Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La noche más larga de mi vida por pervertida yaoista

[Reviews - 14]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

He buscado por varias páginas con la intención de encontrar fanfics yaoi de esta serie, pero no he podido leer ninguno. Esta vez me dieron ganas de escribir algo de esta parejita ^^
Espero que sea bien recibido :P

Notas del capitulo: Hello!! aca dejo un fic de la serie que me hipnotizó por muchos meses... "El Detective Conan"
espero que les guste esta nueva categoria que propongo, que por cierto no he encontrado en ninguna pagina yaoi.
el fic relata... na... solo lean!!!
agradeceria mucho si dejan reviews!!
bye.
¡¡Ding dooong!! Se escuchó dentro de la casa. Un joven, presuroso, se acercó a la puerta y la abrió de un tirón, encontrando a un chico moreno a punto de tocar el timbre por segunda vez.

-Eh… t-tú… ¿Qué haces aquí?

-Oh, hola Kudo, es bueno verte. ¿Cómo estas? ¿Puedo pasar, cierto? Ah, gracias…

Shinichi Kudo se quedo estático frente a la puerta, permitiendo inconscientemente el paso de aquel chico proveniente de Hokkaido: Heiji Hattori.
Hacia ya un mes desde la ultima vez que lo había visto, un mes en que no era “Shinichi Kudo”, sino “Conan Edogawa”, y en el que ambos habían trabajado en un caso de asesinato.

-Este… ¿puedo preguntar qué es lo que te trae por aquí?

-Si, eso…. Un conocido de mi padre, que vive por estos lados, llamó a mi casa y pidió ayuda. Secuestraron a su nieto y él sospecha de su propia familia. Bueno y, como mi viejo no podía venir, me puso a mi a cargo del caso.

-Oh, que bien, pero… eso no explica la razón por la cual estas en mi casa y a esta hora.

-Necesito donde quedarme esta noche y como me enteré que tu casa esta cerca de la de este tío, pues pensé que seria agradable volver a verte… y trabajar juntos.

El silencio se apodero de la sala de estar, donde ambos detectives habían ido a parar. Hattori, de inmediato, se sentó en el sofá más cercano y se dedicó a esperar una respuesta de Shinichi.

-¿Con esto quieres decir que también puedo ir a ese caso?

-Claro. Si con eso dejas que me quede aquí…. Tengo el presentimiento de que será algo muy interesante.

-Está bien. No tengo problema en que te quedes. El único inconveniente es que tendrás que dormir en mi habitación.

Hattori le dirigió una mirada de desconcierto. Bien era sabido que la casa de Shinichi Kudo era la más grande de la localidad, por lo que no pudo comprender lo que su amigo le dijo. El castaño se percató de su perturbación, así que intentó explicarle:

-Después de tanto tiempo sin haber vivido aquí, mi mamá decidió llevarse la mayoría de los muebles –se encogió de hombros-. Ahora mi cuarto, junto con el de mis padres, son las únicas que están en condiciones de ser habitadas –se encogió de hombros nuevamente, soltando una leve risita. Heiji se le quedo mirando por unos instantes más hasta que el silencio fue abruptamente interrumpido por un estruendoso gruñido. Shinichi, al notarlo, no pudo evitar una escandalosa risotada, que hizo enrojecer a Heiji hasta las orejas.

-¡¡No te rías!! –le regañó, demasiado avergonzado como para verle y pedirle disculpas por ello. Más Kudo no dejó de carcajearse, incluso aun más fuerte por un segundo gruñido, proveniente del estómago del moreno.

-¡¡¡Jajajaja!!! He descubierto que (ajajaja) tienes hambre… (jajajaja) ¿Pedimos (jaja) algo? –preguntó con un hilo de voz mientras se secaba las lágrimas que habían brotado de sus ojos por tanto reír.

-El detective de oeste asintió con la cabeza y agregó:- Pero que sea rápido, porque no he comido nada desde que salí de Osaka.

-Ok, ok, no te exaltes…. –le contestó al tiempo que se dirigía a la mesita del teléfono.

Una hora después…

-Mmmm… ¡¡¡que delicioso estuvo todo!!! –exclamó Hattori, sonriendo feliz.

-Mm…. Ahja. Muy bueno… -corroboró Shinichi, comiendo un trozo de pan untado en salsa-. Supongo que ahora estas mejor.

-Sip. ¡¡Tenia mucha hambre!!

-Ya me había dado cuenta –comentó entre dientes, para reprimir una futura carcajada-. Bueno, ahora vamos a mi cuarto. Te mostraré donde te quedaras esta noche –ambos se pusieron de pie y caminaron hacia las escaleras, subiéndolas lentamente mientras conversaban.

-¿Y por qué no vino Kazuha contigo?

-Jaja… la tonta se quedó estudiando. Tiene que repetir un examen este lunes.

