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Secreto Revelado por Madame Poppoff

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- Gracias por acompañarme, hermano,- sonrió Relena mientras se ataba el cabello. Zechs suspiró.

- No te preocupes, Relena, te he dicho que si necesitas mi ayuda con gusto voy a estar aquí para ti.

- Lo sé, Milliard, y realmente lo aprecio, estos documentos son complicados y me sirve mucho que estés aquí para ayudarme. Especialmente en este caso, verás, hace dos meses, cuando Mari cumplió los 12 años…

Zechs dejó de escuchar a su hermana por la mitad de su relato, la verdad no podía importarle menos el pomposo tratado de política regional que Relena tenía que firmar para establecer territorios de quien sabe qué país. Sólo había accedido a acompañar a su hermana en calidad de guardaespaldas y consejero diplomático porque necesitaba hablarle sobre la ley de deportación y como salvar a Duo y a Trowa.

Bueno, eso, y que en este caso su hermana no iba en calidad de Vice-Ministro de la Federación Terrestre, sino como Princesa del Reino Cinq.

- … por lo mismo, hermano, todo sería mucho más fácil si supiéramos que el Conde Kushrenada consumó su matrimonio antes del ataque al Reino o si en algún momento hubo algún hijo bastardo de la familia que-

Zechs palideció.

- Que si Treize QUE? – preguntó.

Relena lo miró sin inmutarse.

- No me estabas escuchando, hm? – preguntó molesta. Milliard suspiró antes de negar.

- Lo siento, es que…- rápidamente pensó en algún tipo de escusa. – Es que… me distraje con el paisaje, hace muchos años que no venía por aquí… y ahora que el castillo está en reconstrucciones… bueno.

Y sin sentir culpa alguna, fingió un pequeño sollozo.

Relena lo miró con tristeza.

- Oh, mi pobre hermano, claro que entiendo, - dijo abrazándolo. – Este lugar debe ser tan importante para ti como el castillo en Cinq y yo aquí parloteando sin sentido. Lo siento tanto, querido Milliard.

- No es tu culpa, Relena, tú no tenías como saber… - susurró él, aliviado de haberse zafado de su predicamento. – Ahora dime, que es lo que necesitas confirmar de Treize.

Relena se sonrojó.

- Bueno, de acuerdo con las líneas sanguíneas y considerando que tú estás er… muerto, legalmente al menos, el territorio de la república pasaría a las manos de la familia Peacecraft, como el Rey Mirabeau y nuestro padre eran medios hermanos. Sin embargo hay un compromiso nupcial con la familia Kushrenada, así que Lady Une dijo que si el general Kushrenada y la princesa Mirabeau habían consumado, entonces él toma el control como su consorte.

Zechs asintió. Le era grotesco pensar que Treize y Andrómede podrían haber consumado, Treize era tan homosexual como decidido a probar lo contrario, pero Andrómede jamás habría dejado que le pusieran una mano encima si no fuese absolutamente necesario.

Le era fácil al antiguo príncipe imaginarse a su prima pateando a su mejor amigo en la entrepierna por tratar de probar su inexistente heterosexualidad con ella.

- Es difícil saberlo, - comentó después de unos minutos. – Andrómede era muy distinta a la princesa convencional, estaba segura de que podría tomar el mando del ejército por su cuenta, así que dejaba los bordados y jardines de lado para ir a las barracas de soldados y reuniones de estrategas. Dudo mucho que hubiese dejado que Treize… ah…  consumase su compromiso con ella antes de que tuviesen la edad y fuese absolutamente inevitable.

Relena sonrió divertida.

- No puedo imaginarme una princesa así.

- Es mejor, ‘Lena, - rió Zechs. – Cuando naciste Andrómede te cortó el cabello para que te saliera más sano. Desgraciadamente nuestra prima nunca supo como se hacía bien. Acabó castigada por meses.

Relena estuvo a punto de protestar que su hermano estaba mintiendo, pero el piloto anunció que estaban aterrizando en la capital de Devereaux y que debían abrochar sus cinturones.

