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Ven conmigo por Akariyami_hime

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Notas del fanfic:

Los personajes de Naruto pertenecen a Masashi Kishimoto, yo solo los uso como medio de desahogo para mis paranoias ^^

Notas del capitulo:

Veréis, el 28 de Mayo es un día muy especial, y para ello he decido que de regalo me propondre un reto, un fic de un año exacto! El año que viene, en este día, me he propuesto subir el último cap de este fic que comienza hoy, ¿la razón?

¡FELIZ CUMPLEAÑOS, LUNA-CHAAAAN! ^0^

No sé si el fic te gustará, pero va con todo mi cariño ^^

Espero que a todos os guste este fic, el primero que escribo para durar mas de un capítulo. Esto es solo una introducción, un prólogo, pero así empieza la cosa, espero que os guste ^^

Sus ojos temblaron ligeramente ante una potente luz blanca que inundó la habitación. Sentía su cuerpo extrañamente pesado y sin embargo casi podía sentir una extraña calidez que cubría cada centímetro de su piel, como si su propio cuerpo emitiera luz. Removió ligeramente la cabeza a un lado, en un último esfuerzo por permanecer en ese limbo que llaman sueño y que en estos momentos resultaba tan apetecible. Frunció la nariz ante un conocido y desagradable olor. Unas voces llegaban a sus oídos desde un punto que en ese momento le pareció agradablemente lejano.

-Es un milagro, realmente un milagro, jamás había atendido un caso semejante...

-Pero señor, ¿puede decirnos cómo está Naruto? ¿Tiene algún daño grave, o...?

Esas palabras lo sacaron finalmente del estado de duermevela que pretendía mantener y abrió lentamente los ojos. Sus irises azulados se pasearon primero por su cuerpo, el cual por supuesto no brillaba, como se dio cuenta al percatarse de la tontería de su anterior pensamiento. Podía ver que estaba cubierto hasta el nivel del pecho. Por un momento eso lo desconcertó. Que él recordara las sábanas de su cama eran naranjas, no de ese color blanco almidonado. Las únicas camas que él supiera que fueran cubiertas con ese blanco impoluto eran...

Volvió la mirada a los lados, analizando cuidadosamente una gran habitación de paredes de un color verde claro hasta la mitad, a partir de ese punto, de nuevo ese irritante color blanco lejía. Ahora que estaba completamente despierto percibía con más fuerza el olor antiséptico. No había duda de dónde estaba, aunque al principio no entendió cómo había llegado hasta allí. Una corriente eléctrica pareció recorrerle la nuca cuando intentó recordar las últimas horas, haciéndole fruncir el ceño en disgusto. Dada la inutilidad del intento, prefirió centrarse en las palabras que, ahora lo sabía, procedían del otro lado de una gran cortina (sorpresa... también blanca) que dividía la habitación en dos.

-Aún no entiendo cómo es posible, ¿están los testigos seguros de que le dio de pleno, señora? ¿No será que solo lo rozó y la velocidad a la que iba creó la ilusión de que le había dado?

-No, doctor. Los testigos mantienen que vieron perfectamente cómo el coche se lo llevaba por delante, pero aún así es una gran alegría. Cuando nos llamaron desde aquí diciendo que nuestro hijo había sido atropellado casi me da un ataque allí mismo, gracias al cielo que está bien.

-Yo aún no lo entiendo, es imposible que un muchacho de diecisiete años sea arrollado de lleno por un automóvil y viva para contarlo, no digamos que además tenga como único daño un pequeño golpe en la cabeza...

El latigazo volvió a azotarle la cabeza, pero esta vez vino acompañado de una serie de recuerdos confusos que poco a poco se recolocaron en su sitio original, creando la secuencia de hechos que le habían llevado hasta allí. Pronto todo cobró sentido.

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Un muchacho de estatura media recorría las calles a toda velocidad, con la mochila colgándole de un único hombro y con las palabras "llego tarde" escritas en su expresión. Su boca aún batallaba por tragar un enorme trozo de tostada con mantequilla, mientras a la vez murmuraba algo parecido a "odio los lunes".

Maldito fuera el interesante programa que echaba la televisión la noche anterior. Maldito fuera al agradable calor de las mantas. ¡Y maldito fuera el trasto de despertador que se estropeó sin avisar!

Quince minutos de retraso no sería una gran tragedia si no fuera porque vivía a veinte del instituto. El que no se le dieran bien las matemáticas no dificulta la cuenta: quince más veinte treinta y cinco, y así se vuela más de media clase, junto a sus esperanzas de aprobar el examen de historia de primera hora.

Aún así se esforzó en llegar lo antes posible, apenas parando al doblar esquinas y disculpándose con todos contra quienes chocaba ya a unos cuantos pasos de distancia. Ni siquiera veía realmente por donde pasaba.

Así fue que no oyó el grito de advertencia de la señora del puesto de comestibles. Tampoco las exclamaciones ahogadas de los niños que en ese momento caminaban al otro lado de la calle. Y por supuesto tampoco oyó el chirriar de las ruedas sobre el asfalto mientras el conductor de un Chrysler Sebring azul hacía un último intento por detenerlo a tiempo. Solo pudo ver un solo segundo la brillante superficie del capó antes de que la mole de acero se le viniera encima.

Después, todo se volvió negro.

 

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Y al abrir los ojos, el negro se había vuelto blanco. No recordaba más.

Entonces había sufrido un accidente… y probablemente le habrían suspendido el examen de historia.

-¡Naruto!- la cortina se había abierto dejando asomar una cara enmarcada en mechones rojos.- ¡Mi niño! ¿Al fin has despertado? Estábamos tan preocupados…

Una larga melena le hizo cosquillas en la cara cuando su madre se le abalanzó literalmente encima envolviéndolo en un fuerte abrazo. Sonrió suavemente para tranquilizar a su madre mientras le devolvía el abrazo antes de apartarla para evitar que le partiera los huesos que ni el accidente había podido romper.

-Estoy bien mamá. Solo me duele un poco la cabeza.

Detrás de su madre pudo ver la cara del médico, con un tic incrédulo.

-Realmente parece estar bien…

Su madre al oírlo devolvió su atención al diagnóstico profesional con una mirada llena de ansiedad.

-¿Entonces está bien? ¿Seguro? ¿Podrá volver a casa?

En lugar de mirar a su madre el médico le observó a él mientras contestaba.

-Por supuesto, hemos examinado cualquier posible lesión, tanto interna como externa, pero parece estar completamente bien. Chico-sonrió amablemente.- ahí fuera parece haber alguien que se preocupa por ti. Jamás había presenciado algo así. Salir indemne de ese accidente es prácticamente un milagro. Está claro que un ángel de la guarda te tiene aprecio.

Esa misma tarde le dieron el alta.

Notas finales:

¿Bien? ¿Os interesa que lo siga? Decidmelo en vuestros reviews ^^

Y de nuevo, feliz cumple, Luna-chan ^^


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