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El Verdadero Sabor de la Venganza por libel

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Notas del capitulo: Hola a todo el mundo... Siento la enorme tardanza pero me enferme y no pude actualizar como quisiera...Gracias a todas las personas que siguen este fic, gracias por sus comentarios de verdad mil gracias, quiero dedicar especialmente este capitulo a todos ellos, pero en especial a Vososdios, ayuki, himenekoi, shiko, OOkiname, que han leido el fic desde sus inicios.


A los demas tambien se les agradece un monton. Los sig capi seran dedicados a ustedes ok. Bueno despues de mi mega disculpa y agradecimiento. Aqui les dejo el capi, que ahora si trae a Mori y Honey, a los padres de Tama y las intrigas de Kyouya. Se que dije que en este aparece el mpreg pero es en el otro capi a cambio les dejo los intentos por conseguir al niño.


Bueno espero les guste el capi

-Debo admitir que tu idea es buena Kyo-chan, las utilidades han crecido- un rubio de estatura media revisaba un reporte- aunque nunca puede dudarse de tu capacidad. ¿Qué tal la luna de miel?

-Como todas, Italia realmente es un país muy bello, y tiene mucho capital, hable con varios inversionistas y están muy interesados en el proyecto.

-Me alegra escuchar eso, realmente este es un gran negocio- sonreía el rubio- creo que el actual líder de los Suou no se espera, esta acción de nuestra parte. Admiro tu capacidad.

-Quien diría Honey que me ayudarías en esto, has cambiado.

-Solo creo que tus acciones son beneficiosas para mi familia, Kyouya, además comparto en parte tu enojo contra aquellas personas, así que me beneficio de este acuerdo es todo.

-Supongo, ¿Qué tal tu vida de casado?- el rubio lanzo una sonrisa resplandeciente, aunque un dejo de tristeza se le escapo, algo que Kyouya noto fácilmente- Deberías superarlo, después de todo Mori está contigo ¿no?, nunca he dudado de sus sentimientos hacia ti.

-También has cambiado Kyo-chan, antes no te detendrías a decirme todo esto.

-Te debo mucho Honey, tú estuviste ahí cuando Tamaki se fue. ¿Tan mal esta todo entre ustedes?

-No, de hecho todo está bien, soy yo quien esta mal, porque aun no puedo olvidarlo, pero estoy intentándolo de verdad. Mori se preocupa pero aun así no es capaz de decirlo abiertamente, eso es en realidad lo que me molesta.

-Mori te ama, debes olvidar el pasado, aunque nunca me has dicho que hizo para que te sientas así.

-Algunas cosas es mejor no saberlas Kyouya- el otrora pequeño rubio se perdió momentáneamente en sus recuerdos

Flash Back

-Dime que no es cierto Takashi- reclamaba sujetando con fuerza la camisa del pelinegro- ¿Por qué con él? De entre todos, tú sabes lo que le hizo.

-Mitsukuni, no es lo que piensas- el semblante de Mori no cambiaba nada, desesperando mas al rubio que estaba demasiado dolido.

-Mientes, ¿Por qué no me dices que hacías en ese hotel con él?, no entiendo Takashi si tú ya no me quieres porque no solo me lo dices.

-Mitsukuni yo te quiero, solo no puedo contarte que hacía en ese lugar, discúlpame. Pero quiero que sepas que jamás te he engañado, por favor créeme.

-No puedo Takashi, no a menos que me digas que pasa realmente entre ustedes.

-Lo siento es un secreto que involucra a otras personas, Mitsukuni- pequeñas lagrimas resbalaron por los ojos de Honey, sobre todo cuando Mori lo tomo en brazos y le juro que no había nada porque preocuparse.

