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¡No lo acepto! por AvengerWalker

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Saint Seiya y todos sus personajes le pertenecen a Masami Kurumada, no le conviene dejarlos en mis manos.

Notas del capitulo: :D disfruten el primer capi XD
- ¿Qué…? Es verdad lo que me estás diciendo…? Estás acabando conmigo?... – preguntó una bella mujer de pronunciadas curvas y delantera impactante. Se encontraba sentada en su chalé con su actual pareja… ¿o ex? El fotógrafo Saga Gemini -. No me estás dando oportunidad de opinar… me estás negando, no me dejas opinar… ¡estás anulándome! ¿Porqué quieres terminar…? ¿Qué he hecho mal?... –preguntó al borde de las lágrimas.

- No eres tú… soy yo – Genial, una frase cursi que había evitado decir pero que resumía en pocas palabras el problema por el que estaba pasando- Tú no tienes nada malo… si no que yo… ya me aburrí – admitió mirándole sinceramente y claro, sin ningún tacto- Lo siento. –se levantó sin más y se alejó pasando al lado de los innumerables objetos de valor de aquel lujoso lugar.

Luego de salir se alisó el cabello sin aligerar la marcha. Siempre que se ponía nervioso se alisaba o retorcía los rizos y ahora más que nunca que había terminado con su pareja, una famosa modelo. ¿Porqué lo había hecho? Sencillo: la relación estaba yendo tan pero tan aburrida que ya había comenzado a buscar problemas en ella para entretenerse. La amistad era para él lo más importante, pero su novia era bastante celosa y siempre preguntaba a dónde iba y con quién… ¿acaso no sabía que él era heterosexual? Caminó hasta su no muy lujoso auto negro e ingresó con lentitud. Estaba estacionado en el cordón, por lo cual apoyó la cabeza en el volante y se dio un tiempo para pensar.

…l era un fotógrafo muy importante, reconocido mundialmente y muy respetado. Amó la fotografía desde que la vió, desde que supo de ella y desde que obtuvo su primera cámara digital. Muchos momentos importantes de la vida eran tan hermosos que uno quería plasmarlos aunque nunca se vayan de la memoria. Esa era su tarea: plasmar hermosas sensaciones, aunque también era contratado para fotografiar modelos. Sabía a ciencia cierta que las fotos que sacaba nunca podrían reflejar ni la mitad de lo que se vivía, pero al menos era una representación gráfica y artística.

Suspiró y rebuscó entre el abrigo sus llaves. Luego de obtenerlas se dirigió a su departamento, olvidando por unos minutos que la noche ya estaba cayendo en picadillo.

Estacionó el auto y se largó a su habitación: quería dormir al menos unas cuantas horas, pues al día siguiente tenía mucho que fotografiar.

Se desnudó completamente, acomodando su traje siempre alisado en la silla.

Se recostó delicadamente aunque no se durmió de inmediato; se dedicó a mirar el techo, aún pensativo.
Sabía que debía aligerar su mente de pensamientos para poder dormir con más tranquilidad, pero simplemente no podía. ¿Habría hecho bien en dejar a su novia? Pese a que ya la relación se había vuelto repetitiva, ella le amaba y le había dado mucho cariño…

Negó con la cabeza y suspiró con pesadez; lo mejor sería dormir y ya mañana decidir acerca del nuevo rumbo que había tomado su vida…

+/+/+

No tuvo muchas ganas de levantarse pero aún así era necesario para ir a trabajar. …l y su hermano Kanon tenían una empresa de modelos (más de parte de su hermano) en la cual él se encargaba de fotografiar y vender esas fotos a revistas prestigiosas. Realmente amaba su trabajo, pensó mientras se peinaba en el espejo aunque peinar esos cabellos era prácticamente imposible. Fotografiando se divertía además de que era lo que más le gustaba hacer… Le pagaban para hacer lo que más quería, por lo cual sencillamente amaba su trabajo y le gustaba ir… pese a tener que levantarse temprano.

Ese día –recordó- era su cumpleaños, que gracias a dios caía viernes ese año.

Sus labios formaron una extensa curva, lo cual podría describirse claramente como una sonrisa. A la noche saldría con sus amigos a festejar y no volvería hasta que sean al menos las cuatro de la mañana. Quizás allí podría conseguirse una buena muchacha y olvidar sus problemas y amores rotos, o al menos entretenerse por un buen rato.

Partió temprano hasta la empresa, pues Kanon parecía ser un poco más responsable que él (interesado, solo le interesaba el dinero) y siempre llegaba más temprano.

Dejó el auto en el estacionamiento y se bajó con su porte elegante y sus lentes oscuros para el sol. Cerró la puerta con gran fuerza y para finalizar le colocó la alarma con su control.

Algunas mujeres detuvieron sus autos para mirarle y felicitarle, pero el las ignoró y solo susurró un débil “gracias” : era parte de su personalidad seductora.

Caminó parsimoniosa y elegantemente como quien no quiere la cosa hacia el edificio, el cual se alzaba frente a el, y sonrió: lo que le esperaba allí adentro casi se olía en el aire. Apenas puso un pie sobre el piso encerado le cayeron miles de papelitos de colores y sintió algunos confetis en su cabello.

