Siempre es lo mismo.
Esta es una de las muchas veces que me he quedado esperando inútilmente que me llamaras para saber dónde estás. Si estás bien y si volverás. Pero estoy malgastando mi tiempo tirado a un lado del teléfono a tan altas horas de la madrugada.
2:OO AM.
Encontré una nota en la mesa de la cocina. Llena de corazones y garabatos con su nombre. Uno de esos nombres que me da asco hasta pronunciar. Pero no por las razones que creerían, si no por otros motivos.
Antes de irte, me tiraste un beso desde la puerta, prometiendo volver temprano o llamarme.
Como si quisiera saber a las cuatro de la mañana que te la pasaste de lo mejor y que estás en un motel con tu conquista de una noche. Que debes colgar o la despertarás. Y que volverás a primera hora de la mañana.
Es un completo asco. Es abominable lo que haces, de acostarte con cualquier tipa fácil que te encuentras y agregarla a tu lista.
Pero claro. Como era obvio yo no puedo decir nada. ¿De qué sirve mi palabra? No vale.
Con tus excusas tontas. Me dices lo primero que te viene en mente solo para salirte con la tuya en cada momento.
Me crees un imbésil. Esas historias no te sirven para cubrirte, por que de todos modos sé lo que vas a ir a hacer.
No me trates como a un tonto.
Siempre puedes decirme que no hay nadie lo suficientemente especial en tu vida. Pero yo siento que si la puede haber.
Puedes llamarme y decirme que sigues en la fiesta y que estás solo. Pero yo veo que es una mentira.
Puedes verme a los ojos cuantas veces quieras y mentirme lo mejor que puedas. Prometerme que no lo volverás a hacer y decir cosas sin sentido. ¡Pero yo sé! ¡Por algo soy tu gemelo! ¡Yo sé que tu amor es una mentira!
Pareces tan inocente. En cada actuación, en cada entrevista. Pero tu tono de voz siempre te delata.
Por fuera eres un completo ángel. Pero en tu mirada se esconde todo lo que realmente eres y que sólo yo puedo ver.
Y vaya que sabes a qué me refiero.
No entiendo como no te remuerde la conciencia. ¿Qué sientes cuando besas sabiendo que confío en ti? Que aunque sé de sobra que lo puedes estar haciendo, yo te tengo confianza y prefiero pensar que no lo haces, por que me lo prometiste.
Daría mi vida por ti. Por que cuando te acostaras con ellas pensaras en mí.
Pero no podrías ser más obsceno todavía.
Entiendo que no se puede. Pero igual, no intentes decirme lo que sientes, y no intentes hacer lo correcto.
No desperdicies tu aliento contándome más mentiras que no me tragaré ni una vez más. Por que ya es tarde, y siempre lo ha sido.
Y al cerrar mis ojos no quiero imaginar lo que estarás haciendo.
Pero yo siento como la desnudas poco a poco y admiras su pecho. Pasas tus manos por todo él y luego te despojas de tu playera en un hábil movimiento. Y la besas.
Con total pasión te tiras a la cama y la mandas a sentarse sobre ti.
Están completamente desnudos y ninguno de los dos puede soportar lo que se cargan entre tus piernas.
Así que la pones en cuatro y la preparas hasta que te sientes explotar, para de una embestida entrar del todo en ella.
Se te nubla la vista y de unas cuantas más entradas y salidas te corres, pero no sin antes dejar bien claro y en un grito pasional que estabas pensando en mí.
Pero para esto, Bill Kaulitz, yo pienso que todo es una mentira.
TOM KAULITZ