El día está negro, lloverá.
Tomo mi paraguas por si acaso, mi cartera, las llaves de mi coche, las del departamento, mi saco y salgo de ahí, no sin antes echar un vistazo a la foto que tanto amo, la única que ha sobrevivido a la quema de recuerdos que hice tres días atrás… justamente cuando se cumplió un año de aquel fatídico día.
En el elevador, ya casi en planta baja me doy cuenta que no solo no la dejé en el departamento, sobre la repisa, bien escondida entre los libros, sino que la sostengo fuertemente contra mi pecho, como queriendo que vuelva a mí ese tiempo donde, juntos, fuimos felices o, al menos, eso creí…
Subo al auto e inicio la marcha directo a la compañía, mientras los recuerdos pasan en mi cabeza como una gran diapositiva frente a mis ojos… no sabes cuantas veces desee perdonarte…
No entiendo que hice yo de malo para merecer que me hicieras semejante cosa y mucho menos entiendo por qué, habiendo pasado un año, te empecinas en suplicarme que vuelva a confiar en ti, llegaste a llorar, arrodillado frente a mi musitando entrecortado esa palabra que aunque quiera, no puedo creer que sea verdadera.
“perdóname”
No entendiste nunca el significado de un “Te Amo” emitido de mis labios, nunca entendiste que cada vez que lo decía, en cada palabra, se iba una parte de mí. Que cada letra te entregaba apenas un pequeño trozo de todo ese amor inmenso que tuve, tengo y tendré para ti, por más que me pese.
Me humillaste.
Y por más que le de vueltas al asunto, aún no hallo la razón por la que lo hiciste. No hallo razón para semejante burla, cuando lo único que hice fue amarte, dejar todo por ti, desvivirme y entregarme a un amor en el que confié que prosperaría, un amor que esperé que durara hasta el fin de mis días… el fin de nuestros días.
Estoy llegando al estudio cuando haces que casi muera de un infarto. De la nada te lanzas a mi auto en marcha, freno al instante y bajo para corroborar que te encuentras bien, después de todo no puedo verte con ningún rasguño en tu suave y tersa piel. Esa piel que acaricié y saboreé tantas veces que quise, que me vuelve loco y me transporta a una dimensión completamente desconocida pero especialmente exquisita, excitante y llena de placer.
- diablos Takashima!- te vi pálido, pero sano, eso me alivió por dentro.- Eres idiota o practicas?!- le ladré en la cara.
- Yo… yo…. Lo siento Yuu.- musitaste quedito.
- Si quieres matarte, hazlo pero no me uses a mí para cumplir tu cometido.
Se que no debí decirte aquello, pero no pude evitar soltar mi rabia contra ti. Veo como dejas salir tus lágrimas, me miras realmente triste y eso… eso me parte el corazón.
¿Acaso estoy destinado a sufrir toda mi vida por ti?.
Claro que si, es el precio que debo pagar por haber sido un completo estúpido al enamorarme de un tipo tan… ni siquiera puedo decirlo… después de todo no puedo odiarte, Shima; sino todo lo contrario, cada día te amo más y más… y eso me consume, porque me voy entregando a la tristeza de no poder tenerte entre mis brazos, no poder besarte como alguna vez lo hice… ya no puedo ni siquiera mirarte a los ojos, sin sentir que me vengo abajo, sin sentir que mi vida está contigo, sin querer llorar.
Casi no puedo mantenerme en pie, pero con las pocas fuerzas que me quedan te exijo que te hagas a un lado y me subo a mi carro, veo como sales disparado dentro de la compañía, mientras yo lentamente enciendo el auto e ingreso al estacionamiento, conteniendo mis lágrimas, intentando acallar este dolor que habita en mi desde que descubrí que estabas conmigo por una sucia apuesta con Reita.
Ya estacionado apoyo mi cabeza en el volante, suspirando sin poder evitar que el líquido salado salga de mis ojos, estoy cayendo en la desesperación que significa quedarme solo. Estiro mis cabellos hacia atrás, mis manos transpiran y mis sollozos se hacen más audibles, Shima, has calado profundo en mi, te has instalado en cada parte de mi ser, y por mas que me pese, te amaré hasta el fin de mis días.
Definitivamente estoy derrotado, de rodillas ante la pesadilla de vivir en completa soledad el resto de mi vida… porque algo me quedó claro desde que te perdí o más bien, desde que me di por enterado de que nunca te tuve… y ese algo es que, sinceramente, no podré estar con nadie más. No después de ti Shima.
