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Comenzando de nuevo por Amatista

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Notas del fanfic:

Es un fic ligero, muy rosa... espero que les guste

Ni la serie de Saint Seiya ni sus personajes me pertenecen... esta es solo una historia que se me ocurrió sin fines lucrativos, solo para entretener un poco al que este dispuesto a leer...

Notas del capitulo: Espero que sea de su agrado
- ¿Cómo lo conociste?
- Yo lo había visto antes, en el conservatorio, tuvimos que presentar un examen en grupo y él estaba en el mío, pero más allá de eso nunca cruzamos más palabras. Realmente fue en tercer año que nos empezamos a conocer, me separaron del grupo con el que usualmente trabajaba y me pusieron en el de él.
- ¿Cómo fue su relación al principio?
- No lo soportaba, me molestaba mucho, pero con el tiempo nos hicimos amigos. A mi me gustaba otro chico, así que nunca pensé en él como algo más que un amigo. Solía llamarme por teléfono y hablábamos durante largo rato, me contaba muchas cosas y yo lo aconsejaba, era un gran amigo, muy sincero conmigo… al menos eso era lo que yo pensaba…
- ¿Cómo se convirtieron en pareja?
- Una tarde salimos de un trabajo y él necesitaba llevar unos papeles al conservatorio, me pidió que lo acompañara así que lo hice. Cuando dejamos los documentos que debía entregar me invitó a tomar una cerveza en un sitio que queda enfrente de donde estudiábamos. Nos quedamos allí durante unas horas tomando y conversando, aunque no nos emborrachamos realmente. Cuando decidí irme para mi casa ya era de noche y el se ofreció a acompañarme… teníamos que tomar dos buses para llegar a mi departamento, así que durante el camino tuvimos bastante tiempo para seguir conversando, cuando vinieron a mi cabeza las palabras de un amigo “es muy obvio que le gustas”… así que, no lo se, probablemente los efectos del alcohol hicieron que empezara a preguntarle directamente cuáles eran sus sentimientos hacia mi, si realmente le gustaba… es gracioso, porque durante todo el diálogo me respondía de manera tímida, como si se sintiera vulnerable al dejarme saber que me veía más que como un amigo… eso bajó mis defensas, me causó ternura, pero sobre todo me convenció de su sinceridad… claro, mucho más tarde entendería que era solo una treta trazada para hacerme pensar justamente eso… cuando finalmente terminó el viaje, me acompañó hasta la entrada de mi departamento y nos despedimos, pero tan pronto le di la espalda, me cogió la muñeca, me haló suavemente hasta él y me dio un tierno beso en la boca que yo correspondí. El beso no duró mucho y cuando nos separamos, mirándonos a los ojos nos sonreímos y nos despedimos. A partir de ese momento empezamos a ser pareja.

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No podía creer el día que había tenido, simplemente parecía que el universo había conspirado en su contra para hacer de su día el peor que podría haber tenido… aunque pensándolo bien, no había sido tan malo en realidad… si tal vez todo lo que había ocurrido tenía una razón de ser y sería para mejorar las cosas… bueno o eso era al menos lo que esperaba…

Flash back
“No puedo seguir así” – pensaba un joven de cabellera azul que corría tan aprisa como sus piernas se lo permitían – “otra vez voy tarde, pero no es mi culpa, la clase se alargó y no puedo simplemente salirme y ya” – consulta su reloj y se da cuenta de que aun faltan siete minutos para la hora de entrada a su trabajo – “bueno, si sigo corriendo a este paso probablemente lo logre… tengo que lograrlo, ayer mi jefe me dio el ultimátum y si hoy llego tarde de nuevo estoy seguro de que me despedirá…” AUCH!!!

De repente sus pensamientos se vieron interrumpidos por un fuerte golpe que lo hizo caer sobre su trasero

- Fíjate por donde andas niño – dijo una voz afeminada en tono déspota – tienes alguna idea de lo que vale mi belleza?

