquella mano.
Confíame este cuerpo inmediatamente.
Lo que había hecho el pelinegro para dormir al rubio fue algo que siempre servia, solo se acerco a el y tan rápido como lo miro lo durmió a través de una ilusión que el podía hacer, Sasori tenia que cuidar de que el rubio no se despertara por ningún motivo.
Siempre cuidaba a los "elegidos" como si fueran una de sus marionetas, los cuidaba mucho durante el camino y evitaba que despertaran, a veces susurraba algunas cosas y les tapaba los ojos.
Ambos ya estaban en la casa, el pelirrojo fue a buscar algo "para su invitado" mientras que Itachi lo vigilaba, el rubio se quejaba un poco en sueños, el ojirojo solo lo observaba hasta que llego el ojimiel con unas cuerdas.
-amárralo tu, yo no soy muy bueno haciendo eso- dijo el mas bajo mientras le entregaba las cuerdas al pelinegro que rápidamente las recibió y empezó su labor, obviamente terminándola con pleno éxito.
Durante un tiempo, el borde de la duda se hizo oculto a la vista.
Si la indulgencia llamada "amor" no existe.
La linterna ha sido vista por el hueco de la venda de los ojos.
Sin pensar, en la sombra, el pelo esta de pie, sobre el final.
Que..¿Donde estoy? Este lugar, nunca antes he estado aquí, intento moverme pero me acabo de dar cuenta de que estoy amarrado, ¿Qué demonios? Yo estaba esperando a Tobi y de repente aparezco en este lugar. Escucho pasos y voces, pero no me parecen familiares, están detrás de una puerta y yo prácticamente arrastrándome me acerco, esta entre abierta así que acerco mi cabeza para mirar, veo a un par de tipos, ambos están sentados en una mesa bastante elegante, no se de que hablan no puedo escuchar, pero de repente un tipo de cabellera negra levanta la mano y apunta hacia la puerta en donde yo estoy, le ha dicho algo al pelirrojo y sonríe un poco, me esta dando algo de miedo, ambos se levantan con toda la tranquilidad del mundo y se van acercando a donde yo estoy, por algún motivo empiezo a temblar.
Oh, mi chico malo,¿ya te has despertado?
Si la venda de los ojos se ha desatado vamos a vendar los nuestros.
Ahora, sonríe con esa cara tan bonita.
Lleva la piel puesta otra vez, vuelve al acto.
Ambos se quedan observándome, el pelinegro sonríe un poco mas y se acerca a mi, se agacha para mirarme mejor.
-oh, mi chico malo ¿ya te has despertado?- dice en un tono algo burlón, el pelirrojo hace la misma acción que el pelinegro, aun que me da la sensación de que es un poco mas bajo que yo.
-parece que nos toco uno curioso este año- dice mientras sonríe también, las sonrisas que tienen son tétricas, y sus miradas parecen hambrientas, ¿Qué me van a hacer?
¿Por qué tiembla tu cuerpo, con esos ojos que tienes?
¿quieres ser entretenido con una leche caliente?
Ahora, ven adentro, que se esta muy caliente.
Lo que hay en tus bolsillos es bastante para la fianza.
El pelirrojo ha cambiado la sonrisa y la mirada, el pelinegro también ¿Qué fue eso? Me esta desatando y me sigue sonriendo de el mismo modo, como si me conociera de toda la vida, el ojirojo me esta extendiendo la mano, yo la he tomado y me levanta suavemente.
-¿pero que te ha sucedido?-pregunta el ojeroso.
-pareciera que te llevaste un susto muy grande- ahora habla el pelirrojo-me pregunto por que te encontramos así- dijo con cinismo el ojimiel mientras sonreía dulcemente.
-es extraño que encontremos a alguien así en nuestro hogar.- respondió el pelinegro, ambos sonreían mucho, y yo por algún motivo, simplemente no reaccionaba, la confusión me había ahogado hace mucho tiempo.
El pelinegro aun me tiene de la mano, y la otra me la sostiene el pelinegro, ambos me sacan de aquella habitación como si fuera la realeza.
Déjame tenerlo. rápido, rápido.
¡hey! Dámelo ahora mismo.
Ambos personajes se miraban esperando que el otro reaccionara, estaban dando una batalla de miradas, ya sabían que hacer, pero no lo querían compartir, mala elección, ese chico rubio estaba apunto de crear una disputa entre los dos, pero tenían que disimula, un solo paso en falso y este los descubriría, escaparía y después los matarían, corrían mucho riesgo.
Sentaron al ojiazul en una silla solitaria en la mesa, el rubio tubo bastante confianza comiendo lo que los otros dos ni se atrevían a tocar, de un segundo a otro el rubio cayo sobre la mesa.
Misión cumplida, ambos, el pelinegro y el pelirrojo apenas observaron como el ojiazul cayo cambiaron nuevamente sus amables sonrisas a unas perturbadoras, sus miradas se quedaron clavadas en el rubio y las carcajadas se escaparon de sus gargantas, reían como si fueran a morir ese mismo día mientras sostenían en sus manos un cuchillo y un tenedor.
-hora de comer- se escucho un susurro dentro de la casa y ambos empezaron a devorar, solo comían una vez al año y tenían que elegir bien, si algo salía mal saldrían terriblemente perjudicados ¡que bueno que de nuevo salio perfectamente el plan! Pero de nuevo cuando terminen tendrán que irse de la cuidad para buscar victimas en otro lado o los descubrirán, su costumbre es muy peligrosa.
No hay opción de escoger alternativas.
Absorbe la miel dulce y finge divertirte.
Déjame tenerlo, dámelo, ahora mismo.
Déjame tenerlo.
-este año fue algo difícil-dijo el pelirrojo ya satisfecho, estaba cubierto de sangre pero su mirada ya se veía saciada, menos mal.
-escogiste uno muy delgado, yo aun tengo hambre- dijo el pelinegro, sin tantas manchas de sangre como el pelirrojo, pero notorias.
-Itachi si matamos a alguien mas nos van a descubrir- se quejo el pelirrojo sin cambiar su tranquila mirada, el pelinegro se levanto de su silla y empezó a caminar hacia el pelirrojo.
-¿y quien dijo que saldré a matar a alguien?-dijo mientras tomaba al ojimiel rápidamente del rostro y se lamía los labios con lujuria.
-creo que también me dio un poco de hambre, ¿Por qué no me sacias?- dice el ojimiel mientras también toma del rostro a el pelinegro obligándolo a que se agache un poco para besarle.
-cuando gustes- fue lo ultimo dicho.
Mientras afuera del lugar, aun muy lejos, en donde estaba la cuidad, nadie se percataba de que había uno menos, se toco un timbre y una mujer abrió la puerta encontrándose con unos niños disfrazados afuera.
-¡truco o jugarreta!- gritaron al unísono.