Friego mis ojos frenéticamente, y me coloco las gafas. Me levanto y una vez puesta la alarma del vehículo salgo del estacionamiento. Hay un tumulto de gente ubicado justo en la entrada del edificio y los gritos no se hacen esperar, llegan ansiosos a mis oídos, informándome de la tragedia que está a punto de suceder.
- Shima bájate, no cometas una locura!- Reita sonaba desesperado, más los sollozos de Ruki, junto con las peticiones de Kai también hacen acto de presencia.
- No! Aoi es el único que me bajará de aquí. Si él no me escucha, si él no llega yo me lanzo!.- amenazas decidido.- por favor tráiganlo, necesito contarle mi verdad…- dices en un llanto ahogado.
Desesperado busco tu figura, y allá en lo alto puedo verte. Estás asustado, lo veo en tu cara, y tus acciones te delatan, pero estás decidido, saltarás si no aparezco. Me hago paso entre la gente, y me aseguro que me veas.
- Vamos Kouyou baja ya de ahí!- te grito mientras te veo algo tembloroso parado en la cornisa de la terraza de la compañía.- no seas idiota. No me hagas esto a mí!- definitivamente no puedo continuar siendo frío, mi vos estaba a punto de quebrarse.
- Aoi!- te veo sonreír.- necesito que me escuches, hasta que no lo hagas no salgo de aquí.
- No Shima- y ahí estoy yo, nuevamente llamándote cariñosamente, como lo hacía cuando aún éramos pareja.- baja y luego hablamos.
- Yo se que me ignorarás si hago lo que me pides. Estoy desesperado Yuu. Y no encontré otra manera de que me prestes atención. Un año intentando millones de cosas para que lo hagas, créeme que estoy al borde de la locura.
- Claro que te creo imbécil. Mira lo que haces, si a ti te pasa algo yo…
Y ya no puedo más, corro, corro lo más rápido que puedo a tu encuentro, necesito que no te pase nada, no resistiría si a ti te sucediera algo. Cuando llego a donde estás, cuando ya casi te tomo de la mano tú te corres y me amenazas nuevamente con saltar si no me quedo quieto y alejado de ti hasta ser escuchado.
Debo resignarme. Debo escucharte, más que eso, necesito escucharte. Ya no puedo evitar aquello, ahora, en este preciso momento se hace necesario saber que es lo que tienes por decirme, necesito saber por qué te empecinas en que te oiga.
- Yuu, no todo fue mentira entre nosotros… yo…- rompes en llanto nuevamente, casi histérico- al principio fue la apuesta la que me impulsó a pedirte que fueras mi novio.- esas palabras me duelen… que tonto fui al…- pero, después…. Yuu yo después me sentía a gusto contigo, fuiste mi primer y único hombre, sabes?- puedo verlo en tus ojos mientras lo dices, estas… feliz?- y eso.. Aoi yo… nunca había sentido tanta comodidad entre los brazos de otra persona… nunca quise tanto a alguien.- tus lágrimas siguen resbalando por tus mejillas, tomas aire y continúas- el tiempo de la apuesta se cumplió y yo había ganado.- desvías tu mirada, estás sonrojado?- no… no acepté el dinero que me correspondía por ser el ganador.- ya no entiendo nada.
- Por… por qué?- pregunto, aún dudando de la respuesta que tienes por darme.
- Porque…
Un fuerte trueno resuena en el cielo, y tu, asustado pegas un pequeño salto y resbalas cayendo instantáneamente.
Todo pasa rápido y no se como yo estoy tirado en el suelo, tomando tu mano evitando que caigas. Pesas, pero aún así pongo toda mi fuerza y empeño en que no caigas. Definitivamente no quiero que mueras. Necesito que termines de contarme por qué ya no te interesó ganar…
Está lloviendo, y no ayuda para nada, nos estamos mojando y temo que nuestras manos resbalen.
- porque…- te cuesta hablar, haces fuerza para seguir aferrado a mi, por lo que te quedas sin aire.
- Sujétate Shima. Onegai, mantente firme, los bomberos vienen en camino ellos nos ayudarán y saldrás ileso de esto.- digo esto mientras oigo la sirena acercándose a nosotros.
- A mi solo me importa que sepas por qué necesito que me perdones, solo necesito tu perdón para poder morir en paz.
- No digas eso Uru, yo no quiero que mueras, si tu mueres yo también me muero.