- ¡Feliz cumpleaños, gemelo! – se rió Kanon y se le lanzó prácticamente encima.

Por poco le ahoga con un abrazo, abrazo que Saga le devolvió con cariño y ternura.

- Feliz cumpleaños, Kanon. Qué bueno que te acuerdes de que yo cumplo primero por ser mayor – Kanon hizo una mueca: Saga verdaderamente sabía cómo molestarle.

Saori, la secretaria de ambos, se encontraba sentada recibiendo cientas de llamadas de gente que le enviaban las felicitaciones a ambos gemelos.

- Saga, tengo una buena noticia para ti. Una nueva modelo llegó de Italia y quieren que le saques muchas fotos para venderlas a Vogue, una de las más famosas revistas de Francia.

Saga entornó los ojos: quizás si Kanon supiese algunas cosas no diría eso.

- Claro que no, Kanon… Ya no quiero tener nada que ver con modelos – hizo mayor énfasis en la palabra “modelos”, la cual hizo reaccionar a Kanon.

- Pero Saga… tu novia es modelo y…

- Ayer terminé con ella – cortó a la vez que sostenía un pastel que un compañero le tendía por sus cumpleaños.

Caminó con esta hacia su oficina seguido de Kanon, quien no comprendía nada. Le llenó de preguntas todo el trayecto a su lugar de trabajo y hasta le acosó en el escritorio (es más, desordenó todo).

- No vas a decirme qué pasó, ¿verdad? – adivinó Kanon haciendo un gracioso puchero con sus labios.

- Saga le ignoró, acomodando algunos papeles que Kanon había desacomodado de tantos manotazos que dio contra el escritorio.

- Me aburrí… sé que tuve poco tacto con ella… pero me aburrió la relación… todo se volvió muy predecible y monótono, y esas cosas me aburren.

Kanon asintió, comprensivo. Debía ser algo del signo, pues el también se aburría con una relación de aquellas características… Por suerte tenía a su bicho.

- Pero bueno, Sagi – le alentó- hoy saldremos a festejar que cumplimos veinticuatro añitos y conocerás a chicas muy bonitas… grawr – susurró seductoramente cerca de su oído mientras pensaba en una dama de grandes pechos y redondo y firme trasero- o un muchachito… - dijo luego imaginándose a un joven delgado, de rosados labios y grandes ojos brillantes.

Saga por su parte hizo una mueca de desagrado; no comprendía cómo su hermano podía sentirse atraído hacia un hombre.

- Si llego a querer enroscarme con alguien hoy será con una mujer… no con otro hombre como sueles hacer tú, Kanon.

- Touché… -exclamó el menor llevándose las manos al corazón en un teatral gesto dramático.

La tarde pasó muy rápido entre documentos que ordenar, flashes, tortas y confetis. Sabía que si seguía comiendo así engordaría, pese a que iba todos los fines de semana al gimnasio. Pronto se olvidó de esa idea, pues no se cuidaría en ese día tan especial.

¡Era su cumpleaños y tenía que pasarla bien!

Regresó ya entradas en las horas cinco a su hogar y estacionó el auto fuera, pues luego lo usaría para salir de juerga toda la noche. La tarde pasó hasta que se hicieron las 9 de la noche. El tiempo en su departamento lo aprovechó para mirar la televisión, bañarse, relajarse y hacer sus cosas.

Cuando salió al exterior se sorprendió al ver que había anochecido muy temprano, aunque debía ser por el clima (y le pareció mucho mejor).

Al dí siguiente no tendría que ir a trabajar por lo cual podría quedarse en el boliche hasta la hora que quisiera. Se acercó a su auto y su sorpresa fue aún mayor al ver un chico apoyado contra éste, sentado y con la mirada perdida.

Tenía los cabellos largos y lilas, atados en una baja coleta. Sus ojos verdes esmeralda era hermosos a epsar de tener unos destellos de melancolía en esos irises. No tenía cejas, tenía dos puntitos rojos en su lugar y su boca reflejaba algo de desconsuelo.

A pesar de ello, Saga no pudo evitar sacarle de ahí; el segundo gran amor de su vida era su auto.

- Quítate – ordenó con voz fría y seria, a lo que el muchacho reaccionó y se apartó.

Le quitó la alarma y se subió, no sin antes dirigirle una mirada de advertencia al joven, que le miró ligeramente sonrojado y con una mirada seductora,

Mientras Saga manejaba a toda velocidad, Mu se mordía el labio inferior. Aquel hombre sí que era muy… sexy. Movió la cabeza negativamente; se suponía que acababa de terminar una relación con su novio, en la cual la había pasado visiblemente mal, por lo cual no debería abalanzarse sobre otra persona.

Al llevarse el hombre el auto, Mu no tuvo más que apoyarse contra la pared. Abrazó sobre protectoramente su mochila, en donde llevaba varias de sus pertenencias. Apoyando la cabeza en este objeto se fue quedando dormido poco a poco.
Notas finales: sufraaaaaaan~

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