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¿Miau? por Las sacerdotisas de Shun

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Notas del capitulo:

¡Hola, niñas!

Antes de que empiecen a leer el segundo capítulo, queremos agradecereles mucho los comentarios que nos dejaron en  el primer capi de la historia, y decirles  que esperamos que la continuación también les guste, la escribimos con mucho cariño para todos aquellos que deciden destinar un momentito de su tiempo para leernos, pero en especial para las personitas que se tomaron las molestia de dejarnos un review.

Disclaimer: Saint Seiya, obviamente, no nos pertenece a ninguna de las dos, porque de ser así, tengan por seguro que nuestros caballeros hermosos optarían más por hacer el amor que por pelear interminables batallas; todos y cada uno de los personajes de esta serie Manga son propiedad del gran genio: Masami Kurumada.

La mañana lo sorprendió durmiendo. …l jamás acostumbraba a quedarse en cama hasta tan tarde, regularmente a las seis de la mañana ya se encontraba listo para empezar con sus actividades, pero esta vez, extrañamente, su cuerpo no le permitió ponerse de pie. Se estiró un par de veces y notó que ya se encontraba solo en el lecho, bajó de él y salió del cuarto dirigiéndose a la cocina con un andar muy elegante; al llegar ahí se encontró con una imagen tierna… Shun se hallaba intentando preparar algo para desayunar, pero a todas luces se notaba que no tenía ni la más remota idea de lo que era cocinar.

 

Todo en el lugar era un completo desorden, había huevos rotos por aquí, leche regada por allá y harina ensuciando la carita del chiquillo, de haber podido hacerlo, Shaka se hubiese carcajeado por la escena, aunque lo que sucedería rato después no le causaría ni pizca de gracia.

 

–¡Buenos días! –se escuchó un saludo en la entrada de la cocina, el convertido en gato enseguida reconoció a la voz de la persona que se había introducido en su casa, y confirmó su identidad al escuchar a Shun regresarle la cortesía.

 

–¡Hola Mu, buenos días! –respondió entre animado y apenado el peliverde al recién llegado, cuando éste ingresó a la cocina.

 

–¡Hola Shun! ¿Y Shaka? –Preguntó con curiosidad al no ver al caballero de Virgo por ahí –qué raro se me hace que no esté aquí, a él le gusta mucho levantarse temprano y cocinar su desayuno –el de Jamir, con toda confianza, tomó un lugar frente a la mesa.

 

–Mu, tú te llevas muy bien mi maestro, ¿verdad? Por eso le conoces tan bien, ¿no? –cuestionó el chico, e hizo lo mismo que el visitante.

 

–Bueno, creo que  podría decirse que él y yo somos amigos –respondió, y luego le regaló una sonrisa dulce a su interlocutor –pero, ¿por qué preguntas eso?

 

–Es que, verás, ayer en la fiesta no lo vi y cuando llegué al templo tampoco lo encontré, el único ser vivo que hallé aquí fue un precioso gatito –Shun levantó del suelo al minino que se encontraba a su lado y se lo mostró al pelilila –por cierto, ¿sabes si este precioso peludito le pertenece a mi maestro? –preguntó mirando con cariño al felino y acariciándole la cabeza con ternura.

 

–Esto que me dices es insólito, pues no sabía que se ausentaría del Santuario, y respecto a lo del gato... hasta donde yo recuerdo,  Shaka no tenía ninguna mascota. De todas formas, volviendo al tema de su desaparición,  ¿sabes, Shun? Se me hace un poco extraño que, a pesar de que hubiese tenido que salir de improviso, mi amigo no haya estado presente en la reunión de ayer, porque me dijo que no faltaría por nada del mundo, sin embargo, quizá tampoco debamos alarmarnos por esto, puesto que es posible que, de última hora, el patriarca lo enviara a realizar alguna tarea que no podía revelar –comentó de forma serena –a todo esto, ¿qué se supone que intentas hacer, Shun? –miró extrañado el lugar que mayormente refulgía de limpio, ahora realmente convertido en un desastre.

