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Here With Me por AvengerWalker

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Notas del capitulo:

Disclaimer: Saint Seiya le pertenece a Masami Kurumada y a su mente evolucionada (?).

 

*--*

¡FELIZ CUMPLE KARLYTA!

 

xD Acá está tu regalo ^.^

me habías dicho que tu pare favorita era Milo y Camus :3 así que te hice uno de esa pareja nwn

a pesar de ser Songfic, espero que les paresca interesante (digo porque muchos dicen que los songfic son aburridos xD)

las advertencias que haré para que no haya embrollos, es que la canción originalmente está en inglés, así que la puse en inglés y me tomé el tiempo de traducirla para los que no saben el idioma.

 

en cuestión, sería algo así:

 

-Letra en inglés-

(Parrafo narración)

-La misma letra de antes pero traducida al castellano-

 

xDU capisce?

ewe

 

*-* disfrutá tu regalito de cumple Karly *0*

se te quiere un montón n_n! y pronto va a venir el fan art ;D

Sus grandes manos acariciaron con suavidad la mejilla ligeramente sonrojada del menor.

Sus grandes ojos celestes observaban aquellos labios entreabiertos, de los cuales provenía un exquisito aroma a dulce de leche.

No se animó a ir más allá, y solo se conformó con acariciar sus mejillas.

Paseó su dedo pulgar por el contorno de su rostro, por sus pómulos, por sus labios...


I didn't hear you leave
I wonder how am I still here
And I don't want to move a thing
It might change my memory



Si quisiera, podría quedarse toda la vida presenciando aquel hermoso rostro relajado, aquel divertido ritmo acompasado que adquiría su pecho a cada respiración.

Subía... y bajaba.

A veces se removía en sueños, y susurraba cosas que el mayor no lograba comprender.

Mejor así, suponía.

El pequeño cuerpo del muchacho se encontraba recostado en una gran cama, adornada con matices celestes y azules, con una almohada tan grande que quisieras sumergirte en ella y unas sábanas que desearías que te envolvieran.

Pero el rubio lo único que quería era sumergirse en el cabello rojizo de aquel muchacho remolón. Apresar aquel delgado y frágil cuerpo bajo el suyo y sostenerle con los brazos, envolviéndolo.

¿Cuántas veces había soñado ese momento, y aún no se había vuelto realidad?

Incluso para Saga había sido fácil (no tanto).

El peliazul había hecho lo posible para que Karlyta se diera cuenta de sus sentimientos, y al final, después de hacer tantas idas y vueltas, Saga descubrió que era correspondido.

Pero no era igual para él, no.

¿ Porqué el, siempre lanzándole indirectas al Santo de Acuario, aún no recibía lo esperado ?

Milo creía, que no recibía su recompensa.

Y Camus creía, que ningún dios del Olimpo escuchaba sus rezos.

En la mente del pelirrojo, en sus sueños, todos sus sueños y fantasías se hacían realidad.

La recompensa, Milo la tenía.

Y los dioses, definitivamente habían escuchado a Camus.

No te escuché ir.
Me pregunto cómo aún estoy aquí.
No quiero mover nada.
Podría cambiar mi memoria.


Milo supo, que tenía que irse de aquél templo.

Si no lo hacía pronto, el caballero más frío de los doce podría despertar, y definitivamente le echaría a patadas por más amigos que fueran.


- Camus... te amo... te deseo... -susurró el rubio en el oído del joven.


Oh I am what I am
I do what I want
But I can't hide


Lamentablemente para ambos, el pelirrojo solo creyó que era parte de sus sueños.

Se encontraba entre la realidad y su sueño.

Creía ver a Milo, creía oírle decir lo que siempre esperó que le dijera.

Pero no, aquello nunca podría ser real, porque él era Camus y Milo era Milo.

Milo, una persona completamente cálida, que hacía sentir bien a todo el mundo con su abrazador cosmo.

En cambio, el era su antítesis, su polo opuesto; un cubo de hielo, serio, siempre concentrándose en no mostrar sus sentimientos para evitar salir lastimado.

Milo siempre creyó que era un escudo que las personas ponían para disimular su fragilidad, y tenía razón.

Entre sueños, Camus movió ambos brazos y apretó las sábanas con las manos, formándo un puño.

El rubio hizo vagos esfuerzos por no hacer ningún ruido.

Se dedicó a observar cada movimiento del menor.


