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Gotta be Somebody por DraculaN666

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Notas del fanfic:

Ammm... Iba  a ser un one-shot, pero le vi mas cara de two-shot xDDD Así que, esta es la primera parte de 2 ;D

Notas del capitulo:

La canción no tiene absolutamente nada que ver con la historia y el titulo menos xD ¡Pero que novedad conmigo!

Hace mucho que le traía ganas a un incesto, pero no se me ocurría nada y esto fue lo mejor que pude hacer, aparte, era para San Valentín, pero notemos que puntual soy con las fechas xD carajo...

Como sea, espero les guste ;D

Disclaimers: La historia es mía, de mí retorcida mente y mi calentura, ¡jo! Copias, replicas y/o cualquier cosa parecida... no pasara nada muy grave, siempre y cuando no me entere porque si no, xD yo solo digo que hagan testamento. La canción homónima al titulo pertenece al grupo Nickelback y su sexoso cantante que deseo violar xD. Cualquier parecido con la realidad, con personas ya sean vivas, muertas, escondidas o desaparecidas es coincidencia, ya quisiera yo ver a dos hermanos dándose entre ellos xD

Advertencias: Incesto, ¿lemon? Quizas en la segunda parte xD no se... Algo así... Alguna mala palabra que nunca falta en mí...

En muchas ocasiones solemos preguntarnos, como será encontrarnos con la persona que está “destinada” para nosotros.

Vivimos en una búsqueda interminable por encontrarla, y nos sumimos en un mundo de romanticismo y cursilerías al ver los corazones flotando a nuestro alrededor en fechas tan triviales como lo es San Valentín.

Nadie quiere quedarse solo, ni tampoco quiere ser el último en encontrar a la persona que se supone debe estar con nosotros hasta que “la muerte los separe”

Se toman como estupideces, como cosas sin sentido que van y vienen porque el amor verdadero no existe. Y si existiera, está muy bien escondido.

En estas fechas las parejas pululan alrededor de todo el mundo demostrando su infinita dulzura, de manera que los diabéticos tienen que abstenerse.

No es que él odiara esas fechas, ni que la lluvia torrencial que caía sobre la ciudad le molestara; en absoluto. Pero le frustraba el hecho de ver a hombres y mujeres felices, de la mano, destilando amor por cada poro de su ser, convirtiendo cada lugar en una asfixiante área de dulzura y corazones. Y él, bien gracias, sintiéndose miserable por no poder mostrar de esa manera su amor a la persona que amaba.

Y no, no era el hecho de que él, siendo hombre, amara a otro hombre. No, nada que ver. Pero si este hombre, curiosamente y por ironías del desdichado destino, era su hermano mayor, con el cual cabe destacar, no tenía una relación muy estrecha, la situación se complica un poquito más.

Aún así, eso no evitaba que cada vez que su mirada se posaba en aquellos ojos azules y profundos, su piel se estremeciera de forma involuntaria, ni que al verle con alguna novia de turno sus celos fueran tales que desataban peleas que terminaban en golpes y en un mes de ignorarse.

Su vida era miserable en muchos sentidos. Gay reprimido, con novia de fachada, enamorado de su hermano mayor y sintiéndose patético por no tener el valor de atreverse a nada.

¿Cómo hacerlo? Si eran hermanos, misma sangre, mismos padres muertos, mismos lazos que les unían de forma íntima, pero no de la manera que él deseaba.

Sus 15 años eran totalmente patéticos comparados con los 17 felices de su hermano. El cual siempre sonreía y era amistoso, agradable y de buen ver con todas las personas; excepto con él.

Eso le hacia sentirse aún más miserable de lo que ya era.

Y en esa cafetería, resguardado de la lluvia que no tenía misericordia con los jóvenes enamorados; sentado al lado de una rubia mujer que no parecía querer callarse nunca; y deseando encontrar el hoyo más profundo del mundo y tirarse por él. A través de la ventana, al otro lado de la calle; observaba a su hermano del brazo de una joven castaña y bastante voluminosa.

Los celos amenazaban con nuevamente atacarle ferozmente, deseando encontrar ese hoyo, tomar a esa mujer y arrojarla con una piedra, para que nunca nadie volviera a verla.

Respiró profundamente, inhalando el aroma a café recién hecho que albergaba ese agradable y cálido lugar, y pretendió poner atención a su “novia” la cual en ningún momento se percató de que era totalmente ignorada.

Esta vez, me pregunto como se sentirá.
Encontrar a la persona que buscas en la vida.
La única con la que soñamos cada uno.
Pero los sueños no son suficientes.

Muchos se preguntan ¿Existe alguien destinado para mi? Alguien con quien pasar los días, reír, hablar, simplemente estar en su compañía ¿Existe alguien así?

…l no se preguntaba eso, porque ya la había encontrado, “su alma gemela” tan jodidamente unida a él que terminó siendo su hermano.