- Lo siento – dijo levantando la mirada para encontrarse con una cabellera aguamarina y una mirada prepotente del mismo color – no me fijé – y apenado se levantó del suelo

- Por supuesto que no te fijaste solo pareces ser un niñito torpe – dijo mientras se limpiaba la ropa

- Ya le dije que lo sentía, no tiene que ser tan grosero, fue un accidente – habló en tono ofendido – oh no! – exclamó al mirar su reloj – ahora si se me hizo tarde! Me van a despedir! – y nuevamente emprendió su carrera dejando al otro muy disgustado

Corrió tan aprisa como pudo, como si su vida dependiera de ello, corrió tan rápido como sus piernas se lo permitieron, pero desafortunadamente había perdido valiosos minutos y cuando finalmente llegó a su destino, en la puerta de la cafetería en la que trabajaba, lo estaba esperando su jefe cuya cara denotaba disgusto

- Otra vez llegas tarde Camus

- Lo siento mucho Saori, es que tuve un contratiempo

- Ayer te lo advertí, te dije que era tu última oportunidad, que si llegabas tarde de nuevo te despediría

- Saori por favor no me despidas, necesito este trabajo – pidió con voz suplicante – te repondré el tiempo, pero por favor no me despidas

- Está bien Camus, te voy a dar una última oportunidad, pero te descuento el día de hoy

- No me hagas esto Saori, ya te dije que te repondré el tiempo, pero no me descuentes el día, tu sabes que necesito el dinero

- Pues debiste pensarlo antes de llegar tarde todos estos días

- Lo siento, es que las clases se alargaron y para conservar la beca que tengo mi rendimiento debe ser impecable, además no pasan de 5 minutos y todos los días he repuesto el tiempo… por favor Saori… ayúdame

- Lo tomas o lo dejas Camus, no te despido pero te descuento el día

- De acuerdo – aceptó con resignación

Entró en la cafetería y siguió hasta la parte de atrás donde quedaban los vestidores, se puso rápidamente la camisa negra con el logo de la cafetería, se recogió el pelo en una coleta alta y se colocó la gorra que combinaba con la camiseta y que completaba su uniforme de trabajo.

Tan pronto como salió de los vestidores empezó a atender las mesas, todo iba dentro de lo normal hasta que escuchó una voz familiar que lo llamaba, una molesta voz afeminada

- Oye niño – gritó chasqueando los dedos desde su mesa con una mueca de fastidio

Miró hacia el sitio de donde provenía aquella voz y, para su desgracia, confirmó que en una de las mesas se encontraba sentado aquel fastidioso hombre con el que había tropezado minutos atrás y que además había sido el causante de su retraso. Mientras se acercaba a la mesa lo detalló, era un hombre joven, apuesto, más alto que él, atlético, de tez blanca, abundante y larga melena aguamarina, facciones androgénicas, ojos expresivos del mismo color de su pelo y un lunar bajo su ojo izquierdo; no se encontraba solo, frente a él, estaba sentado un hombre al que solo podía verle su largo cabello azul, ya que además de estar de espalda, estaba sumergido en su laptop.

- En qué le puedo servir señor? – dijo amablemente al llegar a la mesa

- Ya era hora, que servicio tan malo el de esta cafetería – espetó con desdén el de cabello aguamarina – aunque era de esperarse si es atendido por un niño torpe como tu

- Lamento el retraso señor – dijo Camus haciendo acople de toda paciencia posible – en que le puedo servir? – repitió

- Quiero un capuchino con una galleta de avena, tu quieres algo Cannon? – preguntó a su acompañante quien hizo un gesto negativo sin levantar la cara

- En seguida señor

Dicho esto, Camus se dirigió al mostrador y regresó en seguida con el pedido

- Qué te pasa niño? – dijo el de ojos aguamarina con desdén – si que eres torpe, te dije mocachino no capuchino

