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Angel por anniiee

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¿Cómo alguien puede ser tan dulce?, me preguntaba cada segundo que pasaba en compañía de Yuki pues era demasiado atento y cariñoso conmigo. Cuando me veía en la escuela, se acercaba a mi, me abrazaba por la espalda y me daba un dulce beso en la mejilla, cosa que me hacia demasiado feliz, era la mejor forma de comenzar el día.

Todos en la escuela sabían que éramos novios y nadie se quejo, a decir verdad, lo tomaron verdaderamente bien, así que podíamos estar juntos sin que nos vieran raro o nos dijeran cosas de mal gusto. Aunque si alguien llegaba a decirnos o a hacernos algo Yuki se iba a encargar de que se callaran la boca, decía que “nunca volverían a ver la luz del sol” cosa que me hacia reír.

Día a día ese chico de cabellos dorados hacia que lo quisiera mucho más, de hecho, mas de lo que me había imaginado.

Un día Yuki se acerco a mi como todos los días y me dijo:

- Quiero que conozcas a mi familia

Me encanto la idea. Conocer a la familia de Yuki, que me presentara como su novio ante ellos era algo que me llenaba de emoción.

Las cosas que hacia ese chico por mi, eran cosas que nadie había hecho antes.

- Pero después quiero conocer a tu familia – continuo

Ese pequeño detalle me espanto un poco, tenia miedo de que alguno de mis papas dijera algo sobre ese pequeñísimo problema del cual Yuki no sabia nada.

No, no quería lastimarlo… pero como nunca me podía negar a lo que me pedía le dije que si, que no había problema, que cuando el quisiera podría ir a conocer a mis padres, pero que el me tenia que presentar primero a los suyos cosa que acepto sin ningún problema.

Pasaron días desde que tuvimos esa platica y no había vuelto a mencionar nada, en realidad eso me tranquilizo mucho, pensaba que ya se había arrepentido, o no se, cualquier cosa, pero estaba bien… demasiado bien a decir verdad.

Pero de repente un jueves llego a la escuela y me dijo:

- Voy a pasar el sábado a tu casa para llevarte a casa de mis padres.

Me quede helado, ¿No ya lo había olvidado? Me espante tanto que cuando Yuki se alejo, le dije a mi amigo Hiro

- Pellízcame, por favor

Y el, como siempre obediente, acepto gustoso. En ese momento supe que no estaba soñando porque habia dolido, es mas, dolio mucho, a veces Hiro no media su fuerza.

- ¿Cuál es el problema de que vayas a casa de Yuki? Es tu novio Shu – me dijo Hiro de repente

- ¿Quién te dijo que había un problema? – pregunté intentando parecer tranquilo

- Por la cara que tienes

- No hay problemas Hiro

- A veces no te entiendo – me dijo con un poco de fastidio

Era verdad, Hiro a veces no me entendía, es mas, habían veces que ni yo me entendía desde el día en que supe que estaba enfermo y que iba a morir pronto.

Después de pensarlo todo el jueves y el viernes, decidí que no seria tan malo ir a conocer a la familia de Yuki, total, lo nuestro no seria para toda la vida, tal vez, si tenia suerte, terminaríamos nuestra relación antes de que mi vida se acabara. No podía ser tan malo. Lo que no sabia en ese momento era que cuando fuera a casa de Yuki descubriría que para el nuestra relación era seria.

Llego el sábado, y a la 1 de la tarde Yuki iba a pasar por mi a mi casa. Estaba nervioso, emocionado, bueno, estaba hecho un desastre.

Me bañe, me arregle muy bien para ese día. Yuki fue muy puntual y llego a la hora acordada.

Íbamos en camino y de pronto nos detuvimos en una casa sumamente grande de dos pisos con un jardín enorme. Era su casa. No podía creer que Yuki viviera así, en esa casa entraban como quince personas y puede ser que hasta más pero no era muy bueno en las matemáticas, cosa que hacia que no pudiera calcular muy bien, pero por Dios, ¿Quién es bueno en las matemáticas?, es la pesadilla de casi todo alumno. Pero dejaremos en que entraban como quince personas en esa enorme casa que llamaba la atención de quien pasaba cerca de ella, es mas, desde lejos llamaba la atención.

Abrió la puerta y el interior de la casa estaba hermoso, las paredes eran blancas, todo en ella era elegante, nunca había estado en una casa así, solo las había visto en la televisión, en las películas y en las novelas, es más, creo haber visto una así en una revista.

- Shuichi, espérame aquí, iré a decirle a mi madre que ya llegamos – dijo subiendo rápido las escaleras

Entre a su sala y habían unos sillones negros muy elegantes, y en la chimenea había una foto de una mujer con cabello rubio largo, era muy hermosa, piel blanca, ojos azules, tenia un vestido blanco. En esa foto parecía muy alegre.

Estaba distraído viendo la fotografía cuando Yuki se puso a mi lado

- Es mi madre – me dijo con una sonrisa

- Es hermosa

- Eso dicen

- Te pareces mucho a ella – le sonreí

- Espero que te refieras a lo hermoso

Tuve que reír. Siempre hacia esos comentarios

- Dijo que bajara en un momento

Platicamos un momento mientras esperábamos a su madre.