 

–Ahmmm, yo… en realidad quería preparar unos hot cakes para mí y Shaka, si volvía claro está, pero la verdad es que soy muy malo cocinando, así que me ha sido imposible no crear este terrible caos –se excusó apenado y sus mejillas se tiñeron de rojo por la vergüenza.

 

–Jajaja, no tienes porque sentir pena, cocinar no es algo que todos sepan. Si quieres yo te ayudo,  aunque antes… –Mu tomó una servilleta de tela, la humedeció en el grifo y luego, con suma delicadeza, limpió las sonrosadas mejillas de Shun –así está mucho mejor –le sonrió de forma encantadora y al final, como no queriendo la cosa, depositó una caricia suave en el pómulo derecho, algo bastante innecesario desde el punto de vista de Shaka, quien no sabía por qué, pero en esos momentos tenía unas enormes ganas de usar, por primera vez, sus nuevas garritas. Su amigo estaba tomándose demasiada confianza, muy rápidamente, con el peliverde y eso no le gustaba nadita de nada.

 

Ante la atención del mayor, el chico se sintió un poquito incómodo, pues no esperaba que el caballero de Aries tuviese ese gesto tan dulce para con él, sin embargo lo dejó pasar porque conocía lo amable que podía llegar a ser ese santo dorado, pero algo que le perturbó más fue que, en ese preciso instante en el que la mano de Mu se posaba en su mejilla, deseó con todas sus fuerzas que fuese Shaka quien lo acariciase de esa manera tan cariñosa –ahmmm… muchas gracias –susurró con evidente timidez y luego se levantó rápidamente.

 

Mientras el peliverde recogía un poco el desorden para poder intentar cocinar de nuevo, Mu se sumía en sus pensamientos, pero sin apartar la mirada del niño.

 

“Shun es hermoso y, a pesar de saber que no está bien que piense así porque no tengo la menor idea de donde se encuentra mi mejor amigo ni en qué condiciones, la verdad es que no pretendo desaprovechar su ausencia… pondré en práctica todos los consejos que me dio Milo hace unos días, y conquistaré a este lindo “Conejito”, creo que me dará un poco menos de vergüenza cortejarlo sin que Shaka ande rondando por aquí, aunque igual es probable que no demore mucho en regresar, pero no importa, al tiempo que tenga le sacaré la mayor ganancia posible”.

 

–Mu, ya arreglé un poco mi desastre, creo que ya es posible cocinar… ¡Mu, Mu! –le llamó un par de veces más a su acompañante, pero al notar que no le hacía ningún caso, decidió zarandearlo un poco para que reaccionara.

 

El ariano, al sentir que lo movían, volvió a la realidad –¿eh?, ahmmm… perdona Shunny, me distraje un poco con… ciertas cosas, ya sabes –se excusó apenado por su evidente descuido.

 

–No te preocupes amigo, a todos nos pasa que por momentos nos perdemos en nuestros pensamientos –Shun le sonrió con esa típica dulzura suya que es capaz de derretir hasta a un iceberg y el corazón del santo de cabellera lila palpitó con fuerza desmedida, además, en su cara se formó una expresión de bobo enamorado que pasó desapercibida para el peliverde, más no así para Shaka, quien sintió que su hígado era pateado como balón de futbol.

 

No sabía muy bien por qué, pero al caballero de virgo no le agradaba en lo más mínimo ver la clase de emociones que Shun despertaba en Mu. Lo que sentía en ese momento no tenía nombre, según él, pero sí que era raro y molesto… deseaba con toda su alma recuperar su figura original para poder votar al santo dorado de Aries fuera de su templo y posteriormente encerrar al “Conejito” ahí para siempre y que de esa manera nadie, exceptuándolo a él claro está, pudiera tocarlo o mirarlo siquiera de la misma forma en la que su amigo lo hacía en ese instante.

