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Adagio por suru

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Notas del fanfic:

Que puedo decir... mucho rollo pero léela. Espero guste un poco ya que tenía como mil años guardada (desde que pasaban gundam en cartoon network en sus primeras repeticiones)

Notas del capitulo: La hermosa inocencia de los niños que añoramos los adultos al pasar de los años se convierte en amarga tristeza en ocasiones. 

 Adagio


La infancia es como el sol: radiante, bella. En ella se disfruta al máximo de la vida, las preocupaciones se van por el río de la travesura y sólo queda el brillo de unos ojos chispeantes en espera de nuevas aventuras. El mundo rueda y sólo un bello atardecer y el verde campo son suficientes para un chiquillo con todo un mundo nuevo por descubrir.

La vida es realmente de color de rosa cuando se es pequeño, ¡Y qué dicha mientras más dura esa magia! Alargadísimas deberían de ser las horas cuando uno es niño, pues de igual forma corriendo llega el tono marrón de muchos futuros, y otros tantos más desafortunados… con negros destinos.

Los ojitos irritados de tanto mirar se embelecían cuando veía amontonarse algodonosas nubes formando toda clase de figuras en el inmenso cielo azul. ¡Ahhh! ¡Cuanto amaba contemplar ese cielo infinito! pero a la vez tan recortado por su mente. No sabía que más seguía después de ese gran cielo, ¿dónde terminaba?… ni le importaba tampoco, pues no conocía más allá de esos territorios alfombrados de verde que tanto recorría con los pies descalzos la mayoría de las veces.

¡Sólo sabía que era feliz!

MUY FELIZ!!
Pero… aún le faltaba mucho por conocer, otra felicidad todavía mayor, pero junto con ella, como todo en la vida (que se aprende con todo el rigor) el verdadero sufrimiento.

Aquellos tiempos de finales de siglo XIX tan fascinantes por todo el colorido de sus paisajes y la evolución del mundo que está a punto de nacer a una nueva etapa, eran también realmente difíciles para todos los que pensaban, creían y actuaban de forma diferente a la noble costumbre, donde sólo el “poderoso” tenía derecho de “Todo” sobre “Todo” y “Todos”.

1.-“Conociendo la nueva nota”


-Oye muchacho!… donde te has metido?… HEY CHIQUILLO!! –gritaba un anciano desde uno de los muchos árboles de manzanas que ahí se encontraban.
-Aquí estoy papá!!

-Ven aquí… necesito que vallas a la mansión y que lleves este mensaje con los amos. Pregunta por Lady One y con mucho respeto saludas y te regresas de inmediato.

-De verdad papá? quieres que yo valla a ese lugar?

-Yo ahora no puedo, está lejos y tengo mucho trabajo, tú eres el único en este lugar que puede hacer el encargo. Ve a lavarte un poco y sal enseguida.

-Siiii!!

-Cuento contigo. Ah… y ponte zapatos.


La gran mansión era un lugar de ensueño para cualquiera, y más aún para alguien que apenas está descubriendo el mundo. Un lugar de esos al que por bastante tiempo se sueña con algún día poder entrar. La verdad visitar aquel lugar no era tan fácil para alguien como él. Tenías que ser sirviente directo de la casa, ya que eran varios los que se encontraban cuidando de aquel enorme e impresionante lugar. Pero ahora por fin entraría, llevando una “misión” importante a aquel ansiado lugar.

Y las suposiciones no eran para menos cuando se contemplaba desde lejos… y ahora, que estaba frente al hermoso jardín y la gran puerta se alzaba orgullosa y totalmente real frente a sus ojos, esa era una gran experiencia. El color blanco con bordes caobas le daba tanta imponencia que de repente se cohibía al verse tan insignificante para entrar por ella, pero NO retrocedería.

… Esperó mucho para esto y ahora entraría.

¡Oh si, su gran oportunidad se le brindaba!

Sus primeros dos pasos fueron para toparse con aquel demasiado sobrecubierto de impecables ropas (a su ver) hombre de cabellos y barba blanca que sin expresión alguna en su cara le hablaba fuerte para preguntar lo que ahí hacía.