Fin de Flash Back

Kyouya suspiro Honey aun no superaba lo que había pasado con Mori, era una pena, porque realmente se les notaba lo enamorados que estaban entre si. Cuando Tamaki y él rompieron fue Honey quien lo levanto de la depresión en la que había caído, el que sabía exactamente todo acerca de la traición del rubio con Haruhi, e incluso el tema del embarazo de la castaña, era por eso que Kyouya deseaba verlo feliz, y le apenaba realmente que a pesar de estar con el amor de su vida no lo fuera o al menos no como se esperaría.

-Hikaru me sorprendió, no pensé que comprometiera a su familia en esta sociedad- Honey había recuperado el hilo de la situación y cambiaba de tema.

-Si supongo que el odio que siente por Tamaki fue suficiente aliciente, pareces no aprobarlo Mori- el host salvaje apareció en la puerta, con los años todos habían cambiado, pero el seguía tan alto y serio como siempre, aunque con la misma mirada tierna para su Honey.

-Me parece que no es la mejor forma Kyouya y lo sabes. No lo apruebo- sentándose al lado de Honey para revisar el informe de Kyouya

-Pero tampoco estas en contra ¿o si Takashi?

-No, es una decisión conjunta, que nos beneficia, pero aun así no me parece bien.

-Yo creo que exageras Mori, no deberías preocuparte por esa gente- Hikaru Hitachiin también entro para ocupar su lugar en esa mesa- Aunque tengo curiosidad de saber que les pasara.

-No debes preocuparte lo que pasara es que yo me quedare con el patrimonio de los Suou. Ya di el primer paso Tamaki es mi esposo y por lo mismo ya no es un Suou, sino un Ootori con lo cual esa familia queda sin heredero oficial, un hijo de Tamaki y mío es la única esperanza para conservar la línea familiar de los Suou.

-Vaya pensé que Tsuna-sama había especificado que Tamaki no perdería su apellido.

-Así es, solo que según las leyes del país, eso no puede hacerse, porque Tamaki es doncel, automáticamente pierde su apellido de soltero y adquiere el de su esposo, lo que lo convierte en un Ootori.

-Debo admitir que es bueno, pero aun no veo en que te beneficia.

-Bueno eso es simple Hikaru, Yuzuru-sama está muriendo, le quedan pocos meses de vida, él lo sabe y me ofreció a su hijo - la sonrisa de Kyouya fue acompañada solo por el gemelo- junto a un fideicomiso independiente de la fortuna Suou, así que como esta en mi registro familiar todo lo que el herede por parte de los Suou pasara a mis manos.

-No me lo imagine de Yuzuru-sama, tan despreciable como su madre ¿no?-Kyouya no respondió guardándose los motivos que el papa de Tamaki le había dado para la boda.

-Ese fue el primer paso, supongo que el siguiente es restar poder a los Suou en el mundo de los negocios. Retirando los contratos correspondientes enfrentarían serias dificultades económicas.

-No enfrentarían ya lo hacen, sus acciones cayeron, todos los presentes retiramos o estamos renegociando nuestros tratos con ellos, ¿no es así?, Hikaru se retiro oficialmente cuando venció el último contrato. Con esto su nivel monetario se redujo en un 40%. Lo ves Mori solo nos quedaremos con el poder económico, no planeo nada más. Lo juro

-Espero no te arrepientas después de todo esto, tal vez el sabor de sus respectivas venganzas no sea dulce como creen- Kyouya congelo la sonrisa al igual que los presentes, en cambio Honey dirigió una mirada dolida a Mori, confirmando que el pelinegro pensaba en ese rubio que ahora era el esposo de Kyouya.

Semanas pasaron después de esa conversación que había dejado pensativo a Kyouya, no era tonto para no entender la advertencia de Mori, si las cosas no fueran como pensaba, tal vez perdería a la única persona que había amado en su vida. Observo a Tamaki que en esos momentos platicaba con uno de sus inversionistas, el mismo que habían conocido en Milán y que al parecer había quedado prendado con él. Kyouya apretó los dientes muerto de celos, no Tamaki no tenía nada de inocente, era un maldito traidor que con su belleza y encanto perdía a los hombres.

