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Todo queda en familia. por nezalxuchitl

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Notas del fanfic:

Éste es un fanfic para Adanhel, su regalo de cumpleaños un poco atrasadito. (¿Que son tres meses?).

Es tal como ella me lo pidió, una historia hot y ligera que tratara de un Blackcest, SiriusXRegulus no demasiado fuerte.

A ella le gusto mucho, a ver si a ustedes tambien.

Notas del capitulo:

La leyenda urbana es completamente invencion mia, me la invente para un capi de mi historia "Si Snape hubiera conocido el jabon Asepxia"

Toujours pur.

 

 

Todo queda en familia.

      "Dicen que la noble y ancestral casa de los Black, siempre pura, tiene una maldición. Dicen que el tataratatarabuelo o alguien así, deseando mantener la pureza de su sangre limpia y superior lanzo un hechizo a todos sus descendientes, un hechizo para que se sintieran atraídos entre si, los familiares cercanos: los primos entre si, los tíos con los sobrinos... incluso los hermanos, glup. Y es debido a estos recurrentes incestos que la familia Black ha degenerado en una belleza muy superior y una demencia muy particular."

-Tonterías.- aseguró Sirius Black a su mejor amigo James Potter, soltando de paso un bufidito de indignación que movió un mechón de su pelo caído sobre su cara.

-Bueno, yo solo te comentaba lo que dicen por ahí.- se excusó el chico de gafitas, súbitamente concentrado en liberar y atrapar su pequeña snitch una y otra vez.

-¿Y quien lo dice, de todos modos? - Sirius se burló escéptico, pero la verdad estaba nervioso.

-Tus primas.

Gulp. No era la clase de cosas de familia que quería los demás  supieran de el, todos, en general, y Remus Lupin, ahí presente, en particular.

-¿Tu que opinas Lunático, tu que eres el chico mejor plantado que conozco? - le pregunto el de la presunta belleza superior y demencia particular.

-Prefiero no opinar.- el pelicastaño se escudo tras su gordo libro de encantamientos.

-¡Vamos! Alguna opinión has de tener.- insistió James, sujetando con firmeza la pelotita para que no se le fuera.

-La tengo. Pero me la reservo.

-¿Por qué? -preguntaron a la vez los mejores amigos pelinegros.

-Porque si opino tengo que tomar partido por uno de vosotros, eso irritara al otro y francamente no quiero hacerlo porque los dos me dais miedo. Así que os dejo que os husméis y gruñáis como un par de perros. Y que conste que lo digo con todo mi afecto.

-¡Bah! - protestó Sirius ofendido.

-Ya pareces el miedica de Peter. Y que conste que te lo digo con todo mi afecto. - lo picó James.

Pero Remus se encogió de hombros y continuo firme en su trinchera, escudado por la pared de papel impreso. Al ver que su amigo no tomaría parte James prosiguió.

-Yo creo que las leyendas, incluso las urbanas como ésta, tienen su base real...

-Gilipolleces.- el apuesto Black se cruzó de brazos.

-Tu madre es prima de tu padre, ¿no? Y mi mama se fugó de casa cuando la quisieron casar con su tío...

-Bueno, ¿¡y que!? - explotó Sirius - Soy un Black, si, bueno, vale, pero no es mas que un puñetero apellido. ¿De casualidad estoy en Slytherin, como el resto de mi familia? ¿De casualidad hago noviciado en la secta de los mortifagos? - se defendió.

-No... que yo sepa. - James sonrió malicioso.

Pero Sirius se subió por las paredes.

-Hay montones de cosas que tú no sabes, Potter, montones. Se podrían escribir libros más gordos que los que lee Remus. - Sirius estaba de pie y el pecho le subía y bajaba con violencia - ¡Yo he hecho todo lo posible por apartarme de mi infame familia, de no ser un oscurantista asesino incestuoso mas! ¿Tienes idea de las palizas que me ha dado mi madre? ¡No, por supuesto que no la tienes, niño de papi!- terminó, traspirando.

James estaba boquiabierto.

-Hombre, no es para tanto... - se excusó, tratando de adivinar en que había metido la pata- Yo solo te comentaba porque tus primas, bueno... han jurado violarte, Sirius. Las tres. A la vez.

