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Vibraciones por AvengerWalker

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Notas del capitulo: Capi 1~ pronto el capi 2 XD
—    ¡No lo comprenden! Nunca lo van a comprender… la física es el futuro… la física es… es… es todo…


“¿Porqué no te casas con la física?”

Eso se hubiese preguntado Mü hace muchísimo tiempo.
Vale aclarar que Mü es un jovencito allí sentado en la primera fila de la sala de física cuántica de la Universidad de Física, Matemática y Astronomía.
El pelilila de ojos verdes y curiosos puntitos rojos en la frente nunca se habría imaginado que su futuro sería dedicado a la matemática, física, astronomía y astrología.

¿Quién lo hubiese pensado?

En el jardín lo único que pensaba era en pintar. En primario su filosofía no había cambiado mucho: amaba pintar. No obstante, ya comenzaba a gustarle un poquito más escribir. Escribía cuentos cortitos y algo extraños, pero cuentos al fin y al cabo y siempre quedaba satisfecho. Siempre había estado seguro de qué quería estudiar: astronomía. Le fascinaba todo lo relacionado con los planetas y las estrellas. Odiaba las matemáticas, eso lo tenía claro. No parecía querer tener ninguna clase de relación con aquella repugnante materia que lo único que le enseñaba era a como sacarse un buen “UNO” en la libreta.

Ya en el secundario comenzó a desarrollar más sus dibujos, y cuando estaba en el ciclo básico unificado se dio cuenta de que lo suyo era el arte. Le gustaba dibujar, cantar y escribir, pero valía decir que todo lo relacionado con “ESTUDIAR ARTE” se lo pasaba por… el culo.

Le parecía bastante aburrido tener que estudiar los conceptos y “puntillismo” y todas esas cosas raras. El solo quería pintar, dibujar, nada más. Descubrió que le fascinaba el arte griego, cosa que aprovechó para dibujar una que otra vez el Partenón de athenas.

¡Hombre! No le quedó igual pero sí bastante similar.

Dos años luego de decidirse por el arte se dio cuenta de que también le gustaba la filosofía. La matemática realmente comenzó a poderle, y se enamoró de la física cuántica mediante una película. Su amigo Milo aseguraba que esa película del demonio le había lavado el cerebro, pero el pelilila aseguraba que no había sido así.

Ya en la universidad, Mü se decidió por la física cuántica, una rama superior a la física común. También cursaba un grado de astrología ocultista, pues la básica era bastante estúpida y muy materialista, cosa que no le interesaba.

Una cuadra y media lejos de la universidad había un pub que cada sábado a la noche convocaba a una banda diferente para tocar.

El ariano había ido allí un par de veces con su amigo el peliazul, pero nada le había gustado.
Es más: habían salido corriendo de allí debido al estruendo y la mala calidad de sonido.

Sin embargo, se vió entre la espada y la pared cuando Milo le pidió ir: su novio tocaría con su banda. Mü sabía que tendría que decir que sí, pero le molestaba el no poder opinar en el momento adecuado. Escucharía la banda y querría dar su opinión, pero si no le gustaba Milo le iba a meter su crítica bien por ahí detrás, y no sería nada agradable.

El pelilila suspiró mientras jugaba con el lápiz entre sus dedos; a veces Milo le metía en cada una…

Cuando salió de la Universidad tuvo que caminar bastante hasta llegar a la casa donde vivía con sus padres. Tenía un pequeño trabajo en un café y no ganaba mucho, por lo cual tenía que agradecer que sus padres no le hayan echado aún y mejor: que la Universidad fuese gratis. Era algo que nunca se había imaginado, pero así era en aquel país (dejo el lugar a su imaginación).

Luego de cruzar la calle y quedar unas tres cuadras a punto de llegar pasó frente a una construcción. Pasar por lugares así siempre le daba vergüenza, pues los hombres que trabajaban allí siempre le tiraban piropos. Además tenía miedo de pasar lo más pancho y que un ladrillo lo deje knock out y lo termine por matar.

Como siempre recibió uno que otro halago y algunas frases colgadas, las cuales decidió ignorar. Recibió chiflidos e invitaciones incitantes.

Apuró el paso.


Cuando llegó a su casa saludó a su madre y le exigió de su cariño: siempre luego de una jornada de cansador estudio se tiraba en el sofá a que le acariciasen el cabello.
Y bien, era un chico bastante mamero y un poco estudioso. Su personalidad dulce, algo seria, tímida pero a la vez super linda le hacían una presa bastante apetecible y un ejemplo de persona.