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- Lady, como me había asustado, - suspiró Treize mientras se sentaba en su cama. Lady Une lo miró con cuidado, y el Conde estaba más que feliz de notar que la adoración con la que su subordinada lo miraba antes de su coma, había desaparecido para siempre. Lady Une ya no estaba enamorada de él.

- Lo siento mucho, señor, - se disculpó ella. – Pero no sabía como más poder mantener a su hija lejos de la familia Barton. Desde que los bastardos descubrieron que tenían a la niña correcta han tratado de recuperarla.

- Imagino que su ansiedad fue mayor ahora que las antiguas repúblicas están re-formándose. – suspiró Treize abrazando con fuerza a su hija. No había duda que Mari era suya, era el vivo retrato de su madre, la Condesa Kushrenada. – Se lo agradezco, Lady, si no fuera por usted tanto mi hija como mi país estarían en peligro.

La pequeña Mari se acurrucó en los brazos de su padre, feliz de finalmente conocer al hombre que tanto admiraba. En un principio había temido que Treize la negara y abandonara como Dekim le había dicho que pasaría, pero su padre era un hombre cariñoso, además de un gran estratega, jamás abandonaría a uno de sus hijos.

- Es más de lo que cree, señor, - comentó nerviosa Lady Une. – Mientras hablamos la señorita Relena con su hermano están camino a Devereaux, la sucesión territorial en ese país está provocando una guerra civil.

Treize inmediatamente se tensó.

- A que se refiere?

- Bueno, - explicó ella. – El Primer Ministro dice que no entregará el poder del gobierno, a menos que un heredero verdadero de la familia Mirabeau aparesca. Milliardo y Relena Peacecraft, pueden heredar, por ser sobrinos del Rey, pero bajo la ley de Devereaux, el Rey sería usted si por alguna razón consumó su compromiso con la señorita Mirabeau.

Marimeia observó confundida como su padre perdía color.

- Yo… Rey? – preguntó Treize sin aliento.

Lady Une asintió.

- Es la ley del país, como puede imaginarse. La verdad usted no estaba considerado, pero en la audiencia apareció un antiguo sirviente de palacio que afirma que vio a la princesa y a usted en un cobertizo en el bosque, seis meses antes del ataque al castillo.

Mari alzo la cabeza.

- Políticamente, eso suena muy conveniente para el Primer Ministro, - murmuró. – Si el Rey está en coma y no tiene hijos reconocidos, el Primer Ministro sigue a la cabeza del Estado.

Treize le sonrió, orgulloso.

- Bien, creo que es algo que deberíamos discutir, Mari.

- Discutir? – preguntó ella.

- Bueno, sabes que como mi hija serás la nueva Condesa Kushrenada, cierto? Eso es algo que no podemos evitar.

La pequeña asintió.

Treize se sonrojó profundamente, no muy seguro de cómo explicarle a una niña de 12 años sobre el tema.

- Bueno, quiero que sepas que no voy a presionarte a nada, y lo que más me interesa es tu felicidad, si tu quieres, haremos lo que sea necesario, pero si no, yo te protegeré de-

Marimeia observó a su padre.

- Sí consumaste con tu prometida, - exclamo ella.

Treize asintió.

- Si no quieres ser una princesa, y tener todas esas responsabilidades, sólo lo negaremos y ya. Toda la familia Mirabeau murió en el ataque, así que no hay forma de comprobar nada.

Marimeia se quedó mirado a su padre. Apenas lo había conocido una hora y ya estaba perdidamente enamorada de él. Era justo el tipo de hombre que ella siempre había soñado que era. Ahí estaba, con la oportunidad de ser el Rey de una nación que lo recibiría con los brazos abiertos, de crear el cambio que siempre había querido, y su mayor preocupación era si su hija querría vivir con la presión de la corte.

- Te adoro… - susurró con enormes lagrimones en los ojos antes de acurrucarse aún más en el abrazo de su padre.

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Caminar por el antiguo Palacio Mirabeau era casi como entrar en un mundo de fantasmas para Zechs. Los constructores, seguramente tan devotos a la familia real como todo el país, se habían asegurado de que el lugar se viera exactamente igual que como lo había hecho antes del ataque de la Federación. Incluso los pilares de mármol estaban envejecidos y los candelabros ajados.

