Capitulo 1.- Prologo
Sueño que beso tu boca, tan apetecible que tienes, que bebo la miel de tus labios y me saboreo en mi boca, toco y respiro el olor de tu pelo rubio, acaricio tu piel delicada color canela te estremeces tan tiernamente, mi vista es realmente apetecible, tu figura es digna de un dios mientras tiemblas, pareciera que te puedes romper en cualquier momento, remplazo las yemas de mis dedos por mis labios lo cual hace que de tus labios salgan gemiditos dulces pero a la vez llenos de lujuria, los cuales me invitan a seguir con mucho mas esmero, mis labios recorren tu cuerpo y mientras tanto me embriago con el dulce perfume que despide tu cuerpo, tu torpemente lo cual me vuelve loco me correspondes con tus caricias y tus besos los cuales momentos antes buscabas con desesperación, acaricio tu cara de las cuales descartan tres bellas marquitas de cada lado de tus mejillas la cuales te hacen ver como un lindo y apetecible zorrito.
-.Eres el más lindo kitsune que jamás he visto- susurre ansioso y con toda la lujuria mal contenida que mi cuero albergaba, no recordaba haberme sentido así alguna vez, pero una parte de mi sentía que así debía ser, ambos juntos, amándonos y esto lo demostraba.
Tú te encontrabas jadeando completamente sumergido en el éxtasis gimiendo, apenas pudiste contestarme en un susurro suave y entrecortado -.No digas eso- tu voz es fina y hermosa, veo que estas más que excitado ya que otra parte de tu cuerpo lo expresa, te sonrojas mas al ver hacia donde esta mi mirada y yo solo sonrió como lo sé hacer; de esa forma irritante pero sin dudas seductora, continuo con mi "trabajo" acariciando tu cuerpo, dándote placer mientras devoro con ansían tu entrada, mientras repito una y otra vez "kitsune"...
De un momento a otro siento que me sacuden con insistencia y escucho otra voz diferente al coro de gemidos que se aleja para hacer la voz cada vez más nítida; Me despierto agitado, mi hermano mayor está ahí mirándome con morbosidad e irritándome, como pudo despertarme sin mas de uno de los mejores sueños que pude tener.
-. ¿Qué quieres idiota?- cada momento que pasa y veo su estúpida pero quizás hereditaria sonrisa que hasta hoy noto cuanto me molesta viniendo de él, claro que me encuentro frustrado, si le preguntaran si ese sueño era recurrente, diría con seguridad a no equivocarse que sí; ya era el cuarto en esa semana y el séptimo en lo que iba del mes, pero hasta este momento habían llegado las cosas a esos niveles eróticos rozando en lo pornográfico.
-.Siento haber tenido que despertarte, Sasuke pero te queda menos de media hora para que te alistes y asistas al colegio, no debes llegar tarde- eso fue lo que detono mi ira, le había dicho varios días atrás que este día los profesores tendrían una junta urgente y las clases quedarían suspendidas... Como siempre jamás presto atención.
-.Hoy no hay clases, te lo dije varias veces, largo- vuelvo a meterme entre las sabanas, con un rastro suave de esperanza vana a volver a retomar ese sueño, escucho como se carcajea con malicia pura y lejos de retirarse se sienta a la orilla de mi cama -. Veo que si te afecto que no te dejara terminar en tu dichoso sueño- escucho su voz llena en efecto de malicia y busco patearlo lejos pero me detengo, pocas veces se queda a charlar y aunque lo niegue siempre me gusta hablar con él.
-. Por cierto ¿quién es ese tal kitsune del que tanto susurrabas?- gruñí algo molesto al recordar mi frustración, un suave "Que te importa" que lo hizo reír de nuevo, repentinamente estaba mencionando nombres de chicas de mi escuela seguramente, maldigo el día en que lo deje “cerciorarse” de los regalos que estas me daban, era un cotilla de primera.
-. Y ¿Como es el afortunado que se robo tu sueño?- suspire derrotado, no se iría hasta saberlo y ya dudaba poder dormir de nuevo.
