Desde el día en que el supuesto “Dios del nuevo mundo” callera en mi trampa y fuera asesinado, era muy difícil definir el concepto de justicia, yo seguía siendo fiel a lo que aprendí en el orfanato, pero la gente no estaba muy segura de ello. En mi opinión se hizo justicia pero, de alguna manera, el concepto de justicia de Kira se metió en la cabeza de mucha gente: el 87% de la población mundial, para ser exactos. Es por eso que nos persiguen. Ahora mi equipo y yo somos los asesinos o criminales. Desde el primer momento todas las autoridades apuntaron a SPK, y no tengo objeción ante eso; al parecer las normas cambiaron en el mundo. Touta Matsuda fue condenado a muerte desde el día siguiente al que mató a Yagami. Ya pasó un mes desde aquello, y dos semanas desde que se realizó la ejecución de Matsuda, lo lamento por él, no tubo escapatoria.
Estoy en una habitación momentáneamente, armando un castillo de dados. En eso, siento que golpean la puerta. - Adelante- doy el permiso para entrar pero sin distraerme de mis dados.
-¿Near?- Es Halle, la única mujer de mi organización. Por su voz estoy seguro de que me trae malas noticias- Encontraron a Aizawa y los demás, los condenaron a muerte. Era lógico.
-¿Tiene miedo, Lidner?-.
-Mentiría si dijera que no- Me contestó con firmeza como si fuera un soldado y yo el general.
-Siento por haberla metido en esto-. Volteo a verla dejando caer mi castillo- Voy a entregarme- Cuando digo esto, sus ojos se abren muy sorprendidos.
-¿Qué?- Me pregunta confundida. Creí que había usado palabras claras.
-Que voy a entregarme a la policía- reitero lentamente.
-Pero… ¿Por qué?- Grita llamando la atención de Lester y Gevanni quienes se hicieron presentes enseguida.
-Digamos que estuve reflexionando acerca de algunas cosas, entonces tomé la decisión de entregarme.
-¿Estás loco, Near?- Me interroga Lester.
-¿Eres consiente de que te van a condenar a muerte?- Esta vez era Gevanni.
-Si- Parece que para ellos no es tan simple, creo que tendré que repetir todo lo que estuvo pasando por mi cabeza este ultimo tiempo- Las autoridades son los que nos llaman criminales, y los jueces lo ratifican. Según mis estudios, son los jueces quienes interpretan las leyes y si ellos dicen que yo soy un criminal, entonces debo serlo, y si soy un criminal merezco que me castiguen a su criterio- Explico de manera corta, no deseaba meterme mucho en detalle porque ya no quería seguir pensando en esto.
-Lo que dices no tiene lógica. Las leyes son interpretadas por los jueces, pero están siendo malinterpretadas- Intervino Halle. Creo que después de todo este tiempo, esta mujer siente afecto hacia mí.
-Malinterpretadas o no, ellos tienen la última palabra, fue lo que sucedió con Sócrates-.
-Son casos completamente distintos, en la antigua Grecia se creía en el Hades, que sabemos muy bien que no existe. No vas a tener un juicio después de muerto para que renazcas en otro cuerpo con otra vida mas tranquila- He aquí Gevanni dándome una clase de mitología griega.
-Se perfectamente eso, pero va contra mi moral ir contra las leyes del mundo, y al parecer las leyes del mundo cambiaron y yo atenté contra ellas, ustedes también lo hicieron, pero son libres de hacer lo que les plazca de acuerdo a lo que consideren ético, esta es mi decisión.
-Pero, llegaste a ser el sucesor de L, era eso lo que querías, podrías hacer que el mundo vuelva a ser como antes- La mujer busca cualquier excusa para cambiar mi opinión.
- Halle… Yo no llegué a ser L, no puedo sucederlo yo solo. Además, como ya lo dijiste logré lo que quería, por unos días pero lo logré. Ya cumplí mi objetivo y no tengo mas asuntos pendientes. Mi existencia ya no tiene el más mínimo sentido-. Con estas ultimas palabras los tres se quedaron en silencio.- Ahora si me disculpan estaba haciendo algo previo a esta charla-.
