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Riyū to shinzō por Thai Maqui

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Notas del fanfic:

Derechos de personajes, Masashi Kishimoto.

Notas del capitulo:  

Bueno antes que nada, este fic no es nuevo es una reedición casi total del original. Tiene varios matices gore y psicológicos tratados superficialmente.

 

 

El mes de mayo había llegado y con este el cambio a la estación otoñal... Las quebradizas y cobrizas hojas de los árboles caían raudas siendo arrastradas por la fuerte brisa que se ensañaba con ellas haciéndolas volar.

 

 

Una elegante silueta enfundada completamente de negro caminaba con parsimonia por un lúgubre y solitario sendero. Su mirada recorrió los grisáceos epitafios, bastante maltratados por el paso del tiempo. Aquellos nombres olvidados, ininteligibles  en las gruesas lápidas de grava ataviados por rosas muertas, tan negruzcas y fétidas, como el último eslabón de un dulce recuerdo que se negaba a fenecer.

 

 

Detuvo su andar en el antiguo mausoleo de su familia. Una imponente estructura estilo victoriano, las paredes ajadas y mohosas le recordaron todos los años que había negado su pasado pero ahora estaba determinado a acabar con ese estigma que lo perseguía. El cual era recelosamente custodiado por una bella y enigmática estatua; un ángel negro de triste mirada. Pasó sus dedos por aquellos pétreos labios limpiando el fino polvo mientras su miraba se tornaba nostálgica.

 

 

La oxidada reja de la fúnebre y elegante sepultura se abrió, profiriendo un reverberante crujido que llegó hasta sus tímpanos. Caminó hasta el centro donde se hallaba un ataúd color marfil y sin siquiera verlo se dirigió a las tumbas de sus progenitores y su hermano.

 

 

El único sobreviviente del clan Uchiha hizo una leve reverencia en señal de respeto a sus familiares, prendiendo un incienso almizclado a canela y pino, el aroma favorito de su madre... el aroma a Navidad. Y luego de un breve rezo, regresó sobre sus pasos.

 

 

- Al fin has muerto - murmuró cerrando la tapa del frío ataúd albo, que retumbó como el eco de su dolida alma - maldita serpiente rastrera.

 

 

Sus gélidos ojos, tan negros e indescifrables... reflejaron un fuerte brillo de sádica satisfacción al igual que los finos labios curvados en una amplia sonrisa; disfrutó del sonido de la corroída polea rotar, hasta que el ruido seco del féretro estrellándose en aquel profundo pozo diez metros bajo tierra anunció el final del camino, enterrando el doloroso pasado y abriendo las puertas a un venturoso futuro.

 

 

- Solo para asegurarme que no volverás a molestarme - encendió un cigarrillo,  y dio una calada elegantemente para atizar el fuego, exhalando el nocivo vaho.

 

 

- Será mejor incinerarte... Orochimaru - tiró el pitillo y vio como este hacía su trabajo, quemando todo a su paso en la improvisada hoguera. 

 

 

Sasuke no pudo esconder su satisfacción, su tersa y lechosa tez plasmaba las furtivas emociones que brotaban de su interior. Aquella flama lo invitaba a deleitarse con su baile de cálidos matices, a observar la etérea forma que adquiría su venganza y ver como la carne y los huesos se entremezclaban con el líquido carmesí, convirtiéndose en blancos fragmentos y cenizas ensangrentadas.

 

 

Toda su bizarra diversión fue interrumpida por el vibrar de su celular. De mala gana el Uchiha se dispuso a apagarlo pero al notar de quién se trataba prefirió contestar.

 

 

- ¿Que quieres Kakashi? - dijo imperativo sin apartar sus negros ojos del abrasante fuego.

 

 

- Tengo un trabajo para ti - el doctor prefirió ahorrarse los sarcasmos sabiendo el lugar y los actos del azabache.

 

 

- Sabes que no puedo aceptar a ningún paciente, me caso en un mes - declinó la propuesta rotundamente.

 

 

- Claro, si me dejaste sin enfermera - recordó con una risilla de alivio.

 

 

- Entiendo, no te molesto - comentó el de cabellos plata. Sasuke enarcó una ceja suspicaz, su colega no solía rendirse con tanta facilidad, no al menos sin dar una buena pelea y sacarlo de sus cabales. 

 

 

- Pero... - agregó haciéndose el interesante - fue la última víctima de Orochi...

