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Porque incluso el ser mas horrible tiene su lugar en este mundo... por Zilkenian

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Notas del fanfic:

Bueno, es la primera vez que hago una historia de estas caracteristicas, que vendrian a ser romance y terror unidos.

Pensaba en hacer un fanfic con una historia estilo oneshot por capitulo, pero encontre mas adecuado ponerla asi directamente, para que tuviera su importancia.

Dicho esto, espero que os guste ^^

Notas del capitulo:

Todo sea dicho de paso, yo mism@ llore con el fic XDD asi que espero que os haga sentir algo al leerlo ^^

De nuevo, gracias por leerlo.

Era una mañana tranquila. Leo se levantó con el sonido del despertador. Frotándose los ojos, se acostumbró a la luz que entraba por la ventana. De nuevo, otra noche sin conseguirlo.

 

Cada noche intentaba tener miedo a algo, por muy pequeño que fuese. Pero sus intentos resultaban frustrados por su incapacidad de tener miedo. O al menos eso creía. Deseaba temer a algo, y siempre juraba y perjuraba que aquello que le influyera temor, lo querría para siempre. Si era una persona, la querría, si era una cosa, la cuidaría como nadie en este mundo.

 

Sus amigos también hacían intentos por hacerle entrar miedo, pero todo era inútil. Casas del terror, lugares fantasmales, pueblos abandonados, ruinas de edificios, espejos en mal estado. Nada le sacaba ese valor que tenía desde nacimiento.

 

Pero aquella mañana seria distinta. Si se había despertado por el despertador en un día de fiesta era por el hecho de que había quedado con sus amigos en el parque en una hora. Se vistió con algo de pereza, de nuevo otro intento de hacerle sentir miedo. Pero tampoco les podía culpar de nada si le estaban ayudando.

 

Al acabar de vestirse, y de desayunar, bajó al parque, puntual como siempre. Al cabo de 5 minutos vino su amiga, Mara, seguida de su amigo, Dei. Una vez estuvieron los tres reunidos, Dei fue el primero en hablar.

 

Dei: ¡Bien! Es hora de empezar con el plan “Asustar a Leo”. Hoy tengo un lugar que seguro que te dará miedo. Los que han ido allí dicen que no pueden dormir durante noches.

 

Mara: ¿Y qué lugar es?

 

Dei: El hogar del Terror

 

Leo: tiene pinta de ser un fraude…pero bueno, podemos darle una oportunidad.

 

Dei: ¡Así se habla!

 

Mara: ¡vamos allá!

 

Los tres amigos se encaminaron hacia la feria, un acontecimiento que duraba todo el año y nunca se mudaba. Era famosa en muchos lugares por sus atracciones extrañas, y aquel año la novedad era esa casa. En cuanto llegaron, empezaron a buscarla, mas no les llevó ni diez minutos, que la encontraron. Mucha gente había para entrar, así que esperaron.

 

Mara:..me siento un poco nerviosa…que tiene de especial Dei?

 

Dei. Me alegro de que me lo preguntes.

 

Leo: …

 

Dei: normalmente en las casas de terror los empleados se disfrazan de monstruos y tal. Pero en esta no, en esta no llevan disfraces…

 

Mara: entonces no debe de dar mucho miedo…

 

Dei: ahí es donde te equivocas. No vas con disfraces porque no los necesitan. Son gente extraña, que no pueden vivir en la sociedad y acuden aquí, a ser parte del espectáculo.

 

Mara: vaya…es un poco cruel por parte de quien lo organiza, no?

 

Dei: en absoluto, les da un hogar para vivir y a cambio solo tienen que asustar.

 

Leo:..hmmm…esto no me da buena espina, quizás haya un loco ahí dentro…

 

Dei: por eso no te apures, amigo. Se les ha revisado psicológicamente, y todo está bien. Bueno, vamos allá que nos toca ya.

