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El Verdadero Sabor de la Venganza por libel

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Notas del capitulo:

Espero les guste y no decepcionarlos... Es el primer lemon que escribo ojala haya quedado bien...

Gracias a todos los que leen este fic. Gracias por sus comentarios... los tomo mucho en cuenta y procuro contestarlos...

No habia actualizado x que me quede sin internet pero aqui estoy apenas lo recuperamos aqui me tienen nuevamente...

Bueno el sig. ya es de Kaoru...

Espero sigan pasando a leer x aqui...

 

Las bancas ya ocupadas, el coro de niños y el piano ya tocaban la marcha nupcial, en el altar ya esperaban el novio y el padre de este, junto a la abuela Suou. Los antiguos miembros del host club dispuestos del lado del novio miraban la entrada por donde el rubio llegaba acompañado de su padre, quien era el que lo iba a entregar. Vestía un traje blanco, con saco largo estilo gabardina, por dentro un chaleco dorado sobre una camisa blanca manga larga, todo adornado por un moño blanco, pantalón y zapatos también blancos, cosido todo el traje con hilos de oro.

-¿Quien entrega  este doncel a este hombre?- de pie frente al altar, su padre respondía al cura, mientras el contemplaba al pelinegro que pronto seria su esposo, guapo como siempre, engalanado en un traje negro de saco largo, con chaleco y moño color perla, acompañando una camisa blanca , sencillo pero no por eso menos elegante.

-Yo lo entrego-puso las manos de su único hijo, sobre las de Ootori-kun y se sentó junto a la abuela Suou.

El cura comenzó la ceremonia, llegando al momento en que ambos leían sus votos matrimoniales.

-Yo Ootori Kyouya te tomo a ti Suou Tamaki, para amarte, respetarte en la salud y en la enfermedad, en la pobreza y la riqueza, todos los días de mi vida-colocando el anillo en el dedo del rubio-y prometo tratar de devolverte todo lo que tú le has dado a mi vida.

El rubio repitió lo mismo que el pelinegro, pero no agrego nada más, un poco turbado por las palabras de Kyouya también coloco el anillo. Después de eso la ceremonia siguió hasta que por fin concluyo en el tan ansiado…

-Puede besar al novio, Ootori-kun- Kyouya se acerco a Tamaki, tomando su cara entre sus manos, le dio su primer beso como esposos, un beso frio y superficial.

Salieron de la iglesia en medio de una lluvia de pétalos rojos y arroz. Para encaminarse a la recepción de la boda, la cual se llevaría a cabo en una finca de la familia Ootori. El jardín estaba dispuesto para la boda, las mesas albergaban a los invitados, el cuarteto de cuerdas llenaba el ambiente con su música, la pista de baile aguardaba a los recién casados para su primer baile nupcial.

Kyouya lo tomo entre sus brazos y procedió a bailar con él, la misma melodía que tocara para sus hermanos servía ahora como vals de bodas. Tamaki miraba a Kyouya en espera de encontrar aunque sea una pizca del amor que se tenían hace un tiempo.

-Es una bella melodía, me sorprende que la hayas escogido.

-No la escogí yo, tu abuela pensó que era apropiada.

-Entiendo, Kyouya me parece que deberíamos tratar de llevarnos mejor- el rubio trataba de sonreír.

-Creo que ya termino, te veo más tarde tengo que hablar con algunos socios.

-Puedo acompañarte si gustas

-Tamaki-sonrisa-solo me estorbarías, cuando necesite de tus encantos para cerrar algún negocio ya te lo pediré, espero seas complaciente- dijo acercándosele para acariciar su mejilla, el rubio indignado y triste se alejo de él.

Kaoru observo al antiguo King salir triste de la pista de baile y pensó en seguirlo, tenía que advertirle que no confiara en Kyouya, y pedirle que aclarara lo de Haruhi. Pero Hikaru parecía haberle puesto un chip de rastreo, porque no dejaba de vigilarle. Por fin en un descuido de su gemelo, Kaoru alcanzo a Tamaki.

-Este lugar es muy bello mi señor, ¿no debería disfrutar de su fiesta de bodas?- El rubio volteo a verle, estaba sentado en una banca cercana a un lago artificial que poseía esa finca.

-Se supone Kaoru-sonriéndole tristemente al gemelo- aun no entiendo ¿Por qué no has dejado de hablarme?, todos lo han hecho.

