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Ghost Love por zeldenciel shuichi

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Notas del capitulo:

Hola a todos!!

Antes que digan cualquier cosa, ya se que no he actualizado Reencarnación y ya estoy subiendo otro fic, pero este ya esta avanzado en varios capitulos que subire una vez por mes en lo posible.

Como ahora estoy en la U mi tiempo se ha limitado mucho más pero todo lo posible por avanzar en los fics (ojo: Reencarnación esta casi listo y espero subirlo en dos o tres semanas mas)

esta loca idea de fic se gestó hace mas de un año y no quería subirlo hasta terminarlo, pero no me pude aguantar.

esto está basado en historias como el Fantasma de Canterville y Gasper y otras tantas similares.

 

Ghost Love: La mansión heredada

 

  

Dos bellos muchachos acababan de arribar a Londres, después de un largo viaje desde Japón, lugar donde se habían criado y vivido junto a su madre, hasta la muerte de cierto padre que jamás habían visto. Por esta razón, los hermanos habían decidido viajar a Inglaterra para recibir la herencia que dicho padre les había dejado. Aunque pensaban que era una locura llegar a un país desconocido a reclamar una herencia que no sabían en qué consistía, la curiosidad terminó por meterlos en un avión rumbo a Europa, dejando atrás todo lo que conocía.

 

 

Hasta el momento, el impacto cultural no había sido tan fuerte, sin embargo, ya podían notar rasgos diferenciadores entre ellos y los ingleses, no sólo de idioma y rasgos físicos, sino también, culturales. Además, por alguna cosa del destino, el mayor de los hermanos conocía el inglés y, por el momento sabrían más o menos como ubicarse en una ciudad extraña.

 

 

El mayor, de nombre Eiri Uesugi, tenía apenas 22 años y se hacía apodar Yuki. Era un hombre de cabellos y ojos dorados; alto, delgado, fornido, educado y varonil. Eso era a simple vista, pero en realidad se trataba de un hombre frío, serio y cruel. Rara vez en su vida mostró afecto por alguien y nadie conocía el porqué de su actitud. Aún así, era un Don Juan, las mujeres le llovían, pero era básicamente por interés, algo que el sabía, razón por la cual jugaba con sus amantes.

 

 

El menor, Tatsuha, era todo lo contrario a él. Físicamente eran iguales, excepto por los cabellos y ojos negros azabache de éste. Tatsuha era más extrovertido, entusiasta, alegre y simpático, un tanto maleducado, sin mencionar que era un muchacho de apenas 16 años que, por lo demás, era un pervertido sadomasoquista de primera y que tenía el mismo arrastre con las chicas que su hermano.

 

 

Ambos, eran muy amigos aunque no lo pareciera, Eiri estimaba mucho a su hermano, a pesar de no decirlo y de molestarlo constantemente. Siempre estaban juntos y casi no tenían secretos entre ellos, sin embargo, no acostumbraban a mostrar afecto hacia el otro. Por lo menos, ahora deberían estar más unidos que antes, más para darse apoyo que otra cosa, tenían que encontrar la manera de sobrevivir y adaptarse a una nueva forma de vida.

      -         Excuse me?- preguntó el mayor amablementea un taxista- I need to go to the Roseville  Castle

-         Sure!- exclamó con entusiasmo, abriendo la maleta del auto y metiendo en ella el equipaje de los muchachos. Éstos subieron tranquilamente al coche y así esperaron ansiosos su llegada al castillo.

 

 

Después de un pequeño viaje en taxi, entre los suburbios de la gran ciudad, llegaron a una inmensa mansión aislada del ruido y el ajetreo urbano. El conductor les indicó cordialmente que aquel era el Castillo Roseville, procediendo, luego, a sacar el equipaje de los chicos y esperar su paga para marcharse. Eiri le entregó unas cuantas libras que cambiaron en el aeropuerto y, así, el hombre los dejó plantados frente al inmenso portón de hierro.