-. Cotilla idiota- en un vano intento le di la espalda pero solo empezó a moverme algo brusco haciendo que mi molestia se empezara a crecentar notablemente -.Anda dímelo- ya arto y con una migraña a punto de ebullición, grite pero conforme lo describía mi molestia disminuyo de forma sutil y progresiva dejándome un calor y cosquilleo en el pecho -. Su pelo es rubio y algo alborotado, como los rayos del sol en un día de abril, ojos azules que hacen que el cielo le tenga envidia, su piel tenía un tono dulce y bronceado, su cuerpo parecía romperse al tacto, frágil, suave y bien proporcionado, su voz era grácil casi celestial y se veía de mi edad... Tenía una lindas marquitas en cada mejilla que lo hacía verse como un zorrito- sonreí de forma inconsciente por la calidez que sentía recorrer mi cuerpo al recordarlo, pero mi hermano solo me miro uno segundos y lo que me dijo me dejo helado y de alguna forma abatido -. Enamorado de un sueño ¿eh? Por como lo dices era realmente bello, el “kitsune" – quizás noto mi repentino abatimiento y concluyo con un comprensivo -. El cerebro no puede crear rostros, quizás ya lo has visto- pero solo negué, nunca he conocido a semejante chico -. Si lo hubiera visto en algún lado lo recordaría- el acarició mi cabello como cuando niños pero esta vez le deje, lo necesitaba, sentía mi garganta con un nudo y un extraño sentimiento de angustia -. No lo sé Sasuke, el cerebro nos juega tetras muchas veces, desayuna y si pasa algo llámame, ya me voy a la empresa-.
El mayor se retiro, dejando solo al menor que se levanto de mala gana, dirigiéndose al baño, para ducharse y tratar de alejar esa insistente angustia, como podía enamorarse alguien de un sueño, uno dulce, pero que no dejaba de ser sueño; ¿Cómo lo podía soñar con el si no lo conocía? ¿Por qué no podía dejar de pensar en él y en sus marquitas?
El mayor se dirigió a su oficina, sin apenas desayunar, sería un día pesado como todos desde que tuvo que hacerse cargo de todo ahí, y sumado a su estrés progresivo conforme se acercaba a la empresa tenía que conocer a un nuevo socio, con el que tenía que viajar un escatimado de dos semanas, para detalles de una empresa que pronto etaria en función y que sería su mayor éxito si todo salía bien, lo que le importunaba era su nuevo socio, solo habían conversado de los detalles técnicos por mail y seguramente sería un tipo estirado e insoportable.
Todos lo recibieron con una reverencia, mas nadie se atrevía a hablarle si no era necesario, por temor a unos rumores acerca de lo licito de todo su poder y riqueza, algo estúpido a su parecer pero no podía hacer nada, no todos podían aceptar que con una mente prodigiosa, mucho estudio y unas ganas enormes de no tener que ver a su hermanito trabajando por necesidad podía impulsar a un joven de apenas dieciocho años.
El moreno llego a su oficina donde lo recibió su asistente leyéndole su itinerario diario, diciendo que en una hora conocería al nuevo socio al tal Deidara Namizake de las empresas Uzumaki, herencia de su madre, según investigo, claro que no se aliaria a cualquiera que pudiese manchar su reputación y el parecía ser un buen candidato cuando pensó expandirse, pero no sabía mas del hombre, era también muy reservado al parecer con todo lo que no abarcara sus empresas y eso le agradaba, pero también había rumores acerca de su posible “capacidad” como lo habían llamado... doncel, no le importaba si podía procrear o no, solo que estuviera a la misma capacidad de visión que la suya. Se sentó en su silla de piel, con vista a toda la cuidad, siempre que la veía le hacía recodar malos momentos pero a la vez le animaba a mejorar, ahora su hermano llevaba una vida envidiable y el menor que era su orgullo sabia ser alguien a la altura de su reputación, se giro y tenía unos papeles en su escritorio, después de leerlos con calma firmo unos cuantos papeles mientras los otros los guardaba, todo eso sin dejar de pensar en el nuevo socio, estaba ansioso, ese sería la culminación de sus sueños, llegara a tener una empresa a nivel internacional, claro que para alguien como él su empresa nacional ya no le bastaba.
El moreno estaba cómodamente sentado esperando a que en cualquier momento entrara su nuevo socio, mentiría si dijera que no estaba ansioso por conocerlo.
La puerta se empezó a abrir e hizo presencia un rubio muy lindo a su parecer, un poco más joven que él, se molesto un poco, justo ahora no quería una escena de algún amante pasajero antes de la llegada de su socio, su asistente lo escucharía.
-. Buenos días, señor Uchiha soy... – no lo dejo terminar de hablar cuando de forma algo ruda lo miro -. Mira niño, no tengo tiempo de esto, retírate o llamare a seguridad, mirado algo más divertido como hacia un mohín con molestia -. En primera no soy un niño, ahora ¿puedes cerrar tu estúpida boca y dejarme terminar de presentar? Soy Deidara Namizake, idiota engreído- El rubio era de un carácter explosivo, eso le gustaba en el fondo al moreno que no perdía de vista al rubio algo sorprendido.