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Riyū to shinzō por Thai Maqui

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Notas del capitulo:

 

 

Domingo, primero de noviembre...

 

 

"Y en las últimas noticias. Una joven de veintiséis años, identificada como Uchiha Sakura, esposa del conocido psiquiatra y dueño de las empresas "Sharingan", Uchiha Sasuke, fue hallada muerta en uno de los areneros del parque municipal. Según las primeras pesquisas, la víctima murió a causa de asfixia mecánica*"

 

 

- Sakura siempre fuiste tan ingenua - dijo divertido aquel hombre mientras veía el noticiero nocturno.

 

 

- No te preocupes, terminaré lo que empezaste - murmuró, apagando el costoso televisor, dirigiéndose a la salida de su oficina. 

 

 

- Descansa en paz... 

 

 

 

Réquiem 6. El aberrante grito de las sakuras

 

 

 

Miércoles, treinta de septiembre...

 

 

Empuñaba su tenedor, friccionándolo con rencor, contra la lujosa vajilla de porcelana, ocasionando un breve pero altísono sonido.

 

 

La mirada de Sakura solo trasmitía desprecio, odio y mortandad. Como una intensa flama anhelante de calcinar al usurpador que se encontraba frente a ella, a la vez que imaginaba que los tomates cherry de su insípida y dietética ensalada eran la cabeza de su pequeño "hijo", y complacida, los partía en finos pedacitos haciéndolos puré. 

 

 

Mientras que el rubio tan solo le sonreía tiernamente, moviendo su cabeza de un lado a otro regalándole fugaces miradas desafiantes, jugando a "quién come más ramen" con su linda Alicia, ignorando las obvias y mortíferas intenciones de su joven madre de cabellos rosa.

 

 

El tenso y hosco ambiente; viciado y sofocante, fue disuelto mágicamente por unos ojos negros, que se vislumbraron expectantes entre la sección de economía y finanzas, sonsacando una maravillosa sonrisa de su perfecta familia.

 

 

- Sasuke kun - llamó la joven con fingida dulzura, invadiendo peligrosamente su espacio personal.

 

 

- Quiero pasar unos días con Naruto... de vacaciones - propuso con convicción, enmascarando su ansias asesinas. Convicción que se desplomó, reflejada en un suave respingo, ante la amenazante, turbia y gélida mirada de su esposo.

 

 

- A que te refieres - indagó, azotando el periódico contra la lustrosa mesa de exquisitos acabados.

 

 

- Bueno... - titubeó sin saber como proseguir - en diez días es el cumpleaños de Naruto kun - continuó estrujando la servilleta bordada, como infundiéndose valor.  

 

 

- Y como su madre - su voz se tornó algo trémula con un imperceptible tinte desdeñoso, por la dificultad de las falsas palabras - creo que es el momento de conocernos mejor, compartir tiempo de calidad.

 

 

- Bien - fue la escueta respuesta que sorprendió a ambos presentes - dime el lugar y el día para irnos - dijo irresoluto, cerrado a cualquier posibilidad de objeción.

 

 

- Me gustaría que fuéramos solos, ya sabes, para estrechar nuestro lazo - acotó rápidamente recibiendo un rotundo gesto negativo por parte del Uchiha.

 

 

- Naruto - llamó, captando la atención de los ojos azules - vete a tu habitación - ordenó. Sin mas, el rubio dio un brinco de la silla, tomó a su muñeca y se acerco a su padre, dándole un fugaz beso en los labios, para molestia de la Haruno y se encaminó hasta la planta alta.

 

 

- ¡¡Siempre depende de ti, solo habla contigo y nunca se separa!! - vociferó empuñando sus maños al respaldo de la silla, dolida ante el lascivo y complacido semblante del Uchiha, tratando de contenerse las ganas de correr y tirar por las escalares al maldito crío.

 

 

- Hasta duerme en nuestra cama - finalmente Sasuke separó su mirada del barandal, al perder de vista la silueta de su Naruto para observarla, sin importarle en lo más mínimo su frustración, él ya tenía suficientes problemas soportándola a cada segundo del día. 

 

 

- Ni siquiera hemos podido consumar nuestro matrimonio - susurró abrazando a Sasuke por el cuello en un desesperado acto por captar su atención o un resquicio de cariño... Los brillosos labios de Sakura rozaron con los del azabache, robándole un  raudo beso tan efímero e irrisorio que intentó tornarlo fogoso, pero las pálidas manos se lo impidieron.

 

 

- Sakura...

 

 

- Eres cruel - reprochó conteniendo un sollozo derrotado - como quieres que sea una buena madre si nunca comparto tiempo con nuestro hijo - sin poder soportar más su sufrimiento, lloró presa de la impotencia y la desolación que la embragaban, de los corrosivos celos que la consumían, negándose a la firme idea de perder a su amado - que sea una buena esposa si... 

