Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Riyū to shinzō por Thai Maqui

[Reviews - 89]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo: Este es el capítulo más ¿dulce?, ojalá les guste.

 

Contaminación, tráfico, ruido, griteríos...

 

 

A pesar de esos molestos factores, que irritaban sobremanera al quisquillo y calculador Uchiha Sasuke, parecía no tomarles demasiada importancia, ensimismado en sus propias  cavilaciones. Distraídamente sus ojos se posaron  en la luz ámbar esperando que cambiase, para dirigirse a aquel sombrío lugar de altas murallas grisáceas. Clavó con fuerza sus uñas sobre la fina funda del timón evocando el porqué, de su repentina desaparición - excusada bajo la perfecta fachada de su accidente - hacía ya semana y media, a pesar de las insistentes llamadas de Kakashi. 

 

 

Una irónica sonrisa brotó de sus labios. Años por ocultar su oscuro secreto... años de radicales tratamientos, de interminable medicación y ridículas terapias por reprimirlo y nuevamente se ensañaba con resurgir, recuerdos malsanos... olvidados en el tiempo, desenterrados por un crío de trece años con la mente de cinco.

 

 

Finalmente pisó el acelerador y con el rechinido de las llantas del lujoso convertible negro se puso en marcha hacia la penitenciaria para verlo, seguido muy de cerca por un motorizado policía vial que lo escoltaba para ponerle una papeleta.

 

 

Una vez que recibió la debida y sustancial sanción, contiendo las ganas de mandar al carajo al agente de tráfico, aparcó en el estacionamiento y, cuando se disponía a pasar por la zona de revisión rutinaria para personal autorizado vio a una efusiva mata de pelos amarilla corriendo hacia él, o al menos lo más rápido que su herido cuerpo se lo permitía.

 

 

Su corazón trepidó con fuerza, comenzando un incesante golpeteo. El insignificante cosquilleo se convirtió en descarga eléctrica y su respiración se tornó asfixiante, al borde del colapso nervioso. Allí el causante de su idílico malestar corría en su dirección, con su inseparable muñeca en el brazo. Naruto vestía una holgada camiseta naranja demasiado extravagante para un lugar tan sombrío y unos pequeños y ligeros short de algodón, color negro.

 

 

A pesar de las exiguas vendas, su cuerpo no dejaba de ser... llamativo. Y sus ojos ahora expresivos... un mar azul relajante, destilando inocencia. Una maldita inocencia que reclamaba por ser robada nuevamente, de manera placenteramente cruel. Sasuke parpadeó varias tratando de contener un ligero mareo mientras sus  pupilas viraron a un color escarlata, más difuminado e intenso, apoderándose lentamente del ébano que luchaba por su dominio inútilmente.

 

 

- Sasuke san - gritó el rubio abalanzándose a sus brazos. Con mucha dificultad y parándose de puntitas, alcanzó los labios del mayor robándole un rápido beso mañanero - me alegro que este bien ttebayo.

 

 

- Naruto - gruñó - no me beses - regaño simulando molestia.

 

 

- Pero así demuestro que me gustas - explicó dejando algo turbado al mayor por su directa confesión - que te quiero dattebayo - concluyó volviéndolo a besar.

 

 

- Sasuke recuerda tu ética profesional - susurró Kakashi aguantando una fuerte risotada por el leve rubor en las níveas mejillas.

 

 

- Cállate - masculló recobrando la compostura - Naruto te traje un regalo porqué no vas a buscarlo al auto - ordenó, señalando el susodicho y el rubio obedeció, dando brinquitos por el camino.

 

 

- No hubo noche que no dejara de nombrarte - comentó quiñando su único ojo visible - y a pesar que no dijo nada más, esperaba ansioso tu regreso.

 

 

- No puedo hacerlo, cambié de opinión - cortó tajante el parloteo del Hatake - que el crío se quede contigo, estará más seguro.

 

 

- ¿Tu crees? - Dijo inocente ignorando la difícil situación moral del azabache - es eso lo que te preocupa.