 

 

Desde afuera y a simple vista, Roseville parecía un castillo embrujado, de esos que aparecen en los cuentos infantiles y que son habitados, generalmente, por brujas, vampiros o fantasmas. Ciertamente, el lugar se veía lúgubre, tétrico, espeluznante; sino fuera por el radiante sol de aquel día habrían pensado en la posibilidad de no entrar.

 

 

De pronto, la reja se abrió por si sola y dejó a la vista un inmenso jardín, que a pesar de ser colorido no era suficiente para contrastar con el tétrico ambiente. Al centro del patio, había una gran fuente, cuya agua salía desde una estatua con forma de ángel a través de un orificio en su dedo, salpicando líquido a las juguetonas flores que la rodeaban.

 

 

Eiri y Tatsuha, pasmados por la inmensidad del lugar, se quedaron contemplando el panorama hasta que sintieron que las rejas comenzaban a cerrarse. El mayor cogió las maletas rápidamente y se escabulló en el jardín seguido del menor, caminando por un sendero de tierra, rodeado de árboles y estatuas, que los conducía hacia la entrada. Cuando estaban por llegar, un hombre de edad salió de la casa a su encuentro, esperándolos al pie de las finas escaleras de mármol, en la cual, a cada lado, tenía un pedestal con una estatuilla angelical sobre él.

 

 

-         Buenas tardes, jóvenes! Esperábamos vuestra llegada!- habló el hombre en perfecto japonés acercándose a los chicos, para tomar sus maletas y hacerlos subir las escaleras hasta la entrada a la mansión. Una vez adentro, encontraron una fila de seis mujeres vestidas de sirvientas sonriéndoles cálidamente.

 

-         Bienvenidos al Castillo Roseville!- saludaron sonrientes haciendo una reverencia, los hermanos se quedaron boquiabiertos, observando estupefactos el salón y a las sirvientas. Se quedaron en silencio inspeccionando su alrededor, mientras el mayordomo indicaba a unas muchachas que llevaran el equipaje de los señores a sus habitaciones. El gigantesco salón daba directamente a unas anchas escaleras entremedio de dos largos pasillos. El techo se encontraba a más de cuatro metros por sobre sus cabezas, adornado con bellas lámparas de vidrio en forma de cascada. Los muros, de un color crema amarillento, sostenían antiguos cuadros y antorchas medievales, junto a armaduras y estatuas de yeso

 

-         Soy Williams, el Mayordomo de Roseville! Cualquier cosa que necesiten pueden recurrir a mí, estoy aquí para serviles! Permítanme guiarlos por la casa!- pidió amablemente sacando a los muchachos de su ensoñación, quienes aceptaron sin protestar.

 

 

Quitando importancia a las escaleras, los tres hombres se escabulleron por el pasillo derecho que contaba con tres puertas de madera finamente tallada. En la primera se encontraba la sala de estar, una habitación un poco más pequeña que el salón, adornado con sillones de terciopelo, una mesa de centro, lámparas antiguas, un mueble con un televisor de última generación que contrastaba con el ambiente antiguo de la casa; estatuillas, trofeos y floreros sobre mesas y estantes, un tocadiscos de los 70 y un equipo de música moderno, una copia de “mujer con armiño” de Da Vinci y un cuadro contemporáneo de Miró, además de un antiguo reloj péndulo de madera en una esquina.

 

 

Los muchachos se miraron satisfechos y sorprendidos, esperando ansiosos la oportunidad de probar la estancia en esa sala. Sin nada que decir, salieron de la habitación y siguieron recorriendo la casa.