Soltó una leve risa ante su propia ironía, dándole creer a la mujer que su comentario había sido gracioso e incitándola a seguir hablando. Suspiró con frustración al ver el error que había cometido.

— Mira Zack —habló la rubia, al tiempo que apuntaba hacia la ventana- ¿No es ese tu hermano Josh? —Interrogó con entusiasmo.

Y como no entusiasmarse, si su hermano era todo un rompe corazones. Era alto y delgado, su cuerpo no estaba completamente marcado, pero era lo suficientemente varonil como para tener a las mujeres –Y hombres- a sus pies. Sus ojos grandes y azul oscuro, tenían el brillo característico de los adolescentes. Cabello negro azabache como el de él, contrastado por su nívea piel empapada por el agua de la lluvia y su rostro iluminado por una sonrisa que denotaba lo bien que se lo estaba pasando.

Zack apretó los puños, nuevamente se estaba sintiendo miserable, no solo porque esa sonrisa jamás seria dirigida a él, si no porque su hermano era todo lo que deseaba ser. Era considerablemente más bajo que su hermano, su piel blanca y el cabello negro era lo único que compartían en común. Sus ojos eran grandes y verdes, opaco, sin mucho brillo como solían decirle.

Se levantó del asiento, bastante cansado por ese día.

— Te veré luego —fue la única frase cortante que pudo salir de sus labios, para después dejar un par de billetes en la mesa y salir casi corriendo del establecimiento, internándose al torrente de la lluvia.

Sintió el golpe duro del frío, y la humedad de la lluvia rápidamente lo empapó, sin darle mayor importancia, comenzó a alejarse, sin darse cuenta del par de ojos que le seguían.

¿Qué podía hacer con esa terrible obsesión que le carcomía el alma? ¿Existía alguien más allá afuera para él? ¿Y qué hacia con el dolor de amar a alguien que pasaba de él como un extraño pero que era su hermano?

Porque nadie quiere ser el último que quede así
Porque todos quieren sentir como es cuidar a alguien
Amar a alguien con nuestra vida en sus manos

Caminó con lentitud a su casa. Cuando sus padres murieron hace 6 años, sus tíos se hicieron cargo de ellos. Eran una familia mínimamente normal. Sus tíos no tenían más hijos, por lo cual les adoptaron con todo el gusto del mundo.

La relación con Josh siempre fue mala, pero conforme crecieron y a partir de la muerte de sus padres, las peleas eran más continuas y agresivas. No podían verse sin terminar insultándose, y más de una vez sus tíos tenían que intervenir cuando las cosas terminaban en golpes.

¡Pero él no deseaba esas cosas! No le gustaba pelear con su hermano, porque el solo hecho de escuchar de sus labios un “te odio” o un “eres una molestia” hacía que su corazón se fragmentara en mil pedazos. Y aunque eran las frases más típicas que su hermano le dirigía, él jamás las contestaba, porque no se veía capaz de decirle semejante mentira.

Aunque él se muriera por odiarle, que se le partiera el alma cada vez que le despreciaba, no era un motivo suficiente para decirle algo tan falso como eso. Así que, era mejor mantener la distancia. Su hermano iba a la escuela en la mañana y él en la tarde, por lo que siempre se levantaba una vez que su hermano se iba de la casa y llegaba a la hora justa en la que sabia que estaba dormido, o que no estaría cerca.

Era lo mejor, dos extraños viviendo en la misma casa. Y aunque a él le matara eso por dentro, era la única solución que quedaba para que no lo odiara más.

Se quedó parado frente a la puerta un rato, no tenía muchas ganas de estar solo en casa ese día, se veía tan fría y vacía que hacia que su corazón se inundara de soledad. Sus tíos habían salido, para pasar algo de tiempo juntos, ya que nunca tenían oportunidad de divertirse, y su hermano obviamente, como ya había visto, estaba fuera con la novia de turno.

Suspiró derrotado, nada ganaba por siempre estarse lamentando por esas cosas. Así que sacó la llave de su bolsillo, y antes de abrir la puerta, escuchó el sonido de un coche muy cerca. Volteó esperando ver a sus tíos regresar temprano, pero en su garganta se hizo un nudo al ver el coche de su hermano llegar. Sin pensarlo más, abrió la puerta rápidamente, entrando antes de que le viera y cerrándola instintivamente tras él.

Al entrar, notó la oscuridad que le rodeaba y el frío que finalmente comenzaba a calarle tener toda la ropa mojada. Prendió las luces de la entrada y se dirigió a la sala, prendiendo también las demás luces en su camino. Llego al cuarto de lavado, donde se encontraban unas canastas con ropa sucia y sobre ésta, unos estantes donde se encontraban las toallas limpias. Se sacó toda la ropa húmeda, dejándola en las canastas, quedando solo en bóxer y tomó una de las toallas más grandes, secándose parte del cuerpo y el cabello.

