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Sail Away por BeRseKeR

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Notas del fanfic:

Ya ha pasado bastante-aru, desde que escribi esta primera linea desee con todo mi corazon que ellos dos fueran felices. Aqui les dejo mi cuerpo (?), alma, corazon, sudor y noches desveladas-aruuuu

No saben cuanto ansiaba el poder regresar con esto, así que unicamente les puedo dejar a este par de tontos hasta el final de este principio. De ahi queda que siga mejorando o no, quedandome estancada en el mismo hoyo de antes, asi que un comment nu le hace daño a nadie a part, a ke si?

 

Bueno, ja ne-aruuu!

Notas del capitulo:

hay una persona totalkmente desesperada  mi lado y ya me espante okvidando lo que iba a escribir.

Este es el final del comienzo...

Desee poder sujetar la mano de ambos hasta el final

- Su mano llena de sangre… acariciando su mejilla desde el suelo… No era posible que llorara frente a él, pero ese terrible sentimiento de impotencia comenzó a carcomerle los huesos…

 

“- Por eso te digo… que no importa si yo… llegara a morir… Porque así tú… seguirías viviendo… en este bello mundo que Dios me regaló”

“- Y crees que lo disfrutaría si tu no estas aquí?!”

 

- Entonces sin darse cuenta… le sujetó con fuerza entre sus brazos y luego… los labios de ambos se…

- SEÑOR KURATA! PODRÍA DEJAR DE BALBUCEAR Y PERMITIRME SEGUIR CON LA CLASE?!

 

Esa era la primera vez que me regañaban en la escuela. Me disculpé con la cabeza baja y mi mirada se volvió a mi cuaderno, para así releer mi apunte y no atrasarme el día de hoy. Seguramente mis mejillas seguían tan rojas de la pena…

 

Mis ojos se clavaron en todo el boceto que había hecho, de acuerdo a la gran historia que se me había atravesado en medio de mi fiel concentración.

 

Era genial… Sin darme cuenta, genial…

 

 

Después de la escuela regresé a casa como de costumbre. Abrí la puerta sin hacer mucho ruido, dejé a un lado del recibidor un sobre con mis calificaciones del bimestre y me quité los zapatos con rapidez. Cuando terminé, subí corriendo a mi habitación. Aventé la mochila lejos, a mi cama. Entonces busqué dentro de uno de los muebles, hojas blancas y ese lápiz que me gustaba demasiado.

 

Me senté en el suelo frente a la mesa y me dispuse a dibujar un momento. Aquella imagen que se me había venido a la mente, debía plasmarla lo más rápido posible antes de que se fuera.

 

Error. No cerré la puerta y mi padre pasó con el sobre entre sus manos, aun contemplando aquellos números de los cuales nunca me cercioré en revisar. Pero para qué? Si no era ninguna novedad que volviera a tener el perfecto promedio de toda la escuela, el distrito e inclusive del país, puesto que nunca me propuse el investigar.

 

- Dime… -empezó, con ese tono que detestaba, lleno de arrogancia y superioridad- por qué diablos aparece un 9 justo aquí?

 

 

– Sail Away –

Por Berseker

 

Capítulo 1

Trazos

 

 

- Es por eso que me encuentro hablando contigo en las clases especiales…

- Pero Reita-kun… no crees que le van a hacer algo a esos dibujos tuyos?

 

Reita salió corriendo cuando las clases terminaron. Abrió la puerta con desespero y escaló hasta llegar a su habitación, de donde su madre salía con una gran bolsa de basura. Su padre hizo acto seguido en escena, preguntando por qué llegaba esta vez tan temprano a casa, cuando debería quedarse estudiando un par de horas más para remediar su error.

 

- Ma-Mamá! E-Esa bolsa…! –chilló, inseguro aun- Por qué saliste de mi habitación con una gran bolsa llena de basura, si nunca antes habían entrado?!

