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¡No lo acepto! por AvengerWalker

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Notas del capitulo: la conti!
- Ja, ja, ja, ja, y, ¿lo echaste? Pero ¡qué mala persona eres! Por cómo lo describiste parece ser un muchacho hermoso… yo que tú le hubiese invitado a casa y que duerma. A lo mejor no tiene casa o le echaron… ¿no pensaste en eso? –decía riendo Kanon mientras caminaba junto con su hermano hacia la barra, en donde estaban sentados Camus, Milo, Aioria y Aioros.

- No me importa que le hayan echado o no, a mi me importa mi auto y no quiero que nadie me lo raye – dijo indiferente y saludó con un choque de manos a sus amigos.

- Feliz cumpleaños, Kanon – saludó Milo a Saga y le plantó un sonoro beso en la mejilla.

- ¡Hey! – exclamó en forma de protesta Kanon. Odiaba que le confundan con su hermano, sobre todo cuando la diferencia era más que obvia; Saga siempre vestía formal sexy y Kanon informal sexy.

El gemelo menor tomó el brazo de Milo y le atrajo a su cuerpo, robándole un beso.

- Tonto, a ver qué haces con eso – le retó Kanon.

- Eso se verá – contestó a su vez Milo agarrándole de la nuca y besándole con desesperación.

“Son un asco”, pensó Saga mirándoles detenidamente. Pero si era así, ¿porqué les seguía mirando tan fijamente?

- ¿Cómo se sentiría querer a un hombre? – se preguntó Saga, aunque el sentimiento de asco no se le borraba de la mente y la boca.

Se sentó al lado de Camus, Aioria y Aioros y pidió un trago lo suficientemente fuerte como para reaccionar.

- Te veo malhumorado hoy – opinó Camus mirándole de reojo con media sonrisa.

- Un niñato se apoyó contra mi coche… pero ya no importa, quiero sacar a una muchacha a bailar – se giró en la silla y comenzó a mirar a una rubia que estaba del otro lado-. Vaya… esa está bastante buena… - le guiñó un ojo cuando la joven le miró. – Enseguida regreso… -susurró abandonando su bebida y despidiéndose del trío, el cual comenzó a reír al ver al geminiano tan enfrascado con la muchacha.

Ambos se acercaron como atraídos por un imán. Saga apoyó una mano sobre las delicadas caderas de la mujer y las acarició. Mientras, ella apoyó sus manos sobre la camisa del griego; acarició la piel bronceada de su mejilla y le sacó a bailar.

Un movimiento de reggaeton comenzó a oírse en el lugar por lo cual la joven le dio la espalda y comenzó a menearle contra su cuerpo, insinuándose con los movimientos del trasero. Saga siguió su baile, tomándole de las caderas y moviendo la pelvis hacia delante, meneándose al igual que ella y contoneándose hacia abajo.

Camus y Aioria miraban partidos de la risa el panorama al igual que maravillados: cuando Saga quería podía bailar muy bien.

El ritmo cambió inmediatamente a uno de salsa, el cual aprovechó la muchacha para mostrar sus cualidades, y es que el vestido que llevaba le llegaba un poco más que arriba de las rodillas.

Saga le agarró con más fuerza de las caderas y, sin soltarla, comenzaron a avanzar hacia atrás y hacia delante, chocando a veces con otra gente que intentaba seguir el ritmo de la música. Cuando la canción terminó Saga hundió su boca en los de la muchacha en un beso demandante, acariciando con fuerza sus piernas.

Recordó que estaba en el boliche por lo cual la soltó.

Había tenido ganas de llevarla al baño para tener sexo con ella rudamente, pues esta parecía tener la misma idea por la cabeza, pero les descubrirían.

Aún así, estuvieron manoseándose durante largo rato, mientras ambas bocas compartían sabores y ambas lenguas jugaban ansiosas.

Realmente Saga se la estaba pasando muy bien. No comprendía cómo había sido capaz de pasar tanto tiempo al lado de su novia perdiendo el tiempo cuando podía estar divirtiéndose con cualquier mujer

Las horas pasaron volando allí, en los cuales la música electrónica y bailable no dejó de oírse ni tampoco de bailarse.

Milo y Kanon estuvieron siempre muy juntos y bailando de la misma manera, apegando trasero con trasero y meneándose. Finalmente se hicieron las cuatro y el boliche dio el anuncio de que cerraría sus puertas, por lo cual la gente comenzó a salir con la cara larga.

No obstante, Saga y la muchacha se despidieron con ardientes caricias.