 

 

- ¡¡Deja de hacerte el idiota!! - Siseó zarandeándolo bruscamente de la pulcra bata. Kakashi fue a parar contra el muro de concreto que lo recibió con un doloroso golpe.

 

 

- Sabes lo que pasó en la capilla, lo sabías desde el principio y aún así... - acalló frustrado, menguando lentamente su agarre.

 

 

- Quizás no sea tan malo - fue el simple comentario del de cabellos plata.

 

 

- Sasuke debes enfrentar tus problemas, medicarte hasta quedar inconciente y encerrarte en la oscuridad de un ático no soluciona nada - el azabache tan solo lo observó con una su gélida y fulminante mirada ébano.

 

 

- Pero de lo que estoy seguro es que eres el único que puede ayudar a Naruto kun - afirmó sin atisbo de duda - sabes que su comportamiento con respecto a ti es muy extraño.

 

 

- Lo sabes ¿verdad?, algo oculta - no podía negarlo, los hechos eran irrefutables. La falta de habla excepto por su nombre, su intrincado encuentro, demasiado cercano para un niño abusado sexualmente y sobretodo con un desconocido, los sangrientos asesinato del tan Hidan y Kakuzu, hasta la muñeca que siempre traía.

 

 

- De acuerdo - soltó en un bufido de resignación - pero si algo malo le pasa tu serás el culpable.      

 

 

- Lo peor que puede pasar es que te enamores obsesivamente de él, tanto como el chibi lo está de ti - dijo bromista a pesar de la verdad oculta en sus palabras, escondiendo su cubierto rostro detrás de su libro de cabecera, al ver las asesinas intenciones del azabache.

 

 

- Como lograste que saliera - cambió radicalmente de tema al ver que rubio regresaba más que feliz con una caja azul semiabierta entre las manos.

 

 

- Bueno Asuma adelantó mucho del papeleo - explicó - no tuvo inconvenientes al alegar sobre un método experimental que recuperará las facultades mentales de Uzumaki kun en tan solo dos meses - pausó haciéndose el interesante - realizado nada menos que por famosísimo psiquiatra Uchiha Sasuke.

 

 

- Así que hoy a partir de las seis de tarde y durante sesenta días es todo tuyo - le dio un suave codazo en un gesto pícaro. El Uchiha iba a hacer alarde de sus habilidades vengativas pero la dulce voz del menor lo detuvo.

 

 

- Gracias Sasuke san - retribuyó el de ojos azules ni bien llegó al lado de los dos mayores con una hermosa sonrisa.

 

 

- La ropa de Alicia chan ya estaba muy fea ttebayo - explicó enseñándole la muñeca que ahora lucía un vestido de wa lolita rojo con detalles en pétalos blancos y dorados.  

 

 

- Naruto quieres jugar conmigo - preguntó Sasuke, recibiendo un abrazo como respuesta. Con la intención de descubrir la verdad oculta, en los incomprensibles ojos azules...

 

 

 

Réquiem 4. La Baccara* espinosa

 

 

 

La brisa era suave y fresca, haciendo que las marchitas hojas del frondoso árbol cayeran juguetonas sobre la dorada cabeza. El sol ardía, bronceando con un matiz brillante la piel expuesta de los morenos hombros, y los ojos zafiro miraban hipnotizados las largas hebras rojas de la adorable muñequilla mientras pasaba el fino peine a través de estas.

 

 

El chirriante sonido del destartalado columpio era lo único que quebraba el confortable silencio. Los posos negros, siempre frígidos e impenetrables ahora se mostraban concentrados... contemplando la rubia figura mientras lo mecía suavemente al compás del viento, disfrutando el momento a solas con su pequeño y enigmático tormento.

 

 

- Alicia es un bonito nombre - comenzó el Uchiha con voz dulcificada, siendo escuchado atentamente por el menor.