 

 

Tras la segunda puerta, se extendió ante ellos la enorme Sala de Música. Al centro había un piano antiguo junto a su asiento y, a metros detrás, había un pequeño escenario cubierto por largas cortinas coloradas. De las paredes colgaban elegantemente distintos tipos de instrumentos, todos los que se pudieran imaginar, había desde acústicos hasta electrónicos, de los más antiguos a los más modernos y de los más simples hasta los más complicados. A pesar de estar sorprendidos, Eiri y Tatsuha no le dieron mucha relevancia a la sala, pues sin duda esa sería la única vez que entrarían allí: Eiri no gustaba de la música y, por su parte, a Tatsuha le encantaba, pero los instrumentos no le interesaban para nada. La última sala, el Salón de Baile, pasó sin relevancia. Éste era un poco más amplio que la sala anterior, contaba con un balcón en lo alto, al cual se accedía a través de unas escaleras a un costado del escenario; todo lo demás estaba elegantemente decorado, con lámparas finas, sillas de madera tallada y un montón de artefactos.

 

 

No demoraron mucho en salir de la habitación, caminando, luego, por un angosto pasillo que conectaba a ambos corredores laterales y que sólo tenía una puerta vieja y maltratada. Antes que pudieran preguntar por ella, el viejo les dijo: “esa puerta conduce al subterráneo” y siguió su camino sin darle importancia. Los hermanos se miraron confundidos y siguieron por el camino hasta el otro extremo. Lo primero que apareció frente a ellos fue una puerta sellada que además tenía un gran candado en su cerradura. Los chicos no se atrevieron a preguntar por ella y, el mayordomo tampoco se refirió a ésta, pasando de largo hacia la segunda puerta: el comedor.

 

 

Éste era un salón igual de amplió que los otros, con una larga mesa en su centro como para veinte personas, tapada con un mantel blanco y sobre ésta un arreglo floral. Ambos muchachos quedaron con la boca abierta, estáticos ante las bellas formas y la llamativa decoración, sorprendidos por lo que de ahora en adelante les pertenecería.

 

 

Por último, estaba la cocina en la habitación de al lado, conectada al comedor por una puerta corrediza. Había tres sirvientas que preparaban afanosamente la comida, pero detuvieron sus faenas al momento en que los señores ingresaron al lugar. El mayordomo no les dio mucho tiempo para observar el interior, pues según él, la cocina no es lugar para los dueños de casa. Yuki salió de la habitación un tanto frustrado, pues era un amante de la cocina y le encantaba preparar todo tipo de exquisiteces, pero, por lo visto, tendría a acostumbrarse a estar alejado de la cocina.

 

 

Tranquilamente y en silencio, caminaron hacia las escaleras subiendo uno a uno por ella. Tatsuha admiró sorprendido el detalle del pasamanos, donde unos dibujos pintados con oro habían sido tallados finamente en la madera de roble. En el primer descanso de las escaleras, ésta se dividía en dos escalas más, una a cada lado. Siguieron por el camino de la derecha hasta encontrarse con el ancho pasillo del segundo piso.  A un costado de él, estaba la baranda que ofrecía una amplia vista del piso inferior, mientras que al otro lado, habían mesas con candelabros y jarrones y, en la pared, una serie de antorchas de plata. Sólo podían distinguir cinco puertas, dos en cada pasillo y una en el corredor no paralelo.

 

 

El anciano condujo al rubio a la segunda habitación, sacó un manojo de llaves y abrió lentamente la puerta, la cual escondía una inmensa habitación. Eiri y Tatsuha entraron boquiabiertos al dormitorio. Se trataba de un amplio lugar, con una cama de dos plazas cerca de una pared, un sillón individual y otro para dos personas, un closet de dos metros con un par de puertas a cada lado y en el centro un espejo y una mesita; frente a la cama había un mueble con un televisor, a un costado de ella, una mesita de noche sobre la cual había una jarra de vidrio y un vaso, junto a una lámpara; una ventana que entregaba una bella vista del jardín y los alrededores, una gran lámpara colgante en el techo y, por último, un reloj de pared junto a un estante lleno de libros y un escritorio.

 

 

Las maletas del rubio no estaban por un ninguna parte y eso le hizo preocuparse, pero el mayordomo le dijo que sus  ropas ya estaban guardadas.

 

-         Le parece bien esta habitación, señor?

 

-         Eh? Ah… Sí, es suficiente…

 

-         Bien, necesita algo más?

 

-         No, así está bien, no hay problema.

