El día comenzó a clarear. Naruto no dejaba de pensar en lo que había ocurrido y aquel extraño sueño. Sentía la mirada de Sasuke detrás suyo. Lo miró.
- ¿Qué tanto me ves?
- ¿Acaso crees que tienes algo interesante que ver?
- Entonces deja de verme.
- Lo haría si no fuera por que estas en mi campo de visión.
- Entonces me quito y ya no habrá problema.
Itachi se irritó.
- Haber, haber, nenas, no se peleen. Naruto ira conmigo y listo.
Sasuke se enfado.
- Eso si que no, pequeño “genocida”.
Eso a Itachi le caló.
- Disculpa, señor “La venganza será mía”. pero no sabes nada de nada y calladito te vez más bonito.
- Yo no soy bonito, soy guapo.
- Claro, tanto que atraes hasta a los alacranes.
- No tengo la culpa de que Sakura me persiga.
En otro lugar (la villa de Konoha)
Sakura caminaba junto con Rock Lee cuando sintió una comezón en la nariz.
- ¡Achhhhuuuuuuups!
- Salud, Sakura-chan.
- Gracias, Lee.
Le sonrió.
- Creo que alguien debe estar hablando de mí.
Sonrió imaginando tontamente que era Sasuke que pensaba cosas viñitas de ella.
De regreso con el grupo maravilla… perdón, con el grupo de Konoha (mas un vengador rencoroso y un ninja renegado)
- Tengo hambre.
- Eso mismo dijiste los últimos veinte minutos, Naruto.
- Teme, tengo hambre, ¿Qué quieres que haga?
- Por que no te comes esas piedras, seguro que te llenan la panza.
Naruto se sintió ofendido. Entonces, pensó en algo que quizás funcionaría y de paso, haría enojar al teme.
- Itachi-kuuun.
Canturreó melosamente el rubio. Los Uchihas pararon oídos a lo que pudieran escuchar, sobre todo cierto vengador rencoroso.
- Tengo hambre…
Puso su mas linda carita de perrito atropellado. Prácticamente, en la seria mirada del renegado, aparecieron pequeños corazoncitos rosados y fingiendo la mayor seriedad posible, buscó entre sus cosas.
- Solo tengo dangos, no es mucho, pero espero te gusten.
- Gracias Itachi-kuuun, eres tan gentil y muy apuesto y caballeroso, no como otros.
Miró feo a Sasuke que prácticamente sentía que iba a vomitar de tantos halagos que escuchaba de Naruto a su odiado hermano mayor.
En el fondo de Itachi había una gran explosión de fuegos artificiales y mini-Itachis bailando y gritando a coro.
- Le gustamos a Naruto!!! Somos unos galanazos, lo hemos logrado.
Por otra parte, Iruka solo suspiraba.
- Dios, por favor, si en verdad existes, has que todo termine.
Cuando pasaban por un pequeño pueblo, unos hombres los rodearon.
- Alto ahí. ¿Quiénes son?
Todos se miraron entre sí, disimuladamente, Sasuke buscaba sus kunais por si tenía que usarlos. Iruka fue quien habló.
- Solo somos viajeros, buscábamos a una mujer que al parecer es gitana, pero… no hemos tenido éxito.
Los hombres se sorprendieron y a la vez sus rostros mostraron miedo.
- ¿Para qué buscan a la bruja?
- ¿La conocen?
- Por supuesto, ella es la reina de los estanques y la luz de la luna. Es misteriosa y con sus embrujos causa muchos males.
Naruto se sorprendió de aquello.
- ¿Dónde podemos encontrarla?
Preguntó con urgencia el pequeño rubio. Los hombres los miraron.
- No pueden encontrarla en ningún sitio. Ella aparece y desaparece siempre. Esta en un lugar y después ya no. Nunca esta quieta, siempre va en movimiento. La única forma de encontrarla de manera segura es en los lugares donde suele estar siempre. En los estanques, bajo los rayos de la luna llena. En esos días su magia se hace más poderosa, pero es peligrosa, pueden encontrarse con su guardián y morir al instante.
- ¿Esa cosa? La recuerdo… casi morimos por su culpa.
Escupió con molestia Sasuke, sorprendiendo a los hombres.
- ¿La han enfrentado y están vivos? Significa y que si la buscan y se vuelven a encontrar con su guardián… no los dejará ir con vida.
Los hombres se marcharon.
- Vallan al estanque que esta por aquí, es fácil encontrarlo, hoy hay noche de luna llena. Tengan cuidado, muestra su verdadera forma en esas noches… es aterradora.
Todos sintieron un escalofrío recorrerles, pero como buenos ninjas que eran, “abandonaron” su miedo.
- Yo no le temo. Si la vuelvo a ver la haré puré. Me debe las que me hizo.
Afirmó Sasuke. Iruka estaba muy preocupado. Sabía que no era una buena idea y tenía un extraño presentimiento de que algo iba a pasar.