-Traigo esto para Lady One. –mostró el sobre que contenía el mensaje un poco atemorizado.

-Estoy un poco ocupado. – Sonrió gentilmente. –Llévalo tú mismo a la primera sirvienta que encuentres y dile lo mismo que a mí por favor.

Los ojos se abrieron un poco y asintió sin poder creer que en ese día en verdad que sí podría conocer más de aquella mansión. ¿Que trabajo tendría ese hombre que estaba tan ocupado? Sólo estaba parado ahí, pero aquella amable sonrisa que de pronto le mostraba aquel hombre le dio un poco más de confianza para seguir en aquella misión encomendada.

Enormes cortinas revestidas de dorado cubrían los limpísimos ventanales. No daba crédito a todo aquello tan brillante que se presentaba ante él. El suave piso relumbrante y que le permitía ver su propia imagen lo alucinaba tanto, que se quedó por un momento observándose, un poco distorsionado pero al fin se miraba, algo semejante a mirarse en el lago donde se chapuzaba sólo que más estático… y seco, pero pronto recordó lo que tenía que hacer: ver a esa señorita que daba tanto miedo en anteriores ocasiones cuando llamaba a su “padre” desde el elegante carruaje en el que solía ir.


Camino varios pasos más, embelesado por todo lo que no se cansaba de mirar en aquella enorme sala e incluso llego a pensar que sería bastante difícil querer irse de allí. Pero recordó su encargo y como no encontraba a ninguna sirvienta cerca fue la hora de elegir por donde seguir al encontrarse con un más estrecho pero alargado pasillo. Y guiado por la curiosidad de aquella decoración repleta de enormes cuadros remarcados en dorado con las pinturas de personas que nunca antes en su vida había visto, se siguió hasta detenerse en una de las puertas de donde salía lo que le pareció una melodía bastante hermosa.

Siendo un niño y con la curiosidad escurriéndosele por los poros acerco su oreja izquierda recargándola un poquito y otro poquito más a cada rato hasta que sin darse cuenta esta se abrió lo suficiente para que sus pequeños ojos verdes contemplaran sentado sobre un enorme banco al “solecito” de cabellos largos hasta los hombros que le daba la espalda y que con serenidad y gracia golpeaba con sus deditos lo que parecían unos “palitos” blancos y negros detenidos en una brillantísima “caja” negra y alargada.

¿Qué sería aquello que dejaba sonar algo tan bonito como esa melodía que ya lo estaba dejando pasmado?... Pero de pronto, la melodía se esfumo cuando descubrió que tal “solecito” no era un solecito, sino un hermoso ángel de piel tan blanca y aduraznada que lo dejo paralizado al ver que sus ojos tan azules como el cielo le miraban primero asombrados y después curiosos.
-Quién eres tú?

La vocecita le sorprendió un poco y como un tonto respondió titubeante.

-Yo…yo vengo a… me mandó mi abu…

-Vienes a practicar conmigo?... Si?... Te mandaron a eso? –su sonrisa le hizo ilusión.

Preciosa!!! Que niña tan bonita toda vestidita de blanco hasta las rodillas. Era aunque pequeñita, bastante llamativa ante sus ojos. –fueron sus primeros pensamientos.

-No yo…

-Es fácil… bueno en algunas partes, otras son tan complicadas que me cuestan bastante tiempo dominar. –confesó inclinando su cabeza.

-P- pe…ro yo…

-No quieres? Yo la verdad ya me cansé. Mejor quisiera jugar un poco.

Los ojos de ambos brillaron y más los del castaño cuando ese angelito le mostraba un cuarto lleno de juguetes.

-Mi habitación es la de al lado. –le dijo indicándole el pasillo. –Vallamos allá, no me gustaría que Lady me reprendiera por ello.

-Reprenderte?

-Si, ella es muy estricta con mis prácticas en el piano. –sobó sus manitas agachando la vista.

-Que tienes aquí? –se atrevió a tocar aquellas manitas.

-Nada, son las correcciones que gane por ser tan torpe. –le dijo como si nada.