- Cariño, hijo… Papá me pidió que me deshiciera de esas chácharas que no sirven.

- Cha…charas…?

 

Al pequeño Reita se le cayó la cara hasta el suelo y sintió que su corazón se rompía en pedazos. Él amaba en verdad esos dibujos, quienes le habían dado un insignificante consuelo en todo este tiempo y le hacían olvidar, de algún modo, todo ese peso que cargaba en los hombros.

 

Vio como su madre se alejaba con esa bolsa llena de sueños e ilusiones, arrancándole mitad de su alma sin saberlo. Las historias que había plasmado en cada línea, ahora se irían al basurero como flores marchitas.

 

- Lo único que necesitas son libros para aprender, oíste? –dijo su padre, cruzándose de brazos frente a él- Por culpa de ese estúpido pasatiempo tuyo, tus calificaciones bajaron gradualmente, además de que uno de tus maestros me hizo énfasis de tus constantes distracciones!

- No llames… Pasatiempo estúpido… A todos mis dibujos!

 

El chico escapó del pasillo y corrió a esconderse en su habitación, percibiendo la falta de carpetas llenas de sus ilustraciones y lápices dentro de sus muebles. Al ver tan terrible escena frente a él, deseo con tanta fuerza el poder escuchar el frío sonido del grafito perderse contra el papel.

 

- Entiendes que esto es lo mejor para ti, verdad?! –su padre volvió a alzar la voz tras de él, contemplando la figura inmóvil de su hijo que buscaba con la mirada los lápices sobre el escritorio- Por ningún motivo quiero que termines como el inútil de tu hermano!

-…

 

“- Es por eso mismo que decidí caminar contigo! Porque sé que soy el único que podría detener a ese estúpido Dios tuyo!”

 

- Entonces, Reita-kun? –volvió a preguntar ese chico en susurro, escondiéndose bajo su libro para así evadir las miradas de su maestro- Es este viernes por la noche, qué dices?

- Jum… -cerró el libro donde también se escondía tras de él. Miró el dibujo terminado al fin, en ese cuaderno de ciencias- Vayamos a esa fiesta…

 

- - - - -

 

Tomó una sudadera oscura del armario y salió de su habitación. Sus descalzos pies tocaban una melodía sin vida a cada roce que daban contra el suelo. Ya daba la vuelta en las escaleras cuando chocó con su hermano sin propósito, casi tirándole las galletas que sujetaba con los dientes y el vaso de leche con chocolate que había robado de la cocina.

 

- Ah, lo sien… -Reita estaba por disculparse, pero el otro le cayó negando con la mano

- Perdona, no te rompí la cabeza? –dijo en tono sarcástico, ignorando a ese chico antes de irse

 

Bajó los escalones que le hacían falta. Siguió su camino derecho a la puerta donde se colocó los tenis y salió, sin tomar la mochila que llevaba a las clases especiales. Cerró con cuidado, cerciorándose que no había olvidado las llaves. Así que giró el rostro al cielo, fijándose en la estrellada noche del día de hoy.

 

- Una noche antes de que fuera tomado por Dios… Ellos hicieron el amor, sin pensar que el mundo sería destruido el día de mañana…

 

Sus manos temblaron de la emoción al imaginárselo, aunque él no estaba muy seguro de trazar escenas eróticas tan bien. Sus mejillas se tornaron rojas, pero el viento al refrescar, logró estabilizarle la temperatura. Bendito favor le había hecho.

 

Corrió hasta la tienda donde se había quedado de ver con Amachi, aquel chico que conoció en las clases especiales de regularización. Un tipo alto, tonto y de bueno corazón, hijo de una pequeña tienda reconocida por unos deliciosos dulces hechos a mano, habilidad que no había heredado por ningún lado. Sus despeinados cabellos rubios le diferenciaban entre toda la multitud que se paseaba por esa horas aun, saliendo del trabajo o qué más iba a saber él.

