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Break Up My Coldness por Natsumi Chan

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Notas del fanfic:

¡Hola a todos!

Sé que quienes hayáis tenido la suerte o la desgracia de haber ido a parar a mi otro Fic os estaréis preguntanto el porqué de mi presencia aquí. También podréis notar que siento predilección hacia los Fics que empiezan con gente despertando (no lo he hecho a propósito)

Este Fic es un proyecto de Oneshot que se me vino a la cabeza viendo una película del Disney Channel (lo sé, un poco patética la fuente de inspiración) pero en vista de que va a resultar ser demasiado largo, lo dividiré en varias partes.

No os preocupés por mi otra historia, no la he abandonado. Aunque mi querida musa Sumi haya decidido que la inspiración del último mes debía ser para esta, yo la continuaré hasta el final (al menos, lo pretendo:D)

Para no variar, se trata de un SasuNaru. Y no, no incluiré más parejas, que tampoco quiero que se me alargue demasiado.

Como mandan las normas, toca meter el Disclaimer: Naruto, al igual que el resto de personajes y todos los derechos que conllevan, no me pertenece. Todos ellos son propiedad exclusiva de Masashi Kishimoto.

 

Notas del capitulo:

Aquí dejo la primera parte de esta idea y, de momento, no tengo nada que aclarar.

¡¡A leer!!

 

“Break up my coldness”

 

 

Nunca me he considerado una persona enamoradiza, ni dada a mantener largas relaciones afectuosas. De hecho, podrían contarse con menos de la mitad de los dedos de una mano las parejas que he tenido.

Bien sabido es que la mayoría de los chicos de mi edad son capaces de malgastar cuantiosas horas de su tiempo observando embebidos las minifaldas o los senos de las chicas que saturan las calles de la ciudad… Yo, en cambio, no.

Vivo tranquila y pacíficamente, sin el acecho de cualquier fortuito suceso que pueda entorpecer la calma de mi día a día. Tampoco penséis que soy aburrido, soso o apático… No se trata de eso. Tengo la capacidad de deleitarme con cosas mucho más simples, tales como la compañía de mis amigos, o una sesión de cine de terror en casa.

Así pues, se podría decir que mi vida es casi como la de todos los jóvenes de mi edad. Aspiro a lograr abrirme un hueco en este difícil mundo plagado de materialismo y altas tecnologías, en el que una cara bonita vale más que veinte años de incansables estudios.

Quizás, comience a dar más importancia a las cartas de amor, a las flores y a los te quiero más adelante. De momento, me va bien así.

 

Uzumaki Naruto.

 

 

Xx.♥.xXx.♥.xXx.♥.xXx.♥.xXx.♥.xX

 

 

Amanecía otro día más sobre las fachadas de los inmaculados edificios blancos. Un caluroso día de verano, en el que el sol refulgía con toda su fuerza y las nubes adornaban el cielo, tímidas y discretas.

- Narutoo… - Creyó escuchar entre sueños.

Se revolvió molesto, creando un amasijo de sábanas y mantas alrededor de su propio cuerpo, que más tarde, le fueron arrebatadas de un insistente tirón. Maldijo aquella molesta presencia, mientras trataba de abrir los ojos, ateridos a causa del sopor, y atinaba a hallar el interruptor de la luz en la pared.

- ¡¿Sakura-chan?! – Vociferó incrédulo, una vez la luminosidad se hubo apoderado de la estancia.

- Tal y como sospechaba… - Se quejó la chica, exhalando un largo suspiro. - ¿Qué voy a hacer contigo, Naruto?

- ¿A qué te refieres? – Inquirió el interpelado a la par que fruncía levemente el ceño. – O mejor aún, ¿Qué haces aquí?

En ese instante, la chica extrajo una pequeña llave plateada del bolsillo de su pantalón, y se la mostró al rubio sonriendo con aires de suficiencia. Luego, tornó su expresión a una mueca de completo reproche y encaró a su amigo.

- Has olvidado qué día es hoy, ¿Cierto?

- Mhhh… - Naruto la miró, tratando de recordar algún posible compromiso o pacto realizado con anterioridad.

- ¡¡Demonios!! – Bufó Sakura. – Se suponía que hoy ibas a acompañarnos a Ten-Ten, a Temari y a mí al centro comercial.

- ¡¿Cómo?!

- Tenemos que comprar ropa nueva, para el sábado. – Explicó haciendo acopio de infinita paciencia.

- Sí, sí… Ya sé, ¿Sasuke-sama? – Se mofó el ojiazul, poniendo especial énfasis en aquel nombre.

- Naruto… - Rugió Sakura adquiriendo un tono sumamente amenazador.

El mencionado elevó ambos brazos, en clara señal de paz y sumisión. Sabía que cuando estaba en juego la dignidad del ídolo de la pelirrosa, era mejor guardarse las bromas y las sutilezas, y dejar que halagos y cumplidos circularan con total libertad, hasta llegar a resultar en extremo empalagosos.

Consciente de la tozudez que se gastaba su excéntrica amiga, saltó de la cama rumbo al cuarto de baño y, resignado, comenzó a ducharse. No habían pasado ni diez minutos cuando una serie de sólidos golpes e hirientes maldiciones, provenientes del otro lado de la puerta, empezó a escucharse.

Alarmado y temiendo que un repentino ataque de histeria acabase asolando la poca cordura que quedaba en la chica, cerró la llave del agua y avanzó hacia una toalla blanca que descansaba sobre el lavabo, patinando en el proceso. Acto seguido, la ciñó en torno a sus caderas y abrió la puerta con exagerada urgencia.