El chiquillo sintió una mezcla de emociones al no saber que hacer para confortarle.

-¡¿Qué ocurre aquí?!!

-Lady!!

-Por qué dejaste el ensayo?

-…

-Y tù que haces aquí?. –le observó duramente. –Ah! Ya recuerdo eres el hijo de Bloom. –la mirada se ablandó. –Valla, si que ha pasado el tiempo… ya de aquello son 7 años. –recordó.

-Disculpe, yo no soy hijo de quien usted dice, mi padre es Romefeller.

-Te equivocas muchachito, él es…“tu abuelo”. –le corrijo- Parece que no estas enterado de nada por lo que veo. –susurró apenas.

-No, Romefeller es mi padre.. –insistió con inocencia.

-Vienes de una familia de hombres muy valientes y leales. Eso es de admirarse, espero que cuando crezcas tú también lo seas.

El niño sin comprender miro a la pequeña que estaba con la cabeza gacha desde que aquella mujer entró al lugar.

-Y bien, donde está el mensaje?

-Tome. –se inclinó levemente, justo como su “padre” le enseñó.

-Gracias. Eres muy educado. No esperaba menos de un Bloom. Ve y dile a la doncella que te sirva un poco de té y galletas como agradecimiento por el mensaje. Y a tu abuelo hazle saber que un día de estos le espero por aquí… hace tiempo que no le veo. Puedes retirarte. -Pero el chiquillo no se quería ir y salió no sin dejar de voltear a ver de vez en cuando a la niña que soltaba unas lágrimas sabiendo lo que le esperaba.



Cuando Trowa salio de aquella sala se encontró con una de las doncellas a la que le dijo el recado, más por mandato que de ganas pues hubiese preferido esperar a ver que le ocurriría a la niña.

-Vamos a la cocina. –le llevó la mujer mientras comentaba con otra de sus compañeras la procedencia de aquel niño bonito de ojos verdes que vestía tan humildemente.

-No me digas que él es el hijo del militar que murió por defender a la esposa del conde Septen de aquellos Ingleses.

-Si, y es idéntico a él, a Triton Bloom . Será bastante apuesto de grande.

-Pero al parecer ha corrido con mala fortuna. Quedarse sin su familia -sssighh -

-Los señores se han hecho cargo de darle trabajo al hombre que le recogió, Barton el campesino, dicen que era muy amigo de su verdadero abuelo que también murió en batalla hace tiempo, ya es muy viejo pero aun así quiso hacerse cargo del
pequeño cuando se entero de que su madre murió al darle a luz y como Tritón ya tenía 7 meses de haber muerto en batalla sin siquiera saber que sería padre, el anciano por amistad a su buen amigo y al cariño que le tenía a Triton desde que era un bebé, llevó a su hijo con él. En realidad se hizo su padrino y le dio sus apellidos.

-Toda una tragedia. Sin embargo esta familia los ha tratado bien dentro de lo que cabe. Los señores son muy buenas personas, hemos corrido con suerte.

-Pero cuando se enojan… sobre todo la Duquesa, entonces si que dan miedo. Y más Lady, que ni siquiera es de la familia.

-Aunque se cree de ella.

-Jajajajajaja –se botaron a reír mientras el pequeño ya cansado de observar aquel enorme y lujoso lugar llamado “cocina” pensaba en lo que pasaría con su “amiguita”.

-Ni siquiera sé como se llama. –susurró con tristeza.
-Toma. También llévale unas a tu “abuelo”. –dijo la más grande de ellas interrumpiendo sus pensamientos.

-Muchas gracias señorita. –se alegró al imaginarse la cara de su abuelito.

-De nada precioso. –respondió.

Y marchándose del lugar emprendió su camino hacia aquellos tan conocidos campos algo alejados de la mansión ahora que lo veía bien. Iba tan emocionado que la ida le había parecido corta, y al compararla ahora que estaba de regreso si que se encontraba alejada de su hogar

-Cuando volveré a verla. –entristeció sin dejar de caminar. Al llegar al lugar su abuelo preguntó como le había ido.

