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Encuentro casual por kimee_de_capricornio

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Notas del fanfic:

Saint Seiya le peretence a Masami Kurumada y a la Toei Animation, tomo prestados a los goldies para escribir dizque fanfics XD-

Notas del capitulo:

Hola! este es un one-shot que escribí hace más de 2 semanas, está basado en el coro de una canción de Caramelos de cianuro titulada "Sanitarios"... sólo pongo mi interpretación de esta, pues no quise trabajar con la canción completa. Narración desde el punto de vista del carnero. De antemano, ¡Muchas gracias por leer!

 

"Encuentro casual"

 

En aquella discoteca, el ambiente estaba muy movido, ejemplo de ello, eran las personas que en la pista bailaban al son de aquel pegajoso rock. Litros y litros de bebidas etílicas corrían libremente dentro de aquel local frente a mis ojos... suspiré, sentado en la barra, vestido con unos ceñidos jeans negros, y una playera blanca manga larga, igual de ajustada, pidiéndole al barman un daiquirí que bebía a sorbitos. Ni sé porque se me ocurrió pedirlo, sabiendo lo mal que me sienta el alcohol. Pero ni modo, ya lo hice, me dije al tomar otro trago.

 

Mis ojos chocaron con unos orbes del color del jade me miraban insistentemente desde el otro lado de la barra. Podía leer claramente como parecía quitarme prenda por prenda con su mirada. Estaba flirteando conmigo, eso era obvio, y yo, como reacción, lo que hice fue esbozar una sonrisa, halagado por su interés.

 

Seguía mirándome con intensidad, y yo no podía retirar la vista... tenía una especie de magnetismo que llamaba la atención. Era el tipo de persona consciente de su sensualidad natural, y sabía todos los trucos para utilizarla a la perfección.

 

Ese intercambio de miraditas duró por quien sabe cuánto tiempo... y es que eso era lo de menos, ¡Si por mi fuera, nunca me cansaría de mirar a ese espectacular hombre! Parecía que ya se había cansado de eso, porque se levantó para caminar hasta mi dirección con movimientos naturales que se me hacían muy seductores. Lo evalué abiertamente: vestía completamente de cuero negro, esos pantalones que se fusionaban deliciosamente con sus piernas, la camisa que hacía adivinar que era poseedor de un abdomen de infarto, marcando sus fuertes y musculosos brazos.

 

¡Si así es el infierno, yo quiero un pasaje en primera clase para ir a quemarme en la paila!, me dije, sonriendo apreciativamente sin ningún empacho. Estaba como mandado a hacer, pues una de mis debilidades era precisamente, la ropa de cuero negro, y mucho más, alguien quien supiera llevarla -y llenarla- con majestuosidad natural.

 

Cuando estuvo a mi frente, con todo el atrevimiento del mundo, tocó uno de los mechones de mi largo cabello, acariciándolo. Se inclino un poco, acercándose a mi oído, susurrándome, haciendo que me estremeciera:

 

- Dentro de diez minutos, en el lavabo del fondo.

 

Y se fue sin mirar atrás, seguro de que yo estaba admirando su parte trasera... ¡Y qué parte!

 

 

~*~

 

 

 

Diez minutos después, estaba en uno de los lavabos masculinos refrescándome un poco, sin prestar mucha atención a lo que hacía. Noté sin mucho interés que estaba completamente solo dentro de ese lugar y continué con mi tarea cuando escuché que alguien entraba... y cerraba la puerta con seguro para caminar hacia mí con bastante seguridad, como si fuera el dueño del mundo, esbozando una sugestiva sonrisa.

 

Miré al espejo para saber de quién se trataba, le dije en tono de reproche:

 

- Tarde como siempre, Kanon. Estuve una hora esperando a que te dignaras a aparecer...

- Tarde, pero seguro... ¿No? - susurró a mi oído en tono sensual que nuevamente, me hizo estremecer... mucho más cuando dos fuertes brazos rodearon mi cintura, dejando expertas caricias.

- Si... de eso no... ahhh... me quejo - gemí al mirar a través del espejo como mordisqueaba seductoramente el lóbulo de mi oreja.

