No podían creer lo que veían. Justo frente a sus ojos, una persona parecía emerger del lago. Una luz intensa y difusa, tomando forma, la figura de una mujer. La luz era como los rayos mismos de la luna, de un color blanco azulado con destellos plateados.
Justo frente a ellos, se presentaba una hermosa dama de cabellos tan negros como la noche. Naruto la reconoció de inmediato como la mujer que le había obsequiado aquel frasco con fragancia. El enojo era opacado por la sorpresa. No podía creer lo que veía. Aquella dama pareció provenir de los mismos rayos lunares que se reflejaban en el agua cristalina del lago.
Aquella dama miró atenta a los presentes. Miró a Naruto a los ojos y entonces le dijo.
- Al parecer, algo sucedió con tu deseo. Funcionó en cierta forma
- ¿Cómo que funcionó? Es horrible. La gente me acosa.
- ¿Seguro?
- Pero por supuesto.
- ¿Toda?
- ¿Eh?
Después de analizar la situación, descubrió que solo la gente de su villa lo perseguía, pero más curioso aún, solo Iruka y Tsunade, eran los únicos que no parecían afectarles el aroma de aquella sustancia.
- Ves. Tu deseo está un poco diferente a lo que era, pero ahí está.
- ¿Y según tu, cuál es mi deseo?
- Deseaste ser querido.
Ante aquello no supo que decir o hacer. Las palabras retumbaban en su cabeza. Daba vueltas y vueltas. ¿Ese era su deseo? ¿En qué forma era ese su deseo? Al ver que el pequeño rubio no parecía entender, la mujer volvió a hablar.
- Es tu deseo más anhelado, pero de una forma mucho más profunda, no deseas solo un amor de reconocimiento, filial, ni mucho menos. No, lo que tu deseas es algo mucho más complicado que eso.
Ante aquellas palabras, Naruto comenzaba a razonar las cosas. ¿Un amor mucho más complicado? Lo único sería el amor de dos. Entonces, como una golpe en su cabeza, reaccionó con sorpresa. ¿Se refería que su deseo más anhelado era encontrar a su mitad, al ser con el que compartiría el resto de su vida, una pareja? Miró a los ojos a aquella dama. Ello entonces, con sus ojos profundos, lo miró. En ellos parecía verse todo el universo, misteriosos y fascinantes. Reflejaban incertidumbre, secretos guardados, eran místicos, casi divinos. ¿Quién era realmente esa mujer?
- ¿Quién es usted?
- Una mensajera.
- ¿Mensajera?
- Mi trabajo consiste en ayudar a los que más me necesiten, aquellos que tienen una verdadera necesidad. Tu corazón me pedía ayuda y yo te la ofrecí. Ahora, tú mismo debes saber lo que deseas para ser feliz, debes buscarlo. Yo te he ayudado bastante, pero hace falta que comiences a abrir los ojos de tu corazón para visualizar a aquello que más anhelas. Está bastante cerca, más de lo que piensas.
Justo en eso, aparece un joven, era Itachi. Mirando de frente a aquella dama. Sus ojos se agrandaron al verla más de cerca. No pudo evitar avanzar hacía ella. Entonces, trató de levantar su mano para alcanzarla. La dama habló.
- Uchiha Itachi… tu corazón pide ayuda, lo escucho, grita agonizante… sufres, pero no es un dolor corporal, es más espiritual… algo que te consume y poco a poco te está destruyendo… lo que más anhelas… es…
Entonces, aparece Sasuke de la nada y mira a aquella mujer y a su hermano, que parecía estar en un estado de trance. La mujer lo miró directo a los ojos.
- Gritas… gritas mucho. No puedes guardarlo en silencio, es un odio enorme lo que te consume, pero más que eso… tu dolor, es… lo más triste que he sentido en mi vida. Tienes una existencia miserable y triste… lo único que deseas no te traerá felicidad, por que es una ilusión falsa, lo que tu corazón necesita, es callado por tu voz interior. Una lucha interna… una verdadera lucha interna en tu corazón. Lo que anhelas verdaderamente, esta cerca de ti, pero es difícil poder verlo, por que lo opacas, tu mismo niegas tu felicidad, pero a la vez, quieres tenerla, no sabes que hacer, eres un mar de dudas.
Sasuke no supo como interpretar aquello. Al ver a aquella dama, las cosas se volvieron extrañas. Era como si sus almas estuvieran expuestas para que ella pudiera verlas y saber todo de ellas.
- ¿Quién es usted?
La misma pregunta dicha anteriormente por el rubio. Sonrió, aquella mujer sonrió con gusto. Las nubes comenzaron a cubrir la luna y ante sus ojos, al momento de desaparecer la luz de la luna, aquella mujer también desapareció. ¿Qué era todo aquello? ¿Quién era verdaderamente esa mujer?
- Ella…
La voz de Itachi apenas audible, llegó a oídos de Naruto, que estaba confundido.
- ¿La conoces?
Había preguntado al Uchiha mayor.
- No, pero… ella… es…
No hubo tiempo, pues una extraña criatura los había atacado. Los hermanos Uchiha lograron dar un salto y escapar del feroz ataque de la criatura, pero no contaron con que aquel ser había tomado a Naruto entre sus fauces, el pobre chico ahora estaba inconsciente y la criatura parecía hambriento.
- ¡Naruto!
Gritaron al mismo tiempo los dos Uchihas. Iruka se encontraba inconsciente pero lejos del animal, quien peligraba era el pequeño rubio. Ambos se miraron y volvieron la vista a Naruto.
- Debemos salvarlo.
- Por esta vez, olvidaremos nuestra pelea, Aniki.
Así, ambos se dispusieron a rescatar al rubio que ahora se encontraba en peligro.