 

- Oi! Amachi-san! –los ojos carboneos del otro voltearon a verle, sonriendo como respuesta- Buenas noches! Te hice esperar mucho?

- No, que va! A penas acabo de llegar también! –soltó una risita- Mmm… Bueno, esperemos un momento más, vale? Mi primo no debe de tardar mucho…

- T-Tu primo? –arqueó una ceja- Sí, no hay problema…

 

Se giró un momento a ver los aparadores. Infinidad de juguetes por doquier, revistas, algunos postres por aquí y allá. Todo repleto de lo que la gente gustaba. Sintió ganas de ir a darse una vuelta, porque el no salía mucho de su casa, ya hubiera sido por hacer tarea, dibujar o dormir. Sus ojos se pegaban al cristal, clavándose donde las imágenes mas llamativas.

 

- Shessh –bufó el rubio- Ya se demoró demasiado, es mejor que nos vayamos de una vez, Reita-kun. Al fin que sabe donde es

- Esto… Sí –asintió

 

El camino se hacía cada vez más sombrío a cada paso que daban, o era porque se andaban alejando de la ciudad, o porque era una bodega abandonada de hace mucho. Había escuchado ciertos rumores de los extraños gritos que se oían de ahí, apariciones y situaciones inexplicables. No era porque le pudiera dar explicación aun a todo eso, sin embargo, su firme decisión de retar a su padre huyendo al menos por un día y divertirse, le andaba pareciendo mala idea.

 

- O-Oye… A-Amachi-san… -se acercó más a él, tomándole del hombro

- Ya te impacientaste? –volvió a reír- Te aseguro que las chicas de mi escuela son bonitas, no te vas a arrepentir de tener un par de “aventurillas” ahí dentro, jeje

 

No se atrevió a contestarle eso. “Diversión” y “Reita” no eran palabras que se pudieran mezclar en una simple frase.

 

Adentro, era todo un alboroto, según el niño intelectual. Al primer paso que dio, su compañero Amachi ya se andaba besuqueando con quien sabe cuanta gente que nunca se hubiera imaginado. Ya caminaba con dos chicas en cada brazo, saludando a todo ese mar de personas, unidas solo por el deseo de tomar y pasar, tal vez, una buena noche de sexo ahí mismo.

 

Sin darse cuenta, Reita ya se había quedado solo. Trató de buscar al tipo que le había traído a este lugar, pero ni siquiera él podía caminar. Soltó un largo suspiro de resignación. Aun ahora podía regresar por esa puerta, volver a casa temprano con la excusa de que “el profesor tuvo otro asunto que atender y no pudo asistir hoy” o algo por el estilo.

 

- Eh! Reita-kun! –llegó Amachi con dos botellas de cerveza en cada mano, donde se le colgaba una chica al menos- No te traje para que miraras pasmado a los demás! Ten, toma! –le entregó las bebidas- Acércatele a la chica que mas te guste e invítala a beber aunque sea una tonta!

- A-Amachi-san… -su labio tembló y nuevamente contempló como se iba- Amachi-san…

 

Terminó recargado en la pared, visto como un completo idiota en ese lugar. Ya añoraba estar en casa, pero ese pensamiento egoísta del como se iba a ver frente a Amachi al día siguiente –si es que amanecía- le impidió irse, además que aun seguía resentido por lo que su padre le hizo a sus dibujos.

 

En un momento dado, sus labios se pegaron a la boca de la botella y dio un profundo trago. Cuando el liquido tocó su paladar, no evitó el devolverlo directo al suelo. Por suerte, nadie le vio, todos se encontraban más ocupados tocando la piel de las mujeres o bebiendo hasta caer en un coma etílico.

 

- Cómo es que pueden tomar esto, si sabe asqueroso? –dijo, pero con el nivel tan alto de la música le era imposible hasta oír sus pensamientos

 

No supo como deshacerse de ellas. Sus grandes e iluminados ojos carmines no encontraban algún bote de basura, porque el si estaba consiente de lo que le sucedía al planeta. Volvió a suspirar y al menos decidió darse una vuelta por ahí, sujetando las botellas todavía, como parte de un “estudio profundo en la salvaje conducta del ser humano”.