Oh, soy lo que soy.
Haré lo que quiero.
Pero no puedo esconderme.



- ¿Camus? -llamó ligeramente el Escorpio, creyendo que el otro verdaderamente estaba despierto.


Ya habían pasado unas cuantas horas, y Milo se encontraba sentado al lado de la cama de Camus.

Siempre se dedicaba a velar su sueño.

No descansaba desde hacía un mes que había descubierto que Camus era todo para él, y no descansaría hasta tener a camus en sus brazos, al menos una sola vez.

Pero no, eso seguro no bastaría; el lo quería para siempre.

A pesar de ser Camus el caballero más glacial de todos, ya comenzaba a hacer frío, y el templo estaba lleno de hielo.

Milo, en un intento de confortar al tembloroso pelirrojo, se acercó y le brindó su calor corporal, cosa que no fué muy difícil, ya que el mayor solo llevaba una musculosa y un jean.


And I won't go
I won't sleep
I can't breathe
Until you're resting here with me



En sus sueños, Camus comenzó a sentir un conocido calor.

Movió los brazos, tanto en la realidad como en el sueño, hasta toparse con un par de brazos musculosos.

Intentó abrir los ojos.

Parpadeó varias veces, pero no pudo.

El terror comenzó a invadirle, ¿ y si verdaderamente estaba Milo allí, en aquella habitación, dándole de su arrollador calor ?


No iré.
No dormiré.
No puedo respirar
hasta que estés descansando
aquí conmigo.



- Milo... -gimió Camus, cosa que no pasó por alto el rubio.


Se separó del cuerpo del menor al oírle sollozar, pero no supo porqué lo hacía.

Tomó el rostro del pequeño entre sus fuertes manos y le miró fijamente.

Sus párpados temblaban, nerviosos, y abundantes lágrimas salían a borbotones de sus ojos cerrados, y corrían por sus pálidas mejillas.

Los labios entreabiertos ahora yacían cerrados, en una linea recta, la cual comenzó a deformarse hasta conformar una mueca de miedo.


And I won't leave
I can't hide
I cannot be
Until you're resting here with me


- Milo... -volvió a llamar Camus.


El sueño dió un giro tremendo.

De estar nevando y sintiendo un calor que le acompañaba, todo se tiñó de negro, y se volvió frío; oscuro.


No me iré.
No puedo esconderme.
No puedo ser
Hasta que estés descansando
Aquí conmigo



- ¡Milo! -chilló el pelirrojo al aire, comenzando a lanzar manotazos al aire.


El rubio le miró con profundo dolor.

¿ Verdaderamente estaba teniendo una pesadilla y le llamaba a él ?

¿ Le necesitaba ?

O... ¿ Podía ser que lo aborrecía tanto que tenía pesadillas con el ?


El corazón le latió tanto hasta que comenzó a dolerle.

Fuera o no fuera él quien le proporcionara esa pesadilla, tenía que despertarlo como fuera, pues el pequeño ya comenzaba a sudar y temblaba cada vez más.



- Camus... Camus.... -llamaba suavemente Milo, con las manos en sus hombros, moviéndole con suavidad de atrás hacia delante para que reaccione.


- Milo... Milo... Donde estás... -volvió a gemir Camus, esta vez soltando un quejido lastimero, que rompió las únicas barreras que lograban que Milo tuviera su autocontrol.


- Camus... Camus porfavor... Camus reacciona... Abre los ojos... Amor... -soltó inconcientemente, apoyando sus calientes manos en las mejillas heladas del menor.- Amor mírame... Mírame mi niño... Mi pequeño...


Silencio.

Un silencio torturador.

Milo esperaba alguna reacción del gran amor de su vida, y Camus intentaba, a su vez, abrir los ojos.

Decidió sentarse a llorar, a descargarse, pero eso sólo consiguió preocupar al rubio, quien observaba como las cristalinas gotas caían de sus ojos cerrados.


- Camie... perdóname... -susurró, y acercó su rostro al menor.


I don't want to call my friends
For they might wake me from this dream
And I can't leave this bed
Risk forgetting all that's been



El aliento cálido de Milo acarició el rostro de Camus y le devolvió un poco el color perdido por el pánico.

En el sueño, una oleada de verano sacudió el ambiente.


- ¿Milo?... -Se preguntó el pelirrojo alzando la cabeza, mirando hacia el lugar, que ya comenzaba a tomar color y forma.


