A la gloria de los más famosos se adscribe siempre algo de la miopía de los admiradores.
Georg Christoph Lichtenberg (1742-1799)
Capítulo I: Sharingan…
I don't know myselfI'll fed up,You'll fed up with meCan't you hear my voice?like a crying baby,I'm calling you
(No me conozco a mí mismo.Estoy harto, estás harto de mí.¿No puedes oír mi voz?Como un bebé llorando, te llamo…)
Las palabras que sentía como únicas e incomparables entraba gratamente a sus oídos, perforando su corazón hinchado de pasión por el grupo que cantaba sobre el escenario, vistiendo ropas oscuras y luciendo tan lejanos que apenas podía creer que estuviera de verdad en primera fila. El viaje desde Japón a Filipinas (concretamente a Luzon) había sido de hecho tranquilo, y constituyó la primera de sus paradas en el seguimiento a la famosa banda, pero ahora, después de recorrer ya tres países desconocidos para Naruto y Hinata (Sai conocía prácticamente todos los países de Asia), y haberse plantado casi una semana en China para esperar el macroconcierto que ofrecerían en Beijing, no podían encontrarse mas agotados.
Al término del primer concierto de la gira, en Filipinas, a Sai lo habían golpeado para quitarle su reloj (por suerte los idiotas rateros no le quitaron la cartera), después, en el Aeropuerto de Vietnam, a Hinata la agredieron en los baños de chicas, y para rematar a Naruto le tocaron el culo en el metro. Al llegar a China los tres sintieron cierta tranquilidad, puesto que Sai había vivido en Beijing prácticamente toda su infancia y conocía perfectamente el lugar. Sin embargo la paz les duro poco, puesto que a Hinata le robaron el bolso en la entrada del Hotel de cuarta en el que habían planeado hospedarse. La situación hizo a Sai tomar una decisión que los otros dos agradecieron con el alma; Pellizcar minúsculamente su herencia para costear un viaje mas decente, que les permitió no solo hospedarse en un Hotel de lujo y comer decentemente por primera vez en dos semanas, sino también conseguir pases de primera fila en el ansiado concierto.
-¡Suena tan perfecto!-Escucho a Hinata gritarle, entre el bullicio monumental que ofrecía el publico y la música resonante de las canciones, que les taladraban gustosamente los oídos. Estuvo de acuerdo con la chica, pues el también veía como un sueño estar tan cerca de sus ídolos.
Sharingan se conformaba por 4 miembros: Deidara, el guitarrista, que con su melena rubia larga, atada a una coleta que le caía descuidada sobre el ojo, parecía mas una chica que un chico, pero cuyas notas fuertes y su voz clara y potente, lo convertían en una persona vistosa e identificable. Kiba era el baterista, y Hinata se declaraba fan numero uno del chico de apariencia de cachorro por sus colmillos caninos y su aspecto descuidado, según todas las revistas era un amante de la naturaleza, y las canciones que había compuesto para el grupo se caracterizaban por intentar concientizar al público. Gaara era el amor platónico de Sai, de melenita corta pelirroja, muy bajito y de apariencia tan fría que era increíble que tantas chicas (y chicos) estuvieran locas por él y le gritaran sandeces que a veces lo hacían sonrojarse. Sus ojos del color de las aguamarinas brillaban gélidamente al mirar al público, tocando el teclado con armonía y concentración, y entonando notas bajas para acompañar la voz del último miembro del grupo.
Sasuke. El bajista y líder fundador de la banda. Era para Naruto el hombre mas atractivo que hubiera pisado la Tierra, congraciando a los Humanos con su aura de perfección y presencia arrolladora. Era además el compositor principal, y sus canciones habían calado hondo en su mente apenas las escucho. Hablaban de incomprensión, de estar perdido, de amor roto, de encontrarse haciendo cosas que no disfrutas, de un mundo bajo, de gente falsa… de arrasar con el mundo para salvar a quienes te importan. Su rostro de mármol blanco, sus ojos de ébano y su cabello medianoche atraían a jovencitas que deseaban tocar con sus propias e insulsas manos las suaves hebras y besar los varoniles labios.
-Es perfecto-susurró para si mismo, sin intención de que nadie mas lo escuchara, pero Sai, conocido por su buen oído, sonrío dulcemente, apretando mas su agarre para acercarlo a su pecho, cuidándolo de la horda que llevaban atrás.
Nagai tameiki no hate ni nokosareta gimonfu wa mou kesenakute
(Al final del largo suspiro, la interrogante que abandoné, no ha podido desaparecer).
