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Enzo&Francé por Yuri

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Enzo & Francé
Por. Yuri

*~ *~*~*~*

Prologo

... Puedo perder gran parte del día así, sintiendo el sedoso cabello de mi hermoso Antón deslizarse frágil sobre mis dedos, hebras azabaches cual noche sin luna, brillantes como las mismas estrellas que faltaban en el cielo... como las luces lejanas de mi mansión. Estoy de pie junto a …l, acariciándolo como a nadie nunca he acariciado, ni a la más bella mujer, ni a mi abnegada madre, siempre lo supe, desde que lo vi correr alazano por mi campo, me enamore de su frescura y su vivacidad, sé que te he contado ya demasiado de …l, pero ni la mas perfecta descripción de su reflejo te daría siquiera la remota idea de su pelaje ondeándose al viento, de sus ojos enormes cual piedras de río, y ese relinchido sonoro capaz de escucharse a kilómetros.
Siempre te he confesado sin mascaras mi afición a los caballos, ¡Oh preciosos animales!, compañeros errantes de muchos locos solitarios como yo. Lo tuve desde joven cuando era un crío salvaje, sin herradura ni dueño, lo encontré en pleno monte y lo dome, con mi corta edad y mi paciencia.
Pasa de medio día y continuo aquí solo contemplando su magnificencia, sus tobillos huesudos pero fuertes, sus dientes enormes pero inofensivos, su espalda frondosa capaz de soportarme sobre …l.
Debe molestarte mujer que mis cartas sean así, siempre debe contener un Antón como mínimo, una descripción minuciosa de …l, de mi querido corcel, pero comprende que desde niño he vivido entre ellos, mi padre comerciaba con ellos, participaba en competencias equinas, y madure sobre el lomo de uno, pero claro, lo sabes...
Concluyó la lectura, girándose para ver esos preciosos ojos verde mar entrecerrarse por el sueño, acarició la mejilla juvenil con sus dedos largos y posó un beso casto en la pequeña frente. Revisó el reloj de péndulo que colgaba en la pared color claro, eran las 12.30 am, se sentía exhausto, mas de lo que su rostro demacrado representaba, los últimos meses habían sido problemáticos y desgastantes, pero no se quejaba, El jamás lo hacia, era una de sus mayores cualidades, ayudar sin importar.
Dejó el libro sobre la mesita a su lado, cuando al fin la pequeña se había quedado profundamente dormida, dando por terminada la sesión de historias, por lo menos por esa noche, sus hermosos y largos cabellos dorados, tan semejantes a los suyos, cayeron sobre ambos lados de su rostro dándole ese toque angelical de los pocos años. La subió en brazos por las cortas escaleras hasta su habitación, delicadamente, como si de su mayor tesoro se tratase, y así era. La colocó con cuidado bajo las mantas, admirándola con cariño paternal para después cerrar la puerta tras de sí.
Se quedó un momento ahí, justo frente a la puerta de su habitación, amaba a esa niña mas que a su vida, era su alegría y su esperanza, amaba su melodiosa voz, su vocecilla graciosa llamarlo, su afán de proclamarlo como héroe, su mirada atenta a las historias que le leía amorosamente, era así desde hacia varios meses, pero no podía dejar de cuestionarse, ¿era bueno apropiarse de una felicidad ajena?, tarde o temprano ellas se irían y …l volvería a quedarse solo... sonrió para sí, para darse el animo que comenzaba a desquebrajarse.
Retornó a la estancia con paso lento, observando con detenimiento su pequeño departamento, era cómodo a pesar del reducido espacio, la cocina, los dos dormitorios, la estancia, se recargó sobre la fría pared con ambas manos a sus costados... pensativo, en silencio, el cual fue roto al escuchar el crujido débil de una llave girando en la cerradura y el ruido sordo de la puerta de madera al abrirse, realmente esa vieja puerta necesitaba mantenimiento.
- Buenas noches... - la voz de mujer resonó en la sala, anunciando su llegada.
- ¿Cómo te fue?- preguntó dejando su actual posición para dirigirse a la chica.
- Bien... ¿Y Hanna? ¿Ya se durmió?- preguntó al verlo solo, mientras colocaba el grueso abrigó negro que vestía, en el perchero de la entrada.
- Si, Kate.- murmuró apenas, al tiempo que acomodaba los mechones rubios que caían desordenados sobre su rostro.
- Gracias por cuidarla Enzo... - sonrió forzadamente, era inútil no podía fingir frente a …l, pero por lo menos hoy lo intentaría.- ¿Deseas que prepare algo de chocolate caliente?- ofreció amable, dirigiéndose hacia la cocina.
Sus ojos verdeazules se fijaron en la joven castaña frente a …l, se veía cansada y triste, hacia días que estaba así, con su mirada café opaca, pero claro ese dolor tenia nombre y para su desgracia un apellido, uno igual al suyo.
- No, gracias... - suspiró.
- Bien, entonces me marchare a dormir... - dijo para escapar del momento incomodó.
- Kate... ven aquí...
Dio unos pasos y la atrapó en un cálido abrazo, ella cerró los ojos al sentir esos brazos rodearla con ternura al igual que Enzo, ante la sensación de cercanía, solo un toque y su pecho se humedeció por el fluido llanto de la joven, le dolió su dolor, aun la amaba, a pesar de tiempo, a pesar de todo, aunque fuera solo un sustituto o algo menos, pero seguiría intentándolo, siempre estaría ahí cuando lo necesitara, Hanna y Kate eran su razón de vivir.
Continuara...

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