Con Yuki, normalmente me sentía muy bien, protegido, querido. Me hacia sentir la persona mas especial de todo el mundo y eso me agradaba. Sabia que era afortunado por tener a un chico como el a lado mío.

- Yuki, te dije que lo atendieras mientras yo bajaba – dijo una voz detrás de nosotros

Ahí estaba, la madre de Yuki, mirándolo con una sonrisa, con el mismo vestido que tenia puesto en aquella foto que estaba sobre la chimenea en la sala.

- Vaya, si que es lindo – dijo refiriéndose a mi, cosa que hizo que me sonrojara

- Te dije que lo era

- Tu no hables hijo, porque nunca haces lo que te pido, no lo puedo creer, yo no te eduque así, te dije: a-tien-de-lo… y no lo hiciste

- Si lo hice

Todo empezó perfecto, la madre de Yuki, Yumiko, era muy alegre. Nos llevamos muy bien.

Después de comer Yuki subió a su habitación para bañarse y después llevarme a mi casa, cosa que hizo porque su madre se lo ordeno, sino no me hubiera llevado nunca, conociéndolo.

- Eres la primera persona que conozco que ha estado con Yuki, nunca había traído a nadie a la casa, creo que eres especial para el – me dijo mientras esperábamos a Yuki

- Eso no lo sabia – conteste sorprendido

- Para Yuki es un poco difícil. Cuando era muy chico, su padre nos abandono, pero nos dejo esta enorme casa, no contamos con el dinero que aparentamos. Su padre manda dinero de vez en cuando y yo trabajo, soy escritora – paro un momento – a veces me preocupa que Yuki odie tanto a su padre, por eso me alegra que estés con el.

- Espero poder hacerlo feliz

- Lo haces, créeme que lo haces, sino no estarías aquí

Seguimos platicando hasta que Yuki bajo. Y después de un rato me llevo a mi casa y antes de irse me dijo

- Te toca a ti

Al entrar a mi casa, platique con mis padres y estuvieron de acuerdo en que Yuki fuera a la casa.

El fin de semana siguiente, Yuki se presento a mi casa con una gran sonrisa.

Tuvo una muy buena relación con mi padre, pero mi madre casi todo el tiempo estuvo seria, a pesar de que Yuki se la pasaba tratando de impresionarlos, y eso me causo mucha gracia.

Cuando llego la hora de la comida, acompañe a mi madre a la cocina para ayudarla a servir todo y así poder preguntarle que era lo que le pasaba, en realidad me preocupaba que estuviera a así de seria, ya hasta Yuki me había dicho que creía que no le agradaba a mi mamá.

- ¿Qué tienes? – le pregunte con una sonrisa

- Hijo, ese es un gran chico, no vayas a pensar que no me agrada, es solo que me preocupa

- ¿Por qué?

- Creo que tu y yo sabemos exactamente por que – sus ojos se llenaron de lagrimas – si se enamoran, los dos van a sufrir mucho y no quiero que eso pase

La abrasé un momento para que se tranquilizara.

La entendía, en verdad que la entendía, porque yo había pensado en eso mas de una vez y tampoco quería sufrir y mucho menos que el sufriera.

Cuando por fin se calmo me aparte un poco.

- Creo que quiero correr el riesgo, prefiero morir así a saber que morí sin haber amado, pero no te preocupes, esto se terminara antes de que el se enamore

Se limpio las lagrimas, se acerco a la puerta y antes de salir me dijo

- En el corazón no se manda, hijo

Así paso el día, después de esa plática con mi madre se calmo un poco y estuvo mas alegre platicando. Eso tranquilizo un poco a Yuki que había pensado que mi madre lo odiaba desde el momento en el que entro a la casa.

Mis padres quedaron encantados con Yuki, dijeron que era un chico muy educado y amable, que se alegraban de que hubiera encontrado a alguien así.

A Yuki también le agradaron mucho mis padres, dijo que ya sabia porque era así de lindo, siempre me decía ese tipo de cosas tan lindas. No se porque era así, por eso cada que estaba cerca de el sentía que nadie mas existía.

Después de conocer a nuestros padres nos sentíamos con mucha más confianza, podíamos pasar horas en casa del otro y no nos decían nada, al contrario, cuando Yuki estaba en mi casa, mis padres estaban muy alegres, se habían acostumbrado a su presencia, porque casi nunca salía de ahí.

Lo mismo pasaba en su casa, su madre se alegraba cada vez que me veía, aunque habían ocasiones en que llegaba a su casa y ella no salía de su estudio por estar trabajando, y decía Yuki que si la molestábamos cuando estaba trabajando toda esa dulzura y alegría que la caracterizaban desaparecían por completo y que se volvía algo así como un monstruo.

Me causaba mucha gracia cuando hablaba así de su madre, porque cuando lo escuchaba o hablaba así enfrente de ella, se peleaban de una forma muy graciosa.

Para cualquiera que nos hubiera visto, hubiera dicho que nuestra relación era perfecta. Es mas, algunos se sorprendían de lo felices que éramos, esa felicidad a veces me espantaba, no a veces, siempre. ¿Cómo se podía ser tan feliz? Pues ya ven que en la vida no siempre existe la felicidad plena, porque en mi felicidad había una gran sombra, una sombra que pesaba y mucho. Esa sombra hacia que supiera que esa felicidad no iba a ser eterna, hacia que supiera que iban a correr lágrimas y mucho dolor.

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