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My sweet honey por Fancy cat

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Notas del capitulo:

¡Capítulo final! Se acabó la excusa para escribir lemon entre estos dos... :P

 

Las palabras de Tohma resonaron en sus oídos una vez, y otra, y otra más... Se sentía aturdido, como si sus sentidos se hubieran adormecido cuando el hombre entró en la habitación. Ni siquiera se dio cuenta de cuándo se levantó y se lanzó a sus brazos, ni de cuándo Tohma empezó a acariciar su mejilla, tan suave, casi imperceptible, condenadamente excitante...

 

- Ryuichi, mi Ryuichi...

 

El chico se estremeció al sentir la boca de Tohma rozando su cuello.

 

- Te necesito, aquí y ahora...-le susurró al oído antes de morder, con una delicadeza extrema, la nuca del cantante, y lamer la suave piel mientras aún la mantenía entre sus dientes.

 

- Hm...

 

- Tengo mucha sed, Ryuichi... Sed de tu piel... -sus manos se colaron traviesas por debajo de su camisa, recorriendo la columna vertebral despacio, recreándose con ello.

 

-Tohma...

 

- ¿Vas a dejarme beber, Ryu-chan?..¿Eh..?... Vamos... Sé que lo deseas tanto como yo...

 

El cantante bajó sus manos por el pecho de Tohma; al llegar a la cadera las desvió hacia sus nalgas y siguió bajando hasta dejarlas entre sus muslos, rozando apenas su entrepierna.

 

- No me provoques, Seguchi, o lo pasarás muy, muy mal.

 

- Me pregunto... Cuán mal puedo llegar a pasarlo...

 

Una sonrisa lasciva se dibujó en el rostro de Ryuichi, mientras con un dedo acariciaba los labios de Tohma.

 

-No quieras saberlo...

 

- Oh, sí... Por supuesto que quiero saberlo... Me muero por saberlo...

 

La lujuriosa - y a la vez suave- risa que escapó de los labios del castaño hizo sonreír al compositor.

 

- Te advierto... Que no me detendré por mucho que supliques.... -Juntó sus labios a los del rubio, deleitándose con la agradable calidez de su lengua, recorriendo cada rincón de aquella boca que tan bien conocía y de la que nunca llegaría a cansarse. - Nunca olvides que tú me perteneces sólo a mí...

 

Una sonrisa sardónica hizo acto de presencia en el rostro del rubio

 

- No sabía que fueras tan posesivo. -las manos de Tohma, frías a pesar de que era verano, le hacían cosquillas en el ombligo, se deslizaban hasta su bajo vientre, no le permitían pensar con claridad.

 

- Hmm... No me gusta compartir mis juguetes...

 

- Ahh, así que soy...tu juguete....

 

Ryuichi asintió en respuesta, incapaz de pensar en nada más que en esas manos rozando su cintura.

 

- ¿Entonces harás conmigo lo que te plazca...?

 

- Puedes... estar seguro....

 

- Hn... Ya veremos quién juega con quién...Ryu-chan.

 

- Eres cruel, Tohma...Cruel como ninguno...

 

- Sí, lo sé... -Era tan atractivo mirarlo, ver cómo el placer lo llenaba de vida.- Adoro oírte decir eso. Necesito oírtelo decir... -sus manos vagaban sin rumbo definido por sus muslos, haciéndole cosquillas con las yemas de los dedos- Apuesto a que nadie en el mundo lo hace como tú... Vamos, dilo otra vez... Dime lo malo que soy, Ryuichi...  Es tan excitante...

 

- Tohma, Tohma.... Ahh, Tohma...

 

- ¿Te gusta, Ryu-chan....?

 

Aquellos sugerentes ronroneos en su oído lo hacían agitarse involuntariamente, le provocaban escalofríos; la poca lucidez que aún le quedaba iba desapareciendo con cada palabra, se escapaba entre jadeos, perdiéndose en la suave calidez de los ojos del rubio.

 

Tohma mordisqueó su cuello con fruición; le mordió suavemente la nuez, para después hundir la lengua en el pequeño hueco entre las clavículas. Lamió éstas lentamente, arrancándole gemidos ahogados al cantante.

 

Siguió pausadamente su recorrido por el pecho, dando suaves mordiscos desde el cuello hasta el pecho.  Al llegar a los pezones lamió la aureola con movimientos circulares, acercándose al centro pero sin llegar a tocar la piel erecta; luego mordió el pezón con fuerza, sonsacándole quejas a Ryuichi con ello, aunque no le hizo daño realmente

 

Tohma, sentado sobre la cama, miraba acercarse al chico con una sonrisa lasciva.

 

 Ryuichi se posicionó sobre él, sentándose sobre sus caderas; tomó el miembro del compositor con la mano y lo llevó hacia su entrada, posándolo sobre ésta con movimientos suaves pero sin llegar a introducirlo. Tohma presionó al chico hacia abajo lentamente, mirándolo a los ojos.

 

Las manos de Ryuichi recorrían la espalda de Tohma, arriba y abajo, al ritmo que marcaban sus caderas; recorrió con un dedo la columna vertebral y presionó sobre el sacro, provocándole un placentero escalofrío al rubio.

 

Con cada movimiento del cantante un cálido sopor iba invadiendo los sentidos de Tohma, señal inequívoca de que iba a terminar en poco tiempo; al darse cuenta Ryuichi detuvo el vaivén de sus caderas y comenzó a contraerse rítmicamente, al mismo tiempo que hundía las uñas en las costillas del rubio, acercándolo aún más al orgasmo pero sin concedérselo del todo. Tohma no pudo evitar gemir de necesidad al sentir la estrechez de Ryu rodeándolo; intentó mover las caderas, buscando desesperadamente lo que el castaño le negaba.

 

El cantante, consciente de que él mismo no iba a aguantar mucho más, reemprendió el movimiento con mucha más violencia que antes. Al clavar los dientes en el cuello del rubio, éste arqueó la espalda y cerró los ojos con fuerza, al mismo tiempo que un intenso espasmo lo recorría de arriba abajo; hundió las uñas sobre la cadera de Ryuichi, el cual llegó al límite de su autocontrol cuando sintió los gemidos descontrolados de Tohma chocar contra su oído.

 

Ryuichi se dejó caer hacia delante, recostando la mejilla contra el hombro de Tohma, relajándose con las suaves caricias que recibía de éste sobre la espalda.

 

- Tohma...

 

- ..¿Hm?...

 

- Siempre estaremos juntos, ¿verdad? -susurró, aún siendo consciente de lo complicado de su relación.  Dejando de lado el tema de Mika -hacía años que se había resignado a tener que compartirlo con ella, ya que sabía perfectamente que Tohma jamás la dejaría-, Seguchi jamás  pondría en peligro su reputación sorprendiendo al mundo con una noticia como esa.

 

- Nada dura para siempre, Ryu-chan.

 

- .... -apretó los labios, intentando ahogar un sollozo. Siempre había sabido, aunque lo ignorara con todas sus fuerzas, que, antes o después, Tohma se alejaría definitivamente de su lado. Pero el oírlo de sus labios hacía que fuera casi imposible ignorar la realidad.

 

- Nosotros seremos la excepción que confirma la regla.

 

Y la ambigua simplicidad de aquella afirmación le convenció totalmente de que no era mentira.  El cantante suspiró aliviado, acurrucándose contra el pecho del otro; si tenían que seguir viéndose en secreto ¿qué importaba? Ahora que sabía que sus sentimientos eran correspondidos, todo lo demás era secundario...

 


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