-Buenas noches Sr. Di Monte, un gusto volver a verle- el pelinegro pudo percatarse de que la sonrisa se le congelo en el rostro al italiano, en cambio Tamaki pareció alegrarse mucho, abrazándose a él.

-Kyouya, aquí estas, precisamente le decía al Señor Di Monte, que su país es hermosísimo, y que nuestra Luna de Miel fue tan romántica, supongo que es la magia del ambiente, ¿no crees?- Tamaki sonreía en desmedida, no le gustaba para nada el viejo verde que tenía en frente, pero era socio de su esposo y era su deber socializar con todos los invitados de esa estúpida fiesta a la que Kyouya lo había obligado a asistir, con el pretexto de que siendo su esposo estos compromisos eran necesarios, según Kyouya que de algo sirviera su belleza.

-Si es un país bellísimo, tal vez regresemos pronto- Kyouya quería destrozar al tipo pero era un socio y tenía que respetar su vida. Aunque este al parecer no valoraba la suya.

-Seria todo un honor que se alojaran con nosotros, Tamaki debo mostrarte mi colección de arte, se que te encantara

-Bueno es una posibilidad- se esforzaba realmente en ser amable, la música era divina, así que usando el viejo pretexto tomo al pelinegro de la mano- Kyouya me encanta esta pieza ¿bailamos?

-Claro, nos disculpa señor Di monte- al otro no le quedo más que asentir.

-Siempre eres el centro de atención Tama-chan-el pelinegro lo tomo firmemente en sus brazos y empezó a bailar, no era extraño ver a dos hombres bailando, pues muchos de los presentes, tenían pareja masculina- me pregunto si alguna vez te cansaras- irritado miraba al señor Di Monte y al montón de viejos que se comían con los ojos a Tamaki- parece que has añadido un nuevo admirador a tu ya de por si enorme lista.

-¿Tú crees?- el rubio ni cuenta se dio de la molestia de Kyouya- me da igual realmente- Kyouya solo apretó los dientes era obvio que no le creía.

-Me sorprendes Tamaki tú dejando a un lado la atención desmedida de tus admiradores.

-No empecemos Kyouya- el rubio frunció el entrecejo, procurando seguir el ritmo de la melodía- si estoy aquí es porque insististe en venir. Si pudiera me iría en este momento.

-Supongo que con el señor Di Monte, que parece tan solicito. O tal vez algún otro de los aquí presentes te valdrían ¿no?- Tamaki molesto se separo, saliendo a tomar un poco de aire a la terraza.

Irritado, trataba de recuperar la serenidad, era increíble, como Kyouya se las arreglaba para transformar algo inocente en una escena de celos, una sonrisa triste adorno su rostro; ¿realmente eran celos los que motivaban a Kyouya? No sabría decirlo, en su interior albergaba una pequeña esperanza. Desde que tuvo que asistir a estas fiestas nunca le habían gustado, eran una obligación de la que había prescindido cuando estaba en Estados Unidos, pero aquí se había visto forzado a retomarla.

Al menos cuando era más joven contaba siempre con la presencia de sus amigos para evitar el aburrimiento que le invadía, ahora sin embargo, ni siquiera le hablaban; mientras bailaba pudo observar a Kaoru que al verle le devolvió la sonrisa más triste que le hubiera conocido, Hikaru a centímetros de ellos, no dejaba de vigilarle, para evitar que hablaran. Mori y Honey que también estaban ahí, habían hablado con Kyouya, en cambio a él solo lo habían saludado. Consciente estaba de que su relación hacia mucho que se había roto, primero porque se fue prácticamente huyendo de Japón, después por la muerte de Haruhi, pero aun si dolía.

Aunque Mori a su regreso había hablado con él, Honey en cambio al parecer lo odiaba, aunque desconocía el motivo exacto, por ende Mori no podía acercársele por miedo a enfadar a su adorable esposo, que era todo lo adorable del mundo aun después de haber crecido lo suficiente para verse como adulto, pero tenía un carácter demasiado horrible cuando se enfadaba como para no temerle.