Comenzó a echar la ropa sucia en la lavadora, separando la blanca de la de color.

Lavando la ropa en San Valentín. Se dijo a sí mismo. No puedo pensar en nada más romántico. Continúo con ironía.

Concentrado como estaba en su tarea no escuchó llegar a su hermano mayor, el cual también se encontraba empapado de pies a cabeza. Para cuando se dio cuenta, se encontraba en la misma situación que él. En bóxer y con una toalla alrededor de su cuello. Sin decir ni una palabra echó su ropa junto con la que ya estaba en la lavadora, y los dos se quedaron en silencio, sin mirarse ni decirse nada.

Zack, sintiendo la tensión del momento y sin querer decir nada, salio del lugar dirigiéndose a la cocina que estaba a un lado del cuarto de lavado.

Fue a la nevera y tomó un jugo de naranja, realmente no tenía sed. Bueno, realmente no tenía ganas de nada, pero necesitaba despejar un poco su mente. Encontrarse en la misma casa con su hermano, solos y medios desnudos, no ayudaba mucho a su condición ni a sus ganas de besarlo hasta ahogarse por falta de aire.

Agitó su cabeza de un lado a otro, despejándose de esos pensamientos que no le ayudaban y bebió despacio, sin prisa, enfocándose en cualquier mínimo detalle que no fuera el sonido de los pasos de Josh que salía tras él y se iba a la sala a ver televisión.

A lo lejos se empezó a escuchar el sonido del teléfono, que comenzó a sonar con bastante insistencia sin que ninguno de los dos se dignara ir a contestarlo. Zack se quedó en la cocina, pensando que su hermano lo tenía a unos cuantos pasos de él, y que lo más posible es que la llamada fuera de sus tíos, o de alguna de las mujeres con las que salía. Con un bufido de impaciencia, escuchó como su hermano se levantaba de su lugar para contestar el bendito aparato.

— ¿Diga? —preguntó desganado el mayor— un momento —dejó el aparato sobre la mesita y caminó a la cocina— Es para ti, inútil —informó amablemente a su hermano menor, que solo le vio de reojo sin contestar el insulto desconcertándole un poco.

Caminó con lentitud, sabiendo de antemano que solo una persona le marcaría ese día… bueno, que le marcaría a él.

— ¿Sí? —preguntó un tanto nervioso.

— ¿Tú eres imbécil o algo así? —Dijo la mujer al otro lado del teléfono.

— Hola Wendy —respondía al amoroso saludo de su “novia.”

— Nada de “Hola Wendy” ¿Quién te crees? Te vas de la nada, dejándome como estúpida ahí sola frente a los demás, ¡Algunos ni siquiera disimularon la risa! —Gritó furiosa— ¿Qué fue lo que pasó? ¡Eres un tonto! Es San Valentín y me dejaste sola —su voz sonaba llena de ira, y estaba apunto de echarse a llorar.

Zack se sintió como un imbécil –algo ya muy típico- pero no era precisamente por hacer pasar a su querida novia una vergüenza, si no por ser tan idiota y desquitar con ella algo de lo cual ni estaba enterada.

Y aguantaré mi aliento
Hasta el final, hasta ese momento cuando
Encuentre a la única con quien me quedaré  para siempre

Escuchó pacientemente todos y cada uno de los reclamos de la mujer, trató de calmar sus lágrimas, y sin más que decir al final, ella le dijo que no la volviera a buscar, que se arrepentiría de lo que hizo, que le iría a rogar para que regresaran y un sin fin de cosas más.

El moreno no hizo nada más que escuchar y decirle un “Está bien” y “Como desees” haciendo enojar aún más a la rubia, quien colgó sin decir nada más.

Soltó un cansado suspiro, tenía un horrible dolor de cabeza por los gritos de la mujer, así que sabiamente decidió irse a dormir, aunque fueran las siete de la tarde.

Caminó a la sala donde se encontraba Josh viendo un programa que no le interesaba para nada, así que decidió subir al segundo piso, para tratar de dormir un poco.

— ¿Te cortaron en San Valentín? —Se burló el mayor— Que romántico, eso si es ser un perdedor —soltó una cruel carcajada, esperando una reacción como las de siempre por parte del otro.

Zack solo se limitó a verle con sus ojos verdes y cansados, los cuales se toparon con los brillantes azules de su hermano.

— Sí, supongo —soltó en un susurro, para seguir caminando lejos de ahí.