- Yuu, yo no quise el dinero porque… porque me enamoré de ti!.- mi mente viaja a millones de kilómetros por hora, no se que hacer… mi corazón late rápido, él decide creer, más mis pensamientos y la razón me hacen decir palabras en contra a lo que poco a poco voy sintiendo.
- ¿Como se yo que no me mientes?¿como compruebo que…
Otro trueno nos aturde y tú vuelves a sacudirte a causa de tu gran miedo a las tormentas, resbalas un poco, estás temblando y yo, yo ya siento mi brazo dormido, no se cuanto tiempo más resistiré...
- no hay tiempo para tus cabezonerías Shiroyama. Yo puedo darte mi palabra, que él nunca aceptó el dinero y que lo único que hizo hasta ahora fue vivir para lograr tu perdón.
Reita está a mi lado, en la misma posición que yo, estirándole el brazo a Shima. No salgo de mi asombro, pero aún así le hago caso a las señas que me hace con la vista cuando mi castaño llega a tomarle la mano. Lentamente comenzamos a tirar de él hasta quedar los tres, Reita y yo boca arriba y Uruha boca abajo echados en el suelo, exhaustos por tanto esfuerzo.
- yo los dejo solos.- Akira se está yendo, es hora… y, para ser sincero, no se como actuar.
Mis manos tiemblan, mis sentimientos están tan enmarañados como un garabato hecho por un niño de kinder. Quiero creerle, mi corazón sigue indicándome que lo haga, quiero creer en él y en Reita, en sus palabras. Pero la razón… maldita razón que rehace pensar que seré engañado nuevamente!, maldigo ser miedoso, poner barreras para no volver a sufrir, se que es lo más lógico, que es una defensa y aún así me odio por hacerlo, me odio por querer alejarte de mi cuando, en realidad, lo que más deseo es tenerte conmigo siempre…
- Aoi-shi…- tu voz melodiosa me saca del trance. Estás viéndome tiernamente, mientras que inconscientemente con tus manos juegas con mis dedos.- siéntelo.- haces que pose mi mano en tu pecho, justo donde está tu corazón, late fuerte, rápido…- es por ti. Onegai, créeme yo…
“Te amo.”
Veo que te acercas, y no intento nada por obligarte a hacer lo contrario.
Me abrazas y me fundo en tu calor…
Lloras y lloro contigo…
Me dices que me amas y las palabras no logran salir de mí…
- Yuu!, contéstame.- me pides zamarreándome, sollozando sin parar.- mi amor, dime que piensas, dime que quieres volver conmigo, recomenzar, dime que me amas…- comienzas a desesperarte, sigues sacudiéndome, más yo no puedo responder.
Mis sentimientos están arremolinándose en mi interior. Quiero y necesito decirte que si. Mi corazón late fuerte, y mi cuerpo tiembla mas allá de los sacudones que me provocas, tiembla al pensar en recobrar una vida a tu lado. Shima, por más que quiera aún no estoy listo para dejar que nuevamente te adueñes de mi… y aunque sea una completa ironía lo que diga, puesto que yo soy tuyo hasta con la última parte de mi ser desde siempre, yo no puedo dejarte volver a mi vida así… tan fácil…
[Te amo… Te amo…
Tanto que no lo puedo expresar
Más de lo que te puedes imaginar… y más…]
- Yuu…- susurras y te abandonas en la desesperanza.- yo… bueno, supongo que…- empuñas tus manos cerrando fuertemente tus ojos para luego gritarme al borde del colapso- diablos Shiroyama yo te amo!- te quedas callado unos minutos, que quizás, para nosotros, fueron eternos, y luego, como una persona completamente bipolar, te calmas y comienzas a hablar con una leve sonrisa en tu rostro.- déjame… déjame ganarme tu corazón, tu confianza nuevamente. No voy a rendirme, Aoi… te quiero conmigo de vuelta.- afirmas con seguridad y un brillo indescriptible instalado en tus ojos.
Te levantas y te vas, no sin antes rozar tus labios con los míos y susurrarme al oído que me amas hasta el cansancio y que no me dejarás ir, no otra vez…
- Despacio Uru, yo vuelvo a entregarte mi corazón… lo tienes en tus manos… se fiel a lo que te encargo, cuídame como a un tesoro, cúrame y protégeme… porque aunque parezca de hierro no soy más que un tipo débil y sensible ante ti..
Shima, yo también te amo.