¿Por qué tenía que haber entrado a Gryffindor? ¡¿Qué error había hecho en su vida pasada para merecer semejante castigo?! Porque, solo así podías llamar a James Sirius Potter, un castigo. Un terrible e insoportable castigo. Desde que el sombrero seleccionador le había puesto en aquella casa, el maldito de Potter se había encargado de hacerle sufrir todos y cada uno de sus momentos allí. ¡Era insoportable! Ya tenía miedo de ir a la escuela. ¡…l! Un Malfoy tenia miedo, lo peor un Malfoy que iba a Gryffindor tenia miedo.
Miraba el día pasar por la ventana, su ultimo día de vacaciones antes de empezar su cuarto año. Su padre entro a su cuarto.
- ¿Tengo que ir?- pregunto con cara de cachorro Scorpius. Pero antes de que su padre le dijera nada.
- Si ya se que tengo que hacerlo, pero es que…-
- ¿Tan terrible es Scorp?-Le pregunto Draco ya preocupado, desde que el año pasado se encontró a su hijo llorando en el anden, no le parecía nada tonto el actuar de su pequeño.
Scorpius suspiro pensando en si era tan terrible. Eran bromas, terribles bromas. Bromas que le mandaron centenares de veces a la enfermería, pero bromas al fin al cabo.
- No se, papá, no se-
Draco le abrazo- tienes que ser fuerte hijo- Pero hasta que punto el se creía sus propias palabras.
- Lo se, pero estoy tan cansado- Scorpius ya no sabía que hacer, lo había hecho todo; desde ignorarlo esperando a que se cansada, desafiarle, hablar con profesores ¡Todo! Pero ya no podía, ni tenia fuerzas para seguir. Estaba seguro que si veía a James Sirius Potter una vez más se desmayaba.
No entendía, por que se seguía metiendo con él. Le quito toda posibilidad de tener un amigo, un compañero siquiera, ni hablar de una novia. Potter había alejado a cualquier persona que osara acercarse a él.
Cuando entro al equipo de Quidditch, después de meses de entrenamiento. Había logrado el puesto de guardián. Y James lo mando a la enfermería con todos los huesos roto en el primer entrenamiento. ‘Un error de cálculo’ había dicho el moreno, y la enfermera callo rendida a sus pies. ¡Un error que cometió cinco veces seguidas! Pero nadie decía nada todo el mundo amaba a James Potter. …l solo era un muy buen guardián que de poco servia con un buscador estrella. Finalmente Scorp dejo el equipo.
Aunque solo seria un año, un simple año, soporto otros tres porque no aguantar uno más. Al fin y al cabo era un Gryffindor, ¿no? ¡Tenia que ser valiente!
Cuando Scorp se durmió finalmente Draco se fue al living, su casa no era tan amplia como Malfoy Manor pero si muy cómoda. Miro a su esposa. Su hermosa Astoria sentada en un sofá leyendo un libro de tapas verdes.
- Tengo que hablar con Potter- Dijo decidido.
- Pero cariño son niños, saben lo duros que son- dijo sin bajar la vista de su libro. Sabía que Scorpius estaba mal pero no pensaba que era tan grave como su esposo
- tú fuiste uno de ellos, te olvidas- le recordó ella, que estaba preocupado por la posición social. Draco estaba en campaña para ser Fiscal del distrito y le convenía tener a Potter de su lado. Lo de Scorp se solucionaría.
- ¡Cariño! Esta mal- le grito molesto, su campaña no valía que su hijo sufriera
- Dos años de psicólogo y sigue mal- Al principio pensó que Scorpius le costaba encajar en la escuela. Que la culpa era que estuviera en Gryffindor, y no en Slytherin como sus padres. Pero con el tiempo comenzó a temer que hubiera algo más.- Te parece ¿Qué es solucionara solo?- le pregunto con sarcasmo. A veces pensaba que su mujer solo podía ver el dinero.
- Pero tu carrera, todo por lo que luchaste- Astoria era algo materialista, pero también sabía el sacrificio de Draco. Además que Scorp no permitiría que su padre arriesgara su puesto. Ella los conocía mucho más de los que ambos rubios pensaban. Sabía que los dos eran demasiado orgullosos y tozudos. Y ninguno de los dos dejan que otro sufriera por ellos.
- ¡No me interesa! mi hijo es más importante, y si Potter no ve el valor que tengo es su problema- estaba decidido- mañana mismo hablare con él-
Astoria miro preocupada a su espeso pero decidió no discutirle. Sabía que sería en vano.
Draco, Astoria y Scorpius estaba en la plataforma 9 y ¾ . Scorpius no miraba nada más que su equipaje nadie se acerco a burlarse de él porque aun estaban sus padres. Pero solo era cuestión de subirse en el tren.