 

Pagaron la entrada, y con ganas de descubrir, entraron. Una vez dentro, vieron que la atracción era muchísimo mas grande de lo que parecía. Había un jardín ahí dentro, trozos de edificios, y cementerios, entre otras cosas. Mara avanzaba cautelosa y nerviosa, Dei esperaba la oportunidad de recibir un susto, y Leo avanzaba con templanza.

 

A su paso les salieron seres que nunca adivinarían que son humanos. Alguno carecía de piel, otro carecía de mandíbula, otro carecía de brazos y lo demostraba abiertamente, etcétera. Mara avanzaba asustadísima, temblando de terror. Dei también estaba acongojado por tan grotescas escenas. Una cosa era verlo en película o en un disfraz, pero siendo real infundía mucho más respeto.

 

Leo, en cambio, avanzaba sin mostrar cambios en su expresión calmada. Algún susto se había llevado, pero no era nada que le infundiese miedo, ni tan siquiera había brincado. Entendía la situación, no era plan de decirles a aquellas pobres personas que su trabajo no surgía efecto con él, pero es que no le afectaba en absoluto su aspecto.

 

Siguieron caminando, hasta que Mara suplicó por salir. Un empleado del lugar, sin malformaciones, se ofreció a sacarles de allí. Dei accedió también a salir, su expresión mostraba agotamiento por el terror que recorría su mente. Incluso él estaba sumamente asustado. Pero Leo decidió quedarse y continuar. Quedaron de acuerdo de se encontrarían afuera, y se marcharon.

 

Leo continuó su travesía, llegando a un extraño campo de rosas. Pese a que el lugar estaba oscuro, ya que no llegaba la luz del sol, una pequeña luz descendía del techo. Una luz plateada, como la de la luna, que permitía ver el campo en una pequeña parte.

 

Sin saber como, se acercó al campo, hipnotizado por la bella luz que descendía del techo. Justo llego a la luz, vio un cuerpo sentado entre las rosas. No parecía alguien del espectáculo…

 

Leo: oye…perdona, estás bien?

 

El joven que estaba sentado alzó la cabeza, mirándole. Leo no podía creer lo que tenía delante: un hermoso joven, de rostro pálido y unos grandes ojos azul cielo. Su pelo, del mismo color que sus ojos, era corto y caía por los lados, llegan a cubrir las orejas. El joven sonrió y asintió, para luego levantarse.

 

Leo no supo que decir, estaba embelesado por tan bella escena. Simplemente pudo alargar la mano hacia su rostro, y tocarlo, para ver si era real. El chico solamente sonreía, con ternura, pero no pronunciaba ni una sola palabra. Leo lo encontró extraño, y decidió preguntarle.

 

Leo: ¿no puedes hablar?

 

El chico sonrió de nuevo, cerrando los ojos. Eso era un no. Tal belleza no podía hablar, era una verdadera lástima. Pero de repente recordó que se encontraba en la casa encantada, y que sus amigos le esperaban fuera. Aun así, era incapaz de apartar la vista de los hermosos orbes celestes del joven. Finalmente se decidió por preguntarle el nombre.

 

Leo: podrías…escribirme tu nombre?

 

El chico asintió, y se agachó, escribiendo en el suelo “Gore”. Leo se extrañó por el hecho de que alguien como ese chico tuviese semejante nombre. Pensó que sería el artístico, pero aun así se le hacia difícil encontrarle algo de malo en su persona.

 

Leo: puedo…puedo preguntar por qué te llamas así? Sea lo que sea, no gritaré, soy alguien sin miedo.

 

El chico se sorprendió, y asintió. Se alejó un poco de Leo, y levantó su camiseta. La expresión de tranquilidad de Leo cambió a una horrorizada. El cuerpo del chico no tenia piel, ni músculos, pero sus órganos estaban perfectamente aguantados por tiras de carne, que aun así era translúcida, dejando ver todo el interior palpitante de Gore.

