-Hola? Uruha?-
-Si?... Reita… -
-Perdona por llamar a esta hora, Uruha, escucha yo…-
Pero Uruha colgó el teléfono antes de que Reita pudiera decir algo más.
Reita dejo caer el teléfono al suelo mientras miraba el reloj, las 5 de la mañana, sabia que no era la hora la razón por la que Uruha colgó, sino por su reciente pelea amorosa.
-Es un idiota… No quiero volver a verlo…-decía Uruha mientras se recostaba nuevamente en su cama, tomando lentamente una foto de Reita que tenia a mano, y dejándola caer al suelo.
La noche se hizo más oscura de lo normal para Reita, las estrellas mas pequeñas, casi imposibles de ver, la luna se apagaba lentamente, mientras las nubes inundaban el cielo, así como sus lágrimas la almohada.
Para Uruha no había diferencia, extrañaba mucho a Reita aunque no quisiera admitirlo, era horrible pasar una noche sin él, no podían vivir el uno sin el otro.
Era una linda relación, incluso lucharon contra la voluntad de sus padres para estar juntos, sobrepasaron todas las barreras para hacer posible su relación, pero en algún momento la llama del amor se apaga, o trata de apagarse.
La mañana amaneció muy fría para los dos. Se encontraban cada uno en su casa, recostados en su cama. Como un espejo y el reflejo que este proyecta, ambos tocaron suavemente, al mismo tiempo sus hombros, como esperando a que el otro lo abrazara por detrás, para luego, depositarle un beso en la frente. Ambos sabían que se necesitaban, no querían ceder al perdón por uno de los peores enemigos del amor, el orgullo.
Cuando Reita se levanto de la cama, trato de llamar a Uruha, pero el celular se encontraba apagado ya que Uruha no quería hablar con Reita por el momento.
-Maldición, porque no contestas…-decía mientras el celular no daba tono.
Uruha estaba dándose un baño cuando Reita llamo al teléfono de casa.
-Ya voy!!-grito Uruha saliendo con una minúscula toalla que apenas le cubría el pecho y algo de las piernas.
-Si?-dijo dulcemente al teléfono.
-…-
-Hola?? Quien habla?. o.o- dijo a punto de colgar.
-Uru…-alcanzo a decir Reita. En ese mismo momento Uruha colgó sin saber siquiera quien había llamado.
-Uruha… Te necesito…-susurro Reita, mientras colgaba lentamente le teléfono.
Se sentó en el sillón más cercano de su living, agarrándose la cabeza desesperado, sin saber que hacer sin Uruha.
-Uruha … se que crees que no te fui sincero, pero te amo, te amo y no puedo vivir sin ti, si tan solo supieras eso!-grito mientras golpeaba la pared con el puño.
Uruha no había terminado de bañarse, así que volvió al baño. Ya bajo la ducha, se acaricio la espalda y recordó esas noches en las que, junto Reita, jugaban a ser uno, mientras dejaban que la lluvia de la regadera los acariciara. Eran noches inolvidables, noches incomparables, pero ninguno de los momentos que habían pasado juntos era mejor que el que cuando se conocieron, cuando sus vidas se enredaron para no separarse jamás, hasta ahora.
Reita se dirigía a la casa de Uruha con un ramo de rosas carmesí, las favoritas de Uruha. Toco el timbre, pero nadie abrió hasta después de más o menos media hora.
-Si?-pregunto Uruha mientras abría la puerta con una cara de enojo.
-Uruha, yo…-
-Reita, te dije que no volvieras, por favor… no quiero lastimarte mas…- dijo cerrando la puerta.
-Espera…-mientras colocaba su mano en la puerta.
-Reita…-
-Uruha, se que hice mal, perdón, pero ahora podemos…-
-No Reita, no quiero verte más. Acéptalo, para mi tampoco es fácil, pero hay que aceptarlo, nuestra relación no es para mas…-
-Escucha, se que me equivoque, se que hice mal, pero tu también te equivocaste varias veces, o no? Yo te perdone, porque no puedes perdonarme en mi primer error?-
-No es tu primer error! Tal vez nunca te dije cosas que me molestaron, pero no hay tiempo para hablar de esto, además no estoy de humor. Nunca estoy de humor si no estoy contigo, eres lo que mas amo y eso nunca cambiara …-dijo cerrando completamente la puerta.
Reita simplemente dejo caer el ramo, con la cabeza algo baja, dejo brotar sus sentimientos en forma de lágrimas, no sabia que hacer, era como perder lo que le daba razón a su vida.
Juntos habían vencido todos los obstáculos interpuestos, pero este fue el mas difícil de sobrepasar de todos, debían superarlo, pero no sabían como.
Uruha se apoyo en la puerta mientras dos grandes lágrimas recorrían su delicado rostro, luego se cruzo de brazos. Mirando hacia arriba, pensaba como su relación pudo romperse tan fácilmente, había crecido tan frágilmente?
Reita se encontraba en casa, iba a la casa de Uruha todos los días, lo llamaba por teléfono, le mandaba correos, pero notablemente Uruha no quería saber nada de el.
Esa noche, los padres de Reita y Uruha, al ver lo tristes que estaban sus hijos separados uno del otro, decidieron hacer una cena familiar en casa de Uruha.
Cuando la familia de Reita llego, los padres de Uruha los recibieron como siempre, de la mejor manera, ya que eran casi parientes n.-
Reita buscaba disimuladamente a Uruha con la vista, lo primero que hizo al entrar, además de saludar, fue mirar a todos lados en busca de ese rostro que tanto le alegraba la vida.