En eso llegaron lo Potter y los Weasley que venían todos los años juntos. Ni bien Draco los diviso, se alejo de su familia, aun cuando Scorpius y Astoria trataron de detenerle. Pero cuando algo se le metía en la cabeza era difícil de sacárselo.
- Miren quien se acerca- le susurro Ron a su esposa. Todos allí rieron. Pero poco le importo al rubio.
- Buenos días, Weasley, Potter- Miro a Harry- Puedo hablar un minuto contigo a solas?-
Harry miro a su familia. No tenia ganas de hablar de trabajo quería estar con su familia. Pero sabía que Malfoy no se iría fácilmente. Habían trabajado demasiados años. Malfoy era abogado y trabajaba con el fiscal. Era un de los más sanguinarios empleados de allí. Ahora peleaba por el cargo titular ante la jubilación de su jefe.
- Tiene que ser ahora, porque si es sobre el trabajo, ya acepte tener una entrevista contigo- dijo desganado.
- No es sobre el trabajo y tiene que ser ahora- insistió.
- De acuerdo- acepto el moreno de mala gana, y ambos se alejaron. Esperaba hacerlo corto.
En un lugar más apartado.
- ¿Qué pasa Malfoy?- pregunto hastiado Potter.
- Es sobre tu hijo- Draco sabía que iba a decir, aunque era difícil explicarle a un padre que su hijo es un patán.
- ¿Perdón? Que tienes que decirme sobre mi hijo – Harry amaba a sus hijos, y no aceptaba que nadie dijera nada malo de ellos. Por más que la verdad estuviera ante sus ojos.
- Quiero que tu hijo James deje de torturar a mi hijo- Le miro serio.
- Malfoy creo que estas exagerando- Torturando, como si él no lo hubiera molestado de chicos. Draco si que había sido una patada durante su infancia. Ahora se quejaba porque James le jugaba un par de bromas a su hijo.
- ¿Tienes idea de lo que tu hijo le esta haciendo a Scorpius?- le pregunto mientra su ira iba creyendo.
- Vamos solo le gasta unas bromas, tu también lo hiciste- Quitándole importancia.
- Mi hijo de 14 años toma calmantes, por el estrés, casi no viene al colegio ¡porque no soporta esas ‘bromas’ de tu hijo!-
- Si tu hijo es algo débil no es culpa de James- Trato de defenderlo. Pero también James se tenía que meter con un niño débil. Tal vez debería de hablar sobre eso.
- ¡Mi hijo no es débil!- le grito a Potter si importarle que era el jefe de Aurors-Dime Potter que harías si Albus vuelve llorando del colegio –
- Malfoy…- eso no lo sabía. El nunca hubiera aceptado que sus hijos sufrieran.
- Si te llaman de la enfermería una vez a la semana porque sufrió una ‘broma’ que tuvo efectos secundarios-
- No creo que…- ¿Qué tanto había hecho James?
- Qué harías si tu hijo te dice: todo esta bien papá esto solucionara y vez en sus ojos que esta mintiendo, ¡que no sabes de donde saca las fuerzas!- Ya estaba gritando de pura impotencia.
Draco estaba desesperado, ya no le importaba el trabajo, le importaba Scorpius y nada más que Scorpius. Harry miro al rubio que estaba algo alejado, pinta de un chico feliz no tenia.
- Hablare con James- Tenia que escuchar la historia de su hijo también.
- Gracias-
Ambos hombres se separaron. Potter pensaba en lo que le había dicho Malfoy. ¿Seria verdad? No podía serlo, su hijo no podía llegar tan lejos, ¿o si? Allí estaba su familia, su amada familia. La imagen era de fotografía, su hermosa esposa charlando animadamente, su encantado princesita que jugaba con su gatito, su hijo menor con hablando con su prima, y su James, su primogénito. El hubiera sido el orgullo de su abuelo, lo era para el. …l no podía…
- James ¿puedo hablar contigo?- Su hijo acepto y Harry lo llevo a un lugar más privado. No quería que el resto de la familia le oyera.
- James- empezó pero era difícil. - Mira estuve hablando con el señor Malfoy y él me comento algo-
- ¡No me digas que ya te vino con esas mentiras!- Dijo James negando divertido.
- Mentiras puedes explicarme-
- Mira papá, Scorpius esta celoso de mi, y como le jugué un par de bromitas, anda diciendo por todas partes que le estoy torturando- James sonaba totalmente convencido- Seguramente le fue con el cuento a su papá-
Solo eran mentiras, Malfoy había hecho eso de niño, no seria raro que su hijo también lo hiciera.
- Si es lo que pensé- más bien lo que Harry quería pensar.
- No puedo creer que te lo hayas tragado papá, me crees capaz de esas atrocidades- Su hijo lo miraba con falsa ofensa.
- No por supuesto que no- Harry se sentía como un tonto como había desconfiado de su hijo.
