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Empty Room por Kayita

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~~


Abrí los ojos para sentir detrás de mi cortina el tan odiado amanecer. Tendría que ver partir a Mizuki, aún manteniendo esa sonrisa en los labios a pesar de no despertar a mi lado, se había acostumbrado a que no lo acompañara. Agradecí al menos haber logrado que durmieras una noche entera. Sentí un poco de culpa desvanecerse junto con su peso de mis hombros.
Te vi marcharte tarareando, sintiendo nuevamente la vibración del aparato que me habías regalado.

-- Mao. Te amo. Gracias --

Me sonreí.
Amor.
Kyo aún lo mendigaba. Aún visitaba la tumba de su viejo amor, ya en ruinas, aún recordaba cada uno de sus amantes mortales que fueron a marchitarse a su lado. Aún lamentaba y dolía el último humano que había robado su corazón, sólo para devolverlo hecho trizas cuando Kyo le concedió la vida eterna. El inmenso traidor que lo había dejado solo a pesar de haberle jurado un engañoso amor eterno.
El Kyo que yo recordaba siempre sería melancólico, pero me reconfortaba saber que mi presencia había logrado sacar una sonrisa de sus gruesos y abandonados labios. Mi presencia lo había hecho medianamente feliz. Le había dado el tipo de amor que el jamás había esperado. Uno sincero y sin mal interpretaciones. Uno puro como el suyo.
Y a pesar de todo, me dejó ir.


~~


Cuéntame de nuevo…
¡Ah!... ¿cuál era esa?, dijo golpeando sus labios levemente con la yema de sus dedos, oh sí, Emilia… estaba algo loca pero podías disfrutar sin problemas de su compañía…
¿Sabías español en ese entonces?, le pregunté curioso, observando su enternecida sonrisa, apiadándose de mi ignorancia
Aún lo sé…. Emilia había tratado de seguirme muchas veces, terminando siempre metida en líos… suspiró …parecía gustarle hacerme las cosas difíciles, solía reírse cuando la sacaba de algún aprieto, asegurando que sabía que iría a por ella…. Pero tal vez me confiaba demasiado… la dejaba seguirme a propósito, pero prefería tenerla a mi lado a que se pusiera en peligro para que apareciera… bajó la mirada de forma extraña, sabía que había cientos de cosas más detrás de ese gesto, detrás de esa historia que él jamás revelaría
¿Alguna vez se enteró? musité con algo de recato, temí herirlo con algún recuerdo no deseado o cansarlo con mi curiosidad
Kyo asintió dulcemente, dedicándome una mínima sonrisa
Y jamás volví a verla…

¿Cómo es que siempre me las ingeniaba para herirlo?
Tomé su rostro entre mis manos delicadamente, sé que el gesto lo sorprendió, pero lo disimuló con demasiada elegancia, suspirando sobre mis labios mientras me dejaba acercarme para rozar los suyos. Sus fuertes manos presionaron mis muñecas para liberar su rostro mientras eran sus labios los que dominaban la acción.


~~


Una vibración inesperada.

--Saldré temprano del trabajo ¿Cena? –

La sonrisa perduró en mis labios mientras bajaba tranquilamente hasta la entrada de la abandonada casa. Abriendo la puerta con calma y saliendo bajo la luz de las calles que acompañaban la ya entrada noche. De pronto me sentí demasiado imprudente, ni siquiera había mirado si el sol se había puesto al salir desesperado a su encuentro.
¿Qué estaba ocurriendo? Yo jamás me precipitaba.
Un escalofrío recorrió mi espina y miré al frente. Sólo pude ver su sombra al desaparecer. Un humano no era tan rápido.
Era uno de nosotros.
Me adelanté a cruzar la calle para seguirlo, pero el auto de Mizuki ya había doblado en la esquina y se dirigía lentamente hacia mí, tocando la bocina al verme. Detenido junto a la ventana del conductor te vi tras unos lentes oscuros al bajar el vidrio. Sonreíste tan hermosamente como siempre.

Qué rápido eres Mao, te reíste señalándome el asiento del pasajero con la cabeza. Vamos.

No pude quitar mis ojos de los árboles oscuros frente a la casa de Mizuki, sabiendo que allí se habría ocultado la otra criatura de la noche. Mordí mi labio inferior con fuerza, sin poder ocultar mi preocupación. Otro de nosotros, en mi territorio. Sólo causaría problemas.


~~


A veces irán a buscarte…
¿Te han buscado?, recuerdo haber preguntado sentándome en la cama, mirando la melancólica expresión de Kyo, absorta en recuerdos
Algunas veces, normalmente se tropiezan contigo al recorrer nuevos territorios…, se sentó de pronto, mirándome directamente a los ojos con una intensidad que me provocó un escalofrío que me recorrió entero, Mao, debes saber proteger el tuyo


~~


Abrí los ojos, no había notado cuanto tiempo había estado ignorando el interminable monólogo de Mizuki, me sentí avergonzado cuando interrumpió sus constantes replicas a la sociedad para mirarme con detenimiento.
Estás de viaje de nuevo, comentaste con una media sonrisa que me hizo sonreír también
Lo siento… sólo recordaba
Estás algo nervioso…

Eso no me lo esperaba. ¿Cómo podías siquiera notarlo? Había aprendido con los años a no reflejar ninguna de las emociones que aún residían en mi corazón. ¿Cómo era posible que hubiese bajado la guardia de esa manera?
Mizuki revivía el escaso sentimiento humano que aún quedaba en mí.