-Ahja –se limitó a decir.

-¿Y Ran? ¿Has hablado con ella al respecto? De… ya sabes… -preguntó Heiji, observando a su alrededor, como si estuviera siendo vigilado.

-Aun no; hasta que no pueda atrapar a la organización negra, hasta que no pueda encontrar un antídoto permanente al veneno, no hablaré con ella del tema… no hasta que acabe con todo esto…

-Comprendo. Por el momento, debes cerrar un capitulo de tu vida antes de comenzar con otro… definitivo.

-¿Eh? ¿Q-qué quisiste decir? –preguntó ruborizado.

-Je –sonrió Heiji de medio lado-. Descúbrelo por ti mismo, detective del este –y le guiñó un ojo antes de detenerse en frente a una puerta.

-¿Cómo supiste que…? –Kudo suspiró, no tenia sentido preguntar como había dado con su alcoba. Ambos, siendo los mejores detectives adolescentes de Japón, tenían la inconsciente manía de percibir pequeños detalles (para otros insignificantes) que podían dar valiosas pistas con respecto a las personas. No iba a hacer ninguna novedad que Hattori se diera cuenta de cual era su cuarto, sabiendo que había dejado tantas huellas que le delataban.
Con resignación, Shinichi abrió la puerta, no sin antes advertirle a Heiji el desorden que reinaba dentro. Una vez que el moreno colocó su equipaje en un rincón, se dedicó a recorrer con la vista el rededor, memorizando cada detalle y cada minúsculo recoveco.

-Este… te dejo para que te acomodes tranquilo…

-¿Eh? –exclamó sorprendido-. ¿Y… dónde dormirás tú?

-La habitación de mis padres esta cerrada con llave, por lo que no me queda otra opción… dormiré en el salón.

-¡Ah no! no puedo permitir eso. Este es tu cuarto, así que, el que debe dormir en el salón, soy yo.

-¡Noo! –respondió Kudo, moviendo el dedo indice de un lado a otro-. Eres mi invitado.

-Claro que no. Por si no te has dado cuenta –le dijo irónico, pegándole con el dedo en la frente- me invité yo solito. No es justo que duermas en otra parte por mi culpa, y eso que soy tu mejor amigo.

-Bien –aceptó Shinichi-. Entonces te propongo esto…

A los 20 minutos…

-Creo que ha sido una buena idea –comentó Kudo.

-No es lo mas cómodo, pero es justo –dijo Heiji, acomodándose en el lado izquierdo de la cama.

-Agradece que la cama es grande –dijo el castaño, metiéndose también en la cama, por el lado contrario.

-Ahja.

Así, terminaron por acomodarse. Apagaron las lámparas laterales al catre e individualmente (obvio) se aovillaron, dándose la espalda el uno al otro.

Dos horas más tarde…

Los minutos se hicieron eternos para Shinichi. El tener que dormir en la misma cama con su mejor amigo no había sido la mejor de sus ideas, pero Heiji –con costumbres tan distintas a las suyas- no se conformaría si se iba a dormir a un ordinario sillón.

-“Uff” –suspiró-. “Venga ya. Deja de pensar y duérmete de una vez” –se decía-. “¡Oh no! No tenia ni idea de que Hattori roncaba. Lo que me faltaba” –pensó, apretando las mantas y la almohada contra su cabeza.

En efecto. Heiji Hattori roncaba sonoramente a sus espaldas y el joven detective de Tokio, aburrido de escucharle, intentó darse la vuelta para despertarlo, pero algo lo detuvo de repente: un par de brazos se aferraron a su cintura con firmeza, haciendo que Shinichi pegara un pequeño salto y abriera desmesuradamente los ojos.

-“¿Qué mierda esta…?” –exclamó bajito, sujetando la muñeca de Heiji para sacarse el brazo de encima. …ste, a último momento, se removió, apegando su cuerpo, casi obscenamente, al de Kudo-. “¿Qué… qué…?” –murmuraba éste, estremeciéndose ante cada contacto con el torso de Heiji, el cual seguía durmiendo pacíficamente.

Shinichi intentó, por segunda vez, levantar el brazo de Hattori para removerse hacia el lado, pero, en cuanto intentó darse la vuelta sobre la cama, Kudo observó que su amigo se removía intranquilo, murmurando palabras ininteligibles, acercándose inquietamente hace él. Se dio cuenta ya demasiado tarde… el cuerpo de Shinichi quedó -nuevamente- aplastado contra el colchón, boca abajo.

-“Jo, Hattori” –se quejó, meciendo con el hombro el cuerpo inerte del moreno detective.

-Nññmmhhh… -gruñó Heiji, apartándose un poco hacia atrás para acomodarse. Shinichi, con el corazón desbocado por aquella sensación tan extraña que le recorrió la espina, se fue apartando lentamente, sin percatarse de que la cama se le estaba acabando…

-¡¡Waahh… auchh!! –gritó en cuanto se sintió caer por el costado, terminando de bruces en el suelo.