-Bien, me dieron esto para ti. –dijo y dio el recado de Lady.

-Sigue tan gruñona como siempre? Jejeje… ven vallamos a descansar ya está anocheciendo y cumpliste muy bien con la tarea.

-Ah y toma. –sus pequeñas manitas cargaban con lo que parecía un envoltorio. –Son galletitas, ricas galletitas mira. –y como supuso su “padre” brillaba de gusto por tal obsequio. –te la ha mandado la señorita de la servidumbre. Ella es muy buena.

-Muchas gracias, hoy mismo nos las vamos a cenar. –sonrió frotando aquel castaño cabello. –No a diario te regalan galletas recién horneadas.

Esa noche el pequeño no pudo dormir imaginando ver a la niña y cuando amaneció ya estaba decidido a efectuar una nueva misión.



……………………………



-Pssshh psssshhhh..

-Eh?... oh pero si eres tú!!!! –la alegría le alboreaba de rojo las antes palidas mejillas.

-Terminaste ya tu… prác- ticia?

-Jejeje… se dice “prác-tica” –le corrigió -pero no no he terminado.

-Que mal, yo quería que jugáramos un rato.

-Claro!! Ahora estoy estudiando un poco pero como aprendo rápido no creo que tenga problemas si lo dejo por unos momentos. –contesto inmediatamente asomando su cabeza por la ventana donde colgaba el de cabellos castaños de un frondoso árbol.

-Vamos entonces.

-Vamos? Pues donde jugaremos?

-Afuera por supuesto.

-Yo… no puedo salir.

-Claro que si, es muy fácil, yo te ayudare, ven dame tu mano, yo soy fuerte y no te voy a dejar caer.

-De verdad? –le hizo ilusión. –No, mejor no… -agacho su rostro recordando la tunda anterior. –Mejor ven tú aquí. –le ofreció su manita la cual tomo al instante encantado.

-Entonces ahí voy. –brinco con facilidad. –A que jugaremos?

-A tocar el piano.

-Que es eso?

-No sabes? –Incrédulo- Pues de que crees que son mis prácticas entonces.

-Pegarle a eso es practicar?. –asombrado dedujo.

-jajajaja… algo así. Ven vamos a presentarte al piano. –tomando su mano le llevo y comenzó a explicar a grandes rasgos.

-Es muy divertido. –sonreía el castaño escuchando las notas que presionaban sus deditos curiosos.

-Contigo hasta se ve más divertido. –declaró. –por cierto, como es que te llamas.

-Trowa…

-Mucho gusto Trowa… Yo soy Quatre para servirte en lo que gustes.

-Tienes un nombre…muy raro.

-Ummm ju! en cambio el tuyo es muy bonito. Y cuantos años tienes?

-7 años

-Muy grande… yo apenas tengo 5

-Bueno, ya casi cumplo los 7. En realidad falta tiempo para que yo los cumpla. –se avergonzó.

-No eres tan mayor que yo y como ya nos conocemos vamos a seguir jugando, siempre lo hago sin compañía, nunca he tenido amigos.

-Yo tampoco. No hay otros niños como yo en el campo. Todos son mayores.


Así se pasaron aquella tarde de una hora y media que era su receso de clases para Quatre por lo que Trowa se tuvo que despedir.

-Puedo venir mañana también?

-Claro!!!

-Entonces mañana nos vemos. Sonrió feliz.

…………………………


Parecía como si el viento y el pasto le acompañaran en su alegre correr. TODO parecía tan hermoso y perfecto que se preguntaba ¿Qué es lo que había hecho para ser tan feliz y conseguir por primera vez en su vida a una amiga? Y silbando una hermosa melodía (la que practicaba Quatre: “Concierto para piano No. 5/ largo/ Bach) veía a su abuelo bajando las manzanas de uno de los grandes árboles frutales de sus amos.

-Donde es que andabas tú muchachito?

-Papá! –le abrazo con felicidad de los pies ya que aquella escalera era lo único que le permitía alcanzar- hoy te ayudaré hasta que vuelva a salir el sol. Estoy más fuerte que nunca.

