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Tezuka, no Huyas por Kurenai Mido

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Notas del capitulo: De cómo Tezuka se animó a robarle un beso a su querido Ryoma.

Ryoma estaba a punto de perder la paciencia.

-Vamos, por favor, no te cuesta nada decirle a tu padre, ¿o no?

-¿No tienes nada mas útil que hacer que molestarme?- soltó el chico. Desde la noche anterior, Nanjiroh lo había vuelto loco tratando de averiguar porque Tezuka lo había llevado a casa. Después de repetirle 14 veces que la cosa había sido al revés y el había acompañado al capitán, desistió de dar cualquier explicación, aunque eso no sirvió para aplacar la curiosidad de Nanjiroh. En ese momento Ryoma sintió el timbre de una bicicleta y suspiró aliviado ante la llegada de Momoshiro. Ahora podía huir de la mesa sin parecer maleducado.

-Adiós, Karupin… ¡no, ya déjame en paz, papá! Me tengo que ir, adiós…- salió dando un portazo.

-¡Hola, Ryoma! ¿A que se debe esa cara de amargado tan temprano?

-¿Yo dije algo de tu mal aliento?- retrucó el joven- mi padre ha estado volviéndome loco desde anoche para que le diga porque llegué a casa con el capitán Tezuka…

-¿Tu que?- exclamó Momo sorprendido.

-Ay, no, ahí vamos de nuevo.- Durante el trayecto Momo continuó el trabajo de Nanjiroh y acosó a Ryoma con preguntas: ¿Cómo había logrado hacer contacto fuera del colegio con el capitán, si todos sabían que este no era del tipo sociable?

(…) Tezuka estaba en la puerta del colegio hablando con Syusuke y Eiji, esperando que Ryoma apareciera; podría haber esperado dentro, pero no se sentía capaz de aguantar. Y de repente, su corazón retomó el latido enloquecido de la noche anterior cuando lo vio aparecer montado en la bicicleta de Momoshiro. Fue automático: los pensamientos se le borraron de la cabeza como si hubieran estado escritos con tiza, sus sentidos ya no respondían a las ordenes de su cerebro, vio como Syusuke y Eiji se acercaron a saludar, pero el no pudo hacerlo, no supo como reaccionar, tenia la mente embotada.

-Capitán Tezuka, ¿está bien?- una pausa larga. Y luego…

-Que tontería, claro que estoy bien.- Tezuka los miró con frialdad y luego entró al colegio.

-¡Vaya! Solo le pregunté como estaba, pero me miró de una forma que daba miedo.

-Con nosotros fue igual hace un rato- le dijo Syusuke a Momo- no te preocupes, no eres tu, es el. Está un poco nervioso.- Los muchachos entraron y Ryoma los siguió, pensando en algo que había oído decir a Syuichiroh el día anterior: “a veces pareces humano y otras un dictador”. ¿Qué le sucedía a Tezuka? Ryoma alcanzó a verlo cruzar un pasillo pero desapareció antes que lograra llegar a el.

El profesor de inglés, que era un sádico, decidió adelantar el examen para ese mismo día. Por supuesto que Ryoma lo había olvidado, pero no le importó, porque el inglés era una estupidez para el como materia (no así para Horio, Kachiro y Katsuo, cuyos sudores atestiguaban sus nerviosismos). Ryoma escribió las respuestas como un autómata, mientras su cabeza flotaba muy lejos de allí, ocupada con el extraño comportamiento de Tezuka. Incluso le pareció verlo pasar por el corredor… ¡un momento! ¡Si, había pasado por allí, no lo había imaginado!

-¡Echizen! ¿Terminó el examen o le gusta escribir parado?

-Oh… si, ya terminé.- Ryoma garabateó la última respuesta y entregó la hoja.- Profesor, ¿puedo ir al baño?

Antes de que llegara a decir “vaya” ya había salido corriendo del aula. Dobló a la derecha, y a la izquierda, pero no vio a Tezuka por ninguna parte. No tenia ganas de volver así que se metió en el baño, donde esperaría que sonara la campana. Apenas entró vio sobre los lavabos un par de lentes de marco fino… Tezuka entró casi enseguida con los ojos irritados, y al ver a Ryoma se paró en seco.