Josh quedó desconcertado, usualmente su hermano le contestaba con un “cállate” o algún tipo de insulto que él podía contestar hasta que comenzaban a pelear. Pero esta vez no, se limitó simplemente… ¡Simplemente a ignorarle! Eso le hacia enfurecer. ¿Tanto quería a esa mujer como para que le afectara tanto su ruptura? Si nunca pareció que sintiera gran cosa por ella, y lo peor del caso, por culpa de eso ahora le estaba ignorando… ¡Ignorando! No le molestaba que alguien le ignorara, de hecho, él era quien ignoraba a la mayoría de las personas ¡Pero jamás toleraría eso por parte de su hermano menor! Soportaba mucho, ser ignorado por profesores, y por algún que otro adulto idiota, pero le enfurecía verdaderamente mucho que Zack lo hiciera, la atención de su hermano era solo de él ¡Y nadie más podía tenerla!

No podía explicarse esa enfermiza obsesión y no le importaba buscarle sentido, así eran las cosas, y él se encargaría de cumplirlas, aunque tuviera que sacar de quicio al otro.

Se levantó de su lugar, dispuesto para ir a reñir con su hermano, el cual se había encerrado en su habitación.

Llegó al segundo piso y se puso frente a la puerta de la habitación de su hermano, comenzando a tocar fuertemente.

— ¿Qué quieres Josh? —Escuchó del otro lado.

— Abre la puerta Zack —siseó amenazante, enfurecido por el tono de voz del otro.

— Oblígame —fue todo lo que obtuvo como respuesta.

— Abre la puta puerta Zack, si no quieres que la tumbe —comenzó a tocar aún más fuerte, haciendo retumbar la madera blanca.

— ¿Otra vez? —Nuevamente fue la escueta respuesta del menor, el cual sabía que por más que pateara esa puerta no se abriría, ya que sus tíos habían mandado reforzarlas, ya que continuamente en sus peleas terminaban con un par de puertas destrozadas.

Josh, tomando eso como un reto, comenzó a golpear aún con más fuerza de la que era posible utilizar, hasta escuchar la madera de la puerta crujir bajo su puño al estrellarse una y otra vez sobre ella. Zack, al estar atento a las acciones de su furioso hermano, escuchó también como esa puerta comenzaba a ceder una vez más a las agresiones del mayor.

Sin más opción que abrirle, más que nada para no volver a tener problemas con sus tíos, se levantó de su lugar para perezosamente abrirle a la plasta en la que se estaba convirtiendo Josh.

El mayor pensó en muchas cosas: golpearle, empujarle o torturarlo de las formas más viles que se le cruzaran por la mente, pero lo único que su cuerpo hizo al verlo fue tomarlo de la playera y levantarlo un poco hasta su cara y comenzar a vociferar.

— Escúchame bien, maldito imbécil, nunca en tu vida me vuelvas a ignorar, si no quieres conocer la desdicha en persona —siseó venenoso, colérico, enfermo de rabia sin tener una buena razón para ello. Era simplemente odio, odio de algo que estaba dentro de él y luchaba por mantenerlo encerrado.

— ¿Conocer la desdicha? —Ironizó el menor— Josh, me la presentas cada día, no creo que sea necesario que nos vuelvas a presentar —escupió en su cara, lleno de odio y resentimiento. Pero no contra su hermano, si no contra él porque, a pesar de todo, lo amaba más que a nada.

No se dijeron ni una palabra más, todo su odio y frustración comenzó a aflorar como golpes. Josh soltó una de sus manos que aún sostenía a su hermano, para dejarle caer un poco antes de asestarle un duro golpe en el estómago.

Zack sintió el metálico sabor de la sangre inundar su boca, haciendo que el odio se convirtiera en una incontenible ira. Soltándose de las manos de su hermano, logró recuperarse un poco, para tomar una de las grandes enciclopedias que tenía en su escritorio y trató de darle al mayor con ella en la cara. Josh ante el repentino e inesperado ataque, no pudo esquivar el golpe que dio duro en su estómago. Zack era más bajo y débil, pero no quitaba que fuera un hombre y aún así tuviera cierta fuerza que de vez en cuando salía a relucir.

Cuando Josh se recuperó, el menor estaba tocando su herida por la que aún salía un poco de sangre. El mayor se abalanzó sobre él, chocando sus cuerpos y haciendo que su hermano topara con el borde del escritorio que le lastimó dolorosamente, sintiendo la afilada orilla clavarse a través de la tela de su ropa. Zack le dio una patada como pudo, tratando de quitárselo de encima, por lo que el mayor terminó del otro lado de la habitación, junto a la puerta respirando agitadamente, sus ojos azules le observaron con furia, rencor y odio, una mirada tan penetrante y molesta, que le caló en lo profundo del alma, sintiendo toda la ira acumulada de su hermano en una sola mirada. Contuvo las lágrimas, no podía echarse a llorar en un momento como ese, ni siquiera el punzante dolor de las heridas bastaba como excusa.

Josh se levantó decidido, ignorando el dolor de su estómago y su pierna, donde Zack le había pateado, estaba determinado a moler a golpes a su hermano menor, y no había tíos ni nada que le fuera a detener en ese momento.