 

-         Cualquier cosa que necesite, sólo toque el timbre-dijo indicándole un botón junto al interruptor de la luz.

 

-         Gracias…- Eiri se quedó mirando su alrededor completamente distraído, dudando de poder acostumbrase a tanta maravilla.

 

-         Acompáñeme, joven Tatsuha- el anciano llevó al muchacho fuera de la habitación y lo condujo lentamente hacia la suya, al otro lado del pasillo.

 

 

La habitación del moreno se parecía bastante a la de su hermano, de hecho, se atrevería a decir que era una copia exacta de la otra, si no fuera porque a un costado había un enorme espejo que le permitía verse de cuerpo completo, además de un mueble para la ropa con adornos varios y otro espejo, sin contar que la habitación no tenía un closet ni un estante ni un televisor.

 

 

- Espero que esté a gusto en esta habitación, Señor Tatsuha

 

 

 

*****************************

 

 

 

En una habitación oscura del castillo, se escuchaba una suave risita como la de los niños cuando hacen travesuras. Unos cuantos rayos de luz se escabullían entre los orificios de la madera brindando poca luminosidad al lugar. Lo único que era visible aunque apenas distinguible, era una imagen traslúcida de un ser de otro mundo, aquel que se reía juguetonamente.

 

 

De pronto, la luz entró de golpe desde una pequeña ventana, iluminando toda la extensión del lugar. Sus cabellos de un rosa desteñido y pálido brillaron con cierta intensidad, mientras sus ojos violáceos recorrieron todo el ancho del patio que se extendía bajo ellos, observando fijamente a sus objetivos: “Los Huéspedes”.

 

 

Sus pálidas y delgadas manos se apoyaron en el ventanal con delicadeza, tratando de que las cadenas que colgaban de sus muñecas no chocaran contra el vidrio de la ventana.

 

 

-         Veo que tenemos visitantes- susurró mirando a cierto a rubio que fumaba junto a la fuente- Espero sean valientes y que tengan sentido del humor… Creo que me divertiré mucho con ellos… ¡Qué comience el espectáculo!- cerró la cortina suavemente, impidiendo que la luz siguiera iluminando el lugar, para luego desvanecerse en la plena oscuridad.

 

 

 

********************

 

 

 

Había sido un día muy largo y ambos estaban demasiados cansados. A fuera, el viento soplaba ligeramente y  la noche reinaba los cielos junto a su ejército de estrellas. Eiri miraba por la ventana de su habitación hacia el jardín, del cual emanaba un aire lúgubre y tenebroso. Con la oscuridad, los árboles, el pasto e incluso, la fuente tenían un aspecto fantasmal dando la impresión que de allí  salían los más espeluznantes seres que se pudieran imaginar.

 

 

Aspirando el humo de un cigarrillo volteó hacia la cama en donde yacía su hermano pequeño, que aún alucinaba con la inmensidad del lugar. Miró el reloj, eran poco más de las once y treinta, miró a Tatsuha, se acercó a él y se sentó a su lado.

 

 

-         Vete a dormir, niño!!- dijo simulando molestia empujando al chico hacia la otra orilla de la cama.

 

-         No molestes!! No quiero dormir aún!!

 

-         Ya es tarde! Estoy muy cansado y quiero dormir! Así que vete a tu cuarto de una buena vez si no quieres que te saque a patadas de aquí!!- exclamó con la paciencia totalmente agotada, tirando a Tatsuha al suelo de un empujón.

 

-         Auch!!!! Qué bruto!!! Mejor me voy!!- salió de la habitación dando un portazo, caminando indignado y murmurando cosas hacia el otro lado del pasillo.

 

 

Cuando todas las luces del castillo se apagaron y el gran reloj péndulo de la sala de estar sonó a las doce en punto, una risita traviesa se escuchó a los pies de la escalera, seguida de unos pasos y del chillar escalofriante de unas cadenas. Lentamente, las pisadas se fueron acercando hacia el primer descanso de las escaleras, para luego continuar con su camino por el lado izquierdo de ellas. Junto con el cese de las pisadas una vez en el corredor de la habitación de Tatsuha, comenzó el triste canto de una bella voz de ultratumba, algo así como un lamento que plasmaba en la letra de la canción.