-Lo sé, pero ellos no la conocían realmente-Kaoru tomo asiento junto a él- se que no debería decirlo, pero no puedo evitar alegrarme por su muerte- la cara de sorpresa del rubio era tal que Kaoru sonrío, oyó un ruido, decidió apurarse si Hikaru se daba cuenta que no estaba se las cobraría muy caro- Tamaki no tengo mucho tiempo solo quiero advertirte que Kyouya quiere cobrarse lo que según él, tu le hiciste, tiene un plan por favor cuídate.

-¿De qué estás hablando, Kaoru?, no entiendo…-el rubio estaba desconcertado.

-Veras él cree que tu…- no llego a terminar la frase su gemelo lo veía molesto, de hecho a ambos. Hikaru se acerco a él para tomarlo del brazo, jalándolo hacia la fiesta, de forma tan brusca, que el rubio trato de detenerlo.

-Espera, ¿Cómo te atreves a tratarle así?- el rubio se calmo cuando Hikaru lo empujo, cayendo de nueva cuenta a la banca.

-Suou nadie ha pedido tu opinión, Kaoru sabe que no puede estar cerca de una escoria como tú.

-Si soy lo que dices, ¿Qué haces aquí?

-Vine por Kyouya, tú no eres nadie para mí- miro despectivo al rubio- no eres más que un pobre idiota, solo eso. Y tu-dijo zarandeando a su gemelo- ya nos arreglaremos en la casa.- Y sin más se alejo dejando al rubio muerto de dudas y con una tristeza que le atenazaba.

Fue una fiesta fastuosa y digna de la unión de dos de las más importantes familias de Japón, para todos, menos para el novio que vio eso como la antesala de lo que sería su vida matrimonial, una perfecta vida vacía, siendo él un muñequito de aparador mas, del aparador de Kyouya Ootori.

Esa misma noche partieron rumbo a su luna de miel, lo cual tenía muy nervioso al rubio, aun recordaba su primera vez con Kyouya, y podía sentir la misma calidez, la intensa pasión y la entrega total. Llegaron a una mansión que la familia Ootori tenía en Italia, país que Kyouya había elegido para pasar un mes, que sería lo que duraría su soñada Luna de Miel.

-Deberías ponerte cómodo Suou- le susurro Kyouya en cuanto estuvieron a solas en su habitación, se había colocado tras él, pegando su cuerpo para que pudiera sentir como lo anhelaba.

-Ootori- expreso el rubio con enfado- creo que te estás equivocando- el pelinegro alzo una ceja desconcertado- me case contigo por obligación, no quiero compartir mi cama contigo- puso distancia entre Kyouya y el, mirándolo desafiante le exigió- pide otra habitación para mí.

-¿Acaso eres idiota?-el pelinegro comenzaba a enfadarse por  la actitud de su esposo- perdona eso es algo retorico, se te ha olvidado lo que puedo hacerte, ¡a ti y a tu estúpida familia!- Kyouya gritaba, la poca distancia que Tamaki había puesto entre ellos, el se encargo de extinguirla, tomo al rubio por los brazos y empezó a zarandearlo. El rubio que hasta entonces se había mostrado pasivo, forcejeo y con acopio de fuerza asesto un puñetazo al rostro de Kyouya, que le soltó de inmediato, Tamaki sabía que el Ootori no dejaría las cosas así, por lo que salió disparado hacia la puerta, encontrándola cerrada con llave.

-¡Qué diantres Ootori!, ¡abre la maldita puerta!

-No te entiendo Tama-chan, no eras tú el que decía que deberíamos llevarnos bien- Kyouya se limpiaba la sangre del labio que el golpe del King le había dejado- pero nunca has sido muy listo que digamos- Llego hasta el rubio que un poco asustado, trato de separarse de él, demasiado tarde ya que Kyouya lo aprisiono entre sus brazos y la puerta. El pelinegro hundió la cara en el cuello de Tamaki, aspirando su olor a vainilla, deseo era lo que rondaba su mente, se había casado para tener un heredero y claro que gozarse al rubio lo más que pudiera era otra de las razones. Dio una pequeña lamida al cuello níveo, succionando después hasta dejar una mancha roja en su lugar; el rubio cerró los ojos, hacia mucho que deseaba volver a estar con el amor de su vida, pero no de esta manera, con acopio de voluntad empujo al pelinegro y se adentro en la habitación con el fin de alcanzar el baño y encerrarse en el.

Ni siquiera alcanzo la mitad del cuarto cuando ya estaba atrapado por los brazos de su esposo, obvio forcejeo.

-Tamaki, este juego del gato y del ratón, está empezando a cansarme, porque no te resignas a lo inevitable-el tono de voz era de irritación- eres mi esposo y como tal tienes obligaciones que cumplir, se bueno y la pasaremos bien- besaba la nuca, ya con sus manos deshaciendo el moño y desabotonando el chaleco.