 

Tropezó con muchos jóvenes al bailar, pisó sin querer a algunas chicas calzando zapatos de charol e incluso pudo evitar salir ileso de una riña, cuando empujó sin querer a alguien y derramara todo el alcohol encima de la mujer de otro. En verdad esas reuniones de jóvenes no le cuadraban bien del todo. Vaya palabras de un chico de catorce años.

 

Sus pies terminaron por llevarle a la parte más alta del edificio. En el camino se topó con una pareja en pleno orgasmo, así que adelantó el paso y cruzó la puerta que daba hasta la azotea de la bodega, abrazando las dos botellas de cerveza que el otro le había hecho favor de regalar. La música quedó encerrada tras de sí y ya podía escuchar, no únicamente sus pensamientos, sino el débil sonido de un par de notas en guitarra acústica, si no se equivocaba, cruzando su oídos, al compás de una canción famosa de hace unos años atrás.

 

- la… larala… goj, goj!

 

Unos quejidos salieron, seguidos de unas cuantas maldiciones. Por un momento pensó en esas extrañas apariciones del lugar, narradas por trabajadores a sus esposas y terminando de salir por la boca de su madre, tras comprar carne los días de oferta en el mercado. Volvieron a tocar, recuperando el ton de antes, aunque un mal movimiento hecho todo a perder. Reita seguía todavía en la puerta, sujetando las cervezas, cuando miró aterrado la sombra de algo en la pared.

 

Gritó del susto y cayó al suelo por la impresión. Sintió su pecho palpitar con fuerza, su alma casi irse hasta que un joven se asomó por encima de las cajas, sujetando la guitarra de donde salían todas la notas. Le miró perplejo y desde esa altura extendió la mano, dispuesto a ayudarle. La distancia era mucha, pero el sentimiento con lo que lo hacía, podía percibirse a kilómetros.

 

- Al otro día fue tomado por Dios… y frente a sus demás juguetes, inició la fiesta de cada mil años…

- Nnh? Dijiste algo?

 

Dejó a un lado la guitarra y junto con la otra mano, le animó a que subiera a su lado. Sus plateados cabellos se despeinaron gracias a la suave brisa que corría en ese instante, que no tardó en calarle los brazos desnudos al otro, por lo que volvió a toser. Alcanzó a cubrirse la boca, pero esto le hizo perder el equilibrio, así que ese joven terminó encima de él, justo en el suelo.

 

Las cervezas seguían a salvo, pero ahora Reita tenía todo el peso de un desconocido encima de él. Siguió estornudando un buen rato a un lado suyo, causando el asco del otro, así que palmeó con suavidad la espalda del otro, como su madre cuando enfermaba de resfriado, dejando a un lado por fin las botellas.

 

- Agh… Disculpa, que no es adrede…

- S-Solo suéltame, ok?

 

El otro asintió y fue normalizando la posición de antes, incorporándose con algo de dificultad. Podía percibir el aliento del otro. La temperatura a esas horas comenzaba a bajar y por la zona en la que andaban, se resentía aun peor el frío. La respiración del pequeño chocó sin querer contra la del otro, embelezado por los finos ojos celestes del joven. Sintió una gran curiosidad de seguir viéndolo, pues cosas tan hermosas no las veía todos los días.

 

- Qué? Pasa algo? –esta vez el otro arqueó ambas cejas- En un momento me quito…

- S-Sí –tartamudeó, avergonzado por esa incorrecta acción- No hay problema, pero tu estas bien? Seguro que cogiste un resfriado por andar aquí arriba

- N, suele suceder… -bromeó un poco, apartándose de lleno al fin- Pff, debe de ser todo un embrollo ahí abajo, no? –dijo, a modo en iniciar la platica con el otro

- Oh, sí… -contestó, sin dar más explicaciones, puesto que lo único que quería era una respuesta. El otro le tendió la mano para que se levantara y este la recibió sin oponerse.