En eso el tren hizo su última llamada.
- papá de verdad no le creas, además si el chico se golpea solo es su culpa-
Harry río- por supuesto- abrazo a su hijo lleno de alivio- nos vemos-
Cuando el tren estuvo lejos, Harry cayó en cuenta de algo.
- Malfoy nunca menciono golpes…-
En el tren Scorpius, había encontrado un compartimiento vacío. Y estaba descansando en el. Tal vez el viaje iba a ser tranquilo. En eso abrieron las puertas del compartimiento de golpe.
Scorp miro a su acompañante.
- James…- el miedo se notaba en sus palabras. Estaba cansado de ser débil. Pero al verlo le temblaba todo cuerpo.
James cerró y silencio el compartimiento magia. Para que nadie les molestara.
- ¿Qué haces?- pregunto temeroso el rubio. Se alejo lo más que pudo de el.
- Con que le dijiste a tu papito lo que te hago- Se acerco amenazante como una pantera y acorralo a Scorpius contra uno el sillón. - Te vas a arrepentir de haber dicho una sola palabra-
Scorp estaba aterrado, que le pasaría por la cabeza a ese chico.
- Este año va ser tu infierno Malfoy- le susurro a la oído. Scorpius se paralizo. Ese era el efecto que ese moreno tenia sobre él.
No hizo nada cuando Potter le mordió el cuello, se quedo inmóvil mientras le iba besando. No hizo nada hasta que estaba por desvestirle, cuando se dio cuenta de lo que Potter planeaba. Y no iba permitirle robarle lo único que aun conservaba. Empezó a luchar lanzando patadas intentando alejarle, pero solo recibió golpes.
Cuando el tren estaba por llegar a Hogwarts, James se acomodo su corbata de Gryffindor. Y miro al rubio que estaba en un rincón llorando. Un poco de lastima cruzo por su cerebro.
- No vas a vestirte?- pregunto con burla.
Scorpius no reacciono seguía llorando, la lastima que James sintió se alejo de él, ante estupidez del rubio. Le lanzo el uniforme. Malfoy seguía sin hacer nada. James le tiro de los pelos- No se si me escuchaste- susurro a su oído
-¡Viste ya!- le ordeno sin cuidado. Scorpius totalmente humillado y adolorido, obedeció.
Miro con desprecio al rubio- haber Scorpius donde te hiciste ese golpe?- le pregunto por el Moreto que tenia en la mejilla.
- Una chica me dio un cachetazo cuando fui rudo…- susurro si ánimos. Se sabía el discurso de memoria. Tanta veces había mentido.
- ¿Necesitas ir a la enfermería?-
- No-
- Muy bien, vas aprendiendo…-dijo James- Ahora más vale que nadie se entere de este castigo o ¿quieres que te vuelva a castigar?- pregunto entretenido el moreno.
- No- musito aterrado ante la idea de que Potter se le volviera a acercar siquiera.
- Ves puede ser tan fácil- James se acerco al rubio. Y le levanto el rostro. Scorpius tembló ante el menor roce.
- ¿Me tienes miedo?-
Scorpius se limito a asentir. James le soltó el rostro molesto, era capaz de golpearle en aquel momento, pero si seguía así el chico en verdad necesitaría ir a la enfermería y eso no se vería nada bien. Entonces opto por descargar su bronca de otro modo.
- Sabes todo esto es tu culpa, por llamarte Malfoy, si solo tuvieras otro apellido…- Dijo antes de salir de allí. Dejando al rubio solo.
Scorpius había oído esa frase un millar de veces. James solía decirlo cada vez que podía. Sabía que saltaría el orgullo Malfoy y terminaría Scorpius en problemas. Pero esta vez si lo tomo enserio, ¿Era su culpa lo que había pasado? ¿Era su castigo por ser un Malfoy? Tenia que pagar los crímenes de sus parientes.
Pero James se refería a otra cosa. Lo que él quería decir: era si solo no te llamaras Malfoy. Si pudiera tratarte bien, si solo… Era culpa de Scorpius por ser tan lindo y tener que apellidarse Malfoy. Los Malfoys tenían que ser feos y malvados. …l tenía que ser un Slytherin, no un adorable y pequeño Gryffindor. Ese rubio le había robado el aliento desde que lo vio por primera vez en la estación, pero el no podía ser amigo de un Malfoy era como manchar su apellido. Entonces, si él no podía ser amigo del rubio nadie lo seria. Se aseguro que nadie se acercara a él. Pero eso no le basto, él quería la atención del rubio. Empezó con bromas, cosas tontas, burlas, cambiarle el color de pelo, mojarle la ropa interior. Pero pronto se fue cansando, pronto ya no causaba el mismo efecto. Y tuvo que tomar otros métodos. Aunque sea por miedo, ese niño le prestaría atención.
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