Nuevamente tomó a su hermano por la camisa, quien no opuso resistencia, quizás por la sorpresa o por algún otro motivo, que no le importaba.

Lo estrelló contra la pared repetidas veces, haciendo chocar su cabeza, espalda y todo el cuerpo en ella. Zack seguía sin oponer resistencia, y ahogaba sus gemidos de dolor con los labios fuertemente apretados. Sentía sus costillas crujir, amenazando con romperse si le seguía azotando con tal brutalidad, su cabeza comenzó a punzarle de manera insoportable, pero aún así se rehusaba a llorar.

Josh, cansado de esa actitud tan pasiva que mostraba el menor, arrojó su cuerpo en la cama, haciendo que su cabeza se golpeara fuertemente contra la cabecera, sin embargo, ni siquiera eso logró que su hermano reaccionara.

Se subió en cuclillas sobre sus piernas, golpeando sus brazos y los costados de su cuerpo, sintiendo el crujir de sus huesos y saboreando un poco al imaginar como seria de simple retorcer un poco su hombro hasta dislocarlo, ése sería el castigo perfecto para que el otro aprendiera que a él no debía, jamás, ignorarle, por nada del mundo.

Se detuvo un momento, jadeante, observando la figura de su hermano, que estaba con los ojos fuertemente cerrados, contrayendo sus labios para no comenzar a gritar por los golpes, sangrando por el labio y otros lugares que ya habían manchado las sábanas.

Zack, al sentir que los golpes se detenían, abrió los ojos, despacio, sintiendo que todo le dolía de forma abominable, hasta la punta de sus cabellos se encontraban adoloridas pero aún así, sus ojos se mantenían secos de lágrimas, solo recorría su rostro el sudor del esfuerzo que había hecho.

Miró el techo, la nada, observando sin mirar, y perdiéndose en el punto oscuro en el que se envolvía, en donde la conciencia era un vago recuerdo que llamaba dolor.

De pronto, regresó a la realidad, y con ello, todo el dolor se hizo más punzante, sus bazos, su cabeza y prácticamente todo su cuerpo dolía, y el peso en sus piernas no ayudaba en nada; inmóvil, quieto, solo mirándole, estaba su hermano, sus ojos azules que parecían dos pedazos de carbón en la oscuridad, le miraban con una fijeza escalofriante, como si pudiera ver cada parte de su alma, como si su más oscuro secreto estuviera siendo leído por él, y no pudiera hacer nada para evitarlo.

El mayor se encontraba absorto, perdido en un mundo de irrealidad, observando esos opacos ojos verdes perdidos en el techo, como si el dolor físico no fuera la gran cosa, vacíos, oscuros, penetrantes, como si la vida fuera un vago recuerdo entre un tumulto de dolor y desesperación que purgaban por salir. Sintió un pinchazo, agudo, doloroso, casi insoportable en el pecho, donde no recordaba haber sido golpeado.

¿Este podría ser el fin?
Es ese el momento en que…
¿Hemos encontrado a aquel con quien nos quedaremos  por siempre?

Dolía mucho esa visión, hasta el punto de que sus ojos se humedecieron un poco ¿Por qué dolía?

Se agachó un poco, hasta quedar a la altura de su hermano. Sus ojos chocaron, pero ellos no dijeron nada, solo se vieron, tranquilos, el dolor estaba presente, y sentían que eso les unía de alguna forma, de una manera masoquista y desquiciante.

El azul y el verde de sus miradas se fundían en un color como el mar, brillante, y las lágrimas de alguno de ellos –porque ya los dos lloraban- caían sobre la mullida cama.

Zack, invadido por el deseo, el descaro, el odio y quizás también por el amor que le tenía  a su hermano, junto sus labios con los del mayor, fundiéndose en ellos, bebiendo como si eso fuera lo único que anhelaba en su vida, como si de eso dependiera su felicidad. Mezclar su saliva con la calida y dulce de su hermano, besarse con pasión acumulada, con la adrenalina y la excitación que los golpes les habían producido. Josh no le rechazó al contrario, unió su lengua con la de él, en una danza apasionante  y obscena, tan voraz como el hambre de un pobre.

Y cayeron en la cuenta de lo que hacían. Eran hermanos ¡Eran hombres! Y se estaban besando, como si eso fuera lo que habían deseado desde hacía muchísimo tiempo. Pero el miedo es poderoso, y los dos se separaron, asustados, como si lo que acababa de pasar fuera solo una de sus peores pesadillas, o parte del más bizarro de sus sueños.

El de ojos verdes sintió las calidas lágrimas caer por sus mejillas, y se maldijo por no haber aguantado ¡Pero el muy maldito estaba jugando con él! De la peor forma que jamás aceptaría.

Se levantó rápidamente de la cama y corrió fuera de la habitación, a la primera planta, lejos de esa casa.