-Ah, que torpe soy, me olvidé los anteojos.- Ryoma no le creyó; alguien que usa lentes no se las olvida por ahí. Nuevamente ese comportamiento extraño.- ¿Otra vez faltaste a clase?

-No, pedí permiso en cuanto terminé el examen. En realidad, te vi pasar por el corredor y quería hablar contigo.

-¿Sobre que? Si es por el entrenamiento ahora no tengo mucha cabeza, así que no me preguntes nada.

-No es por eso. Pero hoy a la mañana estabas muy raro… es decir, mas raro de lo normal.- Tezuka no pudo evitar sonreír: muy pocos se hubieran animado a decirle eso en su propia cara. Ryoma se sentó lo más tranquilo sobre un lavabo y continuó:- es obvio que algo te preocupa, y si quieres puedes contármelo.

¿Contárselo? No, no podría. Le daba una vergüenza horrible solo de pensar en sus celos, en el hecho que odiaba su relación con Momoshiro. Pero por otra parte, Ryoma estaba siendo muy amable con el, y no quería ser grosero. Trató de disimular dándose vuelta y limpiando sus lentes, pero Ryoma lo agarró del brazo.

-No me esquives. De verdad me preocupa y quiero saber si puedo ayudarte.

Tezuka se sintió muy vulnerable, a pesar que era mayor que Ryoma, y trató de huir de allí, pero fue nuevamente interceptado por su joven compañero. Vio decisión en su mirada. Por unos momentos, imaginó que tapaba sus preguntas con un gran beso… pero no aun.

-Ryoma, no me siento muy bien, por favor, no insistas. No pasa nada. No puedes hacer nada por mí.

Sonó la campana y Tezuka huyó dejando a Ryoma muy confundido. (…)

Después de clases el equipo se reunió para las prácticas, y Tezuka no estaba; solo Syuichiroh y Ryoma no se sorprendieron. Mientras trotaban Momo se acercó a Echizen.- Oye, ¿no sabes que es lo que le pasó al capitán?

-No, pero es lo que me gustaría saber. Me lo crucé en el baño y tenía los ojos rojos, como si hubiera llorado.

-¿Tezuka llorando?- Momo silbó- seria mas fácil ver llorar a una piedra. ¡No pongas esa cara! Es la verdad. En todo el tiempo que llevo en Seigaku, jamás lo vi mostrar la más mínima emoción humana.

-Eso no te da derecho a criticarlo- dijo la voz de Syuichiroh a sus espaldas. Parecía enfadado.- Ustedes dos no lo conocen tan bien como yo, no deberían juzgarlo sino saben lo que le pasa.

-Tu tampoco lo sabes, así que no te hagas el entendido- espetó Ryoma. Se habían parado, y sostuvo la mirada del veterano de Seigaku con claridad.- No eres el único al que le importa Tezuka, así que no nos fastidies.

-Ey, ustedes, ¿que problema tienen?- la profesora Sumire se acercaba- discutiendo por estupideces en vez de trotar. Syuichiroh, vete a buscar a Tezuka. Echizen y Momoshiro, a la cancha dos a practicar sencillos, ya.

Diez minutos después Syuichiroh entró al aula y encontró a su amigo, con la cabeza apoyada en el pupitre. Miraba hacia las distantes canchas en que el resto del equipo practicaba.

-¡Por el amor de Dios, Tezuka! ¿Que estas haciendo aquí? Debieras estar en la práctica hace media hora.

-Si… ya iba, no pasa nada.

-Mentira. Oí decir a Ryoma que estabas muy nervioso esta mañana, que estabas llorando o algo así.

Tezuka no respondió y se acercó a la ventana. En la cancha dos vio a Ryoma y Momo haciendo un estupendo juego. Los dos amigos reían y (no lo oyó, pero lo supuso) se hacían comentarios divertidos. Bufó de rabia y se dio vuelta. En la puerta dijo:

-¿Qué pasa que no vienes, Syuichiroh?