Sus labios cada vez se acercaban más a los del pequeño, ya casi al punto de rozarlos.

No lo pensó dos veces más, y se dirigió a aquel panal glorioso.

Besó suavemente sus labios una vez, dos veces.

Pasó la lengua por el labio inferior, mientras que tantos cambios iban dandole alegría al sueño del acuariano.

Una caricia en la mejilla, y los árboles comenzaron a aparecer.

Una mordida en el labio inferior, y un arroyo comenzaba a correr en el suelo, entremezclando matices celestes y aguamarinos.

Una lamida en el interior de su cavidad oral, y apareció el cielo, y allí, las estrellas.


No quiero llamar a mis amigos.
Podrían despertarme de este sueño.
Y no puedo dejar esta cama,
arriesgarme a olvidar todo lo que pasó.



Poco a poco, Milo fué notando que el cuerpo tensado de Camus iba relajándose.

Los brazos del menor pronto se apoyaron contra su espalda, y sus manos se enredaron en su cabello.

Durante unos momentos, el rubio creyó que Camus estaba despierto, pues le correspondía al beso con la misma intensidad.

Abrió los ojos azulinos, pero se encontró con los mismos ojos cerrados, esta vez mucho más relajados y tranquilos.

Pero... ¿cómo podía ser que estando dormido correspondiera a su beso?

La respiración del muchacho había vuelto a ser acompasada, pues su pecho había recuperado la gracilidad en los movimientos.


Oh I am what I am
I do what I want
But I can't hide



Aún en el profundo sueño, Camus se sentó en una banca.

Quería despertar, quería salir de aquel lugar.

Por más bello que fuera y aunque ahora le tranquilizara, necesitaba salir de aquel lugar.

Aquello le aterraba, era como estar atrapado en un lugar desconocido y por causas igualmente desconocidas.

En aquel sueño, el cielo mostraba un hermoso y brillante atardecer.

La luna poco saldría, y se haría de noche, y el continuaría sentado, pensando.

Pensando...

Lo primero que se le vino a la cabeza, fué Milo.

Aquella energía que sentía a su lado era sin dudas la del escorpio, pero... ¿porqué no podía abrir los ojos?

Quería estar con él, después de todo... ¡era su amigo!


Y ahí nuevamente el error... ¿porqué simplemente no podía aceptar que le gustaba?

El problema no radicaba en que fueran hombres, si no, que para Camus, él no era digno de Milo.

Milo tenía que estar con alguien mucho mejor que el, que valiera más.

Milo... Milo...


Oh, soy lo que soy.
Haré lo que quiero.
Pero no puedo esconderme.


Acaso ¿ ni siquiera en su interior reconocería que estaba loco por su compañero ?

Apoyó ambas manos en su cabello, tironeando con brutal fuerza de el.

¡ Tenía que despertar ! ¡ No podía estar todo el día así !

Había pedido a los dioses un buen acercamiento con Milo, y lo único que había recibido a cambio era quedarse atrapado en un sueño extraño.


- Camus... Camus te amo... Porfavor... -escuchó la voz de Milo en algún lugar, suave, algo arrogante, pero profunda.


And I won't go
I won't sleep
I can't breathe
Until you're resting here with me



Parecía provenir del cielo, del horizonte.

Instantáneamente, el pelirrojo se levantó, intentando ubicar con la mirada de dónde provenía la voz.


- ¡Milo! ¡ Milo, ¿ donde estás ? ! Porfavor... ¡ Miloooooooooooooooooooooooooooooooo ! -gritó, poniendo sus manos ahora en los labios, como parlante.- Milo... porfavor... sácame de aquí... -y calló de rodillas, mirando el suelo de parqué, divisando las lágrimas que caían y morían en aquél suelo.


Nuevamente el terror invadió el rostro de Milo y le dió una tremenda sacudida cuando el cuerpo de Camus volvió a tensarse y su respiración comenzó a acelerarse.

Pensó que era quizás por el frío, pero seguía espantado porque, por más movimientos que le hiciera realizar, no despertaba.

Le movió fuerte, pero no con violencia ni de forma sumamente brutal.


No me iré.
No dormiré.
No puedo respirar
Hasta que estés descansando
aquí conmigo.


- Amigo... sácame de aquí... -rogó Camus, y el piso bajo él comenzó a temblar.


Las lágrimas comenzaron a caer más veloces, mientras los celestes ojos del acuariano se habrían entre sorprendidos y asustados.