- ¿Cómo se llama la muchacha aquella? – preguntó Aioros con una sonrisa cuando Saga se acercó al grupo.

- Ammm… Flare, creo – Saga sonrió con el rostro iluminado – Verdaderamente no importa: la pasé bien. Créanme que muy muy bien… esa chica es un fogón… muy ardiente, y baila bastante bien. Tengo unas ganas de llevármela a la cama… ah – les miró y se rió exageradamente- Fue broma muchachos, la verdad es que la pasé muy bien hoy. ¿Cómo la pasaste tú, hermanito?

- Muy bien, Milo me enseñó unos movimientos de baile, así que mucho no puedo quejarme – le guiñó un ojo a su bichito- ahora iré a su departamento a… bueno, hacerle compañía.

Camus, Aioria y Aioros soltaron un “uuuuuuuuhhh” acosador y divertido, aunque Saga no le veía la mínima gracia al hecho de que su hermano se junte con alguien del mismo sexo. Seguía pareciéndole extraño pero igual respetaba a su hermano: ya tenía 24 años y estaba grande y vacunado.

Se despidió del grupo con una sonrisa y golpe con las manos y se metió en el auto. Pese a que había bebido mucho sólo estaba un poco mareado… sólo un poco.

Introdujo la llave y arrancó velozmente hacia su departamento. Dejó el auto fuera y bien protegido, aunque apenas salió al exterior casi se tropieza de frente con el suelo.

Fijó la mirada a pesar de la oscuridad para encontrar al culpable y notó al mismo joven de antes dormido contra la pared.

Suspiró: aquello no podía seguir así. ¿Hasta cuando seguiría el muchacho ahí? Además sentía un poco de pena ver a un muchacho tan joven (y además bonito, aunque le costó admitir que lo era) solo en la oscuridad y sin casa.

Le despertó con pequeñas pataditas en su brazo, causando que el menor se moviese.

- Mmmh… ¿Shura…? – abrió los ojos y se encontró con el ceño fruncido del peliazul de antes – ehhh… -sus ojos brillaron repentinamente. Tener cerca a tan bello adonis le estaba gustando.

- Ven, niño – le tomó del brazo con fuerza.- Pasa a mi departamento, no soporto verte con tanto frío – le arrastró prácticamente frente a su puerta, la cual abrió luego de introducir la llave y patearla.

- Ehn… esto… gracias…

- Siéntate, te haré un té – murmuró Saga con algo de malhumor.

Se alejó a la cocina en donde comenzó a buscar la tetera, aguas y sobres con té.

Mientras Saga estaba con su búsqueda Mu se dedicaba a mirar el lugar. Era pequeño y humilde; tenía un televisor, un pequeño sofá, baño, habitación de dormir, etc.

Saga pronto regresó con el té, el cual Mu agradeció y se tomó inmediatamente.

- Lo… siento… yo… escapé de casa – admitió finalmente.

El griego asintió; había esperado una respuesta así. Verdaderamente ya se lo imaginaba.

- Me llamo Saga, Saga Gemini – murmuró sin tenderle la mano.

- ¿Gemini? ¿El fotógrafo? – Saga asintió y Mu entornó los ojos- mucho… mucho gusto… yo soy Mu.

- Un gusto… dime, si no tienes casa ¿dónde piensas quedarte? – preguntó Saga acorralándole.

El menor se quedó callado unos segundos, pues no sabía como responder a su pregunta.

- Dejaré que te quedes si me dices dos cosas…- con esto atrajo la atención del ariano- 1. ¿Qué edad tienes? Y segundo prométeme que no vas a intentar nada malo o sexópata.

- Pero… ¡porfavor!.... no haría una cosa así… tengo 16 años y.. bueno… estaba estudiando fotografía –bajó el rostro.

- Ya veo… - le señaló el sofá- dormirás allí –sintió que el menor le miraba intensamente - ¿Qué…? –por poco se muere al ver la mirada de osadía que le dirigía el adolescente.- ¿¡Qué?! –suspiró y se pasó una mano por el cabello.


Mu solo se rió ligeramente: estaba comenzando a pensar que los días allí serían muy divertidos… sobretodo si tenía que convivir con aquel sexy peliazul que de tan solo imaginárselo desnudo se moría de las ganas. Y es que a el le gustaban los hombres desde siempre, a pesar de que había intentado salir con mujeres, se dio cuenta de que no le agradaba y que prefería la compañía de un hombre… anteriormente solía salir con un joven de nombre Shura, aunque…

- Ah, y aquí te traje sábanas – interrumpió Saga, quien se había ido a la habitación a buscar dicho objeto para entregárselos.