Cuando regresamos a tu casa aún estaba muy oscuro. Me dejé llevar hasta adentro, tratando de sentir cada rastro ajeno en el aire. Fracasé al percatarme de que lo único que mi olfato sentía deseos de percibir era el adulterado perfume de Mizuki entremezclado con el alcohol en su sangre. Te sonreíste mientras caminabas ligeramente hasta la cocina.
Ponte cómodo, llegaste a decir antes de cruzar la puerta. Decidí no escucharte
Escruté en la ventana por largos minutos, esperando que el intruso volviera a acercarse para poder atraparlo.
Sentí el cuero del sillón ceder bajo el cuerpo de Mizuki cuando regresó a la sala con un vaso de agua en la mano, dejando otro sobre la mesa y suspirando.
No me lo vas a decir, ¿verdad?, susurraste lastimero, como si temieras hacerme enfadar o romper la pesada tensión entre mis ojos y la ventana
¿De qué hablas? , fingí inocentemente sentándome junto a ti y llevando el vaso a mis labios, fingiendo tragar al menos un poco de ese insípido líquido que mi estómago no tardaría en rechazar
No vas a decirme porqué estás tan tenso, desde que te subiste a mi auto que no has dejado de mirar todo con desconfianza y ocultarte en tu mundo…y no soy tan tonto como para no ver lo incómodo que estas. Suspiraste de forma dolorosa, tomando aire y mirándome directamente a los ojos. Mao…¿ya no quieres estar conmigo?

Estúpido. Inútil. Inservible.
Sólo podía pensar en cuanto me odiaba por haberte hecho pensar siquiera un segundo con la idea de abandonarte.
Negué con la cabeza efusivamente.
No pienses eso por favor, refuté con voz suave, sabía cuanto necesitaba Mizuki del tono tranquilo de mi voz
¿Entonces qué ocurre?, me maldije una vez más al ver que la sonrisa no volvía a tus gruesos labios… no me creerías tan fácilmente, tu débil autoestima no te lo permitía
Tengo un mal presentimiento, eso es todo…. Por favor no te preocupes…
Lo siento

Bajaste la mirada y te sonreíste levemente, dejándote resbalar por el sillón hasta que tu cabeza cayó suavemente sobre mi hombro. Recargué mi mejilla sobre tu suave cabello.
Te amo Mao, susurraste de ojos cerrados
Sonreí y pasé mi brazo por tus hombros, acercándote más a mí, sintiendo tus labios acariciar mi cuello y suspirar sobre él.
Mao… dime que me amas…insististe hundiéndote más, pude sentir el brusco cambio en tu forma de tomar aire y sabía que debía responder sin dudar si no quería destrozar lo que había logrado reafirmar de tu confianza
Pero de alguna forma las palabras se aferraron con dolor a mi lengua antes de que un forzado suspiro las hiciera escapar.
Te amo


~~


No te enamores de un humano Mao…, susurró en mi oído, creyéndome dormido entre sus brazos como todas las noches
En el momento en que pronunciaste esas palabras creí que no querías que te dejara, creí que era tu pedido de que viviera contigo para siempre. Sólo cuando comencé a saber más de ti, cuando oí tu dolor y vi tu triste mirada mientras pronunciabas las palabras, supe que era una recomendación.
Alejarme de los humanos nunca me había parecido difícil. Hasta que Mizuki apareció.


~~


Y sin embargo, a pesar de tu advertencia, me sentí un humano de nuevo cuando sus ojos se tropezaron con los míos. Sentí mi corazón latir otra vez cuando su piel rozó la mía. Sentí el tan añorado calor de los humanos cuando su cuerpo yacía a mi lado.
Aún no podía acostumbrarme al extraño sentimiento que recorría mi mente. Creí haberlo olvidado unos cuantos años atrás. Kyo siempre me había asegurado que era demasiado joven para olvidar el amor humano. …l aún no lo había olvidado.
Amor…
Mizuki suspiró al sentir la vibración de mis cuerdas vocales bajo su cabeza, recargada en mi pecho.
El amanecer estaba cercano, solo unas horas más. Pero el tramo entre la habitación de Mizuki y mi escondite era mínimo, no había razón alguna por la cual huir tan pronto. Estaba intoxicado con el aroma de su piel, no quería dejarla.
El amanecer me amenazaba del otro lado del cielo, podía ver el tono rosado ganando terreno. Me levanté cuidadosamente y me trepé a la ventana.
Tal vez fue una sombra. Tal vez solo eso.
Mi atención se desvió demasiado tarde, la sombra había desaparecido más rápido de lo que hubiese podido reconocerla. Mordí mi labio al saltar a mi ventana y refugiarme tras la pesada cortina.
Estaba buscándome.