Si cerraba los ojos podía hasta oír la espada de Treize chocando con la de Andrómede en el jardín.

- Oh! Vice-Ministro!- llamó una voz. Tanto Zechs (Ya que llevaba su máscara) como Relena voltearon a ver a una anciana mujer que se arrojaba sin miramientos a los pies de Relena, tomando su falda entre sus manos y llorando en ella. – Vice-Ministro, usted tiene que escucharme! Por favor, hágalos entender, se está cometiendo un grave error!!

Relena se agachó junto a la histérica mujer para consolarla.

- Calma, señora, - susurró. – Que es lo que está ocurriendo?

La mujer miró a Relena a los ojos y comenzó a sollozar nuevamente.

- Vice-Ministro! El Primer Ministro y sus secuaces no quieren oírme! No quieren creerme! Pero yo digo la verdad, señorita! Yo jamás mentiría sobre algo tan importante! – exclamó. Zechs se quedó observando desde una esquina, inquieto por lo familiar que le resultaba aquella anciana.

- Cuéntemelo todo, señora. – dijo Relena.

- Señorita Ministra! – lloró la mujer. – El Primer Ministro quiere instaurar al Conde Kushrenada como nuevo Rey, y si no puede la pondrá a usted como la Princesa de Cinq! Yo los respeto mucho a ambos, pero el trono no es de ninguno de los dos! El príncipe Alexandr tiene que tomar el trono!

Relena y Zechs se miraron confundidos.

- Príncipe Alexandr?

La mujer asintió.

 - Si, Princesa, - continuó la mujer. – Yo lo recuerdo bien, yo era la sirvienta de la Princesa Andrómede antes del ataque, fui yo quien cuidó de ella todo ese tiempo, la que estuvo a su lado cuando el Conde Kushrenada se fue a la Escuela Militar! Yo cuidé del embarazo de la princesa y lo mantuve en secreto!

Inmediatamente Zechs estaba junto a la mujer, sacudiéndola por los hombros.

- Estas insinuando que Treize y Andrómede tuvieron un hijo??- bramó. Su mejor amigo jamás le había dicho eso.

La mujer observó a Zechs en silencio antes de lanzarse a sus brazos.

- Príncipe Milliard!! Gracias a todos los dioses que está con vida, su alteza!! – lloró. Zechs la recibió en su abrazo, finalmente recordando de donde se le hacía familiar la mujer.

- Henrietta! – dijo él, volteando hacia su hermana. – Ella es la matrona de palacio, Relena.

Relena palideció.

- Entonces existe un príncipe Mirabeau, - concluyó. – Tenemos que encontrarlo.

- Henrietta,- dijo Zechs. – Tu sabes dónde está el príncipe?

La mujer negó con amargura.

- Lo siento, su majestad, - se disculpó. – Pero la Princesa fue enviada al espacio cuando comenzó el ataque, y ahí fue cuando le perdí la pista. Apenas tenía seis meses cuando desapareció, y desde entonces que los que aún le somos fieles a la familia real los hemos buscado a ella y a su hijo.

Relena frunció el ceño.

- Eso significa…

- Eso significa – interrumpió Zechs. – Que tenemos que empezar a buscar en las colonias, niños nacidos el año 180 con el nombre de Alexandr o parecidos.

Relena tomó su teléfono.

- Seguro Heero puede dar con él. Mientras tanto podemos entretener al Primer Ministro.

 

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En un refugio en el Tíbet, Heero recibió el mensaje de Relena con un gesto de molestia. Estaba demasiado ocupado esperando que los liberalistas chinos hicieran su aparición, y además espiando de forma satelital las vacaciones de Trowa y Duo para prestarle atención a otra de las caprichosas peticiones de la muchacha.

- Hm, están demasiado cerca, - murmuró para sí, casi destruyendo su teléfono. Desde que  habían entrado a los Preventer. Duo había decido que su misión de vida era animarle la vida a sus ariscos compañeros, y ya que Wu Fei lo había amenazado con cortarle la lengua si lo seguía molestando, y Heero podía escucharlo parlotear por horas seguidas sin batir una pestaña (el record actual de Heero era de tres horas y veinte minutos) era más que obvio que el nuevo blanco de Duo sería Trowa.