 

Y así se quedaron en silencio un largo rato.

 

Reita se agachó a recoger las botellas del suelo. Seguramente nadie lo había notado, pero sus mejillas seguían rojas gracias al otro. El sujeto de cabellos plateados carraspeó un poco, tratando de luchar contra las flemas acumuladas. Escupió lejos de él, para no verse tan sucio. Dejó al niño de lado y volvió a montarse encima de las cajas, donde su guitarra aguardaba.

 

- B-Bueno, y por qué estas aquí? No deberías de andar bailando allá abajo?

- Mmm, pero si tu también lo estas… Por que no vienes hasta acá conmigo y platicamos?

-…

 

No contestó nada. Sus pies simplemente caminaron hasta la caja más pequeña, para que pudiera escalar hasta allí. El otro se apareció, tomando las botellas para que pudiera subir con menos dificultad. Las dejó a un lado, dispuesto a regresar para ayudarle. Lo tomó de la mano con fuerza, cerciorándose para que no fuera a caer. Los cristalinos ojos del peliplata lograron contemplar los carmesíes del otro, quien únicamente desviaba la mirada, aun apenado de tan solo verlo.

 

- Gracias –dijo, haciendo con levedad una reverencia

- De qué, solo ven a sentarte aquí conmigo… goj, goj –volvió a toser- bueno, no tan cerca

- No importa –arqueó una ceja. Era como si quisiera ir a morirse al lado del otro

 

Dio torpes pasos hacia él, después de volver a tomar las botellas. Se recargó en la pared y su cuerpo se deslizó hasta tocar el frío piso. Los brazos de ambos se rozaron, ocasionándole un pequeño espasmo de comodidad al otro, quien se sonrojó con severidad, así que únicamente giró el rostro, fingiendo ver el paisaje de los alrededores por estar en el lugar mas alto del edificio.

 

- Chrin… -tocó la primera nota- Mmm… Aquí viene la primera canción de la noche! hecha por el grandioso Minato Aya! –gritó, no muy alto, lo suficiente para ganarse la atención del otro- Gracias, Japón! Estoy en verdad feliz de que hayan venido todos, muchas gracias! –asimiló gritos del publico con el puño- Ah, se vuelven locos de ver lo guapo y genial que es! Goj, goj… Ignora eso!

-… -frunció el ceño- Ya te dio fiebre o algo?

- Uhm, no –se tocó la frente- Pero bueno… -regresó a lo de antes- Aquí vamos! Esta canción va con todo mi cariño para el amiguito de la primera fila, jaja! –hizo énfasis a la palabra amiguito al darle un leve codazo al otro, para que se diera cuenta que se trataba de él

- Que amable…

- Eah!

 

Esta vez empezó a tocar la guitarra, con diferentes notas esta vez. Un tono silencioso y agradable se dejaba oír en el viento, perdiéndose en la tranquilidad que quería recuperar minutos atrás. Reita se quedó escuchando embelezado. Después de unos segundos comenzó a cantar algo en voz baja, apenado, quizás, porque se notaba que no tenía la voz suficientemente buena como para andar cantando. Asomó la cabeza, notando las mejillas sonrosadas del otro, no por frío, sino de vergüenza. Aun así siguió tocando, con los ojos cerrados.

 

Después de caminar tanto tiempo

Dios me dio la oportunidad de verte

 

Bajo un cielo cubierto de estrellas

Ambos volvimos a tomarnos de las manos

 

Había recorrido un pasaje lleno tristeza

Sintiéndome tan vacío…

 

- Uhh… -balbuceó un poco- E-Eso es todo por hoy! Tenemos pequeñas dificultades técnicas! Les agradezco su presencia en este grandioso e impactante minuto que me apoyaron! Recuerden que los amo! Kyaaaaah! –asimiló un grito de la extasiada multitud que imaginaba

- Entonces, después de ese viaje…-dijo secamente- Le abrazó con fuerza y esperó hasta que sus lágrimas terminaran de fluir, porque aun no asimilaba la idea en que podía ser libre y continuar viviendo… al lado de esa persona…

-…?