 

Leo dio un paso atrás. El miedo había acudido a él por el contraste repentino. Estaba temblando, pero como prometió, no gritó. Aun con temblores, se acercó a Gore, y lo abrazó. El joven celeste no sabía como podía ser que tuviese esa reacción tras haberle visto. Sonrió, y le devolvió el abrazo.

 

Leo:…aunque…no me creas…me he enamorado a primera vista de tu rostro…y seguirá siendo así tengas el cuerpo que tengas…

 

Gore:…

 

Gore simplemente cerró los ojos. Leo, en el interior de su mente, sabía que aquello no tenía salida alguna. Sabía perfectamente que Gore no podría salir de allí por como era, que estaba condenado a ser el protegido de aquella luz plateada. Se separó un poco, intentando hacerse la idea de que por mucho amor a primera vista que hubiese, no podría continuar. De repente notó como unas cálidas manos tocaban sus mejillas.

 

Miró a Gore, el cual acariciaba su cara con cuidado. La mirada de ambos era triste, ambos eran conscientes de que no iba a poder salir bien, ambos habían caído en ese sentimiento profundo, tan placentero y tan hiriente.

 

Gore acercó su rostro al de Leo, y le regaló un beso en los labios, un cálido beso. Leo, sin saber como, empezó a perder el conocimiento, para ser sujetado por los brazos de Gore. Este se dedicó a observar al primer ser humano que le había aceptado tal y como era, e incluso se había enamorado de él.

 

Y porque le correspondía en ese afecto, supo lo que debía de hacer. Seguramente no se volverían a ver, seguramente todo quedaría en un sueño, el cual se repetiría muchas veces en su mente. Un dulce sueño que nunca jamás olvidaría.

 

Leo despertó de repente en un banco del parque. Mara y Dei estaban a su lado, preocupados.

 

Mara: ¡Por fin despiertas! ¡Nos tenías preocupadísimos!

 

Dei. ¡¿Qué te ha pasado tío!? ¡Estabas sudando y temblando!

 

Leo:…nada…un sueño…solo tuve un sueño…

 

Dijo pesadamente, poniendo su mano en su frente. Sabía quién le había devuelto afuera. Su primer amor, Gore, le había sacado de la casa, y seguramente solo podría verlo mientras la casa estuviese abierta al público, pero nada más.

 

Sus amigos le dejaron descansar. Se fueron a buscar algo para él, mientras Leo se levantaba del banco, e iba de nuevo a la casa encantada. El hogar de aquél que le había robado el corazón, del cual no podría escapar jamás. Una lágrima recorrió su mejilla para caer delicadamente en su chaqueta.

 

Se metió las manos en los bolsillos, cuando encontró una nota. La sacó y la leyó.

 

“Aceptaste mi rostro y mi cuerpo.

Te enamoraste de lo único que la gente no conoce de mí

Te enamoraste de mi alma, y yo te correspondí

Esto no es un adiós, es un hasta luego

Porque incluso el ser mas horrible

Tiene su lugar en este mundo

 

Hasta entonces, soñaré con este momento

Y el momento en que volveremos a encontrarnos

No me olvides, yo no te olvidaré

Porque incluso el ser mas horrible

Tiene su lugar en este mundo

 

Espérame

 

Gore”

 

Leo sonrió al terminar de leer esa carta. Una pequeña luz de esperanza se había encendido en su interior.

 

Leo:…hasta luego…Gore….

 

Dijo mirando a una de las ventanas, la cual despedía una luz plateada. Luego se alejó, viendo que sus amigos volvían. Desde la ventana de luz plateada, un hermoso rostro blanco, de ojos y pelo celestes, observaba con una sonrisa la escena, mientras pensaba que, incluso él, tenía su lugar en este mundo.

 

FIN

Notas finales: Y asi termina su historia. Gracias por haberla leido ^^

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