 

 

- Está bien veré que puedo hacer pero no me haré responsable - Sasuke no lo dejó terminar, contrayendo más su entrecejo al imaginarse la cara de complacencia del Hatake. 

 

 

- Voy para allá - apagó su teléfono y justo cuando la última llama se extinguió, enrumbó hacia su lujoso auto.      

 

 

 

Réquiem 1. Girasol deshojado

 

 

 

Tan blanco como la nieve lodosa que se derrite al llegar la primavera; tan puro como el agua cristalina contaminada por los metales pesados... venenosa y hedionda, así era el intoxicante aire que se respiraba en aquella decadente cárcel.

 

 

El área de máxima seguridad de la prisión estatal de Konoha, tierra de nadie, con las estadísticas de muerte más altas, celdas iguales a las mejores suites de un hotel cinco estrellas, corrupción por parte de los altos mandos aceptando jugosas coimas y una facilidad para continuar delinquiendo desde un lugar seguro. Estar encerrado cumpliendo sentencia era un mero formalismo.

 

 

Apenas se escuchaban las tenues pisadas de sus costosos zapatos italianos, desfilando por aquel sendero de negros barrotes. Las avidez manos que los presos parecían que en cualquier segundo saldrían expelidas por el esfuerzo de tan solo rozar al azabache.

 

 

Aquella belleza hipnotizante y atrayente que solo un Uchiha poesía, los ojos rasgados ébano desafiantes, despreciando con altanería los despojos humanos que trataban de tocarlo. Lo miraban como hienas hambrientas dispuestas a devorarlo al mínimo descuido y borrarle esa estúpida sonrisa de satisfacción del rostro.

 

 

Quedó frente a una apolillada puerta de madera, donde un pequeño letrero colgaba, indicando "enfermería". Ni siquiera se molestó en tocar y girando la dorada perilla entró a la habitación, encontrándose una escena por demás conocida.

 

 

- Lamento que hayas venido hasta aquí - dijo Kakashi separándose de los suaves labios de su novio, colocándose nuevamente la mascarilla.

 

 

- No importa - negó sentándose en la camilla lateral a la pareja - para que me llamaste.

 

 

- Te veo luego Kakashi senpai - interrumpió el castaño con incomodidad al verse in fraganti, terminando de abotonarse la camisa  - Uchiha san - hizo una leve reverencia la cual Sasuke contestó con un cabeceo.

 

 

- Hasta la noche Tenzou - quiñó su único ojo visible con picardía logrando sacarle un pequeño sonrojo.

 

 

- No puedo creer que alguien tan correcto como el este en prisión - habló indignado de la podrida justicia.

 

 

- Tráfico de armas y venta ilegal de estupefacientes - habló el Hatake mientras revisaba se encaminaba hasta su escritorio - veinte años de cárcel - suspiró con pesadez.

 

 

- Y solo por estar en el lugar y momento equivocados.

 

 

- Al menos el verdadero culpable le da protección a Yamato y a su familia, así sea dinero mal habido no es un mal trato - comentó buscando cuidadosamente un archivo en el cardex.

 

 

- Que más podía hacer era eso o terminar con el cráneo perforado - dijo exteriorizando su desdén y resentimiento.

 

 

- Acá está - el doctor sacó una carpeta color azul, distinta a las demás en rojo - vamos - y con un amable gesto guió a su invitado hasta la zona de reos condenados a la pena de muerte.

 

 

Sasuke reconoció el camino a la perfección, las paredes nácar quisquillosamente pulcras y el penetrante olor a cloro afectando su agudo sentido del olfato. Cuando cursaba la pasantía en psiquiatría aquel sórdido lugar, para conectarse con su lado oscuro y conseguir información de la serpiente rastrera. En aquel tiempo él, con sus propias manos soñaba con matarlo pero hace escasas dos semanas se dio con la agradable sorpresa que alguien se había adelantado a sus planes.

 

 

Una vez que se graduó trabajo junto a Kakashi en los escalofriantes casos de "Cold case", recavando datos sumamente perturbadores de los asesinos en serie que se "hospedaban" temporalmente. Detrás de la metálica y gruesa puerta de acero blindado se hallaba la peor de las pesadillas, las mentes más brillantes, calculadoras y sádicas entonces...

 

 

- ¿Porqué quieres salvar a uno de estos psicópatas? - interrogó el Uchiha mientras el doctor digitaba la clave de seguridad.