Corrió, lejos, muy lejos, tan lejos como el dolor de todo su cuerpo le permitió, más lejos de lo que la fría lluvia le permitió. Y escuchó su nombre a lo lejos, gritado por su hermano, que por una vez en su vida le había llamado por su nombre sin agregar el cariñoso “idiota” o “estupido”. Pero no le importó, aún así  siguió corriendo, hasta que sus piernas adoloridas y resentidas no quisieron moverse más, haciéndole caer en el húmedo pasto de un parque, el cual estaba abandonado a esas horas de la noche, abandonado como él bajo la fría lluvia, a las 9:45 de la noche del romántico 14 de febrero, el día de los miserables.

Sollozó con fuerza, tendido boca arriba sobre la tierra y la hierba húmeda. Lloró  como hacía años no lo hacía, lloró hasta que sus lágrimas se fundieron con la lluvia oscura que caía, sus gemidos lastimeros se mezclaban con sus jadeos de cansancio, y el frío de la noche se reflejaba en su aliento, el cual observaba cada vez que salía el aire por su boca. Continuo llorando, aún dormido y tiritando de frió, continuo llorando, tendido en la tierra, solo en la oscuridad a la merced del dolor.

Josh salió  tras su hermano cuando éste corrió sin decir palabra. Estaba confundido, atormentado. ¡Se habían besado! Así que no era para menos toda la confusión que se arremolinaba en su interior. No comprendía por qué se había sentido tan tremendamente bien, como si eso fuera lo que había estado esperando por años.

Por primera vez en mucho tiempo se sintió verdaderamente miserable. Observar el color pálido muerto en la piel de su hermano, esas ojeras que rodeaban sus ojos verdes y apagados. La sangre que escurría de varios lugares y los cardenales que seguramente aparecerían al día siguiente por la brutal golpiza que le dio. Nunca se había detenido a pensar un poco en todo lo que lastimaba a su hermano, con sus crueles palabras, sus golpes y en ocasiones hasta con sus silencios. Prácticamente eran dos desconocidos viviendo en un mismo techo, separados por una línea gruesa de odio, que ninguno de los dos sabia cuando había aparecido. En ningún momento, ni él ni Zack se habían percatado de lo que les estaba pasando a los dos, ese sentimiento que crecía en ellos, porque podía asegurar que su hermano menor se sentía igual, ese sentimiento tan asfixiante, tan oprimente y doloroso que les lastimaba, les confundía al punto de que no sabían que estaban haciendo y terminaban lastimándose.

Eran tan estupidos. Quizás él lo era más por no percatarse de lo inevitable. Se había enamorado de Zack, de su hermano menor, del extraño con el que vivía, aquel al que lastimaba constantemente, al que golpeaba, al que abrazaba cuando eran más chicos, a la única persona importante que le quedaba en el mundo.

Sentado en el sofá, sintió la repentina angustia, su hermano no regresaba, estaba lloviendo y lo había lastimado mucho. Impulsado por una fuerza invisible, tomó su chaqueta y una extra, saliendo del lugar, rumbo a ningún lado, solo siguiendo la dirección que vio tomar a su hermano.

Tú, no puedes rendirte.
Cuando buscas ese diamante en bruto.
Porque nunca se sabe cuando lo verás.

Su cuerpo pesaba mucho, había dejado de sentir varios miembros por culpa del frío, así que era incapaz de moverse o tratar de levantarse. El agua de la lluvia le limpiaba por completo, sentía que sus penas eran menores y el dolor del frío era más fuerte que lo demás.

Se perdió en la profundidad de sus pensamientos, hundido en la miseria de su autoestima, sin percatarse de la mano que le tocaba con preocupación la frente, ni los brazos que le cubrían para después cargarlo y llevarlo a toda prisa a un lugar lejano, lejos del frío y la lluvia.

Josh cargó el cuerpo hasta la casa de sus tíos, por suerte, éstos no llegarían hasta más entrada la noche o quizás al día siguiente.

Abrió con mucha dificultad la puerta, ya que el cuerpo del menor no le dejaba maniobrar con facilidad. Pensó por un segundo ¿Llevarlo a su habitación? Lo pensó mejor y decidió llevarle al baño y mojarle con agua caliente el cuerpo, para hacer que le subiera la temperatura, no fuese que pescara hipotermia o algo por el estilo.

Sin pensarlo demasiado y sin realmente prestar atención a lo que hacía, desvistió al menor, descubriendo su blanca piel que en algunas partes daba muestras de violencia, causadas por él, la piel oscurecida, zonas aún con un poco de sangre diluida en la lluvia y unas cuantas contusiones era lo que observó esparcido por el cuerpo, que cubrían viejas cicatrices y golpes.