Su madre le acarició el cabello hasta que el pelilila se durmió. A la mujer le encantaban las actitudes dulces del ariano, pero sabía que tenía que madurar y buscarse un novio que le mimara. Estaba bien al corriente de todos los pretendientes del muchacho, pero este no parecía querer fijarse en ninguno. El último era un rubio que terminó por acosarlo hasta en el café. Obvio que Mü le envió a freír patatas.




En otro lugar de la ciudad, a kilómetros de la vida de Mü, se encuentra un muchacho de vida completamente diferente. Si comparásemos a ambos este sería todo un diablo comparado con el menor. A sus 28 años era uno de los mejores músicos. Su habilidad para tocar la guitarra era increíble, nadie como el podía tocar tantas notas juntas y mover tan rápido los dedos.

La música que le apasionaba era el rock. El y algunos amigos habían formado una banda a temprana edad y ahora se encontraban escalando la cima del mundo. Claro que no habían perdido su humildad y aceptaron la invitación del pub musical para tocar allí. Después de todo habían nacido en esa ciudad y se habían inspirado en muchas bandas que allí se presentaron.

El rockero era de origen griego al igual que su hermano, quien se asentaba en la batería. Saga había alegado que a su hermano le venía bien el instrumento, pues era igual de ruidoso que el.

En esos momentos se encontraba sentado en una silla con la guitarra apoyada en su regazo. Los cabellos azules le caían como cascada por la espalda y algunos por los hombros. A veces se le dificultaba la vista gracias a aquel flequillín azul que se le venía encima cuando ladeaba la cabeza.

El peliazul se encontraba bastante pensativo a la par de que tocaba la guitarra. Tenía que sacar una nueva melodía allí, y se le estaba dificultando por tener la mente en otra parte.
Hacía poco había visto a un muchachito rubio que le había volado la cabeza. Su nombre parecía ser Misty, aunque todavía no lo sabía a ciencia exacta.
Tensó las cuerdas y pasando la mano las tocó todas juntas, produciendo un sonido extraño y para nada agradable.

El sábado ya tendría que tocar para el público. Faltaban solo dos días y todavía no se sabía la puñetera melodía. Había escuchado la canción cientas y millones de veces y hasta se sabía la letra, pero la inspiración para sacarla en la guitarra no provenía.
Era la primera vez que harían un cover, y se trataba de una canción de la conocida banda The Police… o de lo que fue de ellos.




—    Pero madre… el profesor no entiende que nos aburre, sus conceptos de la física son extremamente estúpidos. ¡Mira que decir que la física es lo mismo que la matemática! Está muy errado, no sé qué hace enseñando allí — protestaba cierto pelilila frente a la cena.


—    Bueno Mü. Piensa que no todos tenemos tu avanzada mente superior como para poder entender los misterios y milagros de la física cuántica — la mujer le dedicó una mirada cómplice al hombre del muchacho.


—    Sí… pero debería de saber distinguir entre una disciplina y la otra… En fin — terminó su último bocadillo y sonrió — Me voy a dormir má. Estoy muy cansado…


—    Claro cariño. Que descanses y no intentes pensar en muchas cosas antes de dormir.



El ariano asintió y desapareció tras el pasillo que daba a las puertas de las habitaciones.
Siempre su madre le decía lo mismo antes de dormir, y era porque el ariano no cesaba de pensar. Lo hacía en todos lados y a cada rato. Tenía graves problemas para dormir, pues su mente no dejaba de pensar en muchas cosas, y todo parecía concentrarse a la noche, cuando se preguntaba si tenía algo pendiente para mañana y hacía un itinerario de todo lo que tendría que hacer o estudiar.




—    Uff… será mejor que deje esto. Ya mañana me preocuparé por sacarlo bien.


Así era desde hacía bastante tiempo. Si no podía sacar algo lo dejaba para cuando tuviese ganas. Como Saga decía casi siempre: “es imposible hacer algo cuando no tienes ganas de hacerlo”. Eso sí, luego había que atenerse a las consecuencias.

Se recostó bajo las sábanas y los tres edredones que tenía y se puso a roncar como un tronco.
Hasta en sueños veía al extraño rubio que había visto caminar por la calle… ¿es que tenía una fijación con el?


Pronto lo descubriría.