 

 

 

Loitering about in the lives world    (vagando en el mundo de los vivos)

I bear the Calvary                                        (cargo el calvario)

That let me my lover,                                   (que me dejó mi amado)

Because he preferred my riches                  (porque prefirió mi riqueza)

Before that my beauty,                                (antes que mi belleza)

Because I was confine and private              (porque encerrado y privado estuve)

That all I had in my life.                               (de todo lo que en la vida tuve)

I have fallen in a deep sleeping                   (en un sueño profundo he caído)

After to cry seas and rivers             (después de llorar mares y ríos)

I live bearing my Calvary                             (cargando mi calvario vivo)

In the line of the abyss                                 (en la línea del abismo)

I live like soul in pain                                   (vivo como alma en pena)

Finding to have a plenum death                   (buscando tener una muerte plena)

And I revenge that love                               (Y vengarme de aquel amor)

To caused this terrible pain              (que causó esta terrible pena)

Because it’s went of my life the warm         (porque de mi vida se fue el calor)

That once gave me my lover                        (que una vez mi amado me dio)

 

 

 Adentro del cuarto, Tatsuha dormía plácidamente pero aquel lamento desgarrador proveniente del pasillo interrumpió su sueño. Abrió los ojos alarmado mirando a su alrededor sin moverse, esperando que el ruido fuera sólo su imaginación. Sin embargo, sintió que la puerta de su cuarto era abierta lentamente y que aquella cosa espectral que penaba se acercaba peligrosamente hacia él, sin dejar de lamentarse. A modo de reflejo cerró los ojos con fuerza, sintiendo después un peso considerable a los pies de la cama y luego ser destapado sin previo aviso.

 

 

 

-         Aaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhh!!!!!!!!- sólo atinó a gritar a la espera de que alguien llegara a ayudarlo. El grito del muchacho espantó al alma en pena que desapareció sin dejar rastro.

 

 

Tras unos pocos minutos, acudieron al lugar de los hechos Yuki, el mayordomo y dos sirvientas en pijama, los que encontraron al chico acurrucado cerca del respaldar de la cama.

 

 

-         Qué te pasa, niño?!- preguntó enojado bostezando

 

-         YUKI!!!!!- Tatsuha se lanzó a los brazos del rubio llorando como crío- UNFANTASMAMEQUERÍACOMER!!!!- Eiri miró a los sirvientes con un evidente signo de interrogación en el rostro. ¿era idea suya o su hermano había mencionado algo sobre un fantasma?

 

-         Trae un té!- ordenó a una de las chicas, acariciando inconscientemente la cabeza del moreno- Hay fantasmas en la mansión?- preguntó al mayordomo entre incrédulo y sarcástico

 

-         No que yo sepa, señor. Debe ser producto de su imaginación, aunque algunas personas dicen escuchar una canción durante la noche

 

-         Nii-chan! Hay algo aquí, yo lo vi!! Cantaba algo y se escuchaban unas cadenas que se arrastraban…hasta se dio el lujo de destaparme!!- habló entre sollozos aún aferrado al pecho de su hermano

 

-         No seas tan escandaloso! Ya oíste al mayordomo, no hay fantasmas! A lo mejor estabas soñando!

 

-         Pero aniki, yo lo vi. Créeme!!!

 

-         Sí, sí. Lo que tu digas! Acuéstate a dormir de nuevo y verás que no pasa nada, sólo estás imaginando cosas!!- Eiri apartó al chico de sí, justo cuando la sirvienta llegaba con el té. Tras un minuto, todos se retiraron y dejaron al moreno solo en la habitación, pálido del puro miedo. Prendió una vela que había en el mueble de la ropa y la llevó al velador, para así a pagar la lámpara. Armó la cama un poco más tranquilo, se acostó y acurrucó cerca de la luz y así se quedó dormido nuevamente bajo la tenue luz de la vela.