(…) Cuando vieron llegar al capitán se quedaron todos mudos. Grave error. Tezuka gritó:-¿Qué se creen, que esto es una práctica de señoritas? Vamos a repetir el ejercicio del cono para mejorar los reflejos, durante veinte minutos. Si llegan a fallar… Inui los invitará con un trago de te penal- sonrió malignamente y todo el equipo corrió a buscar sus pelotas de colores, mientras Inui sacaba la jarra del temible te penal. Ryoma tragó saliva porque le había tocado primero, y encima, su reciente encontronazo con Syuichiroh tuvo la virtud de desconcentrarlo. Haciendo acopio de fuerzas se tomó el te, y luego…

-Ay Dios… creo… que vomitaré… ¡o moriré!- Ryoma dio tres pasos y cayó haciendo arcadas. Detrás suyo cayó Momo, asqueado, y detrás de Momo el sádico de Syusuke, que tuvo el descaro de decir en voz alta:-A mi me gusta, es delicioso. Inui, ¿me das otro vaso?

Ryoma caminó con dolorosa lentitud al bebedero, tratando de sacar el sabor inmundo de su boca. Allí se topó nuevamente con Tezuka, pero esta vez, aquel sonreía ligeramente. Se había mojado el cabello y la cara para refrescarse, y dijo, divertido:

-Ese te penal es un asco, ¿estás bien?

-¿Parece que estoy bien? Menos mal que, siendo el mejor, no te tocó probar esa porquería. Aun.

-Claro.- Tezuka se colocó bien los lentes y dijo, como al pasar:- Sin embargo, yo hoy estuve un poco nervioso (te pido disculpas si en algún momento fui grosero) y, entre una cosa y otra, no comí nada en todo el día. ¿Te gustaría venir a comer conmigo?

-Bueno, yo ya había pensado ir al puesto de comida rápida, pero… quedé con Momoshiro. Logré convencerlo de que pagara el, por esta vez.

Como si fuera una horrible sensación de vértigo que uno no desea vivir dos veces en la vida, el corazón de Tezuka se desbocó, latiendo frenéticamente, tratando de salirse de su cuerpo como un pájaro trataría de salirse de su jaula. Se le nubló la vista y, para colmo, vio aparecer a Momo, que venia a tomar agua.

-Pero si quieres, ven con nosotros, no hay problema… ey, Momo, ¿te molesta que el buchou Tezuka venga con nosotros?

-Para nada- exclamó Momo, contento ahora que había escupido los restos del te penal- será un placer invitar al capitán.

Tezuka quería, más que nada, huir de esa vergonzosa situación; si hubiera sabido que Ryoma ya tenia planes no lo hubiera invitado a salir. Pero, ¿como hacerlo sin parecer maleducado?

-De acuerdo, vayamos. Gracias por incluirme.- Tezuka los siguió, pero pensó que algo se le ocurriría para deshacerse de Momoshiro y quedarse a solas con Ryoma. (…)

Para su desgracia, no se le ocurrió nada. Se sentía frustrado y vencido de antemano. Como pudo constatar, Ryoma y Momo eran muy buenos amigos, se reían de cualquier pavada, pero juntos. El era, en ciertos aspectos, muy tímido, y no se sentía capaz de competir con la contagiosa alegría de Momo. Era frío y aburrido, ¿Por qué Ryoma iba a preferirlo a el?

-Chicos, me tengo que ir. Fueron muy considerados al invitarme, muchas gracias, Momoshiro.

-¿Tan pronto te vas? ¿Seguro?

-Si, Ryoma, lo siento, pero tengo asuntos pendientes en casa. Adiós.- Tezuka se fue tan rápido qye Ryoma tardó unos segundos en actuar.- Voy a seguirlo.

-¿Estás loco? ¿Para que? No le va a gustar, quiere estar solo.

-Y yo quiero saber que le pasa- dijo Ryoma ya en la puerta. (…)

Unos minutos mas tarde le dio alcance.

-¡Eh, Tezuka! ¡Espérame!

-¿Qué haces aquí, Ryoma? ¿Y Momoshiro?

-Pagando la cuenta, supongo. No se porque me apuré para alcanzarte.

-¿Y para que querías alcanzarme?

