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¡Por favor elígeme! por Lalamy

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Notas del capitulo: Una historia completamente ficticia, en una ciudad inexistente...
Violeta fue a abrirles a quienes tocaban. Los muchachos se quedaron inmóviles esperando que la visita fuese una vecina, una tía, el cartero, un bromista, todo menos una mala noticia.

Oyeron desde la entrada “¡Hooooola! ¿Cómo están?” cuando se alargaba las vocales, implicaba que hacía mucho tiempo que no se veían, eso era mala señal, así que estuvieron al pendiente de quien aparecería cruzando el pasillo.

Era un hombre cualquiera, roñoso, desordenado, de rostro enjuto, y de cabellos oscuros y opacos. No tenía apariencia de ricachón.

- Ellos son mis hijos- dijo la mujer- Eric, Danilo, Mauro y Amy
- Hola, soy Carlos…- miró hacia atrás, hacia el pasillo, como si hubiese dejado “algo” en la puerta- ¿Qué estás haciendo? ¿Por qué te sacas los zapatos? ¿Pisaste barro?

No se oyó respuesta.

El hombre volvió la vista hacia los cuatro jóvenes que lo miraban de pies a cabeza, pero no emitía sonido alguno, ni siquiera de su respiración.

- Son tranquilitos tus hijos- comentó el hombre sonriente.
- Si… muy tranquilos… ¿cierto?- mirada destellante.
- S-si…- dijo Eric sonriente.

Oyeron unos pasos.

- Bueno, les presento a mi sobrino- dijo el hombre inflando el pecho de orgullo- Ian.
- ¿Sobrino?-dijeron a coro.

Y vieron aparecerse a un muchacho pelirrojo, con la oreja izquierda completamente perforada, era un poco más alto que Eric, de 1.78 aproximadamente. Sus ojos eran grises, usaba pantalones anchos y rotos, y una polera demasiado ajustada para el gusto de los ahí presentes, bueno, exceptuando a Amy que estaba hecho un océano de saliva.

Ian tenía mirada audaz, viéndolos directamente como si el fuese el dueño de la casa y ellos sus invitados.

- ¿Les dijiste a tus hijos?- dijo el hombre a la mujer.
- Ah… no todo…chiquillos, él es su prometido.
- Por favor sean buenos conmigo- dijo el sujeto sensualmente.

Amy casi chilló de la emoción. Mauro frunció el ceño, Eric empalideció y Danilo se tapo la boca para disimular la carcajada.

- Oye esto es una mala broma ¿cierto?- dijo Eric mirando a su madre- ¡Como que comprometerse con un hombre! ¡Es absurdo!
- Yo no me voy a prestar para esto- dijo Mauro.
- ¿Y de que tanto se preocupan? Amy se casa con Ian y listo ¿Cuál es el problema?- sonrió Danilo.
- No- negó Ian tajante y con voz masculina- Yo elegiré a quien quiera.


Al grano.


- Nosotros no somos homosexuales- aclaró Mauro.
- ¿Y a mi que?- dijo el pelirrojo sonriente- son pobres, yo rico, me hacen feliz, los hago felices para siempre “¿Cuál es el problema?”

Un bastardo con dinero, en esa oración se resumía la actitud de aquel sujeto que apareció de la nada, para refregarles en la cara que el tenía “el sartén por el mango”


- Aceptamos-dijo Danilo confiado.
- ¡¿Qué?!- exclamaron Mauro, Eric y su madre.
- Que aceptamos, elegirás a quien quieras si nos sacas de la miseria.


Eric lo pellizco.


- ¿De que hablas, mierda?- susurró entre dientes.
- Ssh… tengo un plan- le murmuró en el oído.



Ian sonrió encantado.


Y comenzó el juego.


No había pasado ni una hora en la que el pelirrojo pisó aquella casa, y estaban todas sus pertenencias en la casa.

Danilo instaló sus cosas en la habitación de Amy para que el nuevo visitante se hospedara allí, el asunto era más complejo de lo que imaginaron, él y su tío vivirían con ellos, eso quería decir que tendrían a un acosador bajo su propio techo evaluando cada movimiento que estos hiciesen. Era una situación extraña, pero su madre estaba demasiado enferma como para recriminarle su espantosa decisión.

Súbitamente Mauro y Eric entraron a la habitación de los dos hermanos.

- ¡¿Se puede saber que estás planeando imbécil?!- inquirió Eric molesto.
- No grites…- murmuró Mauro- nos puede pillar.
- ¿No es obvio?- respondió Danilo, el aludido- Ayudaremos a Amy a conquistar al rarito, el rarito se enamorará de él, lo elegirá ¡Y seremos ricos! Así Amy cumple su sueño de estar con un tipo atractivo, y nosotros… ¡Nadaremos en billetes!


No era mala idea.


- Para eso- continuó- tenemos que no ser de su agrado ¿Cómo? No tengo idea, pero con el tiempo lo averiguaremos… ¿les parece?

Atractivo plan, pero aún no les convencía.

Danilo, el pecoso, frunció el ceño al no ver entusiasmo.

- A ver… ¿Reman para mi mismo lado o no?-dijo el azabache fastidiado con tanto rodeo.
- Si… creo que puede resultar-Mauro dijo entre un suspiro- pero si no resulta te matamos ¿OK?
- Si, declárate muerto- apoyó Eric apuntándolo con el dedo índice.
- Si, si… mátenme… esto va a ser divertido.
- ¡SIIIIII!-exclamó Amy- ¡SERA FANTAAAASTICO!

Los tres hermanos restantes lo quedaron mirando.

- Mierda no va a funcionar…-Eric se tapó la cara.
- ¡Que malo!- reprochó el pequeño.
- Es demasiado patético.
- ¡Mauro malo, malo!
- Tranquilos, quizás le guste los niños…creo… ojala…recen.


Ian estaba escribiendo cuando los tres hermanos mayores por tan sólo minutos del más pequeño de la familia, empujaron al zanahoria para que este le fuese a hablar. A su vez, luego de hacer esta inocente “artimaña” se escondieron tras la puerta corrediza que separaba a la cocina del comedor, en donde estaba al pelirrojo sin sospechar “aparentemente” nada.



Amy estaba muy nervioso.



- ¿Qué quieres?- dijo Ian con un cigarrillo en la boca al ver al pequeño de pie junto a él.
- Eh… yo… quería saber… quería saber más sobre ti- dijo el joven sonrojado.

Ian lo miró con sus ojos levemente orientales.


- ¿Qué te importa?

Amy no se imaginó una respuesta así.


Iba a ser difícil…


Y el pelirrojo volvió a lo que hacía, ignorando al pequeño maltratado, pero Amy era persistente, sentándose con coraje a su lado.

Ian lo volvió a mirar.

- ¿Por qué eres así? Yo sólo trato de ser amable contigo- dijo el pequeño (que no era tan pequeño) dulcemente- ¿Cuántos años tienes?

El pelirrojo puso suavemente su mano sobre la cabeza del chico zanahoria. Tomó un vaso con agua que estaba a un lado de su cuaderno, y le roció el líquido en la cara, luego de esto, lanzó el vaso fuera de la ventana, sin romperse, y le dijo con una sonrisa malévola:

- Anda a recogerlo, Hachiko.

Sí…


Iba a ser muy difícil…

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