  

 

Después de aquella noche de terror, por fin llegó el día. El sol radiante se asomaba fuertemente por las ventas de Roseville, mientras la suave brisa matutina mecía majestuosamente los árboles del jardín. Los señores de la casa bajaron temprano a desayunar, pues tenían previsto salir de paseo por Londres; Eiri estaba dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de sacarle de la cabeza a Tatsuha, la idea de que la casa estaba embrujada.

 

 

Durante el desayuno ambos se mantuvieron en silencio y ninguno pensó siquiera retomar el tema de anoche, aunque el menor estaba un poco conmovido debido a que nadie creyó su versión de los hechos.

“Es una estupidez”, oyó decir a su hermano mayor varias veces, cuando salieron de la mansión.

 

 

-         Yuki!!! Por qué no me crees?

 

-         Esperas que crea semejante historia!! No creo en fantasmas ni en esas cosas de brujería! Es sólo producto de tu mente fantasiosa…- gesticuló con ironía, mientras bajaban del taxi en el que iban

 

-         Ni-chan! Te propongo algo- dijo con entusiasmo, a lo que el mayor sólo le miró incrédulo- Si logro demostrar que esa mansión está embrujada…Harás lo que yo quiera…

 

-         Olvídalo… No estaré a tu servicio y tampoco lograrás demostrarlo…Mejor pone los pies en la tierra y deja de fantasear…- el menor suspiró con tristeza

 

-         Esta bien!!  Buscaré una manera de demostrarte que si existen los fantasmas!!- exclamó con determinación, apuntando al rubio que comenzaba a alejarse tranquilamente.

 

-         Haz lo que quieras…-dijo resignado y con poco ánimo, mientras encendía un cigarrillo. Tatsuha le siguió de cerca mirando impresionado su alrededor, pues Inglaterra no se parecía en mucho a Tokio. La gente que pasaba les miraban extrañados, aunque sus rasgos nipones no eran muy notorios, para las personas eran claramente clasificables como extranjeros. Yuki ignoró a todo el mundo que pasaba por su lado, caminando sin preocupaciones a un rumbo indescifrable.

 

 

Después de visitar varios lugares de la ciudad y de pasar casi todo el día fuera de la mansión, decidieron emprender el viaje de regreso. Para eso, se acercaron a una estación de taxis para buscar a alguno que pudiera llevarles de vuelta al castillo. Sin embargo, la tarea que Yuki había considerado fácil, se había vuelto una odisea imposible, pues cada vez que le pedían a un conductor que los llevara al castillo se rehusaban de inmediato, fingiendo que tenían otras cosas que hacer o apoyándose en el hecho de que Roseville no estaba en sus recorridos.

 

 

Este hecho extrañó enormemente al rubio, pues no le veía nada de malo al castillo y su inglés era casi perfecto, entonces ¿qué andaba mal? Tras preguntarles a varios hombres, uno de ellos aceptó sin problemas llevarlos hasta allá, sin antes dejarles bien en claro que tendrían que pagar ligeramente más por el viaje. Durante el trayecto, Yuki, aún intrigado por las reacciones de los conductores, decidió preguntarle al chofer por qué los otros se habían negado a llevarles y, la respuesta que le dio lo dejó intranquilo.

 

 

-         Ese castillo está embrujado- dijo con voz sombría- Se dice que el espíritu del heredero de ese castillo vaga por los pasillos en la noche.

 

-         El heredero del castillo?- preguntó Yuki aún más intrigado ¿no se supone que ellos son los herederos de Roseville?

 

-         Sí! No han escuchado la historia de Lord Shuichi?- ambos jóvenes negaron automáticamente- Entonces, se las contaré…

 

 

 

Continuará….

Notas finales:

Dejen reviews!!! ^____^

cualquier pregunta, critica, sugerencia o lo que sea que se les ocurra es bienvenida ^^

saludos!!


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