- Sábado por la noche –



Mü se encontraba frente al espejo, enlistándose para lo que sería una salida súper pero súper… avergonzante. No sabría que decir cuando su amigo le presente a su pareja. ¿Qué decir? “Mucho gusto”, no, sería bastante falso, ¡recién le iba a conocer!
Suspiró sin saber porqué se detenía a pensar en aquellos detalles. Rezó con toda su alma para que la banda no sea muy conocida y el lugar no muy concurrido, pero ese día ocurrió todo lo contrario, por lo cual no pudo pasar desapercibido.
Otra de las razones por las cuales no pudo pasar inadvertido fue porque Milo iba vestido de la forma más llamativa posible… la cual no se describirá a continuación por censura.

—    Ah… no puedo creerlo… — Mü miraba impresionado el lugar —. Creo que me agarrará el miedo a los espacios grandes… ¿Cómo se llamaba?


—    No me acuerdo… Pero ¿qué importa?


El pub era bastante grande cabía decir, lo cual no le hacía exactamente un pub.
Parecía más bien un teatro por el tamaño, aunque estaba conformado por mesas, sillas, barra y un escenario. Y la comida, claro.
Al principio el pub no tenía sillas ni mesas, y era tipo un mini-concierto. No obstante se habían visto obligados a poner sillas y mesas para evitar el pogo y los gritos. Era un lugar donde convivía la música, pero dejaba en claro que no dejaba de ser civilizado.


—    ¿Cómo es tu novio? — preguntó Mü en el oído de su amigo mientras eran conducidos hasta una mesa delante de todo.


—    Es pelirrojo y tiene unos hermosos ojos celestes… es el cantante — añadió antes de que el ariano abriese su boca y preguntara de su función en la banda.


—    Gracias por haberme invitado — sonrió ampliamente.— Creo que no te lo dije antes.


—    Es verdad — se colocó el dedo índice en el labio de forma pensativa —. No importa, me gusta que hayas venido, no me gusta ir a lugares muy llenos solo.


Estuvieron charlando un rato más, hasta tuvieron oportunidades de hacerse bromas y observar a la gente que se encontraba allí. En determinado momento las luces se apagaron y Mü soltó un grito del susto, aunque se recompuso tiempo luego. Claro que el grito había sido bastante oído y había causado las risas entre los presentes (incluyendo al mismo dueño del grito).


—    Buenas noches, damas y caballeros — resonó una voz potente por micrófono.


Milo no pudo evitar chillar, pese a que Mü intentó taparle la boca con todas las posiciones de manos posibles. El que estaba hablando parecía ser su novio Camus, y Milo no ayudaba a tranquilizarse.


—    ¡Milo! Tranquilo que el recital ni ha empezado — ahogó una risa divertida.


Sin embargo no tuvieron que esperar mucho para que empezara. El ruido de una guitarra de fondo advirtió a los expectantes que el recital comenzaría pronto y que se prepararan. A pesar del aviso, cuando comenzó la música tomaron a todos por sorpresa.
Era un tipo de música bastante roquero, con toques heavy. La guitarra había enamorado desde un principio al ariano, aunque la voz del cantante se le hacía terriblemente sensual. Por el tono de voz empleado por susodicha persona, parecía ser una canción cuyo tema estaba basado en el amor.
Un sentimiento de envidia le agarró el pecho.
Miró a Milo y luego a Camus. El pelirrojo miraba fijamente al Escorpio, como si la canción fuese dedicada especial y solamente a el.
A la vez, el ariano se sentía observado.
Durante bastante rato estuvo mirando de reojo a los alrededores intentando descubrir el dueño de aquella mirada, pero no le encontró.


Por su parte, el guitarrista de la banda se sentía en el cielo. Por suerte tenía tanta habilidad que era capaz de observar a un hermoso jovencito a la vez de que sus dedos acariciaban con rapidez las cuerdas. Frente a el no podría haberse sentado mejor muchacho: uno de rasgos suaves y dulces, ojos verdes y un cabello de curioso color lila.
No pudo dejar de observarlo desde que comenzó el recital, y estuvo seguro de que se encontraba nervioso por como miraba de reojo.
Esta acción solo conseguía que el geminiano mirase aún más al joven, pues se veía extremamente tierno.


—    Ah… — suspiró Milo con ojos de enamorada — ¿Qué piensas, Mu?


—    ¿Eh?


—    Que ¿qué piensas de la banda?


—    Tocan bien… — susurró bastante lejano.


— ¿Qué te sucede? — preguntó Milo frunciendo el ceño al descubrir que el ariano no estaba enrealidad allí.