- Así –prosiguió- Los dos se tomaron de las manos y dejaron de caminar, sobre los escombros del que alguna vez fue su hogar, para empezar a formar el suyo –tragó saliva- Tomados de las manos. Poco a poco… Fin…

- Mmh! De modo que todo lo que balbuceabas era una historia!

- A-Ah, sí… -asintió apenado- P-Pero olvídala, es mala…

- No! Al contrario! Aunque escuche muy poco, me alegra que esas personas por fin pudieran seguir juntos!

- D-De… verdad?

- Si! Me dan ganas de volver a tocar algo aunque es una lastima que no tenga donde apuntar! –se afligió, aferrándose a la guitarra- Por favor, dios de la música, no dejes que olvide la canción que acabo de componer para él! Él es la persona con la que decidí pasar esta noche!

- P-Para mí…? –su temperatura corporal volvió a aumentar- L-LA NOCHE?! Q-QUÉ…?! A-ACASO, TÚ…!

- Claro –volvió a sujetar la guitarra, pasando sus dedos por un par de cuerdas y entonar algo tranquilo para crear atmósfera a lo que iba a decir a continuación- Porque decidí, sin importar qué, la persona que lograra encontrarme aquí, tocando esa vieja canción…

 

No supo lo que sentía por dentro. Era una extraña mezcla de sentimientos encontrados, revolviéndose en su cabeza, sin poder encontrar respuesta alguna a esto. Sus manos temblaron y soltaron las botellas, derramando todo el líquido sobre su ropa, pero estaba mas ocupado sintiendo las cálidas manos del otro, después de soltar el instrumento a un lado y encontrarse con él, recorriendo su rostro, sujetándolo con algo de inseguridad, como si tratara de pedirle permiso para hacer lo que quería hacer.

 

Olvidándose por completo de su enojo con sus padres, el regaño que recibiría y el como regresaría a casa, asintió de una forma estúpida, con levedad, como el tonto que parecía ser esta noche. Era como si sintiera recorrer las palabras del otro encima suyo, tocándolo de una forma atrayente y segura, a como aparentaba ser frente a él.

 

- Esa persona sería con la que deseo pasar esta noche… Y muchas otras más.

 

 

Volví a escuchar su voz. Mi cuerpo se movió de forma desobediente, acercándose lo suficiente a él, como para que su aliento chocara con el mío. Jugó con mis cabellos y únicamente sentí rozar sus labios contra los míos, cerrando mis ojos. Pude escuchar al viento silbar, pero de entre todo su murmullo, logré ver a aquellas dos personas sujetándose de la mano al caminar, juntos, como siempre deseé.

 

Si yo no podía ser feliz, quería que ellos lo fueran…

Quería tener grabado ese recuerdo para siempre

Y es por eso que decidí empezar a dibujar…

 

No era que tratara de parecer infantil a hurtadillas de todos

Sino que inconcientemente…

 

Yo también lo deseaba en mi corazón

 

 

Fin Capítulo 1

Notas finales:

Bueno-aru, a mi siempre me han dado ganas de escribir al final charlas torpes entre el autor y los monos del fic, pero siento ke si lo escribo se me van a ir encima y me van a morder hasta que muera... en especial ese reita-aruu (ke original) a mi tampoco me gusta el sabor de la cerveza! kyaaaaaah! me ha visto-aruuu! panda, help meeeee!! alejate maldito chico del supermercado (?)

algun dia, si pudieran, podrian escuchar la version acustica de la cancion Sail Away de The Rasmus, solo eso...

ahora si-aru, ja ne!


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