 

 

- De acuerdo, haremos un viaje familiar - cortó Sasuke, apiadándose de la patética escena. A pesar de todo sentía respeto y cariño por la de cabellos rosas, no en vano habían  compartido tantos años juntos.

 

 

- Pero...

 

 

- Entiende Sakura, jamás me separaré de Naruto - aseveró con suavidad, separándose por completo de su esposa, dejándola sola en el amplio comedor.

 

 

- Eso está por verse Sasuke - caviló, con la remota esperanza de que, al deshacerse de Naruto su amado volviese a ser solamente suyo.

 

 

 

Sábado, diez de octubre...

 

 

Escuchaba el monocorde goteo del gastado grifo reverberar como un agudísimo eco, en el sombrío y pútrido lugar. Su nariz olfateaba el intenso aroma salino entremezclado con el maloliente azufrado, y el ruido de las olas chocar contra la pared aledaña.

 

 

Sus ojos escocían por aquella burda venda que lo mantenían prisionero, al igual que las de sus brazos y piernas, fuertemente ajustadas. Ya había perdido la cuenta de cuanto tiempo había pasado, tres días, una semana... quizás más.

 

 

En eso, el sonido de la chirriante puerta se hizo presente, dejando escuchar unas finas pisadas, sintiendo su rostro escocer por el tacón de aguja que se clavaba con saña en su mejilla.

 

 

- Lo siento mi adorado hijo - profesó la femenina voz con burla - pero eres un estorbo y como tal debo eliminarte - Sakura disfrutaba de la situación, tanto, que parecía que su pecho explotaría de la emoción.

 

 

Allí, en un putrefacto charco de sangre y suciedad se encontraba Naruto. Su cuerpo desnudo y violáceo con numerosos moretones y laceraciones, la piel pálida por la falta de alimento y sus extremidades dolorosamente separadas por unas cuerdas, como finas cuchillas que lo hacían sangran ante el mínimo roce. 

 

 

- Sasuke kun solo se casó conmigo para poderte adoptar - la despechada mujer se acercó lentamente a una destartalada mesa mientras hablaba, enciendo una vela que reposaba sobre esta, viendo ilusionada, como la cera se derretía ante sus iracundos ojos verdes.

 

 

- Y yo tan ilusa - soltó un bufido decepcionado.

 

 

- Creerías que al principio me emocioné con la idea de un hijo - susurró muy cerca al oído del menor tensándolo en el acto, quién, a pesar de todo se mantenía sin decir palabra.

 

 

- ¡¡Un hijo que se folla con su padre!! - bramó, arrojando el pringoso e hirviente líquido sobre su cuerpo.

 

 

Naruto exclamó un grito desgarrador tan grave y profundo que las aves del muelle lo acompañaron con sus aberrantes graznidos. Su piel burbujeaba dejando la carne expuesta al rojo vivo y ese calor, abrasante no desaparecía, acrecentándose. Enloquecido, se movió desesperado, logrando que su sangre se derramara, calmando en algo su dolor.

 

 

- Tan solo soy una inservible pantalla para que puedan vivir su asqueroso idilio de amor - escupió en el rostro canela, lamentándose de su mala puntería, al darle solo en el torso, los brazos y las piernas.

 

 

- Sabes lo que es pasar diez años de tu vida dedicada a un ingrato, haciéndome la puritana, escuchando sus malditos problemas, consolándolo... ¡¡todo para qué!! - Sakura lo abofeteó, dejando marcado sus nudillos una y otra vez contra la sensible y pardusca piel.   

 

 

- ¡¡Para que un crío de mierda me lo quite en una semana!!

 

 

- Muérete Naruto, ojala vayas al infierno, te reencuentres con Orochimaru y sufras por toda la eternidad - con una psicópata sonrisa, la Haruno rasgó el pecho trazando finas líneas carmesí.

 

 

- Ah, se me olvidaba - habló inocente, dispuesta a apuñalar el vital órgano. 

 

 

- Feliz cumple... 

 

 

"En ese instante todo pareció cesar, aplacando la adrenalina y el terror que corrían por las dilatadas venas de Naruto"

 

 

Desconcertado y con la respiración sobre agitada, el Uzumaki escuchó un ruido sordo chocar contra el suelo, sintiendo inmediatamente unas cálidas manos que lo abrazaban. Un sentimiento nostálgico fue evocado, reconociendo a quién pertenecía esa suave caricia.

 

 

- Gracias - musitó adolorido por el atrofio de sus cuerdas vocales.

 

 

Lentamente fue liberado de sus ataduras y sus zafiros ojos pudieron contemplar el estoico rostro de su salvador, quién con un leve cabeceo desapareció entre la espesa bruma llevándose con inusitada facilidad a su "okasa".

 

 

- Gaara...