 

No era tan tonto como para no haber entendido el mensaje lleno de promesas que me transmitieron sus ojos. ¡Qué tanto, yo también tenía las mismas ganas!

 

Pero, le encantaba jugar, hacerme llegar al límite de mi paciencia... y eso le excitaba sobremanera, por lo que sin pensarlo dos veces, con habilidad, a través del espejo, me hizo que girara un poco el rostro para apoderarse de mis labios, besándome de forma demandante y apasionada a la que correspondí con la misma intensidad, degustándome con las sensaciones que me provocaba la cercanía de ese hombre.

 

- ¿Crees que es fácil mantener las manos alejadas de ti? - Me reprochó, entre besos que me estaban haciendo perder la poca lucidez que me quedaba - Mmm... delicioso.

 

Cuando me di cuenta, estábamos a medio vestir, con algunas de nuestras prendas desperdigadas en el suelo. Kanon recorría cada rincón de mi cuerpo, dejando marcas rojizas en mi blanco cuello; dando expertas caricias a mis pezones, con los que se entretuvo un buen rato... mi liso abdomen. Jadeé sonoramente, pegándome más a mi amante, frotando instintivamente mi parte trasera contra su excitación de forma sugerente. El me complació, terminando de deshacerse del cinturón que estaba a medio desabrochar, lo mismo sucedía con sus pantalones y ropa interior, las cuales bajó lo suficiente para que no le estorbaran en su premisa. Un digito intruso trataba de adentrarse en mi intimidad con delicadeza, a falta de algún lubricante, hasta que lo logró, lo que hizo que me tensara un poco...

 

- Kanon... - susurré, anhelando por más.

- Relájate - murmuró, tranquilizador, introduciendo dos dedos más de un solo golpe Me encantas - confesó, dándome un beso para mitigar por completo el ligero dolor que sentía.

 

Cuando estuve lo suficientemente dilatado, retiró los dedos, e hizo que su miembro entrara por completo, quedándose quieto hasta que se acostumbrara a la sensación.

 

Sentí la potente invasión de aquel órgano que me parecía enorme, exhalando un gemido, moviendo lentamente las caderas, señal de que no quería que se quedara quieto.

 

A ese, siguieron varios gemidos entrecortados, los míos y los de Kanon, quien masturbaba con precisión mi rígido miembro... en ese momento no me interesaba que escucharan, solo estaba concentrado en lo que sentía, en nada más. Finalmente con un último gemido, dejé brotar mi blanquecina sustancia en las manos de Kanon, que momento después descargaba hasta el último cartucho en mi interior.

 

- Mu... te amo - me confesó.

 

Estaba seguro de que era completamente cierto.

 

- Y... yo a ti...

 

Respirábamos entrecortadamente. Nuestras expresiones de puro deleite y satisfacción eran transmitidas por el espejo. El dejó con delicadeza mi intimidad, y me miró de frente, con una sonrisa traviesa en el rostro.

 

- ¿Te gustó, verdad?

- Algún día terminarán atrapándonos en estas - me quejé, sin responderle.

 

El ya sabía la respuesta.

 

- Tu quejándote, y bien que te encanta que lo hagamos en esta clase de sitios - se burló, atrayéndome hacia sí.

 

Sonreí ante su broma. Su efervescencia era contagiosa. Este tipo de cosas era muy frecuente en nuestra relación, ya de por sí intensa, pero esta vez él se adelantó, tomando la iniciativa. Precisamente así fue que lo conocí, en un encuentro casual, de eso hará exactamente un año, y desde ese él apenas si se despega de mí.

 

- Feliz aniversario - me dijo, colocando un dedo en uno de mis puntitos.

- Feliz aniversario - contesté.

 

Nuestro aniversario obviamente no podía pasar por debajo de la mesa, y ¿Qué mejor manera de celebrarlo que rememorar lo que fue nuestro primer encuentro casual?

 

Fin.

Notas finales:

Muchas gracias por leer =)

Comentarios, sugerencias, tomatazos... ya saben que son bien aceptados!

Hasta la próxima!


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