-Uruha esta en el baño ahora, por si quieres saber.-dijo la madre de Uruha con una mirada de “se lo que estas buscando”.
-Gracias.-dijo Reita corriendo hacia el baño.
-Oye!! No te propases eh?!-grito el futuro suegro de Reita.
-Eugenio!-grito la madre mientras cruzaba los brazos.
-Es que… mi bebe esta en el baño, y que puedo pensar de un chico que va corriendo sabiendo muy bien eso? u.u-
-Ay que cosa! Conocemos bien a Reita, no pienses cosas malas por favor…-
-Bueno, pero si le llega a hacer algo te juro que…!-
-Basta!-
Cuando Reita llego a la puerta del baño, quiso entrar, pero debía respetar a Uruha ahora que estaban peleados, ya que en los tiempos de antes el podía entrar sin pedir permiso, de todas formas eran novios.
Toco suavemente, pero Uruha no respondió hasta pasados unos minutos, debió estar muy ocupado. Reita volvió a tocar esperando una respuesta.
- Ya salgo mama!-grito Uruha desde adentro.
El solo hecho de escuchar a Uruha hablar era todo para Reita, saber todos los días que Uruha estaba bien aunque no estuviera a su lado.
-Soy yo…-respondió Reita con una voz temblorosa.
-Reita…?... Ya salgo…-dijo Uruha con la voz algo apagada.
-Bien, te espero…-dijo algo nervioso. Luego se acomodo un poco la ropa y el cabello.
Cuando Uruha salió, lo saludo con un beso en la mejilla e intento irse sin decir nada, pero Reita lo tomo precipitadamente del brazo y, brutalmente, lo apoyo a su pecho. Sus rostros se miraron con tal impacto como si no se hubieran visto hace décadas.
-Reita… suéltame…-dijo Uruha mirando a otro lado.
-No. Escucha, tengo que decirte muchas cosas, no quiero rogarte hasta el punto de obligarte a escuchar, por favor…-dijo Reita soltándolo lentamente del brazo.
-Bueno yo también tengo muchas cosas que decirte, pero no tengo tiempo ahora, tal vez mas tarde…-dijo saliendo del pasillo con dos lagrimas en su rostro.
-Uruha! Sabes que no me gusta que me ignores, o que pongas cualquier pretexto cuando quieras, es importante…-
-No quiero escucharte…-dijo mientras subía las escaleras.
Cuando Uruha llego a su habitación, se cambio de ropa, y luego se recostó en su cama, cubriendo su rostro con una almohada para disimular sus lagrimas. Pero en ese momento Reita entro silenciosamente. Al ver a Uruha de esa forma, se sentó al lado suyo y le puso la mano en el hombro.
-Que sucede?-le susurro dulcemente.
-Eh…? Reita…-dijo con los ojos llenos de lágrimas.
-No llores, sabes que no me gusta verte llorar, o estar triste…-dijo con una cálida sonrisa.
-Se todo sobre ti Reita, no necesitas recordármelo.-
-Bien, entonces porque lo haces?-
-Bueno porque…-
En ese momento Uruha se acerco lentamente a Reita, rozando dulcemente sus labios. Luego, le dio un tierno beso y, mientras ambos cerraban los ojos, Reita respondió al beso. Fue un momento romántico para ambos, un momento de recuerdos y, sobretodo, de felicidad.
Pero justo en ese mismo instante, el padre de Uruha entro a la habitación para llamarlos a cenar. Cuando se fue, Uruha y Reita se separaron bruscamente, luego se miraron fijamente, y con algunas lagrimas, Uruha abrazo a Reita.
-Te extraño.-le susurro en el oído.
-Yo también, porque no podemos volver?-dijo Reita con la cara mas triste que Uruha haya visto.
-Lo siento, no hasta que aclaremos bien las cosas….-dijo mientras le daba otro beso, para luego bajar la mirada.
-Pero…-
-No Reita, a mí también me duele, pero tenemos que hablar primero.-
En ese momento sus vistas se volvieron a cruzar, pudieron ver el sufrimiento por el que pasaba cada uno, hasta que no pudieron soportarlo y se volvieron a abrazar, pero esta vez el abrazo duro mas que cualquier otro de los que se habían dado esa noche. Lentamente se convirtió en beso, luego en caricias y roces secretos, para terminar en un juego de pasión y sentimientos lujuriosos. Mientras demostraban sus deseos mutuamente, se miraban y se besaban, se abrazaban, se acariciaban, se tocaban, sentían nuevamente el placer de tener al otro a su lado y hacerlo suyo.
Cuando el acto del amor termino, se levantaron algo cansados, cubiertos por una delicada sabana blanca. Mientras Uruha se levantaba y se tocaba la frente, Reita roncaba y se rascaba… bueno… ya saben… =P
-Reita? Despierta Reita!- decía Uruha mientras lo empujaba suavemente.
-Mmm nooooo….- decía dándose media vuelta.
-Reita, debemos levantarnos, levántate!- le gritaba en el oído.
-Mmm… no quiero… tengo mucho sueño, estoy muy cansado…-dijo volteándose nuevamente.
-Reita, levántate!! Ush… bien, si tu no te levantas, yo lo hare, esto esta muy mal Reita…-dijo levantándose de la cama.
Así, cuando Reita despertó, no se encontró con nada más que una carta de Uruha citándolo a la plaza central de Tokio.
Cuando Reita llego, vio que Uruha estaba sentado bajo un árbol, casi dormido por lo tarde de la noche.
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