 

 

- Sí, le puse así por mi cuento favorito, Alicia en el país de las maravillas dattebayo - explicó orgulloso mostrándosela nuevamente.

 

 

- ¿Quién te la regaló? - siguió su interrogatorio, desenmarañando los rebeldes remolinos en su rubia nuca.

 

 

- Mi padre - susurró apenas audible con un deje de melancolía.

 

 

- ¿La serpiente rastrera?

 

 

- No - negó con un efusivo cabeceo - Orochimaru me dijo que fue mi verdadero oto san y la muñeca es una réplica de mi oka san - Eso indicaba que el ambarino conocía bien a los padres del Uzumaki, los cuales seguramente pertenecía a una acaudala familia y los asesinó, justo como en su caso.

 

 

- Y estaba sin ojos - curioseó el psiquiatra con un tinte irascible, deteniendo el ondulante movimiento del balancín. Estrujó la hosca soga con tanta fuerza que las palmas de sus manos se ampollaron por la violenta fricción, acompañadas de unas efímeras gotas de sangre.

 

 

- Yo se los saque y los escondí - contestó trémulo - para que no me viera haciendo cosas malas ttebayo - explicó sin apartar su vista de la roja cabellera, agachando su cabecita avergonzado.

 

 

- ¿Cosas malas? - repitió el mayor a sabiendas de la respuesta.

 

 

Sasuke dio media vuelta, poniéndose adelante del rubio, bajó hasta su altura arrodillándose en el verde gras y con suavidad pasó la yema de sus dedos por la barbilla, delineando las marcas en sus mejillas hasta encontrar el bello reflejo de sus vidriosos ojos azulinos.  

 

 

- Orochimaru me tocaba y me golpeaba - confesó observando algo difusas las penetrantes orbes ébanos que lo observaban, producto de las saladas gotas que agolpaban sus pupilas.

 

 

- Lloraba y gritaba para que no lo hiciera pero él solo se reía - siguió con un fuerte escozor en su garganta que le dificultaba el habla y una incisiva opresión en su pecho.

 

 

- Luego me quitaba la ropa y me metía... - pausó abochornado ocultando su rostro tras sus manos canela - su... su cosa... en mi hoyito dattebayo - balbuceó cerrando duramente sus párpados, conteniendo un sollozo mientras señalaba su parte trasera.

 

 

- Y después la sangre... por todos lados - su cuerpo se estremeció, convulsionándose incesante y las lágrimas salieron libremente.

 

 

Sasuke tan solo reprimió un contrariado rictus, al presenciar el desolador panorama. Deseaba borrar el sufrimiento del pequeño y convertirlo en propio, devolverle la felicidad y su inocencia robada... pero no podía. Lo abrazo con cautela como si fuera a quebrarse al mínimo roce, brindándole protección, sosiego y cariño.

 

 

- También el cuarto oscuro, me encerraba con agujas y ese espejo... ese espejo me da miedo - balbuceó acogiéndole a la calidez del mayor, aferrándose a sus brazos en busca de estabilidad.

 

 

- ¡¡No me gusta!! - Gritó lo más fuerte que pudo, gritó con desesperación, angustia y terror... gritó lo más fuerte que su desgarrada alma se lo permitió.

 

 

- Ayúdeme Sasuke san - susurró rozando la sinuosa y rojiza piel de la boca del Uchiha.

 

 

- ¿Porqué confías en mí, no te asusto también? - Sabía que no era el momento indicado, sabía que debía consolarlo, cuidarlo... pero no pudo evitar pronunciarlo, aquel cálido contacto lo había desequilibrado salvajemente.

 

 

- No tienes miedo que también te haga cosas malas - se repudió a si mismo por sentir tal excitación plasmada en su enronquecida vos, odiándose hasta el punto del suicidio por el ardoroso deseo que le provocaba la preciosa carita llena de espesas lágrimas, tan sonrosada, con los ojitos brillosos y sobretodo por su indefensa fragilidad.

 

 

- No, Porque eres tú - fue su simple respuesta - eres Sasuke Uchiha san.