-¿Qué ah que?? –gritó Hattori, enderezándose cual resorte sobre el colchón, girando la cabeza de un lado al otro sin ver a nadie-. ¿Kudo?

-Ayy… -se escuchó en respuesta desde algún lugar cercano. Heiji se asomó por el lado por el que había escuchado la voz de su amigo, encontrándolo boca abajo, apoyándose con una mano en la alfombra y con la otra “sujetándose” el tabique de la nariz.

-¿Y tú qué haces ahí?

-Nada, nada… me bajé a mirar el suelo –contestó sarcástico, logrando que Hattori soltara una suave carcajada, mezclada con un bostezo.

El castaño se levantó como pudo y se sentó un momento en el borde de la cama, para luego levantarse y caminar resueltamente hacia la puerta, tomando -de paso- una frazada.

-Esto… Kudo… ¿Qué haces? –cuestionó su amigo, extrañado, o lo que se pudo deducir dentro de su somnoliento tono de voz.

-Iré al salón. Seguiré durmiendo allí.

-¿Pero… por qué? Si hice algo que…

-No, no –se apresuró en mentir-, bueno, si… roncas demasiado –mencionó con un desinterés mal disimulado.

-¿Cómo? –dijo sorprendido-. Vaya… no lo sabia, pero, si te molesta, no tengo problemas en largarme a otra parte a dormir.

-Oh, no. No tienes porque hacerlo. Me iré yo.

-Vamos Kudo, reflexiona… es mejor que yo me vaya de este cuarto. Dormiré en cualquier otro lado.

-Venga ya, Hattori. ¿Desde cuándo “reflexionas” con los demás?

-¿Qué pretendes decir? –cuestionó, poniéndose de mal humor.

-Desde que nos conocemos, he tenido la plena certeza de que eras un impulsivo sin remedio.

-Impulsivo sin remedio –repitió Heiji, cruzando los brazos y meneando la cabeza afirmativamente, rodando los ojos.

-Ahja. Ya muchas personas te han dicho lo mismo…

-Bueno ¿y? ¿De qué va todo esto, entonces?

-Conociéndote, puedo decir que es poco probable que intentes convencer a una persona por las buenas. Además… de ser el mismo de siempre, ya hubieras salido por esta puerta para dormir en el salón. No sé que bicho te habrá picado para que insistas tanto en que duerma aquí contigo –terminó de decir, sin haber entendido realmente todo lo que había mencionado de Heiji.

-Ah… ¿entonces no me crees capaz de ello? –preguntó ofendido.

-No quise decir eso…

-Bien, el señorito perfecto detective ha hablado, está bien…

-Hattori, no te… -le interrumpe.

-Está bien. Tienes razón. Soy un impulsivo sin remedio y te lo demostraré, si es lo que quieres –le gritó, ya fuera de sus casillas.

Un sólo segundo bastó para que Heiji alcanzara a Shinichi frente a la puerta, azotándole contra ésta sin la menor consideración, le sujetó ambas manos -con las suyas propias- a los costados de la cabeza, y apegó el cuerpo de Kudo con relativa facilidad, entre la madera y su trabajada figura.
Lo que tuvo lugar segundos después no tenia cabida en la cabeza de Shinichi. Había sucedido todo con tal velocidad que no tuvo el tiempo para reaccionar debidamente ante aquella situación. Hattori, Heiji Hattori, su amigo, le besaba brutalmente en la boca, introduciendo su traviesa lengua en ella, habiéndose aprovechado de la sorpresa del otro.

Los segundos siguientes, que parecieron una eternidad, fueron demasiado intensos. Shinichi, sin lograr apartar ni un ápice a Heiji, se aferró a sus manos con fuerza, pretendiendo así darle a entender que se alejara. Pero no resultó lo que esperaba, sino todo lo contrario… cerró sus ojos fuertemente y frunció el ceño cuando un leve gemido escapó de sus propios labios, puesto que una mordida, propinada lascivamente contra su labio inferior, terminó siendo el último roce con aquel morenazo con acento de Kansai.

Una vez que se atrevieron a cruzar sus miradas, las desviaron rápidamente, a la par que Hattori retrocedía varios pasos.

-Eso… eso fue demasiado impulsivo –se cuestionó Heiji a si mismo, aunque Shinichi igual le escuchó.

-Vaya que lo fue… -dijo más tarde, mordiendo, nervioso, el mismo labio que antes había mordido su amigo.



To be Continued…
Notas finales: bien... si les agradó este fic (si es que alguien llegó a leerlo) espero reviews para saberlo. acepto criticas, comentarios "buena onda" y/o tomatazos.
ya pronto pondré la continuación...
agradeciendo de antemano su atencio, querido lector... bye.

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).