- ¡Milo! ¡Milo, no me dejes! -chilló cuando comenzó a divisar oscuros huecos negros que envolvían el lugar poco a poco.- No me dejes... -susurró.


Milo ya no sabía que hacer.

Con fuerza, apretó el cuerpo de Camus contra su fuerte torso.

Acarició sus brazos, intentando darle calor.


- Camus... te amo... estés donde estés... quiero que sepas que te amo... -aseguró el escorpio con la voz quebrada.


I won't leave
I can't hide
I cannot be
Until you're resting here



- Te voy a sacar de donde sea que estés... -Susurró Milo en el oído del pelirrojo, quien se removió intranquilo.


En el sueño del pequeño, las palabras resonaban, cada vez con menos nitidez.


- ¡ Milo ! ¡ Porfavor Milo, no te vayas! ¡ No desaparescas! ¡Te necesito! -chilló a todo volúmen.


Quizás había sido su imaginación, pero le pareció que al gritar lo último, la oscuridad se había opacado.


- Quedate a mi lado Milo... -comenzó a susurrar Camus mirando en los alrededores, caminando hacia la nada.


Ante esas palabras, la oscuridad comenzó a despejarse un poco más, dejando ver un retazo de cielo anaranjado.


Fué ahí, cuando Camus cayó en la cuenta de que los dioses no le dejarían escapar.

No a menos que confesara sus sentimientos hacia el escorpiano.

No hasta que su verdadero yo lo acepte.


No me iré.
No puedo esconderme.
No puedo ser
Hasta que estés descansando
Aquí conmigo


- ¡ TE AMO MILO DE ESCORPIO ! -gritó el caballero de acuario a todo lo que su voz le dió al aire, esperando que el poco viento que quedaba en el lugar llevara las palabras al dios de los sueños, Hypnos, pero sobretodo, a su amado Milo.


Ese momento, fué un golpe a la realidad para el pelirrojo.

Repentinamente, abrió sus hermosas orbes celestes, y se encontró con las brillantes azulinas de Milo, quien se encontraba devorando sus labios con pasión.

Ninguno se separó, así como ninguno dejó de mirarse.

Cuando el oxígeno se termino, ambos se separaron lentamente, quedando unidos por un hilillo de saliva.


- Milo... -susurró el menor con el rostro encendido.


I won't go
And I won't sleep
And I can't breathe
Until you're resting here with me



- Camus... despertaste mi... mi niño... -Acarició su rostro, mirandole con sorpresa, como si no fuera cierto, como si estuviera soñando con su Camus.-


- Porfavor... dime que he despertado... dime que esto es cierto y... y que te vas a quedar a mi lado... -le pidió Camus undiendo la cabeza en el cómodo y cálido pecho del mayor.


El rubio asintió, rodeando el cuerpo del chico con los brazos.


- Has despertado... esto es cierto... y no dejaré que te escapes nunca de mis brazos, Camus... -susurró con voz ronca por el susto y las lágrimas.


- No podía salir de allí... hasta admitirlo... hasta... hasta darme cuenta... -explicó el pelirrojo aún escondiendo su rostro.


- ¿ Hasta admitir ? Hasta ¿ admitir qué, mi petite ? -preguntó con una ligera sonrisa en el rostro el rubio acariciando las hebras rojas del menor.


- Hasta admitir que te amo ... te amo Milo de Escorpio... y... y... -dudó antes de continuar.


Milo sonrió.

No importaba que seguía después.

Besó sus labios con seguridad, con pasión, con lujuria, con cariño, con ternura.

Manejaron el ritmo, desgustaron el sabor del otro, y se entregaron esa noche, el uno al otro, felices.

Milo, feliz por tener a la persona que más quería en sus brazos.

Camus, feliz porque los dioses escucharon sus rezos y le permitieron que la persona que parecía inalcanzable para el, se había detenido a esperarle.

Después de todo, La Realidad y El Sueño también podían aliarse para unir a los dos polos opuestos.

¿ Quién decía que los opuestos no podían aliarse para conseguir lo que parece imposible ?


No iré.
No dormiré.
No puedo respirar.
Hasta que estés descansando
Aquí conmigo
Notas finales:

espero les haya gustado @_@ sobretodo a Karly xD

cualquier tomatazo, verdurón u objeto que quieran tirar, por favor eviten el área de la cara y las costillas :D muchas gracias xD

 


AW.


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