-Ehh? Jajajajaja a qué se debe tanta energía.

-Ya tengo una amiga.

-Una amiga? –inquirió curioso pensando quien podría ser tal persona, y su edad. Ya que por lo que sabía no había por los alrededores un solo niño de su edad o aproximadamente a excepción de tres bebes de meses de dos de sus compañeros campesinos. Quizás alguien de la servidumbre de la gran mansión, supuso recordando el día anterior


Retrospección

“-Ah y toma. –sus pequeñas manitas cargaban con lo que parecía un envoltorio y curioso pregunto que era.

-Galletitas, ricas galletitas mira. –y como supuso su “padre” brillaba de gusto por tal obsequio. –te la ha mandado la señorita de la servidumbre. Ella es muy buena.”

Y ahí estaba. Esa amiga era aquella que había mandado esas galletas para él. No había más que pensar.

Pues también te tengo una sorpresa para la cena, pero primero terminemos todo el trabajo que aún faltan cinco árboles. –Y continuando animosamente llegó la noche con su luna y sus estrellas.
 

Fin de la retrospección
…………………….

-Ahhh! –suspiró- Estrellitas, como me gustaría que Quatre pudiera estar mirándolas junto conmigo. Y a ti luna, cuando crezcas (estaba en cuarto menguante) también te la voy a presentar. –sus manos se frotaban sobre la gran piedra en la que se encontraba sentado contemplando el oscuro cielo.

-Hey niño, ven rápido aquí ya es hora de dormir… pues que te piensas eh? Mañana tendremos que madrugar y estarás ojeroso como yo! –escuchaba a su “padre” decirle.

-Voy!! –el obediente chiquillo corrió hasta su humilde pero acogedora chocita. –oye papá, me dijo algo muy raro Lady One. –recordó de pronto. –Dice que tú en realidad no eres mi padre sino… mi abuelo…

-Es verdad… pero dime algo. Eso estaría muy mal como para que me dejaras de querer?

-Claro que no. Tú para mí siempre vas a ser mi padre y siempre te voy a querer. Pero entonces quien es mi padre. (A veces la forma de tomar las cosas de los niños podía sorprender a cualquiera, ellos son tan transparentes y sencillos que incluso por esa misma sencillez logran ser tan fuertes)

-Pronto voy a contarte toda la historia, espero que lo entiendas, lo único que te puedo decir es que era un hombre tan valiente que dio su vida por otros. Es un héroe en verdad.

Trowa sonrió con un poco de nostalgia al imaginarse como podría haber sido su padre.

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Otro día se presentaba y el de ojos esmeraldas ya corría en busca de un día divertido al lado de su linda amiga.

Los silbidos de un gorrioncillo eran la clave para asomar por la ventana. Y una sonrisa luminosa era la respuesta. –Esta abierto, pasa.

-Espera. Hoy me gustaría que tú vinieras a conocer mi lugar favorito. –le dijo.

-Eh? De verdad? Pero… creo que va a ser un poco difícil. –entristeció. –tengo clases en 25 minutos y no creo que pueda salir.

-Está bien, ya pronto será que vallamos ahí. Dame la mano.

-Sip. Ah otra cosa, mañana será un día de mucho trabajo así es que sólo podremos jugar los martes, jueves, sábados y quizás los domingos.

-Con eso me conformo. –le dijo.

Y otro día de juegos se cumplió, dejando crecer la bonita amistad infantil.

………………………

Al siguiente día en la Mansión.


-Te vez muy contento Quatre. A que se debe? –preguntó la mujer tomando la taza del té elegantemente.

-… Estuve… muy relajado en mi descanso. –respondió una verdad a medias sintiendo un poco de culpa.

-Que bien. Si gustas puedo…

-De verdad? Me encantaría tener un poco más de tiempo de descanso… se puede?. –preguntó.

-Ahm. –ella sorprendida como siempre por la rápida “intuición” que tenía Quatre de sus pensamientos siquiera antes de decirlos, y por supuesto aceptó levantando una ceja. –Está bien. Que sean quince…mmm veinte minutos. –rectifico observando el rostro de la criatura a su lado.

