Ya habían finalizado las practicas, rápidamente se metió a las duchas, se baño a toda prisa ya quería abrir todos los regalos que había recibido por la mañana cuando llego al colegio, tarde como siempre, pero como era su cumpleaños nadie le dijo nada. Salio del compartimiento y subió corriendo a la terraza, el Sol ya se estaba poniendo por lo tanto debía estar solo, se sentó en el piso y abrió su mochila con desesperación, tomo una pose de indio dejando esta en medio de sus piernas, para comenzar a sacar los paquetes que estaban decorados por variados papeles brillosos, en su mayoría con los colores distintivos del Rikkai. Se corrió los mechones de la frente, para tener una mejor vista y saco el primero que tenia un hermoso envoltorio color verde tan intenso como sus ojos, jalo de este y dejo al descubierto una cajita blanca , un mp5 ¿Quién fue el que le dio semejante regalo? Busco la tarjeta, era de Marui y Jackal, se pregunto de donde habrán sacado el dinero… o como, al día siguiente se los preguntaría, tomo entre sus manos otro paquete de color rojo, casi morado, este era de Nioh y Yagyuu, su relación con esos dos no es del todo buena, pero con el peliblanco comparten varios gustos, se quedo de piedra al ver el obsequio, la nueva edición del juego de capcom Devil May Cry, que incluye varios CDS (N/R: cuesta como $200) y no era “trucho”, en la parte inferior tenia el sello que indica que es original, lo guardo cuidadosamente, envuelto en su campera del equipo de tenis, otra vez en su mochila. Todavía faltaban muchos mas, que le entregaron sus admiradoras y también alguno que otro chico, pero prefiero abrir el de la otra pareja, de Sanada y Yukimura, sin dar vueltas separo la caja del papel, que en este caso era azul, era un hermoso celular color negro, de ultima generación, con cámara de 5mp y una memoria de 16GB. Así vale la pena cumplir años, pensó. Aunque el regalo que más esperaba no estaba, ni siquiera Renji lo saludo en ese día tan especial para él.
-¿Vamos?- le dijo su superior Yanagi mientras se arrodillaba tras él para abrazarlo- Veo que recibiste muchos regalos, ¿quieres que te de el mío?
-Yanagi-sempai esas cosas no se preguntan- respondió, terminando de guardar sus cosas, se levanto del suelo y se sacudió el pantalón, camino tranquilamente por todo el lugar hasta llegar a la salida, donde Yanagi lo detuvo rodeándole la cintura con el brazo izquierdo y con el que le quedaba libre le acaricio la mejilla, lo que ocasiono que Kirihara se sonrojara a mas no poder.
-Te invito…-empezó el castaño.
-¿A dónde?- Se adelanto a preguntar, creyendo que Yanagi le respondería a Mc Donalds o el cine también es una buena opción.
-Sorpresa.-
Y continuaron con la caminata, seguro “Data Master” se gasto todo su dinero en el obsequio para su kouhai, así que le era imposible pagar un taxi, afortunadamente la tarde era agradable, con un clima soportable, Kirihara después de varios minutos andando ya tenia sus sospechas, se acercaban peligrosamente a una zona donde no había mucha gente, su corazón latía a mil por hora al ver una especie de hotel.
-¿Quieres o no?- dijo al verle el rostro mas pálido de lo normal.
-…S-si-
Ya en la habitación, dejaron sus mochilas a un lado, obviamente el mayor dio el primer paso, empujo a su amante a la cama y se le subió encima, para luego acercarse a su oído, sintió como Akaya se estremeció al sentir su respiración caliente, bajo hasta su cuello y lo ataco hambrientamente, agarro las muñecas y las llevo arriba de su cabeza.
-Es tu cumpleaños, déjame todo a mi- Susurro el castaño, Kirihara asintió con timidez. Desato el nudo de la corbata con torpeza debido al nerviosismo que tenía, aunque su semblante era tranquilo con una sonrisa de costado, debía mostrarse seguro, sino el menor podría arrepentirse al verlo en ese estado.
Con toda la sensualidad de la que era capaz desabrocho uno a uno los botones de la camisa, lamió la tetilla izquierda constantemente, mientras hundía sus dedos en el incontrolable cabello negro de su kouhai, el chico le indico que le diera la misma atención al derecho, ni lerdo ni perezoso Renji obedeció…
-No me muerda...-pidió Kirihara al sentir los dientes en esa zona tan sensible, Yanagi subió hasta sus rosados labios y lo beso con lujuria, sus lenguas jugaban deseando cada vez mas, como si hubieran esperado por ese hermoso acontecimiento durante décadas.
-Te amo-dijo Yanagi, después de separar sus bocas, mirando fijamente esas orbes que lo volvían loco todos los santos días en la escuela, esos ojos que había visto llorar incontables veces.-Por desgracia no tenemos toda la noche para nosotros como me hubiera gustado…-Se levanto y se desvistió quedando a la vista de un Kirihara completamente rojo.- ¿Qué estas esperando?
-Ah…si- termino de sacarse el uniforme y se acomodo boca abajo, dispuesto a soportar hasta el más terrible dolor.
-Amor…-susurro al ver ese bonito trasero, no se contuvo y lo acaricio obscenamente- primero te tengo que dilatar-miro una botella que estaba al costado de la cama-prefiero hacerlo yo mismo- y se mojo tres dedos con su propia saliva-relájate- busco la entrada e ingreso el primero, comenzó a moverlo en el interior con la intención de “agrandar” la cavidad, al notar que Kirihara ponía resistencia, continuo con el segundo…y el tercero. El menor no pudo evitar arquear su espalda al sentir esos dedos intrusos en su cuerpo, el castaño los quito con lentitud, sostuvo a su kouhai de las caderas y lo giro haciendo que sus miradas se encontraran, la de Akaya estaba contraída pero él sabia perfectamente que quería seguir, quería que estuviera dentro suyo.
Pero todavía no era el momento, Yanagi se agacho hasta llegar a su entrepierna, su miembro ya estaba erecto, sin pena alguna lo devoro, metiéndoselo de lleno a la boca, succiono fuertemente, un sabor salado invadió esta, sus labios ardían y siguió practicándole sexo oral.
-Yanagi-sempai- gimió el menor, (N/R: contenta Sakura?) tomándolo de los cortos cabellos para que no se detuviera.
-Mmm…que rico-comento con la hombría de su amante aun en la boca, impidiéndole que hablara decentemente, termino satisfecho con el acto cometido y subió las piernas a sus hombros bien formados y, por fin, lo penetro de una embestida, los iniciales movimientos fueron suaves, lentos y mas que excitantes, entre jadeos y gemidos ya estaban por alcanzar el climax perfecto, ahora iban mas rápido, los empujones se tornaron salvajes y agresivos que hicieron a Kirihara sangrar, pero el placer no le dejaba lugar al dolor y se vino sobre si, Renji mojo sus manos en el fluido del menor y lo disperso por su propio rostro, y el también se vino, pero mas fuerte.
-…tanjoubi omedeto, Akaya…-
FIN