- Muchas gracias señor… admiro lo que está haciendo por mí… en verdad no quería regresar a casa y… - Saga asintió.

- No te preocupes, yo también quise huir de casa muchas veces. En fin… que descanses, y si necesitas algo mañana ya me lo dirás… me muero de sueño –se despidió con la mano y se encerró en la habitación, extrañado por su cambio de actitud con el muchacho.

- Je… por supuesto que necesito algo… -susurró antes de caer en los brazos de Hypnos.


Los días fueron pasando lentamente en aquel apartamento. Saga ya se había acostumbrado por completo a la compañía de Mu, pese a que verdaderamente no esperaba adaptarse a el. El muchacho era estudioso, sencillo y algo callado, y sabía cocinar. Siempre que llegaba del trabajo encontraba la merienda servida, pues el trabajaba hasta tarde. Cada vez que Saga necesitaba ayuda para algo el ariano aparecía como un heroe salido de las historietas a ayudarle, y siempre se ofrecía para todo… para todo. A veces a Saga le daba la impresión de que se le insinuaba con aquellas vestimentas, pero no estaba del todo seguro. Y es que el menor siempre se vestía con ropa algo apretada y reveladora mientras que al otro día se aparecía vestido de forma tan tierna que daban ganas de ahogarle en un abrazo. Usara la ropa que usase siempre daban ganas de tocarle… y comenzó a asustarse por sus sentimientos.

Por lo general encontraba a Mu durmiendo, ya que se acostaba tarde de tanto que estudiaba y se levantaba muy temprano para ir a la preparatoria. Muchas veces Saga hizo el esfuerzo de hacerle el desayuno, aunque terminaba quemándolo todo. Al menos se ganaba las risas y sonrisas del menor, quien terminaba por arreglar todo.

Los viernes, sábados y domingos Saga y Mu salían a los boliches con sus respectivos amigos, y regresaban aproximadamente a la misma hora, ya que a Saga no le gustaba que Mu llegase muy de noche.

Hubo un sábado a la noche en el cual Mu no tuvo ganas de salir. A pesar de ello Saga le dijo que él sí lo haría, que le perdonara y que descanse, pues esperaba llegar tarde.

A pesar de haberlo dicho no se divirtió mucho, pues el hecho de pensar que quizás a Mu le ocurría algo le preocupaba un poco… y no era que Mu le gustase, simplemente se habían hecho buenos amigos y quería saber qué rondaba en la cabeza del menor. ¿Quizás quería irse? No lo sabía… pero esperaba que no, porque estaba acostumbrado a verle y a su ayuda.

Cuando regreso de la juerga no pudo evitar sentirse culpable por haberle dejado solo. ¿Y si algo le ocurría? ¿Y si entraban a robar? El solo hecho de imaginarse a Mu durmiendo y alguien apuntándole con un arma en la cabeza le provocaba escalofríos.

Ingresó a su habitación dispuesto a quitarse la ropa cuando sintió que la puerta se cerraba tras el.

Mu yacía frente a el y no dejaba de mirarle con hambruna. Se puso nervioso al notar que llevaba puestos unos pequeños shorts y una blusa, pero se puso más nervioso aún cuando el joven acercó su rostro al de el y le susurró con voz queda:

- Te amo… me gustas mucho Saga… -dijo antes de devorar sus labios.

El griego tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para no perder el equilibrio. Prácticamente el menor se le había arrojado encima y por ello casi caía hacia atrás… hacia la cama. Separó violentamente al pelilila de su cuerpo y le miró en modo de protesta:

- Pero ¿¡qué rayos sucede contigo!? –exclamó entre asustado y nervioso.

- Te amo, Saga – repitió Mu nuevamente – Desde el primer momento en que te ví mi corazón latió con fuerza… pese a que fue para echarme me gustaste… y… y luego comenzaste a tratarme muy bien, me dejaste quedarme… y te agradezco eso pero ¡ya no puedo más! Te amo Saga… me enamoré profundamente de ti… -se acercó para besarlo en nueva cuenta pero el mayor le rechazó- Saga…

- Mira… Mu… yo… -¿cómo decirlo? Ni siquiera sabía como expresarse con claridad en aquel momento. Parecía haber olvidado como hablar. – No… no estoy seguro de que me gusten los hombres… ¿comprendes?... No… - pero Mu atrajo su rostro y le miró fijamente.