Por supuesto, ninguno de los pilotos había previsto que Trowa y Duo se llevasen bien, ni siquiera el mismo Trowa.

Poco a poco Duo se había pegado al lado de Trowa y le contaba las cosas más inverosímiles solo para verlo sorprendido, lo cual resultaba en que Trowa acababa riendo tan calladamente que Duo tenía que saltarle encima y hacerle cosquillas para poder oírlo.

Dentro de todo, 02 y 03 formaban una de las mejores parejas de agentes de campo. Ambos venían de la calle, ambos se sabían desposeídos y solo podían confiar en sus habilidades y las de sus compañeros. Y por supuesto, ambos carecían de escrúpulos a la hora de terminar una misión.

Si los terroristas se escondían en un lugar donde no se podía encender fuego para quemar la base, pues cambiaban el curso del Canal de Panamá y los llenaban de agua. Si el blanco tenía reputación en los barrios rojos, uno de ellos prostituía al otro. Si los espías estaban ocultos en un crucero de lunas de miel homosexuales, sencillamente se casaban y se embarcaban con ellos. Total se podían divorciar luego.

Esa última aventura no le había gustado ni un poco a sus compañeros.

Wu Fei los había perseguido por todo el edificio de los Preventer, gritándoles que detuvieran ese escándalo impúdico mientras Duo le pedía a su nuevo marido que corriera más rápido y sin saltar tanto para poder tirar el ramo a las secretarias de la oficina.

Luego Quatre los había encerrado con él en una de las oficinas para discutir como habían ofendido a los dioses con su parodia de algo tan sagrado como el matrimonio. Que las personas se podían casar solo cuando se amaban realmente y que lo que ellos habían hecho era casi una burla a todas las personas enamoradas. Por supuesto, luego había comenzado a llorar. Trowa y Duo se habían puesto de acuerdo que un Quatre llorando era peor que un Quatre afectado por el Sistema Zero, por lo que Duo había hecho un comentario bastante grosero sobre el pene de Trowa, y luego le recordó a Quatre que su propio padre había tenido 56 esposas distintas, todas al mismo tiempo.

La destrucción que siguió a semejante comentario salió de los sueldos de ambos por meses.

Heero, por su parte, no había hecho nada que pudiese rastrearse. Sencillamente había corrido la solicitud de vacaciones de Duo para el año 304, y considerando que estaban en el 199, le tomaría mucho tiempo a su compañero arreglárselas. Con Trowa había sido ligeramente más vicioso, había avisado a las autoridades sanitarias (anónimamente, claro está) de L7 que había detectado un caso muy grave de Fiebre Artina, una rarísima enfermedad que podía trasmitir solo un parasito muy raro que cargan en sí los leones mal cuidados.

Por supuesto el circo de Catherine, que coincidentemente estaba en esa colonia, había sido clausurado durante la investigación. Y Simba, el león del circo, había sido entregado al zoológico.

Trowa había llorado por horas.

Duo lo había consolado.

Quatre y Wu Fei lo habían perdonado al verlo tan triste.

Heero se sintió ligeramente mal. Luego observó los anillos gemelos que Duo y Trowa tenían en las manos y se sintió satisfecho de haberlos castigado.

Y ahora, en vez de castigarlos (preferentemente manteniéndolos separados) por tratar de falsificar documentos, el idiota de Zechs los había mandado a ambos de vacaciones. De no ser porque tenía que detener al grupo de liberalistas chinos, ya estaría en el estúpido bosquecito en Cinq separando a esos dos por la fuerza, al diablo las quejas.

Posiblemente Quatre le habría ayudado. La obsesión que tenía con Trowa era conocida por todos… menos por Trowa.

Sentiría pena por el pobre muchacho árabe, de no ser porque su propia situación no era mejor que la suya propia. Cada vez que Duo se le acercaba, él se ponía tan nervioso que comenzaba un enorme e histérico monologo en su cabeza, generalmente alabando a Duo y lleno de todos los comentarios que siempre había querido decirle. Sin embargo, su boca no se movía ni un milímetro, su lengua se volvía pesada y se quedaba quieta en su boca, y se enojaba tanto consigo mismo que comenzaba a agitarse.