- Disculpe los inconvenientes señor, en seguida se lo cambio – se disculpó Camus, aunque sabía perfectamente que no se había equivocado; sin embargo, quiso evitar más problemas con ese cliente en particular – aquí está su mocachino señor – dijo al regresar con la nueva taza en sus manos

- Por fin – gruñó el de pelo aguamarina levantando la taza para llevársela a los labios, pero justo en ese momento se le resbaló, regando parte del contenido en su camisa – ERES UN INEPTO – le gritó a Camus – NI—O TORPE

- Qué sucede aquí – preguntó furiosa Saori quien apareció rápidamente en la escena

- Sucede que el servicio de este lugar es de lo peor que he conocido, primero se demoraron mucho tiempo en venir a tomarme la orden, luego este niño me trae capuchino en vez de mocachino y como si fuera poco me lo tira encima – explicó con indignación

- Eso no es cierto Saori – trató de defenderse Camus

- Ya basta – espetó Saori dirigiéndose a Camus – es suficiente, te dije que esta era tu última oportunidad y evidentemente no supiste aprovecharla

- Saori por favor

- Toma inmediatamente tus cosas y vete de aquí, estás despedido

- Saori te lo ruego – suplicaba desesperado Camus

- Ahora mismo, no quiero más escenas

- Por favor Saori tu sabes que necesito este trabajo

- Eso debiste pensarlo antes, yo he sido muy generosa contigo y tu solo eres un desagradecido

- Saori por favor… te lo suplico

- Camus, vete inmediatamente

No lo podía creer, que injusta era toda esa situación, el no había hecho nada malo, había tratado de hacer su trabajo lo mejor posible, incluso ante la grosería del cliente había permanecido tranquilo y servicial… no podía ser cierto, estaba despedido… el necesitaba ese trabajo… con sus dos empleos a penas le alcanzaba para cubrir sus gastos… trató de rogar, suplicó, se humilló ante Saori pero ella permaneció implacable… ya no tenía sentido seguir allí, así que se dirigió hasta los vestuarios, tomó sus cosas y salió de la cafetería.

- Oh no, creo que me pasé – dijo el de pelo aguamarina sinceramente arrepentido

- Tu crees Afrodita? – preguntó sarcásticamente Cannon quien por primera vez desde que entró a la cafetería levantó la cabeza y lo hizo justo a tiempo para ver como salía de ésta la joven víctima del mal humor de Afrodita, era un muchacho de 1,80 aproximadamente, tez blanca, cabello largo y abundante azul grisáceo, con una cara preciosa que mostraba unos hermosos ojos color azul, cuello largo y un cuerpo atlético metido dentro de un buzo negro cuello tortuga y unos jeans – es perfecto – atinó a decir antes de salir corriendo tras de él

- “Tengo que encontrar un nuevo empleo pronto” – pensaba Camus mientras caminaba distraídamente tras salir de la cafetería, cuando sintió que alguien tomó su muñeca y lo volteó con suavidad hacia él – qué quieres? – preguntó con molestia al reconocer al compañero de aquel odioso sujeto

- Lamento mucho el comportamiento de Afrodita, mi nombre es Cannon – se presentó el peli azul con una hermosa sonrisa en sus labios – soy uno de los dueños de la empresa de publicidad “Géminis” y eres perfecto para una nueva campaña publicitaria que voy a hacer… te interesaría ser mi modelo?

Fin de flash back

- “Por favor, que todo esto sea para bien, de verdad lo necesito” – fue el último pensamiento de Camus antes de echarle un último vistazo a la tarjeta que Cannon le había entregado esa tarde, la guardó en el bolsillo de su jean y se dispuso a entrar al sitio donde trabajaba en las noches, un bar en el que se desempeñaba como barman.
Notas finales: Espero que les haya gustado, cualquier crítica o comentario serán bien recibidas. Gracias por leer

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