Hasta el libro se le cayó a Remus de las manos.

-Buscaba un modo discreto de decirte que tuvieras cuidado. Pero si reaccionas con ellas la mitad de volcánicamente que lo has hecho conmigo, no tengo de que preocuparme. Me voy.- se paro - Remus, para tu gordo trasero y deja a Sirius a solas. A menos claro, que con todo tu afecto tengas algo que objetar. - y se dio la vuelta.

-Pues si, si tengo algo que objetar. Y es con todo mi afecto, como has repetido como periquito James. Te has pasado de la raya diciéndole eso sobre el y su familia. Y tu - se volvió con el gesto severo a Sirius, picándole el pecho con un dedo- has sobrerreaccionado. Y deberías cuidarte. -finalizo, largándose antes de que se le notara la preocupación.

James se quedo con una cara ida, como esperando el silbatazo que diera inicio a un partido de quidditch. Este debió de sonar en su mente un instante después, puesto que arrancando como un autómata se montó en su escoba (de la que nunca se separaba) y voló por los aires.

Sirius se quedo muy solo, hurgando el suelo con la punta del zapato.

-¡No tienen ni puta idea! - gritó pateando el montoncito de tierra que había hecho.

Y de hecho no la tenían. Esa leyenda urbana era una realidad secreta. El maldito funesto de Ernestus Black había hechizado a sus descendientes, hasta la séptima generación, y el, contando con sus deditos, era la sexta. Así que ajo y agua. El y sus hijitos, si los tenia, de preferencia con alguien que no fuera ni Bella ni Cissy ni Meda; mucho menos con las tres a la vez. De preferencia si los tenia con Lunático, no quería que sintieran los abrazadores y pecaminosos deseos que el sentía por su hermanito.

¡Joder! ¿A dónde se había ido el fraternal afecto de cuando eran pequeñitos y se leían uno al otro el cuento de Gruñona la cabra mugrienta? (porque su madre, ni madres.) Debían de ser las hormonas bullentes de sus quince años, pero pasar el verano al lado de la persona que tan bien y tan parecido a él olía fue una tortura. Lo corrió de su cama a patadas una noche que tenia miedo porque al sentir su cálido cuerpo rozando el suyo tuvo una erección instantánea: como las que prometía la píldora "Purefoy's".

Por eso ahora lo evitaba como si de la viruela de dragón se tratase, consciente de Regulus, al no tener ni puta idea del porque de su actitud, se entristecía. Sin embargo, Regulus también era un Black.

Es decir, también tenía una mente malévola y retorcida. Cuando Sirius cerro la puerta de su alcoba tras el unos cerrojos mágicos, como los de las cámaras del banco aparecieron.

-¡Que demonios!- exclamó.

-Cuanto tiempo sin verte, Sirius.- la voz de Regulus era melosa y se veía feliz como un niño chiquito que acabara de hacer una travesura.

-¡Regulus abre la maldita puerta!- ladró.

-No puedo.- repuso el petit Black, y con un suspiro cansino se dejo caer en la cama adoselada que pertenecía a su hermano.

-¡Pues te voy a hacer poder a pu...

-Le puse un hechizo. Se abrirá sola en un par de horas, hasta entonces nadie puede entrar ni salir. Y lo mismo las ventanas.

Sirius abría y cerraba los dedos, conteniéndose de pegar de puñetazos a la carita preciosa de Regulus.

-¿Y como has podido entrar a Griffyndor, serpiente cochina?- pregunto por evitar la incomodidad del silencio.

-Fue muy fácil, la verdad.-Regulus se reia, divertido- ¿Acaso creías que tu eras el único que sabia meterse donde no debe?

Regulus se había parado y avanzaba manteniendo el contacto visual con él.

-Eres tu el que no sabe donde se mete.- le advirtió Sirius, evitando mirar el cuerpecito apetitoso y esbelto bajo la túnica.

-Claro que lo sé. Es una tontería que me traten como si fuera un crio. No lo soy, ¿sabes?

No lo era. Su cuerpo proclamaba a voces que ya merecía, esos labios anhelaban ser besados.

-No iras a decirme que eres un hombre.- se burló Sirius.