Últimamente su vida estaba llena de tribulaciones y tristezas, algunas más profundas que otras, pero que no dejaban de causarle dolor. Aunque Kyouya y sus amigos o ex amigos eran de lo más recurrentes, también lo eran el no saber de su madre y la mermada salud de su padre, que empeoraba a pasos agigantados, entristeciéndolo en demasía al saber que posiblemente su padre moriría mucho antes de lo dicho por el doctor. …l sabía que su madre estaba viva, había tenido la oportunidad de encontrarla una vez en E.U, pero el encuentro había durado poco y actualmente no sabía de ella, aparte de lo mucho que siempre la extrañaba, quería saber porque había ocultado su condición de doncel hasta a su padre, porque no había regresado ahora que él era ya mayor.

-¿En qué piensas?- Kyouya apoyado en el barandal en dirección al salón, le miraba curioso, en sus manos traía dos copas de champagne.

-Te aseguro que el señor Di monte y los viejos rabo-verde de la fiesta no ocupan mis pensamientos- respondió con irritación- como seguro estas pensando.

-Tranquilo Tama-chan- Kyouya sonrió, lo que asusto un poco al rubio- lamento el incidente, brindemos acabo de cerrar un excelente negocio.

-¿Te estás burlando de mi?, ¿desde cuándo eres tan amable conmigo?- el rubio frunció el ceño- mira Ootori si esto es otra de tus estúpidas formas de hacerme sentir mal, te advierto que esta vez…

-Basta estoy tratando de llevar la fiesta en paz- le ofreció la copa, mirándolo fijamente- hoy estas adorable Tamaki, demasiado bello- susurro- la luna resalta el brillo de tu piel-con suavidad acaricio su mejilla, mientras un ligero rubor acudía al rostro del rubio- tus ojos adornan la noche, tu cabello invita a ser tocado.

-No es gracioso Kyouya, ¿Qué pretendes?

-Solo digo la verdad, vamos Suou bebe conmigo realmente quiero celebrar- al ver las dudas de Tamaki, Kyouya bebió de su copa primero invitándolo a hacer lo mismo, por fin el rubio cedió tal vez Kyouya realmente deseara estar en paz.

Kyouya le quito la copa, depositándola junto a la suya, para acercarse a abrazarle, sorprendiendo al rubio, que sin embargo no lo rechazo; junto sus labios en un beso intenso, que buscaba hacerle perder los sentidos, subiéndolo al barandal en el que se encontraba apoyado para tener mejor acceso a su cuerpo, pero sobre todo a sus labios, que devoraba mientras sus manos se afanaban en acariciar la espalda de su rubio esposo, que coloreaba sus mejillas con el rubor de la excitación logrando perderse en el tiempo y el espacio.

-Nee Kyouya-kun ¿debo toser mas fuerte? O ¿lanzarte un poco de hielo?- Hikaru con su típica sonrisa miraba la escena- ¿Cuál preferirías?

-Hikaru ¿se te ofrece algo?- un tanto incomodo por la interrupción

-He venido a despedirme, aunque creo que al señor Di Monte se le ofrecía otra cosa, supongo que tu pequeño acto fue para demostrarle que tu esposo- el desprecio fue palpable en su voz- no adorna las camas de los demás, aunque si fuera tu dudaría que eso no fuera verdad- Tamaki miro dolido a Hikaru, indignándose por el silencio de Kyouya.

-¿Cómo te atreves?

-Bien dice el dicho “cría fama y échate a dormir” nos vemos Kyouya- sin más abandono la terraza, Tamaki vio como Hikaru tomaba a Kaoru del brazo y abandonaban la fiesta no sin antes despedirse de los invitados.

-Será mejor que nos vayamos-Kyouya permanecía serio, aunque por dentro sonreía, realmente Hikaru era un demonio cuando quería.