—    Estoy… estaba pensando en otra cosa, no te preocupes…


Decidió abandonar su tarea de buscar a la persona que le veía y se concentró en la banda.
El cantante no estaba nada mal, su melodía era buena y pegaba la lengua al piso de la boca, lo cual hacía que el sonido salga derecho y sin desentonaciones. Se fijó en el guitarrista y… ¡bingo!
Casi se cae de la silla cuando se fijó en que era él la persona que le miraba fijamente. Era ya todo un hombre, bastante desarrollado por lo que le sugería la pegada vestimenta. Tenía un sensual cabello con diferentes matices de azul y unos profundos ojos verdes que no dejaban de desnudarle con la mirada… ¡era una sensación tan extraña y a la vez tan placentera!
Los sentidos se le anularon, y por primera vez le gustó pensar que la suave melodía que comenzó a transmitir iba dedicada a él, solo a él y por una persona que le amaba y con quien estaba desde hacía bastante tiempo.
Rompió el contacto cuando se dio cuenta de lo que estaba pensando.
¿Cómo se le ocurría fantasear con cosas así? Ni siquiera le conocía y ya se imaginaba que era su pareja y que tocaba para el. Uff… qué cosas.


—    Mü, Saga te está mirando — anunció Milo riendo.


—    ¿Qué? ¿Quién?


—    Saga. El guitarrista de allí. Te está mirando y no despega la vista de ti. Se nota a leguas que le interesas — asintió Milo.


—    O-oye… — comenzó algo asustado el pelilila — Quiero irme…


—    ¡ Ni hablar! Tienes que terminar de escuchar a Camie — protestó —. Además ¡quién sabe! Puedes conseguir novio — dijo señalándo con la cabeza a Saga, movimiento que el guitarrista notó debido al poco interés de disimularlo del Escorpio.


Vale decir que cuando el pinzitas hizo tal movimiento el griego se puso alerta. Significaba que aquel bello joven y el bestia novio del cantante estaban hablando de él. ¿Para bien? Era muy poco probable. Era buena persona, pero lo rumores de que cada día se acostaba con una mujer nueva eran demasiado fuertes, así que solo le quedaba pensar que le estaba advirtiendo a su compañero.


Al principio se había asustado un poco cuando notó que el lemuriano hacía amagues de irse, pero agradeció a las constantes quejas de Milo, las cuales le mantuvieron en el lugar.

Cuando terminara de tocar, nadie le frenaría de bajar, pedirle el numero de telefono, dirección de casa, llevarlo a su departamento y desvirgarlo cuantas veces fueran necesarias.


El resto del “concierto” se prolongó a dos horas más, en las cuales Mu intentaba desviar su vista del guitarrista. Se sentía nervioso el saber que estaba siendo constantemente observado. Se sentía acorralado. No tenía oportunidad de ver a los demás miembros de la banda porque la mirada de aquel músico le bloqueaba la salida.


—    Voy al baño — anunció Mu a su compañero y se levantó en dirección a los sanitarios.


Allí se lavó el rostro con agua fría y se miró al espejo. Se veía totalmente sofocado; como un tomate. Estaba seguro de que aquella apariencia, lejos de ser sensual sería más bien inmadura y de un niño.
Suspiró y regresó en nueva cuenta al exterior, en donde Milo ya había comenzado a aplaudir y gritar cosas extrañas al cantante.

Unos minutos luego, la banda cerró con broche de oro con un cover de la canción Man in a Suitcase, de la banda The Police.


(Atención a las babas de Karin) Cuando Mü miró hacia arriba se encontró con el rostro de Saga a excasos milímetros de su rostro. La canción ya había concluído y el guitarrista se había inclinado frente a el para mirarle más de cerca. Mü no pudo evitar observar aquella piel bronceada… cubierta por aquella ropa de tela suave… seguro que era muy fácil de romper. Una traviesa idea cruzó la mente de Mü.

Se imaginó rompiendo toda la ropa del hombre. Se imaginó retorcerse en sus brazos mientras el mayor no dejaba de tomar su cuerpo una y otra vez.


—    ¡Mü! — dijo Milo con voz bien alta para que los aplausos no tapen.— Te presento a Saga Gemini. A que es buen músico, ¿ne?


—    E-esto… h-hola… — El ariano no sabía ni donde esconderse. Cuando llegara tendría que matar a Milo por llevarle a un lugar así y más por presentarle a semejante semental.


—    Eres hermoso, Mü. No pude dejar de contemplarte ahí, arriba del escenario — admitió mordiéndose el labio inferior.


Otro gesto sexy. ¿Es que acaso aquel hombre se estaba empecinando en conquistarlo?
Esperen, ¿conquistarlo? ¡Ni siquiera le conocía!
… Y ya estaba fantaseando con cosas que eran mejor no admitir.
Notas finales:

espero que les haya gustado :3

cya!

Aw


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