Nani wo mite waratte, nani wo mite naku no ka tou ni wasureta satobikau jouhou mo ataerareru kotoba, hoshiku wa nai
(¿Qué miro sonriendo? ¿Qué miro llorando? Lo olvide hace tanto tiempo.Las noticias vuelan, las palabras que me dieron, no las quiero).
-¿Se han fijado?-Preguntó a sus compañeros, el camerino estaba casi en penumbras, pues descansaban de las luces relampagueantes y de cantar enloquecidamente. El decanso que les concedía la banda local en el escenario no duraba más que 20 minutos, pero en la cima de su carrera artística, y luego de dos años de trayectoria no podían sino agradecer ese lapso de tiempo.
-¿El qué?-Inquirió Gaara, mirándolo fijamente desde su butaca llena de cojines, mientras devoraba ávidamente una barra de chocolate.
-Esos chicos aun nos siguen-Respondió Kiba, comprendiendo lo que Sasuke intentaba decirles.
-Al igual que otros 50 idiotas más, ¿qué importa?-preguntó sin humor, fastidiado de desaprovechar sus 20 minutos en una conversación de tan poco interés.
-El rubio es muy vistoso… me gusta-Expresó, su tono parecía querer decir algo que molesto aun más al pelirrojo, que lo observo furioso.
-¿Es vistoso?; no me he fijado quien es, pero seguro no es más que uno de los tantos mocosos que nos siguen pensando que somos maravillosos y libres de defectos-
-No te metas con ese niño, Sasuke… ¿No crees que ya has lastimado a demasiados chicos que lo único que quieren es un poco de tu atención?-Reclamó Deidara, componiendo un gesto de indignación.
-No pierdas tu tiempo en convencer a mi hermanito… es mas que inútil-le aseguró una masculina voz que lo hizo temblar de alegría.
-¡Itachi!-Exclamó sonriente el rubio, arrojándose a los brazos de un moreno alto, muy parecido a Sasuke salvo por su coleta baja y las marcadas ojeras, además de ser mas mayor. Era el representante del grupo, Itachi.
-Perdón por no llegar a tiempo; la firma me entretuvo revisando unos contratos, pero ya todo está solucionado-aseguró.
-Dile a Sasuke que no moleste al pobre chico que nos ha seguido-Pidió Kiba, mientras acariciaba amablemente a su cachorrito blanco; Akamaru.
-Una groupie mas, una groupie menos, ¿Quién se fija?-Repuso el moreno aludido, molesto de que contradijeran sus deseos.
-Yo-Expresoó Gaara, encarándolo con un gesto lleno de molestia-No me gusta que mi novio ande acosando a niñatos idiotas-
-Ya para eso, Gaara; eres mi mejor amigo, pero como pareja serías una mierda y un incordio. Ayúdame como has hecho siempre, y déjame en paz… ¿Qué no es eso lo que los amigos hacen?-Sus ojos acuchillaron cruelmente las intenciones del otro, que sin embargo no mostró dolor en sus preciosas facciones, y en cambio asintió a sus palabras.
-Vale…-aceptó resignado. -Ya está dicho, ¿así no hay problema?-Pregunto Itachi a su pareja rubia, que lo fulmino con una dura mirada.
-Ni creas que voy a permitirlo, Uchiha-Aseguró el ojiazul, saliendo con gran altivez de la estancia.
-Tráelo al término del concierto, a él y a sus amigos idiotas-Ordenó el bajista a su hermano, que asintió gentilmente.
-Sólo ten cuidado con él-le pidió seriamente, aunque en el fondo sabía que era incapaz de negarle algo a su pequeño hermano (N/Y: pequeño hermano de 20 años ¬¬).
El resto de la banda siguió al rubio, pues los 20 minutos habían pasado y los gritos histéricos no se hacían esperar. Una vez de nuevo en el escenario, Sasuke indicó que tocaran la canción que seguía en el itinerario de esa noche; Nexus 4.
Gaara dirigió su vista al público, buscando a un “rubio vistoso”, única descripción con la que contaba de la nueva fijación pasajera de Sasuke. No es que amara a Sasuke, es solo que le habían metido tanto en la cabeza que el moreno era el único chico que le haría feliz de verdad, que de algún modo se aferraba a él como única esperanza tangible de encontrarle algo de sentido a sus días miserables. Pero si era enteramente honesto contigo mismo, ni él mismo creía que pudieran funcionar como pareja; simplemente ambos eran demasiado fríos para aguantarse por mucho los desplantes del otro.