-Ah sí que si soy malo y no me dejo- sonrisa despectiva- ¿Qué harás? ¿Me golpearas Ootori? No soy tan débil como crees- Le dio un codazo, pensando que de esa forma se libraría de él, oh sorpresa no conto con que Kyouya era ahora un experto en defensa personal. Ni siquiera sintió el primer golpe, debido a lo impactado que estaba. El antiguo rey en las sombras, le había dado un golpe en la espalda baja, que lo hizo arrodillarse, lo que aprovecho este para tomarlo del cabello y proceder a golpear el hermoso rostro del rubio, dos puñetazos se encargaron de romperle el labio y de dejarle un morado en el ojo marca morirás.

-Te dije que fueras bueno-decía mientras lo levantaba, y le daba un puñetazo en el estomago- conmigo no se juega Tamaki, ya no soy el Kyouya que conociste, ese ya no existe, ¡tú te encargaste de desaparecerlo!, ve aprendiendo que si desobedeces recibirás un castigo- volvió a golpearlo, Tamaki se doblo del dolor,  Kyouya tomo su rostro y le obligo a mirarle- Escúchame bien, preguntaste si te golpearía, ¡aquí tienes tu respuesta!-le dio un menudo bofetón que por el impacto le volteo el rostro, abriendo el labio nuevamente, el blanco traje de bodas, estaba ya manchado- no solo voy a hacer esto rubio idiota, sino que hare que la familia Suou mendigue en las calles si ese es mi deseo.

El King miro con espanto al pelinegro, no creía a Kyouya capaz de llegar a tanto. Trato de ver en esos ojos si realmente su amado Okasan ya no estaba, lo que encontró le causo una profunda tristeza, no solo vacio, como había visto cuando lo volvió a encontrar, también odio y un profundo rencor era lo que había ahora. Kyouya sonrío burlón al ver al rubio tratando de ver a través de él, esperaba que lo que hubiera visto le hiciera darse cuenta de su situación; apretó aun más el agarre al cabello del rubio y empezó a desnudarle.

Kyouya no espero mas y con fuerza bruta convirtió en jirones la camisa; el saco y el chaleco fueron jalados, enredando con ellos los brazos del King, de esa forma inmovilizándolo; el pelinegro lo arrastro a la cama, donde fue aventado, mientras este procedía a desnudarse. Inútilmente Tamaki trataba de desenredar sus brazos, no le gustaba nada lo que pasaba y mucho menos le gustaría si continuara. Kyouya por su parte, reía al ver los intentos del rubio, bendito traje le había evitado atarlo, ver su desespero era muy excitante, bien no había que hacerle esperar.

-Déjalo, te doy una última oportunidad, compláceme y prometo hacer que lo disfrutes- beso la frente del rubio, desabrocho el pantalón, bajándolo lentamente dándole oportunidad de que contestara. La contestación fue un escupitajo, que termino con la paciencia de Kyouya, este nuevamente refresco el rostro del rubio con una bofetada, lo suficiente fuerte para aturdirle, logrando despojarlo de la ropa restante.

-Muy lindo Tama-chan, tal como lo recuerdo- lo contemplaba con lascivia- voy a disfrutarlo mucho- se coloco encima, comenzando a besarle la frente, los ojos, lamiendo el puente de la nariz para al fin tocar con su legua esos labios, el rubio se quejo, el otro lamio la sangre succionando el labio inferior. Siguió su recorrido alternando lametones y mordidas, que solo provocaban molestia en el otro.

-Delicioso- susurro antes de tomar entre sus labios uno de los pezones, pasando la lengua, para después chupar con suavidad, el francés comenzó a suspirar, era muy sensible y el trato no le desagradaba, con una mano acaricio el costado, mientras con la otra estimulaba la tetilla del rubio- ¿te gusta?, ¿quieres que continúe?- Tamaki no respondía, era cierto que le gustaba pero aun recordaba los golpes recibidos.

Mordisqueo los pezones hasta hacerlos sangrar, tomo el pene del rubio y comenzó a masajearlo con algo de brusquedad, rozando el glande con un dedo, hasta sentir como se humedecía y aumentaba de tamaño, clara muestra de que disfrutaba. El King gemía bajito, se sentía humillado, había sido golpeado, obligado a casarse, y por sobre todo su cuerpo pedía a gritos el placer que Kyouya pudiera proporcionarle, sollozo bajito, sintiéndose miserable por responder a esas caricias. No sabía ya realmente si el pelinegro lo forzaba o no.