 

 

- Porque - tartamudeó con ligereza conteniendo la voz gutural que proclamaba por imponerse, revelando sus oscuras intenciones.

 

 

- Porque eres tú - repitió con una sonrisa entre matices claros y oscuros.

 

 

- Y... - titubeó - aunque me hagas esas cosas malas, me gustarían - declaró avergonzado mirando fijamente las dilatadas pupilas rojas como la sangre.

 

 

Naruto dio un casto beso en la pálida mejilla mientras su índice acariciaba las viriles y fuertes facciones, paseándose por la recta nariz y los marcados pómulos, deteniéndose sobre sus labios...

 

 

- Y esas cosa malas, son dulces y bonitas cuando lo haces con alguien que...  - balbuceó, estremeciéndose por la placentera sensación que le proporcionaba la ávida cavidad del azabache, que, aprovechó para morder su dedo suavemente, llevándoselo a la boca, lamiéndolo con gula y deleite. Ansioso, salvaje y ávido por más...

 

 

- Yo te quiero - confesó sumamente sonrojado escondiendo su rostro en la curvatura del largo cuello.

 

 

- Tú, ¿me quieres? - susurró acariciando cada letra en un cálido aliento sobre el lóbulo de la blanca oreja, desarmando las ultimas barreras de templanza del Uchiha.

 

 

Mordió su labio inferior con saña hasta que las tintóreas gotas cayeron sobre su fina camisa,  para no saliera de su garganta las palabras que se moría por decir pero eran incorrectas, amorales, perversas...  

 

 

- Sí - declaro con total franqueza fragmentando su última partícula de razón, de equidad e integridad. Tan solo quería rendirse a la angelical belleza que estrechaba codiciosamente entre sus brazos.

 

 

- Te quiero, te deseo, eres solo mío - Unió sus labios con los de su dulce Naruto, bloqueando de su mente los aberrantes hechos y el resonante eco que le suplicaba detenerse. Disfrutando de la maravillosa sensación de poseer el pequeño cuerpo que se aferraba al suyo con desesperación. Con la seguridad que no había marcha atrás.

 

 

 

****

 

 

 

El cristalino líquido lucía tranquilo, pero para Naruto era amenazante, como queriéndolo sumergir en sus profusos dominios. Tanta agua alrededor renacía la fenecida reminiscencia de su cuerpo sumergido en un marcho escarlata.

 

 

Cerró sus ojos zafiros mientras exhalaba un sutil suspiro reprimiendo su aversión. Lentamente y con total delicadeza las gasas fueron cayendo una por una, deslizándose por su frágil anatomía hasta llegar al frío suelo del baño, exponiendo su violácea piel.

 

 

Sintió como las pálidas manos de Sasuke lo recorrían con la mullida esponja, limpiando las corruptas heridas entre toques fríos del poroso objeto y tórridos de sus febriles dedos; percibió la penetrante mirada ébano deleitarse con la erótica danza de las perladas gotas que se adherían y deslizaban libremente sobre él hasta las partes más recónditas, sinuosas y sugerentes, que el azabache se moría por marcarlas como su propiedad.   

 

 

- ¿Estas bien? - preguntó el Uchiha con voz excitada apegando su desnudo cuerpo al del menor en un electrizante y delicioso roce.

 

 

Quería poseer esa piel canela, lamerla, probarla, morderla, rasgarla... pero reprimiendo sus tórridos deseos, anteponiendo la seguridad de su Naruto, se conformó con acariciarla como si fuese un etéreo aleteo y de ataviarla con ardientes besos como incandescentes y efímeras estrellas fugaces.

 

 

Naruto no pudo evitar jadear en el oído de su compañero, esa sensación era indescriptible, calor... demasiado intenso, excitante, enloquecedor. Un cosquilleo que burbujeaba en su interior expandiéndose por cada poro de su cuerpo. No tenía idea que aquel acto que consideró tan abominable pudiera ser tan bello y placentero... tan dulce.