Su mirada paseó un rato por el público, pensando que encontrar a un rubio en china debía de ser realmente sencillo, y ciertamente lo fue; Ahí, en primera fila, estaba un muchachito rubio y muy mono, casi al punto de ser demasiado adorable. A primera vista pudo asegurar que no pasaba de los 15, pues su estatura, su rostro tierno y su piel reluciente, además de los zafiros limpios y profundos, no podían denotar más edad. Sin embargo desechó la idea al razonar que un mocoso tan pequeño no podría seguirlos el tiempo suficiente para que Sasuke lo notara. Tuvo que admitir (no sin una nota de envidia) que el niñato era en realidad mas que vistoso, incluso a él le resultaba atractivo.
Sin embargo, cuando elevo sus aguamarinas orbes mas arriba, y observo el rostro del moreno que atrapaba al rubio entre sus brazos en gesto protector, no pudo evitar entornar sus ojos en señal de aprobación, pues éste era no solo guapo, sino que tenía una pinta de soledad que le recordó al desierto que tanto amaba.
-¿Lo has visto?-Pregunto Sasuke en la pausa de canción y canción, asintió mostrando un gesto frío, no queriendo admitir el buen gusto de su compañero.-Es mucho mas mono que la chica pelirrosa… ¿Cómo se llamaba?-
-Sakura-Respondió el pelirrojo, mirándolo indignado-Deberías al menos recordar los nombres de las personas que se quitan las bragas para ti- Suspendieron la respuesta por el inició de una nueva canción, pero al término de la misma, como si nunca se hubieran interrumpido, Sasuke contesto con crueldad:
-¿No eras tú quien dice que los fans no son más que proveedores idiotas de egocentrismo?-
-Lo sigo pensando… pero si te ofrecen un rato placentero, podrías concederles un espacio en tu memoria, baka-Contestó, no prestando demasiada atención a sus palabras-Pero me da lo mismo; yo entretendré al moreno y tú has lo que te apetezca con el rubio idiota, no es como si fuera a defender sus patéticas emociones-
-Así se habla-se burló el ojinegro, regresando a su puesto al inicio de la ultima canción del concierto; ese rubito sería suyo esa noche, y la espera, los celos de verlo tan junto del moreno con cara de idiota, aunado al rostro lleno de emoción, y la boquita que gritaba extasiada cada canción, lo llenaban de ansias…
Aumentaban la excitación de la espera.
**
-Fue increíble-Declaró Naruto, cuando esperaban en un costado del escenario que la horda de fanáticos saliera del auditorio. Sai lucía pensativo, así que no le respondió, pero la morena asintió varias veces, igual de emocionada que él.
-S… sí, fueron magníficos-Exclamó, sus ojos estaban mojados por la fascinación, y su cuerpo aun temblaba de gusto. –Deberíamos volver pronto al Hotel, realmente me siento agotada-
-Si, yo ando igual… creo que en cuanto lleguemos me echare una siestecita y dormiré hasta pasado mañana-informó.
-No-negó Sai autoritariamente, sorprendiendo a los dos menores, que lo miraron curiosos.- ¿No creen que ya es hora?-Preguntó- Debemos intentar colarnos a sus camerinos… tenemos que conocerlos-
-¿Tú contacto no nos colará en Rusia?-
-Si… pero, ¿Por qué no intentarlo ahora mismo?-desafío con firmeza.-No perdemos nada por intentarlo-
-Si, Sai tiene razón-Aceptó Naruto firmemente, sacudiéndose el cansancio. El entusiasmo de sus compañeros pronto convenció a la ojiperla de que era una idea más que excelente, y se sonrieron traviesamente, decididos a cumplirse la fantasía de conocer al grupo por el cual habían emprendido un viaje tan imprudente.
-Si planeaban colarse, chicos, están de suerte-Una voz divertida interrumpió sus cuchicheos y planes, y voltearon a ver al hombre que les hablaba sentado en el escenario.
-¿Por qué?-Inquirió desconfiado Sai, viendo al peligris que los observaba con gran diversión.
-Sharingan siempre se fija en sus fans más asiduos… y los recompensa-Aseguro el hombre-Mi nombre es Kakashi; jefe de seguridad de la banda, y de parte de Sharingan los invito a entrar a los camerinos…-
-No puede ser…-La afirmación de Hinata englobaba el pensamiento de los tres, que tras el shock inicial soltaron un grito lleno de felicidad.
¿Cuántas personas pueden presumir una oportunidad como esa?
Las mismas que sufren la humillación de la fama y el narcisismo.
Es tan fácil levantar castillos en el aire, tan sencillo adorar a una persona por considerarlo perfecto… pero el golpe seco de tu castillo rompiéndose con el muro de la realidad, y la comprensión cruda de que nadie en el mundo está libre de defectos, es parte del proceso dificl de madurar.Y cuando por fin la realidad está frente a ti, no sirve de nada.
Lo comprenderían de la única forma en que es posible entender una enseñanza tan obvia; con la experiencia.