-Yeah!! –alzó sus manitas con alegría.

-Quatre Rabeaba Winner!! Que es ese comportamiento en la mesa. No es propio de un niño de su clase. Sea más refinado y compórtese. –le reprendió con dureza.

-Lo siento mi Lady. –agacho su cabeza aunque por su rostro afloraba una sonrisa.

Quince días ya habían transcurrido después de aquello y Trowa estaba por llegar, lo sentía. Y así era, su “contraseña” se escuchaba suave como siempre.

-Te lo prometí. Hoy iremos a donde tú quieras. –le dijo tomando su mano para bajar cuidadosamente por el árbol. Trowa le vio como aquel día, toda vestida de blanco. Un sol le tomaba de la mano para no caer desde ahí. Si que era un gran trepador de árboles que no le soltaba aún si llegara a caerse con tal de sostenerle.

-Al fin libres. –Quatre exclamó con mediana voz para no llamar la atención y que pudieran verles.

-Vamos! –y corrieron tanto que ni cuenta se dieron de lo mucho que habían recorrido.

¡Majestuoso! Pensaba Trowa una vez más como cada que se escapaba para ir a refrescarse un rato él solo. Pero ahora era diferente con la pequeña que, encantada, no se cansaba de observar el hermoso lago que brillaba con el sol de aquella mañana.

-Trowa!! Me has traído al lugar más maravilloso que yo jamás me hubiera imaginado. Incluso más maravilloso que el de todo mis libros de ilustración que he visto. –confesó.

-Te decía, por eso yo quería que viniéramos aquí a jugar. -Y corriendo quito sus viejas ropas exceptuando la interior y dando un paso quiso entrar al agua cuando recordó. “Sus ropas…son blancas” y detenidamente le observó. –el lodo las mancharía y si que estaría en problemas.

-Yo… de todas formas voy a entrar. Tendré cuidado. –se anticipó a las palabras de su preocupado amigo.

-Pero…

-No te preocupes. Vale la pena el regaño. –dijo quitando sus zapatos, calcetas y chalina

-No…espera. -Y sin hacer caso Quatre entró para luego ser ayudado por el de los ojos verdes pues era pequeño. Y como un ángel que se transforma en demonio, Quatre le salpico de agua con sus manitas pero no pudiendo sostenerse cayó de pronto sentado en el agua recibiendo un gran susto.

-Haaauu.

-Yo te ayudo no te asustes. –le jalo rápidamente hacia arriba y en agradecimiento recibió sin más un gran abrazo mojado seguido de un beso en la mejilla.

-Po… por…

- Gracias. Me salvaste. Me asuste de verdad pero es mi castigo por empaparte. –le soltó.

-No… te paso nada… verdad? –su sonrojo de felicidad no se iba. Su primer beso!!!

-Estas todo rojo Trowa. –le dijo divertido.

-Y tu toda mojada. -sonrió

-…

-…que…que pasa? –pregunto el castaño al observar la rara reacción de Quatre que de pronto le miraba con ¿enojo? y no le respondía.

-…

-Que tienes? –se atrevió a preguntar nuevamente.

-…mojada?...me dijiste que estaba… “mojada”. –recalcó.

-Si. Mírate. Tú vestido ya esta todo empapado.

Al instante Quatre se miró las ropas e incrédulo le sacó la lengua realmente enfadado, algo muy inusual en su persona.

-A donde vas? –le pregunto el mayor al verle caminar hacia la orilla.

-Eres tonto o estas de broma?

-Eh?

-De verdad crees que soy una niña?

-QueeeEEEÉ?!!!

-Entonces…si…lo pensabas. –Estaba en shock (igual que Trowa)

-Tú…tú no eres una niña?!!

-NO!!!




Notas finales:

 

  Espero no se hayan aburrido tanto, por lo pronto les adelanto que ya casi está terminado. Y si, es algo largo y de varios capitulos. Gomen por las faltas de horror-grafía y no duden en mandarme un coscorrón electrónico en todo caso.  

A ri ga tou por su time!!

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