Se odió intensamente. Era repulsiva la forma en la que podía llegar a comportarse. Tan infantil y sin sentido solamente por no ser conscientes de sus propios sentimientos, sin saber que esa ansiedad, ese deseo que corría por su cuerpo al ver a Zack no era odio si no amor, amor por poseerle de la única forma en que un humano puede poseer realmente a otro. Enteramente suyo, solo de él, consumir sus pensamientos hasta el punto en que no exista nada ni nadie más que no sean ellos dos.

Abrió el grifo, dejando pasar el agua tibia que poco a poco fue tomando temperatura hasta estar lo suficientemente caliente, sin llegar a quemar demasiado, haciendo que el reducido espacio del baño se llenara con el vapor del agua.

Introdujo a su hermano lentamente, recargando su cabeza en el borde de la tina, para salir corriendo del lugar para ir a buscar toallas, regresando inmediatamente para asegurarse de que no se había hundido en el agua, ya que estando inconsciente podría llegar a ahogarse.

Josh esperó un par de minutos, en los que mojaba la cabeza de su hermano con sus manos, para que el calor se esparciera completamente por su cuerpo. El pálido muerto que presentaba su hermano, poco a poco cobró su color original, dándole a entender que se estaba recuperando.

Soltó un suspiro de alivio al ver como Zack se removía un poco en el agua, aún inconsciente. Y él se quedó observando, largamente, en lo que el cuerpo del menor se recuperaba, en lo que la temperatura de su cuerpo subía gradualmente y el color volvía a su rostro. Y observó un poco más, desde el labio partido hasta las marcas en los brazos, las cuales eran menos notorias con su color natural, pero ahí seguían, marcas de golpes esparcidos por todo el cuerpo. Esas marcas antiguas y alguna que otra cicatriz surcando su cuerpo tan delgado y frágil. Acarició lentamente su rostro, retirando el cabello húmedo que se le pegaba. Delineó cada facción. Sus labios, su nariz, sus ojos cerrados, regresando por el mismo camino y bajando por el cuello hasta llegar al pecho.

Es tan suave. Pensó para si mismo. Una textura agradable, un color formidable. Sus sonrosados pezones erizados por el contacto, el pecho firme de un adolescente joven. Tan bello, se decía a si mismo, tan bello y frágil. Y deseó que abriera sus ojos, quería ver ese color verde oscuro en ellos, deseaba encontrar en algún rincón ese brillo tan alegre que tenía cuando eran niños, y no ese vacío profundo que le ahogaba cada vez que se miraban fijamente.

El menor comenzó a removerse más, sintiendo el cambio de temperatura en su cuerpo. Varios quejidos se escaparon de sus labios al intentar moverse.

Se sentía horrible, jodidamente horrible. Lr dolía la cabeza y todo el cuerpo, algunas heridas comenzaban a arderle por el calor y…

Calor. Se repitió a si mismo de pronto, abriendo rápidamente los ojos e incorporándose un poco en la tina, sintiendo un terrible mareo al hacerlo.

Giró el rostro a un lado, topándose con la cara llena de preocupación de su hermano, y no supo que decir, o que hacer, realmente no procesaba ninguna información en su mente. Solamente se repetía a si mismo “Nos besamos” “Estoy desnudo” “…l me desnudó” “Quiero morir en este preciso momento.”

Trató de decir algo, pero cerró la boca al instante. ¿Qué le diría? ¿Qué podía decirle? Realmente no tenía palabras, y estando desnudo se sentía completamente vulnerable al mayor y su penetrante mirada.

Josh observó la reacción de su hermano, la cara de espanto que puso al darse cuenta de donde y con quien estaba, y nuevamente esa molesta sensación de dolor en su pecho volvió a atacarle, viendo como se encogía en si mismo en posición fetal, dejando que el agua lo mojara y evitando mirarlo a toda costa. ¿Tanto lo odiaba? ¿Era tanto el miedo que le tenía?

Una y mil veces maldito seas Josh. Se dijo a si mismo el mayor. Era un idiota total, a ese grado había llegado con el otro, al miedo, al odio, a no poderse ver a los ojos si quiera.

Asegúrate de contenerte
Porque esa persona puede ser
A la que estabas esperando.

Se estaba muriendo de vergüenza, la penetrante mirada de su hermano mayor no se alejaba de su cuerpo y sentía que en cualquier momento notaría lo sonrojado que estaba, por lo cual lo único que pudo hacer fue encogerse en si mismo, tratando de cubrir un poco su desnudez.

El aire del lugar se volvió denso, una atmósfera pesada y húmeda se sentía en el ambiente y ninguno de los dos hacía nada para cambiar la situación.

El mayor, un poco desesperado ya por lo incómodo de la escena, cerró el grifo que permanecía abierto, para posteriormente tomar una toalla y colocarla en la cabeza de su hermano, que permanecía sin decir palabra.

Lo tomó en brazos, consciente de que seguramente para el menor sería algo doloroso moverse y reprimió varios insultos para si mismo, al tiempo que comenzaba a caminar a la habitación de Zack.