Pasados tres días de aquella plática, me encuentro en una celda fría y oscura pero muy alejada de los demás presos. Al parecer soy un criminal muy peligroso, nunca lo hubiera imaginado. Algo que no sabían los agentes que quedan de la SPK es que yo había llamado a la policía antes de hablar con ellos. Supongo que debí habérselos dicho puesto que se asustaron mucho cuando un equipo SWAT irrumpió en nuestro escondite y me llevaron directamente a un tribunal. No los veo desde ese día, pero estoy seguro de que a ellos no los capturaron. La policía cree que actué solo. Previo a mi juicio me dieron la oportunidad de solicitar los servicios de un abogado, pero preferí defenderme yo solo, podía hacerlo, y no creo que un abogado quisiera defenderme ni por todo el dinero del mundo. En fin, mi argumento no convenció al juez y mucho menos al jurado, entonces decidieron que en una semana me enviarían a la silla eléctrica. Creo que esto es mas digno que morir escondiéndome.
Hoy es el fin. Hoy se cumple una semana desde mi juicio y en una hora van a ejecutar mi condena. Por alguna razón siempre supuse que iba a morir joven. Quizás es porque nunca tuve mucho a qué aferrarme. Sólo me aferraba a ser el sucesor de L, pero al haberlo hecho, ya no tengo nada… ni a nadie. No siento cariño por persona alguna, y Wammy’s House fue destruida. Pude haberme asido a ella, pero la gente concluyó que allí se criaban herejes y personas que atentan contra el orden mundial. Es una lastima que el mundo cambiara tanto pero como dije previamente, ya no tengo nada que me aferre a esta vida, llegué a ser L junto a Mello y con eso estoy satisfecho.
Mello… él fue lo más cercano que tuve a un amigo. Lastima que sus emociones lo dominaran tanto. Si no hubiese sido por eso, las cosas hubieran sido diferentes. Lamento tanto que no nos hayamos comprendido… pero el decidió tomar otro camino, y su final llegó antes; dejó de existir, así como yo dejaré de hacerlo en poco tiempo. El ser humano es débil, su existencia es insignificante: nacemos, algunos logramos nuestro objetivo y ya no hay más nada que hacer ¿Cuál es el sentido de vivir por siempre? Hay gente que le teme a la muerte, pero es un miedo sin sentido. Si desaparece la existencia no se siente dolor, entonces ¿Cuál es el problema? Los segundos previos a mi muerte seguramente van a doler, pero cuando mi corazón deje de latir ya no va a suceder nada. La existencia humana es eso: nada. Me cuesta creer que me suceda algo después de morir. El cielo y el infierno… nunca creí en ello, pero tampoco puedo asegurar que no sea cierto, no tengo pruebas para asegurarlo.
Llega el carcelero. Es la hora. Me levanto de donde estaba y voy con él sin protestar. Camino por el largo pasillo donde escucho muchos gritos, insultos y silbidos por parte de los demás presos. Algunos parecen apoyarme, otros parecen odiarme. Me recuerdan a Mello, otra vez ocupando espacio en mis pensamientos. Me siento en la silla eléctrica. Hay mucha gente, como si esto fuera un espectáculo. No le encuentro el sentido. Me atan de pies y manos, un hombre pone una esponja húmeda en mi cabeza y al rato veo a un predicador hablando para el “publico”… realmente no me interesa lo que dice pues hay algo que me está perturbando un poco, y no es el hecho de que estoy a punto de morir, sino mi viejo compañero. Sí, Mello. Me perturba porque me doy cuenta de que él es mi asunto pendiente. No sé bien por qué, pero lo siento. Siento que tuve que haber hecho algo por él, o quizás tuve que poner mas esfuerzo en entenderlo y lograr que él también me entendiese, pero ya es tarde… uno de los guardias baja el interruptor que deja correr la electricidad hasta mi cerebro. La esponja húmeda conduce a esta energía a mi cerebro para no hacerme sufrir tanto, pero nunca antes había experimentado un dolor así. Es insoportable. Recuerdo todo lo que pasó durante mi vida y es Mello quien está en todos esos recuerdos ¿Por qué? No comprendo, no puedo irme de este mundo con dudas, ¿Por qué Mello es mi asunto pendiente? ¿Por qué Mello está en todos mis recuerdos? ¿Por qué pienso tanto en él? Es inevitable…
…llegué a mi fin…
Un par de ojos color negros se abren con pesadez, encontrando delante de ellos un par de ojos azules que parecía que miraban con furia al dueño de esos orbes oscuros- ¿Ni en la muerte podías dejarme tranquilo?- El albino dueño de los ojos negros logró recomponerse y reconocer a quien le hablaba.
-¿Mello?- Se sentó confundido el menor- Pero… ¿Cómo?- el aludido suspiró resignado.
-Estamos muertos, Near- El albino aún no comprendía, lo que lo irritaba- Estas en el cielo, somos ángeles-.
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