 

Mientras el pequeño Tsukeru pensaba en todas esas cosas, Mu le daba clases de cocina a Shun y al mismo tiempo aprovechaba toda oportunidad para rozarle la mano, o acariciarlo en el rostro con el pretexto de que se había batido con algún ingrediente –ou, te brincó algo de harina a la cara, déjame limpiarte –dijo de repente, cuando Shaka escuchó eso se puso alerta; sus orejitas se movían de forma graciosa y su cola se erizó. De un ágil salto se posicionó al lado del peliverde y cuando el ariano iba a retirar el polvo blanco de la mejilla del chiquillo, lanzó un certero zarpazo que dejó marca en la mano del joven de cabellos color lila.

 

–¡Tsukeru! –le reprendió Shun al instante, jamás esperó que ese tierno gatito que había dormido tranquila y apaciblemente a su lado fuera capaz de atacar a alguien sin razón aparente, así que se vio sorprendido por su actuar y no pretendía dejar que su nueva mascota tuviera esas manías… porque él en verdad deseaba quedarse con ese felino y para cuando Shaka estuviese de regreso debía mostrarle que el animalito era educado y que podía permanecer en el templo, claro, eso solo en caso de que el rubio no fuese ya el dueño.

 

–No pasa nada, Shun, únicamente me dejó unos ligeros rasguños. Créeme, no moriré por esto –bromeó Mu –pero parece ser que este felpudo amiguito tiene muy mal carácter y creo que deberás educarlo, nadie querrá visitarte si se enteran que tienes un “feroz felino” viviendo aquí –dijo a modo de chascarrillo y comenzó a reírse porque el niño hizo un puchero al escuchar que se burlaba de lo dispar que eran el temperamento y el tamaño de Tsukeru, ya que este parecía, más bien, un fiero león encerrado en el cuerpo de un adorable gatito.

 

El peliverde tomó a su mascota entre las manos, e hizo que sus miradas se encontraran, para luego comenzar a hablarle, tal como lo haría con una persona –no estoy nada contento con esa actitud que tuviste hace un momento, lo que le has hecho a Mu es una grosería, no quiero que vuelva a repetirse –regañó enérgicamente. El caballero de Aries miraba sorprendido la escena, pues jamás había visto que alguien le hablara así a un animal, pero lo que más asombro le causaba era que el gato parecía estar entendiendo lo que Shun le decía, sin embargo, todo atisbo de desconcierto se borró al percatarse de lo lindo que se veía su adorado Andrómeda corrigiendo al minino como lo haría un padre con su retoño y no pudo evitar pensar que sería hermoso poder criar a Kiki como un hijo al lado de él.

 

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Después de haber terminado de desayunar, viendo que ya no quedaba nada que pudiera darle de comer a Tsukeru, Shun le preguntó a Mu si era posible que le acompañara al pueblo a comprar algo de alimento para gatos y algunas cosas que pudiera necesitar para mantener sano y contento al minino. El ariano aceptó enseguida, vio en esa salida la oportunidad de tratar un poco más al peliverde  y ¿por qué no? También le pareció que todo pintaba perfecto para intentar conquistarle. En fin, ya estaban listos para marcharse cuando el peludín se colocó frente a Andrómeda y poniendo en su carita la expresión que tendría un borreguito a medio morir, hizo que su dueño lo tomara en brazos y le permitiera acompañarlo. En el instante, a Mu no le pareció que eso estropearía sus planes, pero no pensó lo mismo en el momento en el que quiso acercarse más de la cuenta al chiquillo y el felino celoso le mostró sus dientes como en señal de advertencia, quiso darle a entender que si se aproximaba un poco más… no le iría nada bien.

 

–¡Vaya, Shun! Creo que tu gato es realmente muy posesivo, si ahora  que solo lleva un día de conocerte se comporta así, no me imagino cuando lleve algunos meses siendo tu mascota –Mu rompió en carcajadas porque el peliverde, al escucharle decir aquello, hizo unos graciosos pucheritos.

