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El Sueño De Una Noche De Verano por Goddess_Y_Mary

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Notas del capitulo: Bien, es nuestro primer fic de contenido yuri, esperamos que les guste mucho cuando lo lean.
 

"El Sueño De Una Noche De Verano"

 

Cap. I - El Sueño

En un claro del bosque, rodeadas de hermosas y bellas flores, se encontraban Juliet y Ámbar. Ninfa y musa, amigas desde hace tiempo disfrutando de un hermoso atardecer rodeadas de las plantas del bosque y de los animales que aun ocultos, podían percibir,

Sentadas en la orilla del estanque, se encuentran relajadas, apreciando las bellas tonalidades, los susurros que ofrecen los arboles mecidos por el viento, los canticos de los pajaritos y otros animales.

La ninfa sentada en la orilla del lago con sus cabellos color del oro sueltos y con sus pies dentro de la cristalina agua, tocando una lira hecha de oro macizo y adornada con incrustaciones de piedras preciosas. En su regazo la musa estaba recostada, con su larga cabellera tan azul como el cielo extendida en la húmeda hierba y entrelazada con flores de miles de colores y con su mano jugaba con la fresca agua del un brillante estanque, escuchando las suaves notas que la mano de la ninfa ejecutaba.

Las manos de Ámbar se entretenían con el agua, disfrutando de la preciosa melodía que su amiga la ninfa Juliet interpretaba, sonriéndose a cada rato, pensando en un baile de belleza suprema en el que bailaría junto a su ser más amado... Lentamente, sus ojos se cerraron y su cuerpo se destensó, cayendo en un profundo sueño en el que bailaba y bailaba sin poder apreciar el rostro, sin ver con quien bailaba.

Juliet, lentamente coloca su lado el arpa, y con delicadeza acaricia los sedosos cabellos de Ámbar mientras le observaba dormitar, en su regazo, cerrando sus ojos, entonó una hechizante melodía, que hacía que todos los animales de bosque se acercaran al precioso remanso con el fin de escucharle, postrándose los más atrevidos cerca a ella,  sus voz parecía llegar a los confines del bosque haciendo que la diosa Nicte, cubriera con su manto oscuro los reflejos agonizantes del gran Helios, primogénito del Fuego Estelar y abriéndolo paso a su amada hermana.

El cuerpo de Ámbar cayó presa del hechizo de la melodía interpretada. Melodía que envolvía sus cuerpos, y que alegraba su alma, pero sumida en su sueño se agitaba tratando de adivinar la faz del ser con el que bailaba, queriendo saberlo, anhelándolo puesto que a su lado, todo quedaba olvidado. También por que a su lado, la felicidad la doblegaba y cautivaba, dejándola hipnotizada por esa silueta sin cara, cara que permanecía oculta tras una espesa niebla que no le dejaba ver nada al otro lado.

Mientras bailaban, se sentía volar, flotar sobre una nube cálida, casi tan cálida como las manos que si podía divisar y que a su cintura se aferraban.

Lentamente, la voz de Juliet, se fue, haciendo más baja, y con dulzura, estiró su brazo para acariciar la nariz de un pequeño cervatillo que se había acercado encantado por la mágica música y voz, elevó su vista hacia la gran Selene, quien con su rostro pálido las contemplaba, dándole un matiz brillos de diamantes a los cabellos de Ámbar esparcidos sobre la delicada túnica de la ninfa, Que verás en el mundo del gran Morfeo, mi dulce Ámbar, al momento de tomar unos mechones de sus cabellos y besarlos suavemente.

El sueño va tornando algo extraño, dejando que el cuerpo de Ámbar, empiece a tensarse de nuevo, sintiendo escalofríos al ver como el sol se oculta mientras dura esa melodía que empieza a disminuir de volumen al tiempo que una extraña sensación hace que Ámbar se estremezca, que provoque que su corazón lata con fuerza mientras una extraña corriente se apodera de ella mientras duerme.

Repentinamente, la música cesa y mira a su acompañante, tratando de vislumbrar su faz de nuevo, incluso moviendo esa niebla tras la que se oculta con su mano derecha, tratando de disiparla con algo de ansiedad que se refleja en su cuerpo dormido que empieza a agitarse y  a suspirar levemente.

La pequeña mano de Juliet, siente como el cuerpo frágil de Ámbar se inquieta, trata de calmarle acariciando, su rostro.

- Dulce Ámbar, el dios de los sueños no está siendo gentil con mi amada musa - susurró preocupada. Al momento despejar con sus dedos llenos de brillo, los sedosos cabellos del delicado rostro de la musa, y lentamente le fue tarareando una dulce melodía al oído para calmarla.

El cuerpo de Ámbar se estremece presa del nerviosismo. Sin entender muy bien porque, sin poder adivinarlo mientras que vuelve a percibir la melodía, pero una más hermosa, una que le tranquiliza y que sorprendentemente  hace que la niebla empiece a disiparse muy lentamente, dejando que pueda ver el mentón de su acompañante, viendo su piel fina, pudiendo apreciar que tiene el mentón suave, sin las facciones pronunciadas lo que le hace preguntarse a sí misma de quien puede tratarse.