 

 

 

Martes, veinte de octubre

 

 

Sus verdes ojos se abrieron con pesar, desorientados por sopor y la densa oscuridad.

 

 

Vislumbró con suma dificultad un pequeño resquicio de luz, todavía con sus músculos negándose a obedecerla.  

 

 

De pronto...

 

 

Sus pupilas se dilataron inyectando el terror en su sangre. Grito, llanto y desesperación, golpea con vehemencia en fino cristal, rasguña hasta quebrase las acicaladas uñas.

 

 

El crujido del delgadísimo ataúd quebrarse se regodea en sus tímpanos, el miedo circunda como veneno por su cuerpo, apoderándose de ella, sumiéndola en la locura, sintiendo los escasos minutos de vida esfumarse junto con el aire. El oxígeno se extingue, se vicia con cada respiro y exhalo, comienza a convulsionar desesperada por salir de la pequeña madriguera.

 

 

La tierra comienza a destilar, como un reloj de arena indicando el final de su tiempo, el espacio se comprime mortalmente, los insectos pululan, las lombrices zigzaguean, y todo presagia la llegada de la muerte, dolorosa, despiadada y brutal. Acallando el último y aberrante grito de Sakura Haruno.  

 

 

Cuál es la peor de todas las pesadillas

Ser enterrada viva...

 

 

 

Viernes, trece de noviembre...

 

 

Simplemente no podían dejar de tocarse... Sus bocas se llamaban intentando morderse y sus manos, desesperabas necesitaban sentir el calor de aquella piel tan disímil, pero que se complementaban perfectamente.

 

 

La camisa de color naranja se hallaba completamente desabotonada, exponiendo la perlada piel canela ataviada por los endurecidos y sonrosados pezones. Los alisados pantalones negros hace varios minutos despojados junto con los boxer estampado con zorritos, se perdieron en algún recóndito lugar de la habitación; y las manos temblorosas, se aferraban a los cabellos oscuros, indicando el ritmo de aquel frenético y plácido movimiento.

 

 

- Naruto... - gruñó gutural el mayor, saliendo de su confortante escondite, ubicado entre las piernas del menor, saboreando con lascivia y gula el tibio líquido blanquecino.

 

 

- Te has ensuciado - susurró el rubio con un notable sonrojo en sus mejillas, señalando con la yema de los dedos el fino hilillo de semen que escurría por la comisura de sus labios.

 

 

- Deja que te limpie dattebayo.

 

 

Naruto lamió lentamente los labios su amante, fundiéndose en un apasionado beso. Las lenguas empezaron a buscarse deseosas de sentir el electrizante contacto, perdiéndose en la cavidad bucal del contrario.  El rubio pasó los brazos por el níveo cuello, iniciando un insinuante y cadencioso movimiento de caderas.  

 

 

- Hazme el amor oto san - murmuró pícaro en el lóbulo de la oreja. Aumentando el latente morbo de su prohibida relación, tan excitante e inmoral... un delicioso pecado.

 

 

Sasuke sintió el cálido aliento de Naruto rozando su cuello, los insinuantes gemidos aumentando su deseo de poseerlo, ese aire de inocencia que destilaba por cada poro de su piel, su embriagante aroma, su perfecto cuerpo invitado a ser probado.  

 

 

Justo cuando sus labios iban a juntarse para transmitir los intrincados sentimientos de sus corazones, el sonido de la puerta principal los irrumpió, transgrediendo su privacidad, aunque no lo suficiente rápido para encontrarlos in fraganti.  

 

 

- Qué sucede - cuestionó el Uchiha bajando las escaleras, sin perturbarse por el número de policías armados.

 

 

El Uzumaki tan solo miraba circunspecto la escena, posando sus añiles ojos en aquel hombre de cabellos malva, que se regocijaba de la situación mientras acomodando sus lentes.

 

 

- Uchiha Sasuke se te acusa de pederastia - informó el fiscal sumamente complacido - y aquí tienes las pruebas - la evidencia era contundente, las fotos mostraban el acto sexual con el rubio, y por su inestable mentalidad era un obvio caso de premeditación.

 

 

Siguiendo las indicaciones del catalejo, uno de ellos le asestó un fuerte golpe en la boca del estómago con la culata del arma, ensañando todo el asco y desprecio que sentía por el Uchiha ante el repugnante crimen, esposándolo bruscamente para luego arrastrarlo por la aterciopelada alfombra con la ayuda de su compañero. 

 

 

- Es un placer volverte a ver Naruto kun - expresó sardónico, viéndolo fijamente mientras subían a Sasuke a la patrulla. 

 

 

- Kabuto - sonrió - el gusto es mío ttebayo...

 

Notas finales:

* Es la obstrucción de la vía aérea superior (boca, nariz, laringe y faringe) por algún objeto extraño, en este caso particular la tierra.

Bueno me gustaría que me escribieran sus especulaciones, claro si lo desean, jane.


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