Abandonaron la fiesta de forma silenciosa, despidiéndose brevemente de los invitados, ni Honey ni Mori se encontraban por ahí, por lo que supusieron se habían ido. En la limusina reinaba el silencio, Tamaki miraba la ventanilla tratando de ignorar a Kyouya y el creciente enojo que tenia hacia a él. No se imagino que Kyouya quisiera continuar con lo de la terraza, pero así fue besándolo nuevamente de forma por demás pasional acariciando casi con desespero su piel.

-Basta- Tamaki molesto lo aventó lo más lejos que el lugar y sus fuerzas le permitieron- ¿Qué te piensas Kyouya?, ¿crees que después de que te quedaste callado, mientras Hikaru me insultaba, quiero algo contigo? ¡Aléjate de mí!

-¡Tamaki será mejor que te calmes!- Kyouya endureció el rostro- ¿Que querías que le dijera?, ¿Qué no es verdad la fama que te precede?, ¿que procure tratarte civilizadamente aun cuando para él tu asesinaste a su prometida?- Tamaki bajo la mirada por lo último, aunque no estaba dispuesto a ser insultado.

-¡Yo no asesine a Haruhi!, su muerte fue un accidente, yo jamás la hubiera lastimado a propósito, ¡y tú lo sabes!

-No quiero discutir, solo quiero disfrutar de una velada con el que se supone es mi esposo, y que tiene la obligación de complacerme o ¡al menos tratar de hacerlo!

- Ootori, no te entiendo, pareces odiarme y después me confundes con tus acciones

-No tienes porque, quiero recordarte que también deseo que tengamos hijos y estar juntos es una forma de conseguirlos- el rubio con tristeza desvió la mirada de su esposo, era triste ver cuáles eran las motivaciones reales de Kyouya.

-Toma- le extendió otra copa de Champagne- bebe, olvidémonos de todo por esta noche, ¿te parece?- temeroso el ojivioleta acepto la copa, después de todo tal vez Kyouya tenía razón por hoy estaba bien, ¿que podía perder?. Bebió de prisa, Kyouya solicito lleno nuevamente su copa, mientras acortaba la distancia para besar la piel sedosa de su cuello.

Pronto la botella quedo vacía y olvidada en el suelo de la limusina, mientras ellos nuevamente se entregaban al innegable deseo que en estos momentos los consumía. Tamaki podía sentir un calor recorriéndole el cuerpo, mientras Kyouya le quitaba el pantalón y demás, dejándole solo la camisa puesta, ambos ya sin sacos. El pelinegro aprovecho sus corbatas para vendar los ojos del rubio y atar sus manos, con suavidad lo recostó en el amplio asiento de la limusina, deleitándose con las expresiones que a Tamaki se le escapaban, mientras con parsimonia besaba el cuello, para después tomar con sus labios los delicados pezones, que sonrosados se erguían ante las caricias recibidas, repartió un camino de besos hasta el ombligo del rubio donde introdujo la lengua, copiando los movimientos de entrada y salida de una penetración.

El rubio adornaba todas estas caricias susurrando su nombre y lanzando suspiros de verdadero deleite. Kyouya volvió a los pezones donde lamio y succiono con delicadeza, aumentando el calor en el rostro de su esposo, su mano no perdió tiempo y empezó a masajear el miembro del rubio que ya estaba erguido y derramando las primeras gotas de liquido seminal. No paso mucho para que terminara, su esencia se derramo en las manos de Kyouya, que acerco un par de dedos a su boca para probar la esencia del rubito, que respiraba entrecortadamente.

-Delicioso Tama-chan-lamio el lóbulo- tan dulce, si pudieras ver lo provocador que eres, derramas lujuria, con solo verte puedo correrme-el rubio suspiro mientras un par de dedos invadían su boca-¡chúpalos!, ¡eso es que bueno eres!- Tamaki obedeció lamiendo y humedeciendo los dedos de Kyouya, que se acomodo en medio de sus piernas acariciándolas con delicadeza, doblándolas para acceder a sus glúteos , pellizcando y apretando la aterciopelada piel, paso su dedo por la abertura, que parecía ansiosa de recibirle, introduciéndolo con suavidad provocando un leve estremecimiento en el ojivioleta, que no pudo evitar suspirar ansioso susurrando que se diera prisa.