-Lo ves decías que no, pero realmente te gusta- le miraba mientras su rostro se sonrojaba aun mas, procedió a abrirle las piernas doblándolas, exhibiendo la roseta anal. Kyouya se deleito en su contemplación, ver la piel marcada por sus caricias, los ojos perdidos y el rostro azorado de su esposo, inmovilizado por su traje de bodas, una visión poética lo llamaría él.

Introdujo un dedo sin ningún cuidado, Tamaki protesto, dilato sin cuidado la entrada, mirando en todo momento los ojos del rubio, sonriéndole en burla al ver su clara excitación. Introdujo otro dedo, moviéndolos en círculo sin ninguna delicadeza, toco la próstata recibiendo un gemido audible, procuro seguir tocando ese punto, otros dos dedos se sumaron de golpe, causando dolor al rubio. Kyouya escupió en sus dedos que entraban y salían del anillo del rubio.

-Debo admitir que no te esperaba tan estrecho, con tu fama, no me digas que he sido el único- el rubio volteo el rostro humillado y avergonzado. Sintió un dolor desgarrador cuando Kyouya sin previo aviso se introdujo, de un solo tirón, dentro de él. El grito que dio murió pues Kyouya lo besaba desesperadamente lastimando sus adoloridos e hinchados labios.

-Eres una delicia- las embestidas se hicieron muy violentas, la verdad es que a Kyouya poco le importaba que Tama-chan sufriera, el había imaginado este momento desde hacia tiempo, sintió algo tibio bajar, no tuvo que mirar era la sangre del mestizo, consecuencia del desgarro sufrido.

El rubio lloraba, sentía mucho dolor físico y emocional, pero aun así no podía evitar que se le escaparan gemidos y suspiros, se sentía un cualquiera. Kyouya embestía con fuerza, sin descuidar el miembro del rubio, apretando y masajeando hasta con brutalidad. Susurrando palabras vulgares y corrientes. No paso mucho para que el pelinegro terminara, el semen acrecentó el dolor y ardor del pasaje de Tamaki.

-Bien debo admitir que eres una buena zorra Suou- besaba los rastros de lagrimas en las mejillas- no llores la noche aun es joven- Desmadejado como muñeca rota, así se sentía Suou Tamaki, ni siquiera se movió cuando por fin fue liberado de las ataduras; puesto boca abajo sin ningún cuidado, fue nuevamente abierto de piernas, con brusquedad abrieron los cachetes de su trasero, de su anillito salía semen mezclado con sangre, que bien o mal le había servido de lubricación.

Kyouya metió un dedo envuelto en un trapo, dentro del recto de Tama-chan, limpiando a conciencia, sostuvo con un brazo su cintura y levantándolo, volvió a penetrarlo, ni que decir que el rubio vio estrellas, pero del dolor que sentía. Obligado por la posición en que se encontraba se coloco en cuatro para aminorar su sufrimiento, el pelinegro aprovecho y tomo una vez más su miembro que yacía flácido debido al dolor, apretándolo, frotándolo hasta provocar una leve respuesta, ya que el rubio no había terminado, el pelinegro deseaba que lo hiciese. Era embestido con fuerza, sin dejar un segundo de descanso.

-¡Para me duele!- Tamaki venció a su orgullo y suplico.

-Eso es, ¿no te gusta?-mordisqueaba la espalda expuesta ante el- ¡oh dios realmente eres buenísimo!, maldita sea, tenias razón Suou- aumentando el ritmo de sus embestidas hasta hacerlas frenéticas. El rubio ya no sintió se desmayo, producto del dolor. Kyouya ni siquiera reparo en ello siguió embistiendo aunque Tama-chan estaba inconsciente, hasta que por fin volvió a derramarse en el.  

Si el rubio pensaba haber escapado del tormento de su noche de bodas, fue un error muy grande, Kyouya siguió jugando con él, hasta que recupero nuevamente la conciencia, toda la noche fue usado, pues según el pelinegro debía recuperar su inversión al haberse casado con alguien tan bajo como lo era el rubio, después de todo era un asesino. Tama-chan lloro mucho, término suplicando que le dejara descansar, por fin en la madrugada, Kyouya se apiado de él para dejarle dormir. Lo último que oyó antes de caer en la inconsciencia, abrió más la herida que ya tenía en el pecho.

-Sabes Suou, cuando abriste el Host Club, yo dije que eras una ramera, una golfa que solo buscaba con quien revolcarse- beso la frente de Tamaki- hoy se que es para lo único que sirves.

 

Notas finales:

Espero os hay gustado...

+ Arrojar arroz a los novios trae prosperidad y aleja las malas vibras y los petalos rojos traen buena suerte.

Abrazos mil...

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