Todo ese día se me pasó lento y desesperante. Ya nos habíamos visto, no tardaría en venir a por mí. Y yo debía estar listo.


El aliento de Mizuki se volvió vapor al bajar del auto, no había notado lo cruel que el invierno se estaba volviendo. Mi piel de alabastro jamás sentía frío ni calor. Lo seguí con la vista hasta que se perdió en la inmensidad de su hogar, prendiendo todas las luces a su paso, temeroso de las sombras como cualquier criatura humana.
Me senté en el alfeizar de mi ventana, sabiendo que jamás se atrevería a mirar hacia la terrorífica casa abandonada como para descubrirme, seguro en mi posición para observarlo.
Un inesperado escalofrío recorrió mi nuca.
Lo vi.
Desapareció de nuevo, pero era una invitación. Me perdí entre los árboles, siguiendo su rastro. Se movía rápido, pero no fue problema seguirlo. No tenía deseos de involucrar a nadie más, era un encuentro privado.
Me estaba guiando a las afueras de la ciudad.

El fuerte brillo de la luna me iluminó mientras atravesaba el claro del bosque. Realmente estábamos muy lejos de la ciudad y lejos uno del otro. Pude ver su figura negra oculta aún bajo la sombra de los árboles.
Y de pronto todo se movió en cámara lenta.


Sus ojos ébano, tan profundos y tristes como los recordaba. Su ropa oscura y corriente, nunca le había gustado llamar la atención. Su rubio cabello reflejando el brillo de la luna. Y su sonrisa. Tan triste como siempre, tan hermosa como nunca.
Kyo… susurré atónito y pude sentir como esa mínima demostración de felicidad se realzaba de forma casi imperceptible
Mao, se acercó lentamente, previendo que yo sería más rápido al esconderme en su abrazo, clavando mis labios en su cuello para sentir su aroma y la textura de su helada piel bajo la mía
Pude sentir una pequeña risa bajo mi agarre cuando intentó separarme inútilmente.
Jamás creí que me extrañarías tanto… musitó algo sorprendido, con esa baja y triste voz, un susurro constante que no cualquiera podía oír
Jamás he dejado de extrañarte… susurré en su oído, sintiendo una repentina y horrible culpa que lastimó mi pecho …Lo siento
Soltó ligeramente mi cuerpo, dejando apenas las yemas de sus dedos sobre mi espalda.
Sé la respuesta… pero no quiero que lo sientas así… tú jamás me has dejado, aún puedo sentirte vagabundeando por mi mente…
Tal como me enseñaste, pero todavía no lo hago muy bien…
me sonreí mientras nos separábamos unos centímetros, suficiente para ver nuestros ojos a la misma altura
Su suspiro fue muy delicado, pero aún así pude sentirlo sobre la piel de mis labios. Me adelanté algo brusco, como era de esperarse no lo sorprendí. Tomé su rostro entre mis manos y sus labios con los míos, sintiendo su delicada respuesta.
La imagen de Mizuki acechó mi mente en un relámpago y tuve que dejarlo ir.
Kyo me sonrió. Su sonrisa jamás abandonaba la tristeza.
Lo amas, me aseguró algo divertido
No debería… ¿verdad?
…l no respondió, tomó mi mano como siempre hacía, la besó y me guió por el camino de vuelta a mi refugio.

Su silencio fue reconfortante, mitigando mi culpa con cada paso, reavivando mi amor con su fuerte agarre.
Suspiré con calma cuando pude divisar las ventanas enfrentadas del hogar de Mizuki y mi refugio.
Una vibración. Decidí ignorarla, no quería liberar mi mano del agarre de Kyo y era muy torpe con la izquierda.
Pero la vibración siguió.
Fue Kyo el que soltó mi agarre, sonriendo.

-¿Mao?-
Mi sonrisa no tuvo comparación –Mizuki
-¿Estarás muy ocupado?... yo, tengo muchas ganas de verte…--
su voz se oía forzada, como siempre que luchaba contra su orgullo y rogaba un poco de atención

Mi mirada fue directa a la de Kyo, sintiéndolo sonreír resignado.
Tengo toda la eternidad para esperarte, fue su única respuesta

-¿Mao? ¿Estás ahí?-
-¿Ahora te parece bien?-


El cambio drástico en su voz me dio una bocanada de energía. Nos despedimos algo entusiasmados y miré a su ventana, observando como corría a bañarse, decidí darle el tiempo suficiente.
Debe ser muy aburrido pretender que tienes que hacer alguna clase de viaje hasta su hogar…
Pero lo prefiero así…
contesté mirando mi refugio. No me gustaría que pensara que lo estoy acosando…
¿Y no lo estás?
Preguntó divertido antes de mirar a la luna. La noche es joven, que se diviertan…
Mi mano lo detuvo antes que su triste sonrisa se esfumara entre los árboles. Pude sentir el acaramelado sabor de sus labios una vez más, antes de dejarlo ir.
Gracias por volver… susurré
Yo nunca me he ido, aclaró con un intoxicante tono de voz


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