-Calma rubio-seguía introduciendo rítmicamente sus dedos- si pudieras ver como tu agujerito succiona mis dedos, tan rosadito, Tamaki realmente eres la perdición de muchos, creo que el señor Di Monte desearía estar en mi lugar ahora- en respuesta el rubio solo gimió, estaba demasiado excitado y no hizo caso a las palabras del pelinegro. Que por fin se introdujo en el, lentamente provocándole mas placer todavía.

-Mas… onegai Kyouya mas… te necesito…- y Kyouya lo complació, empezando un mete y saca lento seguido de unas embestidas mas y mas rápidas que llevaban a la locura al ojivioleta que no dejaba de susurrar su nombre y de gemir. Kyouya tomo los brazos de Tamaki y los paso sobre su cuello, para tomar su cintura y sentarse con el encima, mientras el rubio buscaba una postura mas cómoda pasando las piernas a ambos lados de su marido, que beso sus labios acallando cualquier ruido. En esa posición las embestidas se hicieron más profundas y placenteras, sobre todo cuando Kyouya toco un punto en Tamaki que lo elevo aun más, causando oleadas de placer en ambos, el pelinegro acariciaba sus glúteos, apretándolos y moviéndolos para intensificar la sensación que la estrechez del ojivioleta le brindaba. El rubio estrujaba el cabello del pelinegro, besando con pasión y voracidad la piel a su alcance. Sintiendo como su erección se frotaba en el abdomen de Kyouya para derramarse copiosamente segundos después provocando con sus movimientos el orgasmo del pelinegro.

Justo a tiempo pues por fin habían llegado a la casa, Tamaki ni siquiera se percato del tiempo transcurrido, uno era que el lugar de la fiesta se encontraba retirado de su hogar y otra que Kyouya previamente le había dicho al chofer que tomara la ruta más larga que encontrara para llegar a la mansión. Agitados y sudorosos así se dirigieron a su habitación, Kyouya con Tamaki en brazos traspaso la puerta para continuar con la noche, que se prolongaría hasta el amanecer, después de todo mañana no tenía que acudir al trabajo.
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-Takashi, no lo entiendo porque te empeñas en defenderlo, ¡dime!- el adorable rubio antiguo loli-shota reclamaba una vez más la atención de su pareja, ambos desnudos en la amplia cama de su habitación.

-No insistas Mitsukuni, solo olvidémonos de ese par- Takashi abrazo a Honey para empezar a devorar al pequeño rubio, que seguía siendo pequeño si se comparaba con él y de esa forma perderse en el intenso amor que le profesaba. El antiguo host-salvaje esperaba que su pareja pudiera sentir la intensidad de sus emociones y de su arrepentimiento, que pudiera perdonarle para pasar la página, de verdad quería decirle la verdad, pero su temor a perderlo era más fuerte que él. Prefería callar, aunque se llevara la solución a muchos de los problemas de sus amigos en ese silencio, aturdido prefirió perderse en el placer que su Honey le proporcionaba.

En otra casa también se desarrollaba una escena similar un par de hermanos se entregaban a la pasión, afortunadamente para Kaoru esta noche su hermano estaba de excelente humor y el sexo estaba resultando grandioso, aunque estaba preocupado por Tamaki y los planes de estos tres idiotas que buscaban una venganza que podría traer consecuencias funestas. Debía encontrar la forma de avisar a Tamaki de los planes de Kyouya, pero eso sería mañana pues ahorita deseaba vivir el momento con Hikaru, después de todo el ser humano vive de sueños y esperanzas y a él le quedaban muy pocas.
Notas finales: Ok. Primero espero les haya gustado.



saludotes bye bye.

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