-Para hablar contigo, tonto. Sentémonos- dijo señalando un banco. Tezuka se emocionó mucho (y también su corazón saltarín), tanto por su tono afectuoso como por el hecho que lo hubiera buscado.

-Es obvio que no te puedo obligar a que me cuentes lo que te pasa. Ni siquiera le dijiste a Syuichiroh, que es tu mejor amigo, pero, Tezuka, por favor, no huyas de mí. O pensaré que te ofendí el algo y no quieres decirme.

-Tú no podrías ofenderme nunca, Ryoma. Yo te considero mi amigo tanto como a Syuichiroh. No eres tu, soy yo que no se abrir mi corazón con nadie, ni aun con aquellas personas que me quieren.

Ryoma vio tristeza en su rostro y supo que debía consolarlo. Si no hacia algo, quizá lloraría, y no estaba preparado para semejante espectáculo. Inexpertamente colocó su mano en el brazo de Tezuka, y este se dio vuelta y se echó sobre su hombro, sollozando quedamente. Ryoma lo contuvo lo mejor que pudo, murmurando palabras de apoyo, aunque, extrañamente, le gustaba mucho aquella sensación de intimidad, y se dejó abrazar mas fuerte por su senpai.

Tezuka percibió con mas claridad su perfume de niño y lo aspiró con un gemido, con ganas de hacer algo, pero paralizado. Oh, si solo pudiera besar sus labios tan suaves, hacerle notar lo mucho que lo deseaba, sabia que conquistaría su corazón… pero…

Se separó, se pasó un pañuelo por la cara limpiando las lágrimas y retomó su apariencia de siempre, compuesta y seria.

-Te agradecería que nunca le digas a nadie esto que acaba de pasar.

-Prometido. Ahora, ¿que te parece si vamos a casa? Yo te llevo- bromeó Ryoma. Tezuka sonrió y siguió a su amigo, contento. En camino se hizo corto en tan hermosa compañía, pero lo disfrutó igual. Justo cuando llegaban, el abuelo de Tezuka había salido a sacar un bote de basura.

-Al fin llegas, muchacho. Ya vamos a cenar, ¿no te habrás llenado con porquerías, no?

-Claro que no, señor, estábamos practicando- dijo Ryoma, guiñándole un ojo a Tezuka cuando su abuelo se dio vuelta.- Me debes una, Kunimitsu Tezuka.

-Desde luego, no se me olvidará. Mejor ve yendo o tu madre te armará lío a ti.

-No, ¡mi padre me volverá loco otra vez para saber que estoy haciendo! En fin, mejor si me voy ahora mientras puedo. Hasta mañana, buchou Tezuka.

El menor le ofreció la mejilla para un beso de despedida, pero Tezuka no se sentía capaz de seguir aguantando. Le corrió la cara, apenas unos centímetros, y sus labios chocaron contra los de Ryoma. Fue algo absolutamente exquisito, así como la cara de sorpresa del novato, le movió el piso tanto que creyó que podía desvanecerse. En vez de alejarse avergonzado, se mantuvo junto a el un rato mas, besando su boca con extrema lentitud, como dentro de un sueño; Ryoma no supo porque no se apartaba ofendido, no supo porque se sentía tan bien besar a su buchou, pero era demasiado agradable como para perder el tiempo en preguntas. Se ruborizó todo cuando Tezuka al fin se apartó y lo miró a los ojos.

-Me hiciste mucho bien hoy, Ryoma. Gracias. Y… perdona si te ofendí recién…

-No, esta bien…- Como no supo que decir huyo de ahí a toda velocidad, cosa que Tezuka interpretó como disgusto por su atrevimiento. Sin embargo, cuando Ryoma por fin llegó a su casa, y cenó, y luego se bañó, y luego subió a la cama donde Karupin ya roncaba, seguía pensando en ese beso que le habían robado, y en la extraña sensación de calor que había sentido en el estomago. Era… ¿era placer?
Notas finales: Ahhhh q lindoooooooo!

Digan lo q digan, el amor dulce es el mas satisfactorio, no hace falta mucho mas para sentirse felices… yo le auguro buenas cosas al líder de Seigaku si sigue en este ritmo. En el prox cap, veremos q piensa Ryo-kun de esta escenita… sayounara!

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