 

La mano, suave y pequeña de Juliet, acariciaba suavemente el brazo de Ámbar dándole consuelo, tratando de que su viaje en el reino mágico de los sueños, fuera placentero, con delicadeza. Se movió lentamente para recostar a su querida musa en la hierba, para luego levantarse de dónde estaba buscando  tomar el rocío de las flores, y  llevarlo en sus manos, cerrando sus ojos tan brillantes como los rubíes, alza sus manos al cielo dejando que los rayos plateados de la luna los bañará, para luego soltarlos sobre la cabeza de Ámbar como pequeños destellos de diamantes.

- Aquí amada Ámbar se encuentra los deseos las flores, y los animalitos del bosque y los sueños de tu Juliet, para que te acompañen en el Reino del Escurridizo Morfeo.

Una ligera brisa impregna el aire de suaves gotitas de agua que hacen que Ámbar se relaje, que se concentre en ese sueño que empieza a intrigarle en el único hecho de saber quien se esconde tras esa niebla que empieza a disiparse más y le deja apreciar las mejillas de su acompañante, viendo que están impresas de un bellísimo rubor que también la sonroja a ella.

Mira al suelo, confundida, sintiendo una felicidad extraña al lado de ese ser que no conoce, sintiendo que le ama a pesar de conocerle desde hace escasos minutos. Los mismos desde que empezó el baile. Teniendo también la extraña sensación de que ese ser del cual aun no conoce el rostro le corresponde al sentir la calidez que sus manos desprenden, al sentirse mecida por ellas, al sentirse en una paz inmensa.

Después de hacer esto Juliet se acuesta al lado de Ámbar rodeándola con sus brazos para brindarle calor, con su presencia, mientras le besa sus cabellos, le acomoda en su pecho mientras observa la plateada faz de Selene, y el brillo destellante de los bordados de los dioses en el manto oscuro de Nicté, y susurro un antiguo y místico cantico suavemente para arrullar con su canto a su más querido ser.

La niebla casi se ha disipado y deja que Ámbar vea casi completo el rostro de la persona que gentilmente baila con ella. Pudiendo apreciar un tono rojizo en sus ojos, el hermoso dorado de sus cabellos, pero algo nerviosa puesto que no puede ver su rostro limpio de esa niebla, rostro que le impide reconocerle.

De pronto, la calidez crece y se siente más cercana a ese ser, más apegada a su cuerpo y algo, un deseo irrefrenable le hace ponerse levemente de puntillas y posar sus labios sobre los de ese ser extraño permaneciendo con los ojos cerrados.

Juliet, lentamente va cayendo en un dulce letargo apenas susurrando las ultimas estrofas de la melodía, mientras su parpados van cerrándose poco a poco, aún resguardando entre sus brazos del frío de la noche, el suave y delicado cuerpo de Ámbar, soltando suavemente el aire de sus pulmones y murmurando con una sonrisa en sus labios.

- Ámbar...

Ámbar despacio beso esos labios que tanto le atraían, permaneciendo con sus ojos cerraros, disfrutando de esa caricia correspondida que además le envolvía todo el cuerpo como si la abrazara, como si esos brazos que le tocaban en el sueño, en realidad estuvieran sobre ella, cuidándola, protegiéndola, amándola. Profundizó el beso al tiempo que finalmente se dispersaba la niebla, al tiempo también que se separaba de esos labios para poder recuperar el aliento, para abrir sus ojos y comprobar sorprendida que la persona con la que baila no es otra que su amiga del alma la ninfa.

- Juliet... - exclamó al tiempo que salía de ese sueño, descubriéndose pegada al cuerpo de la ninfa, con sus labios unidos mientras se abrazaban medio dormidas.

La ninfa se sobresaltó, al sentir el cálido roce de unos labios por de si conocidos, fijando su brillante mirada rubí en su los ojos dorados de su amiga, escucho su nombre en esos mismos labios que recién se posaron en los suyos, dejando una dulce calidez en ellos.

 - Ámbar - susurro suavemente guiando su mano al etéreo rostro frente a ella - mi dulce y querida musa - murmuro al acariciar el suave rostro, y sonreírle con cariño, inquiriendo con su mirada en los ojos de Ámbar, deseando saber cuál era el dulce sueño que su amada amiga había soñado, para luego besar su nariz, suavemente.

Le miró confundida, despertando de ese sueño, sin poder creer todo lo que le había hecho sentir ese sueño, sintiendo la necesidad de salir de allí, queriendo escapar de ese precioso lugar donde se sintió tan feliz, apenada por su acción, horrorizada puesto que sin lugar a dudas, acababa de violar la confianza de su querida amiga, de su queridísima ninfa que siempre le acompañaba, a la que sentía como una hermana, pero... ¿ahora qué sucedería?


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