Pero Regulus frunció el ceño, le cogió el cuello de la túnica y lo bajó de un jalón hasta la altura de su rostro para besarlo. Un beso intenso y erótico en el que su lengua lo tentó y lo venció, introduciéndose en su boca y bailando con la suya. Regulus, que solo trataba de probar lo grande que era lo solto y le dio un aventón.

-¿Qué tan infantil te pareció eso?- lo reto, con fuego en la mirada.

Estaba ardido de que su estúpido hermano prefiriera a sus estúpidos amigotes antes que a el. Que lo desconociera solo por ser un Slytherin. Le dolía, luego de que el fue el único miembro de la familia que no lo discrimino por ser un Griffindor. Creía que Sirius, de entre todos los familiares, seria el ultimo en compartir ese inveterado odio contra lo que consideraba inaceptable.

Pero Sirius lo tomó de otro modo. Ese beso tan apasionado, esa intensidad en su mirada, el hecho de que asegurara que ya era un hombre... ¡No podía ser! ¿Su hermanito ya no era virgen? Sintió una mezcla tremenda de celos y sobreprotección. Y un odio tremendo contra el desconocido que había sido, y que podía ir dándose por muerto en cuanto fuera conocido.

-¿Quién fue?- le preguntó aventándolo contra la cama, trepándosele encima y apretándole el cuello -¿Quién fue el bastardo que te robó tu inocencia?

Regulus no podía estar más sacado de onda.

-¿Estas borracho Sirius?

-¡Contéstame! ¿Quién fue el infeliz que arrebato tu virginidad?

-Me niego a contestar esa pregunta. Es embarazosa, es estúpida. ¡¿Te he preguntado yo con quien la has perdido?!

-Esto es muy distinto.

-¿Por qué?

-Porque soy tu hermano mayor.

-Ya. Y tienes el deber de velar por tu hermanito. Deber que te has pasado por el arco del triunfo.

-¡Te voy a pasar a ti por las armas como no me digas el nombre del bastardo para romperle la cara!

-No te voy a decir.- Regulus se cruzo de brazos.- Haz lo que quieras.

-Regulus, en serio que voy a violarte si no me dices...

-No serás capaz.- se burló el jovencito -¿Un valiente y bondadoso león estuprando a su hermanito? No me lo creo.

Para que fuera creyéndoselo Sirius volvió a besarlo como si quisiera comérselo. Con su peso lo sostenía debajo de el y con sus manos mañosas exploraba por sobre la túnica, excitadísimo. Y el hecho de que Regulus le correspondiera los besos no ayudaba precisamente a calmarlo. Sirius había esperado que se resistiera, que llorara, que le preguntara que le pasaba, pero aparentemente su hermanito era mas Black que el, todo un slytherin y aquello le estaba gustando.

Intentó asustarlo rasgándole la túnica y arrancándole los jirones, pero Regulus solo jadeó, expectante. Y cuando Sirius atrapó un pezoncito entre sus labios y se lo mordió jadeó mas recio y le rodeó la cintura con las piernas. Seguía sin creerse que su hermano llegara a poseerlo, pero en todo caso quien mejor para ser el primero.

-Sirius... - Regulus le apretó la cabeza contra su pecho. Luego le jaló las ropas- Quitatelas...

Sirius se incorporó y se las quitó, a toda madre, quedando desnudo en la misma cama que su hermanito. Le quitó los calzones y descubrió que estaba bien excitado. Le cogió el miembro y se lo masajeó con algo de dureza pero Regulus no se quejó. Levantó la cadera y se relamió los labios, mirándolo con deseo. Que guapo era su hermano.

-Bésame Sirius.- se sentó y le rodeó el cuello con los brazos- Hazme tuyo. - termino su provocadora frase con una sensual lamida sobre el cuello de Sirius.

-No...- balbuceó este, quedándose frio.

-¿Por qué no?- Regulus le atrapó el labio inferior y se lo chupó. Sirius hecho atrás la cabeza- Te quiero y me gustas.

-Pero soy tu hermano.

-¿Y eso que? Mama me advirtió que podría llegar a tener que seducirte, si solo eso podía apartarte de tus malas compañías y de tu mala vida. Y como tú no me haces caso creo que ha llegado el momento.