 

 

Sus manos se buscaron desesperadas, al igual que sus bocas para entrelazarle en el esencial intento de fusionarse. Sin separarse, Naruto enroscó con habilidad sus estilizadas piernas a la cintura de Sasuke, quién con su tesoro rubio en brazos lo encaminó hasta su habitación.   

 

 

Cayeron sin dejar de demostrarse la necesidad de saciarse del contrario sobre las finas sábanas de seda negra, y con dolor de sus corazones se separaron para recobrar el exiguo aliento que encarecían sus pulmones.

 

 

- Estoy muy feliz dattebayo - declaró el rubio expresando toda su alegría mientras se colocaba una amplia camisa azul, tratando de alcanzar una fragante rosa que yacía sobre el buró.

 

 

Sasuke tan solo lo observaba embelesado, ayudándole a abotonarse el improvisado pijama mientras sus dedos palpaban accidentalmente los rosáceos pezones. Dilucidando el último atisbo de duda sobre su particular relación al ver las rojizas y avergonzadas mejillas, los rubios cabellos como el oro, sus refulgentes zafiros azules y el travieso gemidito que le regalaba su pequeño. 

 

 

- Es linda - dijo Naruto haciendo alusión a la fragante y negruzca flor. Con sensuales movimientos que solo enloquecían a Sasuke, el rubio se sentó a horcajadas sobre él, y con parsimonia acarició la tersa y pálida piel desnuda.

 

 

Los pétalos ébanos contrastaban con el marcado abdomen, recorriendo los sinuosos y trabajados músculos del bajo vientre, delineándolos hasta llegar a la suave y rizada mata de pelos brunos que se asomaba entre las sábanas. A Naruto le agradó la reacción del mayor, que trataba inútilmente de reprimir un sutil jadeo, y siguiendo con su tortuoso pero excitante paseo, llegó hasta el níveo rostro, deteniéndose sobre los párpados entreabiertos, para depositar un beso en los labios.    

 

 

Esbozando una bella sonrisa se separó del Uchiha, enzarzando una de las espinas en su dedo y, reprimiendo una mueca de dolor le mostró al azabache la pequeña gota grana. Sasuke beso el pequeño anular, sintiendo el tibio líquido teñir sus labios, lamió con deleite el metálico resabio y saboreó la sangre de su pequeño como divina ambrosía.

 

 

El Uchiha continuó con el esotérico ritual, pinchándose con la misma púa, siendo acogido inmediatamente por la humedad y calidez de esa dulce boquita succionando y lamiendo... demasiado tentador para controlar sus ansias de probarlo y,  en un último beso donde fundieron sus esencias, demostró la desbordante pasión que lo consumía y la felicidad que le provocaba Naruto con una sonrisa sincera que se delineaba cada vez más nítida y hermosa.      

 

 

Aquella sombra de la serpiente ahora parecía lejana, difuminándose en el mar muerto de recuerdos olvidados, tan solo existían ellos dos en su utópica ilusión, en su deseo por amarse aplacado por el calor de sus ávidos besos y las suaves caricias que los arrullaban lentamente hasta caer profundamente dormidos.

 

 

Es fue la primera vez que Sasuke pudo conciliar el sueño, anhelando un flamante día, un venturoso amanecer junto a su amado Naruto, que descansaba tranquilamente sobre su níveo pecho.

 

 

Pero el tóxico veneno siempre corroe sin importar el antídoto...

 

Notas finales:

* Conocida como rosa negra, es de un color vino tinto muy oscuro y al ser expuesta  a la luz tenue crea un efecto de parecer negra. En el idioma de las flores significa amor profundo, en este caso particular por su color tan intenso sería como un amor ¿eterno?, ¿obsesivo?, el pincharse con las espinas también indica traición.

Hay una analogía clara con respecto a la baccara y las personalidades de Sasuke, esta flor es entre roja y negra, colores que representan al Uchiha, dándole como el equilibrio de su dicotomía.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).