- Sakura-chan, tengo que pagar alquiler por este piso, y como el dueño encuentre desperfectos, me echará a la calle. – Bromeó mientras se rascaba atropelladamente la nuca.

- ¡Oyee! – Se escandalizó la pelirrosa. - ¿Crees que puedes pasearte delante de una señorita en esas condiciones?

- Si fuese ese tal Sasuke, de rodillas me lo pedirías.

Antes de que la joven tuviera oportunidad de reaccionar, se encerró en su dormitorio y comenzó a sacar ropa del armario. Buscó y rebuscó entre los montones de prendas que conformaban aquel caótico desorden, hasta dar con unos pantalones pitillo de tela vaquera oscura, sus favoritos. Se los colocó lo más rápido que pudo, acompañándolos con una ligera camiseta lila, y volvió a irrumpir en el pasillo.

- Ya estoy listo. – Anunció satisfecho y sonriente.

- Menos mal… - Reprendió Sakura a la par que miraba su reloj con perceptible exasperación. -Vamos a llegar tarde por tu culpa.

Naruto exhaló copiosamente mientras se preguntaba el porqué de su desgracia. De forma constante y repetitiva, era sometido a los caprichos y recados de sus volubles amigas, que lo mangoneaban como si de un perro de tratase. Sin ir más lejos, en esa ocasión, le había tocado acompañarlas a comprar los despampanantes conjuntos que lucirían en el concierto que Sasuke-sama, ídolo de masas y de más de la mitad de la población femenina, iba a dar ese mismo sábado en su ciudad.

Y allí se encontraba, a jueves por la mañana, caminando apurado por las saturadas calles del barrio central, en un infructuoso intento de detener el tiempo y tratar de zafarse de tan insulso cometido.

Chasqueó la lengua con fastidio, vislumbrando nítidamente lo que le depararían las horas siguientes. Como era costumbre, su función se reduciría a recorrer tienda tras tienda cargando con infinidad de bolsas y cajas de zapatos, y a asentir de manera convincente y eufórica cada vez que alguna de las muchachas pidiese su opinión sobre una prenda.

Nada más girar la esquina de la calle que convergía en el complejo comercial, atisbó las figuras de dos esbeltas jóvenes, una rubia, y la otra de cabellos castaños, recogidos en dos graciosos moños.

Y así, mientras una trataba de reconocerlos con gran dificultad, debido a la distancia que aún los separaba, la otra golpeaba repetidas veces la superficie de la acera con el pie, intranquila. Naruto tragó saliva hostigadamente, augurando otra posible reprensión por su tardanza.

- ¡Al fin!- Exclamó Temari. – Un poco más y hacemos las compras el año que viene…

- A mí no me mires, ha sido cosa suya. – Se excusó la pelirrosa mientras señalaba a Naruto.

Para suerte o para mayor desgracia, la atención de las muchachas se vio desviada hacia las imponentes puertas automáticas del edificio, lo que suponía el comienzo de la dura jornada consumista, y el fin de la calma.

Nada más traspasar la susodicha entrada, carteles luminosos, escaparates y propagandas de ofertas especiales llenaron los ojos de las alocadas féminas que, como si de serpientes hipnotizadas por la música de una flauta se tratasen, emprendieron frenética carrera hacia el primer establecimiento que se cruzó en su camino, dispuestas a arrasar con todo.

 

 

Xx.♥.xXx.♥.xXx.♥.xXx.♥.xXx.♥.xX

 

 

Se dejó caer a peso en una de las sillas que rodeaban la mesa del comedor nada más llegar a casa. Había pasado las últimas horas trotando de un lado a otro y arreando como mula de carga con los antojos de sus amigas, sin tomar siquiera un pequeño respiro.

Lo único productivo que había conseguido aquella mañana eran dos o tres camisetas, horteras a su juicio,  y un par de pantalones por cortesía de  Ten-Ten.

Fortuitamente, su papel en la misión “Sasuke” había concluido con éxito, y lo que más ansiaba en aquel momento era no volver a escuchar hablar de semejante personaje durante, al menos, algunas semanas.

Con gesto distraído, se dirigió al salón y encendió el televisor, manifestando sus claras intenciones de no moverse de allí en toda la tarde. Cambió de canal varias veces, en busca de una programación capaz de mantenerlo entretenido y ocupado durante el mayor tiempo posible y que, a la vez, constituyese algo productivo para su persona.

En esas estaba cuando, sin previo aviso, la imagen de un despampanante moreno se iluminó en la pantalla, tentándolo a analizar las sinuosas curvas de su musculatura.

- Uchiha Sasuke, la estrella del rock internacional, y los demás integrantes de su banda acaban de aterrizar en el aeropuerto de Kansai, Osaka, donde dará comienzo su gira por todo el archipiélago. Dicha…

Naruto presionó con fuerza el botón rojo que destacaba en la parte superior del mando, apagando el aparato. Estaba más que visto que no conseguiría zafarse de la imagen de aquel chico si no se deshacía también de cualquier medio que pudiera comunicarlo con el mundo exterior.

Notas finales:

¿Alguien llegó hasta aquí?

Si es así, espero no haberos aburrido demasiado.

Agradaceré opiniones, tomatazos, criticas, pedradas, lo que prefiráis. :)

Si gusta, continuaré.

Besos a todos.


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