 

–Bueno, al menos tendré quien me proteja y me acompañe mientras mi maestro vuelve de su misión o de donde sea que haya ido, ¿verdad Tsukeru? –Shun colocó al gato frente a él y luego frotó su nariz con la de él en un gesto que a Mu le pareció tiernísimo (además, también pensó que sería encantador estar en el lugar del peludín) y que casi provoca que el corazón del felino saliera de su pecho.

 

–Eso está muy bien, ahora vayamos a comprar la comida de este posesivo chiquitín y de paso busquemos algunas provisiones para nosotros; he decidido que te enseñaré a cocinar, además… te haré compañía en el sexto templo mientras Shaka vuelve, como yo no tengo un discípulo aún y tu maestro no se encuentra, creo que podríamos entrenar juntos durante un tiempo. ¿Qué te parece mi idea? –El cerebro de Mu había trabajado rápidamente al escuchar decir a Shun que el gato sería su compañero y protector durante la ausencia de su mentor, era la oportunidad perfecta para ganarse el corazón del pequeño Andrómeda, se pateó mentalmente por no haber pensado antes en esa posibilidad.

 

Habiéndolo meditado un momento, y llegando a la conclusión de que era una buena idea, Shun le agradeció a Mu que se tomara tantas molestias para con él y le dijo que le parecía perfecto que le hiciera compañía durante la ausencia de Shaka. El tierno “Conejito” no pudo evitar pensar que esa era una buena manera de conocer mejor a su querido maestro, pues sabía a la perfección que el ariano era el amigo más cercano del caballero de Virgo, por lo que, seguramente, podría contarle muchas cosas sobre él.

 

Así, con diferentes ideas en mente, luego de haber comprado todo lo que necesitaban, Mu y Shun volvieron al Santuario. Primero pasaron por la casa de Aries para recoger unas cosas y luego se encaminaron al sexto templo. Tsukeru no lucía muy feliz con todo aquello, así que de vez en cuando se lo hacía notar al de cabellos lila, no perdía oportunidad de mostrarle los dientes y emitir sonidos amenazantes, claro, sin que su “dueño” se percatara.

 

“Perdóname, no dejaré que te acerques a Shun… no de esa manera” –pensaba Shaka cada vez que le gruñía a su amigo. Lo más curioso de todo es que luego terminaba preguntándose por qué motivo mostraba esa actitud tan agresiva, y finalizaba diciéndose que seguro  era por su estado, ya que no era nada sencillo haberse convertido en animal, aunque en el fondo sabía que todo se debía a que le molestaba saber la clase de intenciones que Mu tenía para con el peliverde. Lo que de plano no alcanzaba a explicarse era la razón por la cual se sentía incómodo por dicho asunto, no era lógico, según su propio punto de vista, que le disgustase tener en cuenta que el ariano y su pupilo podían llegar a tener una relación  más allá de la amistad –“es que esto no puede ser, ellos dos no… Shun dijo que sentía algo por mí, no puede estar con Mu. Buda, ¿por qué me molesta tanto pensar que ese chiquillo pueda sentir tal tipo de cosas por alguien que no sea yo?... no entiendo nada, no sé por qué causa me pusiste en esta situación tan rara y complicada” –el siempre tranquilo e impasible caballero de Virgo estaba a punto de cruzar la pequeña línea que divide a la cordura de la locura, puesto que no hallaba la manera de salir del enredo en el que se encontraba y es probable que de haber tenido manos y su larga melena, por culpa de la desesperación, habría jalado de sus cabellos hasta arrancárselos.

Notas finales:

Bueno, antes de despedirnos queremos invitarles a que se pasen por el metroflg que creamos en honor del niño de nuestros amores... aquí les dejamos el link:

LasSacerdotisasDeShun

 

Nos leemos pronto, y recuerden chicas... como ofrendas el conejito nos pide que  entreguemos comentarios en las ceremonias que le realizamos, así que por favor... cooperen con la causa ^_^, estaremos bien agradecidas y Shunny también.

Las queremos, cuídense mucho.


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