Regulus besaba su mejilla y masajeaba su pene, los dos juntos, mientras Sirius asimilaba las barbaridades que esa vieja arpía le había estado diciendo a su pequeño hermanito.

-Esta loca.- exclamó cuando pudo volver a hacerlo.

Regulus besaba el cuello de Sirius y acariciaba su cuerpo perfecto con la mano que no tenía ocupada en mas placenteros menesteres.

-Regulus, olvida lo que esa vieja bruja te haya dicho y quítateme de encima.

-No.- maulló el jovencito, sentándosele en el regazo, frente a frente, subiendo sus labios hasta besarle la boca, forcejeando por un beso que Sirius se negaba a dar- Tú comenzaste esto y tú vas a acabarlo Sirius.

El griffindor peló unos ojotes, se movió y trató de tirarlo pero Regulus le apretó dolorosamente las bolas.

-Vamos, tócame. Se que lo deseas. - Regulus puso una carita increíblemente malévola y pegó sus labios a su oreja- Ya sabia que no tendrías el valor para tomar lo tuyo, así que voy a dártelo.

Lo empujó para dejarlo acostado sobre el inmaculado colchón y se sentó a horcajadas encima suyo. Sus penes seguían juntos, frotados por la manita laboriosa del más joven, que se menaba y besaba en la boca al mayor, acariciándolo. Con un quejido como de animal herido Sirius se rindió al destino y acarició los miembros blancos y tersos de Regulus, esa espalda, esos brazos, esas nalgas. Su lengua danzó con la suya y se dio cuenta de su hermanito era un experto en aquel baile. Quien habrá sido el bastardo, volvió a preguntarse con cólera. Quien el desgraciado que oso tocar esta piel de luna antes que yo, de lamer este cuello delicioso y de frotar este miembro tan cálido.

Sirius se había hecho cargo de la masturbación doble y su experiencia superaba con creces a la de Regulus. Este podía saber besar ya muy bien, pero a la hora de dar placer ahí abajito aun le faltaba mucho por aprender.

-¡Oh Sirius, oh Sirius!- jadeaba y se aferraba a el, ya sin fuerzas para besarlo, concentrado solo en sentir lo que la mano de su hermano le hacia.

Sirius lo besuqueaba y frotaba más rápido, mas recio, chupaba la pálida piel formándole moretones y las jalaba como si quisiera arrancarlas. Finalmente Regulus se corrió bañándole toda la mano en semen, y aprovechando esa lubricación Sirius se la frotó mas duro, tardando solo unos instantes en alcanzar a su hermano en el placer supremo.

Luego se dejó caer rendido sobre la cama, jalando a Regulus consigo.

-Esto nunca, nunca, debe repetirse.

-Vale.- contestó Regulus, que tras la tormenta de pasión se sentía raro... incomodo. Nunca creyó que se sentiría así luego de hacer realidad su fantasía. Quizás su madre si estaba loca.

-¿Y no vas a decirme quien fue el cabrón que te desvirgó?

Regulus bufó.

-Eres insistente, ¿sabes? No te lo puedo decir porque aun soy virgen. Digo, si es que lo soy luego de esto.

-Lo eres.- afirmó Sirius, con alivio.

Luego se escalofrío al pensar que si Regulus había sido capaz de seducirlo así siendo inocente, de que hubiera sido capaz si ya hubiera tenido experiencia. ¡Brrr! Sacudió la cabeza como un perro mojado.

-¿Pero como aprendiste a besar así? Porque besas estupendo.

-Con Malfoy. - Sirius se atragantó de la impresión- Pero si se te ocurre andarlo molestando regresaré y yo si voy a violarte.

Acto seguido se paró, recompuso la ropa con un hechizo y se la puso con otro. Luego se dirigió a la puerta y con un toque de varita todos los candados desaparecieron.

-¡Oye! ¡Dijiste que nadie podría abrirlas en dos horas!

Regulus se volvió con los ojitos brillándole de malicia.

-A veces eres tan inocente hermanito. - le dijo y lo dejo ahí, cavilando sobre todo lo ocurrido.

 

                                                                Fin.

 

Notas finales: Los comentarios son bienvenidos ;)

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