- Deja… déjame probártelo… déjame demostrarte que quizás si te gustan y… -el otro dudó- por favor… ha…haz el amor conmigo – pidió sorprendiendo al mayor- por favor… quizás… quizás así yo te guste y… si nunca lo has probado ¿cómo sabes que no te gusta? –comenzó a deslizar lentamente los dedos por los botones de su camisa- Saga… hazme el amor… déjame probarte que puede gustarte…

Saga solo suspiró. Se dejó caer hacia atrás gracias a los movimientos seductores del menor por su cuerpo y dejó que le quitase la ropa. Con gran seducción y cuidado Mu comenzó a deshacerse de su camisa, la cual finalmente acabó en el suelo. Le siguieron sus jeans súper apretados y su ropa interior. Lo primero sería darle placer para relajarlo, y luego enseñarle su cuerpo para que recuerde que NO ESTABA CON UNA MUJER.

Tomó su miembro con delicadeza y lo acarició. Pese a haberlo hecho muchas veces con su ex pareja seguía poniéndose nervioso cuando tenía que practicarle sexo oral a alguien. Esto no fue impedimento para el muchacho, que sin más apuros introdujo aquel trozo dentro de su boca. Pensó que quizás aquella rápida acción asustaría al mayor y le haga pensar que estaba mal, pero al oír sus gemidos se retractó. Movió su lengua varias veces contra aquel caliente y ahora ligeramente húmedo órgano. Acarició sus testículos suavemente, provocándole más espasmos de placer, pero sin abandonar su tarea de masturbar aquel ahora erecto miembro.

Impidió que el mayor logre eyacular, pues eso significaría arruinar la velada que tenía preparada… muy bien preparada, para el otro.

Tomó las manos de Saga y con estas comenzó a quitarse la blusa. Con las mismas manos comenzó a acariciarse los pezones mientras miraba las reacciones del mayor. Este estaba totalmente sonrojado, pero en su rostro se veía una vívida excitación y unos brillos algo… ¿lascivos? Comenzó a quitarse los shorts ahora, agradeciendo su costumbre de no dormir con ropa interior.

Su miembro ya estaba más que erecto, por lo cual Saga llegó hasta asustarse un poco.

El menor supo que sería demasiado para el brindarle… sexo oral, por lo cual el mismo comenzó a masturbarse un poco. Abandonó la tarea para tomar nuevamente las bronceadas y grandes manos de Saga. Apoyó estas sobre su pecho y fue bajando hasta su abdomen, para finalmente llegar hasta su miembro. El mayor miraba con curiosidad cada una de las reacciones del menor mientras que éste hacía lo mismo con el.

- S-Saagaaa… -gimió encantadoramente el menor mientras se masturbaba con sus manos. El mayor se sintió más excitado si cabía.

Notando el estado por el que estaba pasando el peliazul, Mu se levantó un poco y se recostó sobre el.

- Saga… quiero que… me hagas… tuyo.. –pidió en un ligero susurro. Sin esperar ninguna acción del otro elevó un poco las caderas y se sentó violentamente sobre su miembro, logrando obtener un gran y sonoro gemido ronco del mayor.

Como acción de inercia el griego apoyó sus manos en la cintura para ayudarle con los movimientos, aunque el menor no parecía necesitar mucha ayuda. Se movía rápidamente sobre el miembro del otro, cayendo sobre este con fuerza.

- Ahhhh…!! –gimió el mayor al sentir las estrechas paredes de Mu envolverse de repente en su hombría.

Era verdaderamente estrecho, y aquello ya le estaba gustando, aunque no estaba muy seguro… sus movimientos comenzaron a hacerse débiles, la inseguridad le estaba matando.

En un momento dado, cuando Mu sintió el miembro del otro temblar dentro de su cuerpo, le acercó por la nuca y besó sus labios tiernamente, ahogando un gemido al sentir el líquido salir disparado dentro de el.

Saga cayó contra las sábanas y Mu sobre el, ambos respirando agitadamente.

Lamentablemente el ariano había descubierto la inseguridad con la que se había comportado el peliazul, y aquello le había dolido en el alma… ¿no le había obligado, verdad? Pero entonces… ¿porqué se sentía tan vacío? No tendría que haberle insistido en aquello de que le haga el amor… de seguro la relación entre ambos ya no sería la misma.

- Perdóname, Saga… -susurró Mu levantándose de su pecho rápidamente.

El mayor quiso imitar acción pero una oleada de cansancio le invadió. Solo pudo oír la puerta de su habitación cerrarse y tiempo después la de la calle…
Notas finales: 8D!

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