Cuando finalmente lograba articular palabra, estaba tan molesto que sólo podía pronunciar insultos.

Desgraciadamente, Duo pensaba que eran para él.

Era un verdadero estúpido.

Relena estaba llamando por quinta vez cuando Heero se decidió finalmente a contestarle. Sabía que la muchacha era lo suficientemente persistente como para llamarlo hasta que contestase, aunque eso tomara días.

- Que? – gruñó.

- Ah! Heero, al fin! Que bueno que tienes tiempo para contestar el teléfono que te dí, te costó encontrarlo en el bolso? No te preocupes, asumo que estabas tan ocupado que-

- Relena, a punto, - suspiró Zechs.

- Cierto, lo siento, hermano, - rió Relena. – Heero, mientras esperas en el Tíbet necesito que hagas una búsqueda de registros, son antiguos, de las colonias.

- Que tan antiguos? – preguntó Heero, abriendo su computadora para comenzar. Buscar registros era extremadamente fácil para él, supuso que no le tomaría más de unos minutos, suficiente para esperar a que Duo terminase de se arreglar su carpa y fuese a bañarse en el lago junto a su campamento.

Adoraba las cámaras satelitales.

- Diecinueve años, mínimo, - respondió Relena. – Necesito encontrar los registros de un parto ocurrido en las colonias, o atención médica en las colonias, en el peor de los casos. Realmente necesito encontrar a una mujer que llegó de la tierra en Julio del 180 D.C. que llevaba seis meses de embarazo. 

- Nombre?

- Andrómede Francesca Mirabeau. El niño se supone que se llama Alexandr.

- Hmm, de acuerdo, llama en una hora.

- Espera! – interrumpió Zechs. – Busca también por Wendy Marie Darling.

- Wendy Darling, - repitió Heero, incrédulo.

- Sólo busca, quieres?

- Hn, en una hora tendré los resultados.

- Gracias, Heero! Eres el mejor.

Sin esperar ningún otro tipo de comentario, Heero cortó la llamada. Según su cámara, Duo seguía peleando con su carpa. Tenía tiempo suficiente.

Con dedos rápidos, Heero comenzó a buscar colonia por colonia algún informe de inmigración del año 180. Había muchos, especialmente durante el mes de Julio. Seguramente muchas familias huyeron de la guerra entre los pequeños reinos europeos y la Federación Terrestre.

- Hmm, mujeres embarazadas treinta y uno, que viajaran solas, quince, ahora el nombre, - Murmuró mientras veía la información volar por la pantalla. – Andrómede Mirabeau no existe. Quien es esa persona?

Rápidamente abrió una segunda búsqueda para saber de quién se trataba. Le fue fácil encontrar a la elusiva princesa de Devereaux, vestida de militar, guiando a las tropas a la batalla.

- La prometida de Kushrenada? – se preguntó en cuanto encontró un anuncio en las noticias del compromiso de ambos. – Vaya, Treize se ve ridículo.

Una vez supo exactamente a quién estaba buscando le fue más fácil reducir los resultados de búsqueda a 4.

- Dos Andrea Mirasum, definitivamente distracciones para esquivar al ejército. Una Minerva Felixer, también hubiese sido una candidata.

La última mujer de la lista era justamente quién Zechs había mencionado.

- Wendy Marie Darling, llegó a L2 el 15 de Julio de 180 D.C., tras desembarcar en L8, L1, L3 y L15 con un pasaporte del reino Cinq. Viajaba sola y apenas llevaba un bolso de mano. Definitivamente alguien que tuvo que salir rápidamente de casa.

Con una sonrisa de superioridad continuó la búsqueda, era demasiado fácil.