 

 

- La verdad... es todo lo contrario... un ángel - el escueto sonido anunció el acceso al área restringida - y quiero que lo conozcas.

 

 

- Toma - le entregó el file que cuidaba recelosamente, escondido bajo su pulcra bata - en esta parte las cámaras de seguridad están malogradas - explicó entre susurros. El Uchiha pasó con rapidez cada una de las hojas, pero una de estas llamó fuertemente su atención.

 

 

- Me dices que este niñito... - titubeó buscando la verdad en los ojos de Kakashi. En la última página se mostraba la foto de un joven, cabellos rubios, ojos azules innegablemente hermosos, piel bronceada y las mejillas con unas ligeras marcas como largos rasguños felinos. Según los cálculos del azabache tendría apenas trece años.

 

 

- Uzumaki Naruto... mató a la serpiente - si que el destino era una jodida mierda. Él llevaba quince años de su miserable vida tratando de matarlo y un mocoso imberbe le había ganado. Enterarse así de la muerte de Orochimaru le había dejado un mal sabor de boca, como a ponzoñoso veneno.  

 

 

- Entonces que hace aquí - dijo sardónico - no debería estar en el reformatorio jugando a la ronda.

 

 

- Sasuke entiendo tu malestar pero esto es serio - el Uchiha recobró la compostura al escuchar la sensatez y fuerza ejercida por la voz de su colega.

 

 

- No es el lugar adecuado, movámonos - siguieron por el amplio pasillo, del cual se enfilaban albas puertas contrastando con la alma negra de sus residentes.

 

 

- Deben haberlo inculpado como el en caso de Iruka, es solo un crío - negó todo atisbo de posibilidad que aquel chico fuera el causante de matar al criminal más poderoso y peligroso de la ciudad.

 

 

- Tú mismo cremaste el cuerpo vistes las marcas y  las pruebas forenses así lo señalan - arguyó Kakashi - no hay duda que fue Uzumaki kun - Sasuke prefirió mantener absoluto mutismo al respecto y totalmente escéptico ante la retorcida idea, siguió al mayor.

 

 

El leve titileo de los luminosos fluorescentes seguidos por un punzante zumbido advirtió que la muerte estaba próxima, materializada como una vibrante dama que recorría tu cuerpo entero y en un ardoroso y mortal escalofrío te calcinaba las entrañas.   

 

 

El último viernes de cada fin de mes era el día designado para llevar a cabo las pacíficas ejecuciones, los custodios salían con un cuerpo inerte enfundado en una bolsa mortuoria y un gesto de radiante paz y felicidad en los labios.

 

 

Sasuke esbozo una amplia sonrisa al observar a los corpulentos hombres sacar la basura. Claro que comprendía aquel sentimiento de carnicería justiciera, de impartir la equidad con contradictorios actos y deleitarse con la sangre derramada y si por ello te ganabas el eterno infierno.

 

 

Bienvenido sea...

 

 

Volvió a sumirse en la marejada de su mente, tratando de dilucidar sus intrincadas emociones, llegando a una decisión. Orochimaru ya estaba muerto y sin importar lo que hiciese no podía cambiar el hecho que un niño inocente haya sido el culpable... solo quedaba pagar la penitencia incrustada por la serpiente y él estaba dispuesto a cargar parte de la pesaba cruz.

 

 

- Porque - escapó de su boca en un etéreo murmullo.

 

 

- Quizás por eres obsesivo compulsivo - aseveró deteniéndose en la habitación número seis.

 

 

- Tal vez porque eres el único que puede entender su dolor - expresó con seriedad, ingresando la llave en la cerradura.

 

 

- Pero lo más probable es que quiero leer mi Icha icha tranquilo y hacer cositas con Tenzou - con ese último comentario a media broma, el Hatake logró atenuar el tenso ambiente a la vez que las luces del cuarto se vislumbraban por la rendija de la puerta.

 

 

- Además solo repite tu nombre.

 

 

- ¿Estas listo? - a pesar de su desconcierto por la abrupta confesión, ya no había marcha atrás, estaba determinado a ayudarlo y como último descendiente del orgulloso clan Uchiha lo cumpliría.

 

 

- Hola Naruto kun - empezó Kakashi con un tono muy suave apenas audible - hoy te he traído una visita.

 

 

- Uchiha Sasuke san - nombró una suave voz desde la iluminada habitación - te estaba esperando.

 

Notas finales:

Actualizaré interdiario.


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