— ¿Qué… qué haces? —Musitó sorprendido éste, sintiéndose como una pluma entre los fuertes brazos de su hermano.

— Llevarte a tu habitación. —Contestó suave pero cortante, aún cohibido por mantener tan íntimo contacto con el otro.

Zack no replicó ante eso y simplemente se dejó acurrucar en su cama, mientras su hermano removía un par de cosas en su armario.

El moreno buscaba algo con lo que cubrir la desnudez del menor, pues la incitante imagen que ofrecían sus húmedos cabellos esparcidos en la cama, con su cuerpo a lo largo de ésta no ayudaba a controlar esa sensación excitante que le atacaba cada vez que le veía con su anatomía tan expuesta.

Un rato después, con su hermano menor vestido con unos pantalones algo holgados y una playera igualmente grande y cómoda, los dos se encontraban nuevamente sumidos en un silencio tenso y nervioso, con un Zack recostado en la cama, observando la amplia espalda de Josh, el cual se encontraba sentado junto a él.

¿Qué debía decir? ¿Gracias?

Se debatía interiormente, no era fácil decirle a alguien “gracias” por ayudarte a salir de una situación que él provocó. Sin embargo, se sentía en deuda por ese hecho, así que con todo el valor que pudo reunir, y quitando el nudo de su garganta, se aventuró a hablar por primera vez en todo ese rato.

— Josh… —llamó suavemente la atención del de ojos azules, que se giró a verle directamente a los ojos. — Gracias… —musitó débilmente, de repente cohibido por esa penetrante mirada.

Y el mayor no supo que decir. ¿Gracias? ¿Le estaba agradeciendo?

Maldita sea Zack. Pensó. No le estaba facilitando para nada las cosas y con eso solo lograba que su culpa se volviera más grande e insoportable.

Pero aún así, eso era una débil esperanza ¿No? Si le estaba agradeciendo quería decir que no le odiaba del todo y que, al contrario, podía perdonarle por ser el bastardo que era.

Aún así, esa maldita sensación de culpabilidad no le dejaba en paz y su orgullo estaba a punto de desistir y por fin darle valor y coraje para hablar seriamente de muchas cosas que tenía reprimidas dentro de él.

— No es nada… —contestó después de salir de su asombro— Yo realmente… —meditó unos segundos, unos largos segundos que se le antojaron como horas.— Lamento… lamento todo esto, de verdad me pasé esta vez. —Terminó en un susurro, sin atreverse a levantar la voz o la mirada para encarar a su hermano.

Ahora era el turno de Zack para asombrarse. ¿Se estaba disculpando? ¿LE ESTABA PIDIENDO PERD”N?

Nada en el mundo le había preparado para ese momento, absolutamente nada. ¿Y ahora qué hacia? ¿Qué decía? “Oh si, te perdono por ser un bastardo mamón.” Claro, y que su hermano terminara de partirle la cara.

No, no era lo mejor que podía decir, ni siquiera era algo que quería decirle. Lo que de verdad quería, era saltar a sus brazos y llorar un largo y tendido rato diciéndole cuanto había esperado para escuchar esas palabras salir de sus labios.

Pero no, tampoco era una buena acción, menos después de todo lo ocurrido.

Aún así, no podía pensar en nada más, ni decir ni hacer nada.

Débilmente, movido por un impulso y unas fuerzas que no sabía de donde había sacado, se incorporó en la cama hasta quedar sentado y poder ver a su hermano casi de frente, ya que éste mantenía la vista fija en cualquier punto interesante de la sábana, rehusándose a mirarlo.

Rodeó con sus brazos el cuello del mayor, hundiendo el rostro de éste en su pecho y él escondiendo, a su vez, su cara en la curvatura de su cuello.

— No importa. —habló débilmente, susurrando cerca del oído del de ojos azules, el cual se estremeció por el contacto y el aliento de su hermano— Mejor olvidemos lo que pasó. —Terminó hundiendo más su rostro y abrazando más fuerte al mayor.

Sin embargo, ninguno de los dos estaba seguro del sentido de esa frase. ¿Olvidar los golpes, los malos tratos y la humillación? ¿O el hecho de haberse besado y aún desear volver a hacerlo?

No estaban seguros, pero de momento, eso era más que suficiente.

Porque nadie quiere ser el último en quedarse así
Porque todos quieren sentir como es cuidar a alguien
Amar a alguien con mi vida en sus manos.

Notas finales:

Amm... Si, si ya dije que habrá segunda parte, lo que tarde en escribirla es otra cosa xD

A quien conozca la canción, notara que tiene ligeros cambios, no esta en ningún orden lógico y no va mucho con la historia no?

Como sea, ódienme o ámenme en un review porque esto es lo que hay xD

:) Gracias aunque sea por leer... Y nos vemos en una segunda parte... Algún día...


PD: Quiero una beta que no me deje botada maldita sea ;;o;;…


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