- Hmmm el 17 de Julio rentó un apartamento en el centro, y dejó claro que su marido, Peter, vendría por ella antes del nacimiento del bebé, que broma. – se dijo, leyendo los recibos de compras y consultas médicas. – El 22 de Agosto fue admitida en el hospital con contracciones prematuras. Se le practicó un parto de emergencia para salvar al bebé, bajo órdenes específicas de mantener la confidencialidad del procedimiento. Murió tres horas después. Interesante. El bebé, Alexandr Perseus Darling, pesó un kilo y estuvo en incubadora por los siguientes seis meses. Para entonces el marido de Wendy, Peter, había venido a reclamar el cuerpo, de su esposa, pero al no poder entregar la contraseña que su esposa había solicitado antes de morir, se le negó acceso al cuerpo y conocimiento del niño. Wendy Marie Darling fue cremada y enterrada en la capilla de la iglesia Maxwell en el centro.

Inconcientemente, Heero se preguntó si Duo habría compartido cuna con el príncipe Alexandr en el orfanato. Ya que lo más probable es que el bebé también acabase ahí. Heero se metió expertamente en los archivos de cámaras del hospital, buscando al supuesto Peter Darling, y no se sorprendió nada al ver a Trowa Barton, el verdadero, reclamando por su “esposa”. Definitivamente encontrar a la princesa Andrómede había sido tan fácil para ellos como lo había sido para él casi veinte años después.

- Me pregunto qué dirá Duo cuando le comente que compartió cuna con un príncipe real, - suspiró, volviendo a mirar su cámara satelital mientras corría pruebas en las muestras de sangre digitalizadas del príncipe, si había muerto en la masacre de la iglesia, lo sabría por el reconocimiento de ADN. De hecho, cualquier persona que fuese al hospital tenía su ADN dentro de los registros, sería cosa de segundos encontrar al supuesto príncipe Alexandr.

Oh! Duo acababa de armar su carpa y corría hacia el pequeño lago, quitándose la ropa. Heero tragó duramente, dejando que sus ojos se deleitaran con cada parte del cuerpo desnudo de su amado que le era descubierta.

- Duo… - suspiró con ensoñación. Como deseaba a ese muchacho. Tenerlo en sus brazos y recorrer toda su piel con la boca, probar ese sabor que era sólo de Duo y hundirse en su olor y peinar su cabello con los dedos, sacarlos de su acostumbrada trenza y hundir la cara en él, aspirar y saber que le pertenecía.

El insistente sonido de su computadora lo sacó de su ensueño.

Molesto, y nuevamente maldiciendo a Relena, Heero cerró la cámara satelital y observó la búsqueda de ADN.

Según sus archivos sólo cinco personas atendidas en hospitales en los últimos 19 años tenían coincidencias de ADN con la muestra.

- Obviamente dos son el príncipe Alexandr mismo y su madre. Marimeia Barton también, tal vez Trowa Barton si era el padre, - murmuró para sí mientras leía los informes médicos. Era posible que Marimeia fuese la prima del príncipe perdido, si era la sobrina de Trowa Barton.

Entonces leyó el nombre de la cuarta persona.

- Treize Kushrenada? Entonces Marimeia y el príncipe son medios hermanos, no primos. Me pregunto qué dirá Zechs al respecto. – Y una sonrisa maliciosa le curvó los labios de sólo imaginar la cara de su eterno rival al saber que su amor platónico de toda la vida había tenido un hijo a los… rápidamente hizo un cálculo mental, a los catorce años!

Su sonrisa superior, sin embargo, se le borró rápidamente de la boca.

La quinta coincidencia de su lista era la persona que menos esperaba, a pesar de lo mucho que hacía sentido su permanencia en la lista.

Alguien que tenía inmunidad contra la epidemia de L2, inmunidad que sólo la gente de la Tierra tenía.

Alguien que, ahora que lo pensaba, se parecía horrores a Treize.

Concordancia del 100% -  Registrado el 03 de Enero de 195 D. C. en el hospital general del Reino Cinq, con confidencialidad nivel 7 por crímenes de guerra: Piloto Código GXXDS 002 - Sr. Duo Maxwell.

Continuará.

Notas finales: Dun dun DUUUUN, creo que ahora la idea general del fic se hace mas clara no? Espero que ahora se entienda mejor mi ensaldad de fic ;3;

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